Este martes se vota en 13 estados que pueden marcar una tendencia para la interna demócrata, pero el sistema de elección puede perjudicar al senador por Vermont.
El senador estadounidense Bernie Sanders obtuvo la mayor cantidad de votos en tres de las cuatro elecciones primarias que tuvo la interna del Partido Demócrata: Iowa, New Hampshire y Nevada; y salió segundo en Carolina del Sur. De esta forma se perfila como el postulante mejor parado para finalmente competir en las elecciones presidenciales de noviembre contra Donald Trump.
Sin embargo este 3 de marzo será determinante. El “Súper Martes” se votará en simultáneo en 13 estados, entre ellos los más populosos y que más delegados reparten: California (415) y Texas (228). Se trata de una fecha que dejará en el camino a quienes vienen corriendo de atrás y definirá quiénes siguen hasta el final.
“Bernie Sanders venía hasta el año pasado tercero en las encuestas, detrás de Joe Biden y la senadora Elizabeth Warren”, recordó en diálogo con El Destape, el historiador y analista Leandro Morgenfeld. “A pesar de haber tenido un incidente cardíaco a fines de 2019 y todo el establishment del partido en contra, mostró en las primarias que se votaron hasta ahora que es el candidato más sólido y con más chances de ganar la interna”, añadió el autor del libro Relaciones peligrosas: Argentina y Estados Unidos.
En el caso de que Sanders mantenga la tendencia y obtenga un buen resultado este 3 de marzo, es probable que saque una diferencia muy difícil de revertir, aunque quizás no la suficiente para tener una mayoría incuestionable.
Al respecto Morgenfeld analizó que “Sanders tiene posibilidades reales de ganar en California y Texas, con lo cual tiene muy altas chances de ser el candidato electo en las primarias”. Si bien reconoció que “falta mucho”, destacó que entre los otros candidatos, “no surge una figura clara”. “Biden no termina de despegar, pero tampoco se cayó todavía y eso limita las chances del empresario Michael Bloomberg”.
“Warren, que es el sector más de centro-izquierda del partido y próximo a Sanders, tampoco ha hecho un buen desempeño. Pero sus votos eventualmente se pueden alinear con Bernie”, completó.
El movimiento para ganarle a Trump
La principal discusión de la interna del Partido Demócrata hace cuatro años y también este 2020 es cómo ganarle a Donald Trump. En 2016 se impuso el discurso y la mirada pragmática: había que apostar a una candidata moderada y cercana al establishment como Hillary Clinton.
Esa estrategia “no sirvió”, apuntó Morgenfeld. “Yo personalmente creo que Bernie Sanders es el que mayores posibilidades tiene de ganarle a Trump por varios motivos”, agregó.
"Creo que Bernie Sanders es el que mayores posibilidades tiene de ganarle a Trump por varios motivos"
Entre estos destacó que impulsa temas de agenda “de los que no habla el establishment” como por ejemplo “una salud universal para todos, la educación pública, la despenalización de la marihuana, la desigualdad, empoderar a los sindicatos”.
“Logró armar una coalición mucho más diversa y amplia que es lo que le permite empezar a ganar el voto afrodescendiente que es donde no le fue bien la otra vez. Tiene un fuerte apoyo del voto hispano, esto se demostró en Nevada. Tiene una enorme participación de los jóvenes que son los más renuentes a participar de la elección”, amplió el analista.
Esto último le permitiría sumar nuevos votantes y así ampliar la base de apoyo de los demócratas. Cabe destacar que las encuestas nacionales hoy ponen a Sanders como el candidato al que mejor le iría frente a frente en una elección contra Trump.
Sin embargo, por el particular método de selección del candidato, aunque el senador de Vermont gane las primarias demócratas podría perder en la Convención Nacional que se realizará entre el 13 y el 16 de julio.
Algunos delegados son más delegados que otros
Las elecciones primarias comenzaron el pasado 3 de febrero y finalizarán el 6 de junio. En ese lapso, los demócratas votarán en los 50 estados del país, en la capital Washington D.C. y en cinco territorios estadounidenses que, en la elección general, no eligen presidente. Se trata de Puerto Rico, Samoa Americana, Islas Marianas del Norte, Guam e Islas Vírgenes.
Durante esos comicios se asignarán 3979 delegados y delegadas que luego participarán de la Convención Nacional. Para ser formalizado candidato o candidata, se deben reunir 1990 votos en la primera votación. Es por eso que si alguien suma esa cantidad en las elecciones previas, se da por descontado que será elegido.
“Lo mejor que le puede pasar a América Latina y el mundo en cuanto a la política exterior norteamericana es que Bernie Sanders sea el próximo presidente”
Sin embargo, en caso de que nadie logre esa mayoría necesaria -tal como pronostica la reconocida web estadounidense de estadísticas FiveThirtyEight-, se realiza una segunda votación. Y allí se incorporan 775 nuevos votantes, los llamados “superdelegados”.
A diferencia del resto de los participantes de la Convención, estos últimos no son electos en las primarias. Se trata de funcionarios del partido y legisladores en funciones o ya retirados, entre otras figuras “destacadas”.
“A raíz de la elección de 2016, de lo controvertida que fue, hubo una serie de reformas en el sistema del partido que limita el poder de los superdelegados”, comentó Morgenfeld. Previamente, estaban presentes desde la primera votación. De hecho en la elección de 2016, “pese al voto popular, habían inclinado la balanza a favor de Hillary Clinton”, historizó.
La tendencia conservadora de estos representantes partidarios fue confirmada por un artículo del New York Times publicado la semana pasada. El diario estadounidense entrevistó 93 superdelegados y encontró “una abrumadora oposición a entregarle al señor Sanders la nominación si no llegaba a la mayoría de los delegados”.
Dos modelos en juego: ¿Qué esperar para América Latina?
Si Bernie Sanders logra imponerse en la interna, por primera vez en la historia habrá una elección en EE.UU. donde se discutan dos modelos profundamente diferentes.
Si bien Trump se presentó como un líder anti-establishment, se trata de un multimillonario que ha reducido drásticamente los impuestos a los más ricos y hay plagado su gabinete de representantes del sistema financiero. Por su parte, Sanders tiene una plataforma progresista, con algunos elementos de izquierda y un movimiento social detrás como no se veía hace décadas en ese país.
“En relación con la posible política exterior, es muy difícil de aventurar, pero Bernie Sanders es el único candidato que es muy crítico de las tradicionales posiciones imperialistas e injerencistas de EE.UU.”, recordó Morgenfeld aunque reconoció que “está muy tensionado”. “En EE.UU. alguien que se declara como socialista democrático es atacado inmediatamente por todos los medios de comunicación y los políticos del establishment”, dijo.
Más allá de esto ponderó que “sin dudas” si gana la elección “va a haber un cambio muy importante en la política exterior de EE.UU., mucho menos unilateralista que la que propone Trump, menos agresiva y menor presupuesto para el complejo militar-industrial”.
“Lo mejor que le puede pasar a América Latina y el mundo en cuanto a la política exterior norteamericana es que Bernie Sanders sea el próximo presidente”, concluyó.
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