domingo, 20 de enero de 2019
Cecilia Nahón: "El alineamiento de Macri con Trump fracasó estrepitosamente"
Cecilia Nahón: "El alineamiento de Macri con Trump fracasó estrepitosamente"
Por Pablo Rodriguez (Perfil)
La exembajadora ante Estados Unidos analizó la gestión del republicano con la lupa sobre Mauricio Macri, el FMi, Wall Street y Jair Bolsonaro.
La última embajadora del kirchnerismo ante Estados Unidos, Cecilia Nahón, es categórica: "El origen de los problemas económicos actuales en Argentina no está en Washington, como tampoco su solución". Radicada en la capital de los Estados Unidos, pasa sus días dando clase en la American University y coordina un programa educativo sobre el G20. De visita regularmente en la Argentina, analiza en una extensa entrevista con PERFIL los primeros dos años de Donald Trump en el poder, la relación bilateral con Mauricio Macri y su visión regional sobre los nuevos líderes políticos.
—¿Qué balance hace de los primeros dos años de la gestión de Donald Trump en el gobierno de los Estados Unidos?
—Trump cumple dos años de gobierno en un país completamente convulsionado. Con el Gobierno cerrado y con 800 mil empleados federales que no cobran sus salarios, siendo que la mayoría vive al día. Este ‘shutdown’ ya es el más largo de la historia y puede provocar una desaceleración auto-inducida de la economía. Según publicó el New York Times, cada semana de cierre del gobierno cuesta 0,13% de producto a la economía norteamericana, lo que acumula una caída de 0,5% del PBI. Esta situación es reflejo de un Gobierno que profundiza la polarización a niveles inéditos, que agudiza las divisiones y que está llevando un enfrentamiento abierto con el Partido Demócrata por el financiamiento del muro en la frontera sur. Los demócratas salieron fortalecidos de las últimas elecciones, especialmente por una nueva generación de referentes más progresistas, muchas mujeres. Están chocando varias caras de Estados Unidos: por un lado, Trump y su base de apoyo y por otro lado, se vive un auge de movilización y activismo de trabajadores, mujeres, la comunidad LGBTI, los jóvenes, los maestros. La masiva marcha de las mujeres de ayer es ilustrativa.Me parece que hay que tratar de analizar al gobierno de Trump más allá de su personalidad disruptiva, más allá del caos y los recurrentes escándalos. En cuanto a sus políticas domésticas, hay una continuidad que es la aplicación de un paquete de reformas estructurales ultra-conservador y regresivo en materia económica, política, ambiental, judicial, de género, laboral. Por ejemplo, prometió y aprobó en el Congreso la reforma impositiva más regresiva de la historia del país. El 83% de los beneficios impositivos de esa reforma se los va a apropiar el 1% más rico de Estados Unidos. Mayor crecimiento y menor desempleo: la economía le sonríe a Trump.
—¿Por qué Trump mantiene una base electoral a pesar de esta situación de relativa debilidad?
—La popularidad de Trump, actualmente en 37%, es especialmente baja para un presidente de los Estados Unidos. Pero sería un error subestimar a Trump, incluso en este momento de mayor debilidad relativa. Es llamativo que el 88% de los afines al partido republicano lo apoyen. Creo que su agenda ultra-derechista y sus políticas de corte xenofóbico satisfacen a muchos votantes republicanos atemorizados por la mayor diversidad demográfica y cultural del país. Muchos colocan a los migrantes como chivo expiatorio. El núcleo duro de Trump celebra también sus ataques a la prensa. En el país de la Asociación Nacional del Rifle para muchos la personalidad de Trump proyecta seguridad y control. También genera un rechazo visceral en muchísimos otros estadounidenses, especialmente porque, según el Washington Post, Trump dijo un promedio de 10,7 afirmaciones falsas o engañosas por día en sus primeros años. También hay un sector de negocios, especialmente el complejo militar industrial, que se ha favorecido por el mayor presupuesto militar y por la rebaja de impuestos a los ricos y las corporaciones. Bernie Sanders dice que el crecimiento en marcha de la economía estadounidense favorece mayormente a los millonarios y las corporaciones. Esto en la economía desarrollada más desigual del mundo, donde el 0,1% más rico posee tanta riqueza como el 90% inferior. Hay un gran equívoco sobre Trump y los trabajadores, porque él efectivamente hizo campaña explotando las promesas incumplidas de la globalización y el libre comercio, y apoyándose en la gran frustración, que existe realmente, en grandes capas de Estados Unidos por el estancamiento de sus salarios durante los últimos cuarenta años. Trump apeló y explotó de manera muy oportunista estas frustraciones legítimas. Pero esto no quiere decir que esté favoreciendo a los trabajadores, al contrario. Sería como creer que porque Macri habló de pobreza cero sus políticas reducen la pobreza, lo que es exactamente al revés.
—¿Cuáles de las propuestas de Trump en campaña se cumplieron y cuáles no?
—Trump ha cumplido con buena parte de las medidas que prometió en la campaña. Por ejemplo, la reforma impositiva, nombrar jueces conservadores en la Corte Suprema, retirar a Estados Unidos del acuerdo transpacífico (TPP) y del acuerdo de cambio climático de París. También sigue intentando obsesivamente construir un muro en la frontera con México y aplicó políticas extremas contra los migrantes. El grave problema es que todas estas políticas son falsas soluciones a las problemáticas que identificó. Estas medidas no resuelven los problemas de la clase media trabajadora pero sí aumentan las divisiones y el odio y agravan la desigual distribución del ingreso. Trump es una respuesta falsa a las problemáticas correctas. De hecho, según una estadística del FBI, crecieron 17%, y por tercer año consecutivo, los crímenes de odio por razones raciales, religiosas, de género, entre otros.
—¿Qué balance hace sobre estos dos años de relación bilateral entre Estados Unidos y Argentina bajo los liderazgos de Trump y Mauricio Macri? ¿Qué diferencias hay con respecto a la gestión que usted representó?
—Con estilos y estrategias de comunicación marcadamente distintas, la orientación de muchas políticas de Trump coinciden con las de Macri. No en todo, por supuesto: Macri es un defensor de la globalización liberal y Trump ha sido un crítico fuerte y está imponiendo acciones unilaterales muy dañinas a escala global. Sin embargo, a nivel doméstico los dos han impulsado rebajas impositivas que favorecen a los más ricos, redujeron el presupuesto para programas de salud reproductiva, restringen los derechos laborales, aplican políticas de mano dura en materia de seguridad y alimentan la polarización y la división. Las reformas restrictivas en materia migratoria que está impulsando el gobierno nacional están en la misma dirección que la política migratoria de Trump. También ambos enfrentan constantes conflictos de interés por sus negocios privados y los de otros CEOs de sus gabinetes.
—¿Cómo es posible que Macri y Trump que con visiones comerciales tan diferentes sean socios estratégicos?
—Desde el inicio de su gobierno, Mauricio Macri jerarquizó y colocó en el máximo nivel de prioridad geopolítica el alineamiento con Estados Unidos. Esto tuvo modificaciones a lo largo de estos tres años, pero sigue siendo el eje principal de su política exterior. Se sostiene que a cambio de ser complacientes con Washington en materia política, se iban a recibir beneficios económicos para nuestro país. Pero a tres años del gobierno de Macri el alineamiento con Trump fracasó estrepitosamente. Se cedió soberanía en todos los órdenes y no hubo "lluvia de inversiones" ni boom exportador. Lo que sí hubo fue un tsunami de endeudamiento externo, de fuga de capitales, una tormenta de tarifas y precios que terminaron llevando a la economía argentina a la crisis. En materia comercial, el alineamiento con Trump no se reflejó en una mejora neta. Sí se concretó la dilatada apertura para la carne y los limones, y reducciones de tarifas por el regreso al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), pero en total estos beneficios sumarían unos 250 millones de dólares, un número muy menor al costo del cierre del mercado de biodiesel (-1.200 millones) y al menor cupo para las exportaciones de aluminio y acero (-165 millones). En 2018 (11 meses), según el INDEC, cayeron las exportaciones argentinas 8% y el déficit comercial en bienes empeoró 12%, superando 3.000 millones de dólares de déficit comercial, más el déficit comercial en servicios de casi 6.000 millones según Estados Unidos.
—Insisto: uno habla de proteccionismo y el otro pregona el libre mercado ¿cómo pueden ser socios estratégicos con visiones antagónicas?
—El gobierno de Macri ha aspirado a ser el alfil de Estados Unidos en América Latina, encabezando el proceso de desintegración regional en marcha y adoptando toda la agenda hemisférica de Washington en materia de lucha contra el narcotráfico, militarización y seguridad, lo que es muy peligroso porque esa misma agenda fracasó en todos los países de América Latina en que se implementó (Colombia, México, por ejemplo). Además, nuestra historia enseña que la política de congraciarse obedientemente con Estados Unidos nunca ha derramado en un bienestar para el pueblo argentino, aún cuando pueda servir transitoriamente al gobierno. Por su parte, según la Estrategia de Seguridad Nacional publicada por la Casa Blanca, Estados Unidos está apuntalando su agenda hemisférica como parte de su disputa geoeconómica y estratégica contra China. Trump busca aliados incondicionales en América Latina y Macri sirve a sus intereses en ese sentido. También hay intereses financieros: no olvidemos que Argentina fue el campeón de las colocaciones de bonos en Nueva York durante los primeros años del gobierno de Macri, un negocio financiero de más de 100 mil millones de dólares, sumado al pago a los fondos buitre. En materia comercial, creo que en el seno del gobierno de Trump conviven diferentes políticas. Así como se impulsa hacia China una política muy agresiva a través de tarifas y mayor proteccionismo, también Trump revalidó la vigencia del acuerdo de libre comercio con Canadá y México (nuevo NAFTA), ya que, si bien consiguió algunas condiciones más favorables, la estructura principal del acuerdo se mantuvo intacta, como buscaba el establishment. En realidad, en Estados Unidos hay nichos de proteccionismo que preceden a Trump, aunque ahora se celebran y defienden. Sí son nuevos los ataques a la Organización Mundial del Comercio (OMC), un organismo moldeado a imagen y semejanza de los intereses de las corporaciones estadounidenses, que ahora está en crisis.
—¿Por qué Wall Street le dio la espalda al gobierno de Macri? ¿Qué significa estar nuevamente bajo el paraguas del Fondo Monetario Internacional (FMI)?
—La desregulación financiera, la liberalización comercial y el sobreendeudamiento impulsados por Macri terminaron agudizando y agravando las dificultades en materia externa del país. Eventualmente los financistas notaron la falta de sustentabilidad, se revirtieron las expectativas y se cerró el grifo de la deuda externa. Fue una crisis auto-generada. Es una paradoja que aquellas políticas celebradas y respaldadas por Washington y por el FMI terminaran llevando de urgencia al país a pedir el mayor paquete de rescate del FMI de la historia. Fue clave el apoyo del gobierno de Trump tanto por razones geopolíticas como financieras, ya que los principales acreedores de la Argentina hoy están en Wall Street. Pero mientras Trump respalda a la Argentina en el FMI, sus políticas de America First perjudican a nuestro país en términos comerciales y financieros, más aún porque el gobierno de Macri insiste en políticas fallidas que van a contramano del escenario global actual. Dicho esto, creo que el origen de los problemas económicos actuales no está en Washington, como tampoco su solución. El programa de ajuste fiscal y monetario del FMI solo agrava la crisis. Es necesario cambiar el rumbo y reemplazar el pulmotor del FMI por un plan de desarrollo que vuelva a encender los motores de la economía argentina.
—El último año de Trump en la presidencia va a convivir con el próximo embajador argentino de una nueva gestión ya sea de Cambiemos o de la oposición ¿Qué se deberían tener en cuenta?
—Es importante que Argentina desarrolle una vinculación y cooperación con Estados Unidos en diversas áreas. Mi crítica a la gestión de Macri radica en la subordinación y el alineamiento incondicional, incluso cambiando posiciones históricas de Argentina en las Naciones Unidas, en lugar de impulsar una agenda propia en base al interés nacional y la coordinación con otros países emergentes y de la región. Una nueva administración tiene la oportunidad de desarrollar un vínculo bilateral fructífero sobre la base de una política exterior autónoma y soberana.
—¿Cómo observa los primeros movimientos de Jair Bolsonaro y qué puede representar para Macri una nueva figura política en América Latina que compita por la cercanía con Trump?
—La emergencia de Bolsonaro es totalmente disruptiva para la estrategia de Macri de colocarse como el interlocutor privilegiado de Washington en la región. El propio consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, definió a Bolsonaro y Trump como dos “líderes likeminded”, con visiones similares. Además Macri luego de tres años de gobierno no tiene ningún logro para mostrar, mientras que Bolsonaro está al frente de la principal economía de la región y con su política ultra-neoliberal ofrece negocios atractivos para los sectores financieros y empresarios de Estados Unidos.
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