“Vota menos del 50% del padrón, pero eligen un gobierno que influye en todo el mundo”
Notas. Periodismo Popular
El historiador, profesor de la Universidad de Buenos Aires e investigador CONICET, Leandro Morgenfeld, analizó en comunicación con “Insurgentes” por Radio Sur 88.3 las elecciones en EE.UU., el impacto que tienen en nuestro país y en la región.
- ¿Cómo quedaron las dos cámaras del Congreso en EE.UU. después de las elecciones y cómo puede eso influir en el gobierno de Donald Trump?
– Primero hay que señalar que esta elección es importante para todo el mundo y para nosotros porque EE.UU. sigue siendo la principal potencia planetaria. Si bien en la elección participan los ciudadanos, las corporaciones tienen un poder enorme, fue la elección más cara de medio término, costó 5.200 millones de dólares, además el voto no es obligatorio y vota menos del 50% del padrón electoral, pero eligen un gobierno que influye sobre todo el mundo.
EE.UU. tiene una red de bases militares en todo el mundo, se arroga el derecho de ser el gendarme planetario y con un gobierno como el de Trump que tiene una política militarista tenemos que estar preocupados. En América Latina por ejemplo viene haciendo amenazas contra Venezuela de ir hacia una opción militar.
Trump se jugaba el martes su futuro político. Los resultados son visibles, el presidente dijo: “Extraordinaria victoria, ganamos”. Y los demócratas dijeron algo similar. Los resultados son mixtos. Mantiene el control de la cámara de Senadores, que es estratégico y muy importante y ya lo tenía, pero pierde la cámara de Diputados que se votó completa. En Senadores se renovó un tercio y eso le permitió tener la mayoría.
Esto es un gran límite para el poder de Trump que controlaba las dos cámaras, la mayoría de las gobernaciones. Los republicanos perdieron siete gobernaciones de las 36 que había en juego. La cámara baja que ya no controla más le podría iniciar un juicio político por la investigación que está llevando adelante el fiscal Mueller sobre la supuesta injerencia Rusa en las elecciones del 2016.
Trump salió con los tapones de punta y en conferencia de prensa dijo: “Ni se les ocurra iniciarme un juicio político porque les voy a iniciar la guerra”. Es una señal de debilidad esta amenaza. La otra novedad es que el miércoles por la noche terminó echando al fiscal general, al cual venía denostando públicamente. Era un hombre suyo pero lo acusaba de no haber supervisado la investigación del fiscal Mueller y no haberlo defendido. Salió para mostrarse fuerte en esta situación de relativa debilidad.
- ¿Qué ves de llamativo de estas elecciones? ¿Cuál es el poder que podrían aportar los y las demócratas para frenar algunas de las políticas que quiere impulsar Trump?
– Esto también tiene un impacto global importante. El Partido Demócrata fue cooptado en los años ’90 por las grandes corporaciones financieras, por eso un sector muy importante de los trabajadores en 2016 le dieron la espalda a Hillary Clinton que es la representante de esos sectores y muchos de esos votaron en primera instancia por Bernie Sanders. Esos sectores se vieron también fortalecidos, el martes fue reelegido por dos tercios de los votos Bernie Sanders, arrasó en su Estado. También una serie de emergentes de su movimiento que tiene una fuerte impronta en las mujeres y jóvenes y todas las minorías sexuales y étnicas.
Vamos a tener un Congreso de EE.UU. mucho mas diverso que en cualquier otro momento de la historia. La exponente mas clara de esto es Alexandria Ocasio-Cortez, de familia puertorriqueña, mesera hasta el año pasado, de apenas 29 años, que se define como socialista y sacó 77% de los votos sin tener apoyo económico de ninguna corporación. Es un aire fresco en un Congreso que va a tener un record de mujeres, todavía lejísimos de una paridad.
Hubo participación de candidatos de diversas minorías sexuales que Trump tanto las denosta. Está la posibilidad de que se recree el partido a través de la figura de Bernie Sanders, que todavía no avisó si va a ser candidato en 2020, pero sin duda sin duda es clave para volver a entusiasmar a los jóvenes que en general no votan, a las mujeres, a las minorías. Y Trump utiliza esta caravana gigantesca de migrantes que vienen en busca de una mejor vida como tema de campaña y azuzar el miedo de ese sector de la población que teme una invasión con un discurso anti migrante y anti latino.
EE.UU. está muy polarizado, una polarización que no se frena sino que se profundiza y un Partido Demócrata que si quiere ir hacia el centro como hizo con Hillary Clinton con candidatos que en realidad representen al establishment de Wall Street me parece que tiene todas las de perder en dos años contra Trump. En cambio, si pega un giro y recupera ciertos valores tradicionales que decía defender, tiene posibilidad de disputar la presidencia.
- ¿Ves una posible candidatura de Bernie Sanders? ¿O que se pueda llegar reorganizar en torno a su banca en el Senado?
– Creo que ese sector va a dar la pelea, como la dio Bernie Sanders hace dos años. No sé si con él o con otros exponentes que estuvieron a puñados de votos de ganar. Quiere decir que hay una serie de exponentes muy interesantes en el ala izquierda del Partido Demócrata. El gran desafío va a ser cómo se articula todo eso para vencer a los pesos pesados. Por ejemplo, se acaba de lanzar Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York, del Partido Republicano. Se acaba de ir, se afilio al Partido Demócrata y quiere disputar la presidencia contra Trump.
Además lo que está pasando en todo el mundo, el tema de Bolsonaro. La idea del Partido Demócrata de ir con un candidato de centro, para disputarle a Trump ya está demostrado que no sirve. Eso vale para EE.UU. y para cualquier otro país de la región.
- ¿Cómo ves la visita de Trump a Argentina en el marco del G-20?
– La reunión del G-20 fue pensada por Macri como una especie de vidriera de su éxito en cuanto a su proyecto político y reinserción en el mundo. Leyó pésimamente el sistema global porque hoy el G-20 y el sistema multilateral está en crisis y está paralizado. La situación interna, económica y social y política de Macri no tiene nada que ver con lo que el imaginaba cuando propuso la Argentina como sede. Está en su peor momento político, en un desastre económico, tuvo que salir a pedir un doble rescate en pocos meses al FMI y llega en un momento donde hay un cuestionamiento interno muy fuerte a su gobierno, a su política económica, a las consecuencias sociales de esa política económica.
En paralelo una cumbre que va a ser como la del año pasado del G-20, muy compleja por las tensiones que hay al interior, sobre todo las disputas que hay entre EE.UU. y China. Y paralelo a eso van a estar manifestándose un montón de organizaciones sociales y políticas que quieren otro rumbo de la política interior que hasta ahora está siendo alineada con Washington como pocas veces ocurrió en la historia, quizás solamente de esta forma en los años ’90.
Por eso ese mismo día va a haber una enorme movilización que está impulsando la Confluencia Fuera G-20/FMI para decirle no a las agendas pro corporaciones, no al FMI y no a la presencia de Trump que es un presidente injerencista, militarista, que quiere encolumnar a los gobiernos aliados de la región como el de Macri y Bolsonaro para enfrentar a los países del eje bolivariano, hoy a Venezuela pero también a Cuba. Se va a manifestar en las calles que la posición de Macri no es la posición de todo el pueblo argentino.
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