Leandro Morgenfeld, investigador y experto
en las relaciones de EE.UU. con América Latina, dio su mirada sobre el
rol del presidente estadounidense durante la cumbre que se realiza en
Buenos Aires.
La cumbre del Grupo de los 20 (G-20), que se realiza este 30 de noviembre y 1 de diciembre en Buenos Aires, es la primera en el hemisferio sur
desde que se fundó este espacio multilateral en 1999. Pero además,
marca la séptima visita en la historia de un presidente de EE.UU. a la
Argentina y la primera vez que el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, pisa América Latina en sus dos años de mandato.
Para
el analista internacional y especialista en EE.UU., Leandro Morgenfeld,
el mandatario estadounidense "va a intentar aprovechar esta cumbre para
mostrar su desprecio por el multilateralismo". En
diálogo con este medio, el autor del libro 'Bienvenido Mr. President. De
Roosvelt a Trump: las visitas de presidentes estadounidenses a la
Argentina', añadió que "es muy hábil en generar gestos o titulares muy
rimbombantes y va a intentar volver a patear el tablero".
Esta
mirada se apoya, entre otras cosas, en los anuncios realizados por el
propio presidente de EE.UU. en la semana previa. Sabiendo que uno de los
ejes centrales del encuentro será la guerra comercial con China, amenazó a Pekín con nuevos aranceles a sus productos, lo cual deja poco margen para lograr un acuerdo con su par, Xi Jinping.
Cartel publicitario de la cumbre del G-20 en Buenos Aires, 29 de noviembre de 2018
/ Marcos Brindicci
/ Reuters
"Me
parece que está abonando también a la emergencia de una serie de
líderes afines a su perspectiva", opinó Morgenfeld, enumerando los casos
de Jair Bolsonaro en Brasil, Marine Le Pen en Francia y Mateo Salvini
en Italia, entre otros.
"En ese sentido le conviene debilitar este tipo de instancias y a líderes como Angela Merkel o Emmanuel Macron, que plantean una reivindicación de la globalización neoliberal, enmascarada de la defensa del multilateralismo", completó.
Tensiones con el "patio trasero"
A
pesar de llevar dos años de Gobierno, Trump nunca visitó América
Latina. Ni siquiera hizo el tradicional viaje a México que realizan la
mayoría de los presidentes estadounidenses y canceló a último momento su
participación en la Cumbre de las Américas de Lima este año.
Para
Morgenfeld, "más que a una reticencia" hacia la región, esto se debe a
"una política de volver a tratar de recuperar posiciones en lo que llama
su 'patio trasero' apelando a mecanismos más de 'hard power'
que de 'soft power'". Desde su punto de vista, "una forma de hacer eso
es expresando ese desdén que utilizó en la campaña y sigue usando ahora contra los latinoamericanos y los hispanos en general".
"Hay una política de Trump de tratar de recuperar posiciones en
lo que llama su 'patio trasero' apelando a mecanismos más de 'hard
power' que de 'soft power'"
Leandro Morgenfeld, investigador y analista internacional
Cabe destacar que Trump canceló
un viaje a Colombia posterior al G-20 y redujo la estadía que tenía
prevista en Argentina. Esto complicó los planes de la administración
Macri que, a pesar de ser una visita en el marco de una cumbre, le
intentó dar un "carácter de visita de Estado". El analista internacional
recordó que se había armado "un cronograma de tres días de mucha mayor
envergadura", pero hace tres semanas "decidieron reducir el tiempo" de
la visita anulando por ejemplo una cena de gala que iban a tener el
jueves. Ambos presidentes apenas tuvieron un encuentro fugaz el viernes por la mañana.
No
obstante, más allá de estas actitudes, funcionarios como el
vicepresidente, Mike Pence, el exsecretario de Estado, James Mattis, y
el jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, han hecho varios viajes a la región.
Tanto para intentar aunar voluntades para una salida a lo que ellos consideran como la necesidad del 'cambio de régimen' en Venezuela y también en relación al tema fronterizo con México y la llegada de migrantes.
Donald Trump y Mauricio Macri en la Casa Blanca, Washington, 27 de abril de 2017
/ Carlos Barria
/ Reuters
"Es una paradoja porque esto genera mucho resentimiento contra Trump en la región y le dificulta a Gobiernos como el de Mauricio Macri que se alinean con EE.UU. sostener un vínculo cercano con un presidente que genera tanto rechazo", apuntó Morgenfeld.
Las relaciones no tan "carnales" con Argentina
En
la década de 1990, bajo la presidencia de Carlos Menem, el entonces
canciller argentino Guido Di Tella se refirió a los vínculos
diplomáticos con Washington como "relaciones carnales". Desde entonces,
esa frase se ha instalado para referirse al alineamiento total con las políticas estadounidenses.
Es
por eso que Morgenfeld califica de esta forma la política adoptada por
el Gobierno actual al tiempo que recuerda que mientras Carlos Menem fue
el único mandatario argentino que recibió a dos presidentes de EE.UU. en
sus dos mandatos, Macri va a ser el primero en recibir a dos presidentes en un mismo período (Obama en 2016 y Trump en 2018).
"Estamos en uno de los pocos momentos de la historia donde hay un alineamiento casi sin fisuras"
Leandro Morgenfeld, investigador y analista internacional
"Estamos en uno de los pocos
momentos de la historia donde hay un alineamiento casi sin fisuras",
opinó el investigador, y analizó que esto es "complicado" porque
Argentina y EE.UU. tienen "economías no complementarias".
Al
mismo tiempo, explica, la estrategia de Trump "es dividir a los países
de la región y Macri es funcional a eso dándole la espalda a los
organismos regionales", lo que genera "una mayor debilidad para
Argentina".
En una negociación exclusivamente bilateral, añade, el país sudamericano "tiene todas las de perder porque los niveles de asimetría son espectaculares". Mientras que el PBI de EE.UU. "es más de 30 veces mayor, el gasto militar es 140 veces más grande", concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario