La derecha acelera el tiempo, aprieta cada una de las variables, intenta
el quiebre de la correlación de fuerzas, el Golpe de Estado. Lo
anunciaron: tienen el mes de junio y julio para lograr el objetivo. Han
declarado que, amparados en el artículo 350 de la Constitución,
desconocen al Gobierno, no reconocen el llamado a la Asamblea Nacional
Constituyente, y se organizarán para impedir que tengan lugares las
elecciones de los constituyentes el 30 de julio.
La traducción de estas palabras ha sido un aumento del choque de
poderes estatales a través de la Fiscal General y la Asamblea Nacional,
intentos sin demasiado éxito desde la Organización de Estados Americanos
(OEA), la presión comunicacional, la agudización de los ataques sobre
la economía, y una profundización de la violencia, el terror callejero y
el ataque sobre los cuerpos de seguridad del Estado, en particular la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
Ese escenario violento es el que ha cobrado elementos novedosos en
las últimas semanas. Tiene como características el ataque sistemático a
la base militar de La Carlota en Caracas, con el fin de desmoralizar y
quebrar la FANB, la cercanía al Palacio de Miraflores de algunos focos
de violencia, y el regreso de los escenarios de destrozos de ciudades,
como ocurrió en este inicio de semana en Maracay y localidades cercanas,
donde fueron destrozados más de 40 establecimientos, desde comercios
privados hasta instituciones públicos. Un esquema similar al que ya se
había desplegado en más de diez localidades del país durante las semanas
anteriores.
El nuevo punto de inflexión llegó el día martes: el ataque desde un
helicóptero, robado en la base aérea de La Carlota, al Ministerio de
Relaciones Interiores, Justicia y Justicia, con quince disparos, y al
Tribunal Supremo de Justicia, con cuatro granadas -de origen colombiano y
fabricación israelí- de las cuales una no estalló. Tan solo a unas
cuadras de Miraflores, en el centro político de Venezuela.
El hecho generó impacto simbólico tanto para las filas de la derecha
como para el chavismo: en el primer caso, acompañado de oleadas de
rumores en redes sociales, para generar la sensación de cercanía con el
objetivo final, de poder propio, de que finalmente la FANB se sumó al
llamado al Golpe de Estado. En el caso del chavismo impactó tanto por la
frontalidad del acto, como por la certeza definitiva -si alguno dudaba
todavía- de que se está ante un intento de Golpe que se encuentra en
horas decisivas.
***
La derecha posee fuerza suficiente para someter al terror a
localidades durante varios días seguidos, asaltar cuarteles militares y
policiales, desatar un odio político y de clase que hace del linchamiento a chavistas
una práctica recurrente, mantener movilizaciones casi diarias con un
número relativamente estable, generar escenarios que pueden
transformarse en destrozos y saqueos casi-generales, incursionar a
través de grupos delictivos en barrios populares para armar barricadas,
atacar con granada desde un helicóptero instituciones del Estado,
quebrar algunos cuadros del chavismo -como la fiscal general- para
pasarlos a su lado, asesinar personas y lograr hacer creer a una parte
de la población que fueron matados por el chavismo.
Todo eso puede y, en el transcurso de los días, veremos qué más. No
tiene sin embargo los dos elementos sin los cuales no parece en
condiciones de lograr el Golpe: las barriadas populares movilizadas tras
su llamado, y la fractura de la FANB. La apuesta central, sobre la cual
trabajan con más fuerza hoy, es la de lograr esa fractura, tanto en la
FANB como en otros sectores del gobierno. Lo necesitan para romper el
empate violento que se vive desde hace meses. Por eso suben el nivel de
violencia, la focalización de los ataques a los cuerpos de seguridad, el
terror como método de control social.
En cuanto al apoyo norteamericano ya está en marcha a través de la
presión internacional, el financiamiento a la derecha, directamente a
los partidos o indirectamente a través de ONG que encauzan ese dinero
para mantener la presión callejera, el entrenamiento de las células
paramilitares. La intervención ya existe por debajo de la mesa. ¿Tomará
otra forma?
***
La derecha acelera el tiempo y tiene a su vez una desesperación
evidente. Destroza, mata, impacta, y no logra su objetivo final. Accede a
objetivos intermedios, como es someter a localidades enteras a la
violencia, descomponer vínculos sociales, legitimar la persecución -que
tiene planificada en su proyecto de ser gobierno- contra el chavismo en
todos sus niveles. Con el paso de estos meses el país cambia, asimila de
manera invisible los golpes, el odio, el miedo, la desconfianza,
elementos que necesita la derecha para intentar su plan de reseteo
violento del país.
Por último, es necesario rescatar el otro factor, omnipresente e
invisible, que permea debates y preocupaciones del día a día, las
posibilidades de resistencia o quiebre: la economía.
En estas semanas la situación ha empeorado con la subida de los
precios, del dólar ilegal -que es el que marca los precios- de la
dificultad siempre igual de acceder a productos vitales como son los
fármacos. Este ataque no es casual, es parte de la presión que busca
asfixiar, no dejar punto de escape a una población.
La realidad popular venezolana retrocede en varios avances que había
logrado. Eso genera condiciones propicias para el plan de saqueos y
despolitización que impulsa la derecha. Revertir esa tendencia es el
desafío que no logra resolver la dirección del chavismo. Ahí está su
nudo más crítico, el debate irresuelto.
Son días y semanas definitorias. Lo sucedido esta semana son pasos en
la escalada de violencia de la derecha, de acciones armadas encabezadas
por paramilitares, bandas delictivas asociadas a dirigentes de derecha,
zonas oscuras de cuerpos de seguridad. Habrá más, y más muertos, porque
ese es su plan, el ahora o nunca que empuja al país a su desencuentro,
su violencia psíquica y física, su presión para que cedan y se abran las
puertas de la revancha histórica que tanto desean las clases dominantes
venezolanas, latinoamericanas y estadounidenses.
Venezuela está ante su hora crítica. Cada día es clave.
@Marco_Teruggi
WASHINGTON.- Los argentinos desconfían de Donald Trump,
a quien ven como un líder arrogante, intolerante y peligroso, al que
no le importa la gente común, un categórico rechazo que se replica en
otros países en casi todos los rincones del planeta, donde la imagen de
la Casa Blanca y Estados Unidos sufrió un golpe por el ascenso del
magnate.
Un
13% de los argentinos confía en el liderazgo global de Trump, quien
llegó a lo más alto del poder político recostado en una plataforma
xenófoba y nacionalista, y el mantra "Estados Unidos, primero", pilar de
su presidencia. Un 82% piensa que es arrogante; un 78%, intolerante, y
siete de cada diez lo consideran "peligroso".
La mala imagen
global de Trump, peor a la que pintan las encuestas dentro de Estados
Unidos, quedó plasmado en un sondeo del Centro de Investigaciones Pew,
un think tank de Washington, que se realizó en 37 países, incluidos
siete en América latina, entre ellos, la Argentina.
"La
confianza en el presidente Donald Trump es particularmente baja en
América latina. En ningún país de los siete que encuestamos más de dos
de cada diez personas dicen que tienen confianza en el presidente. Es
tan baja como en los países europeos", resumió a LA NACION Jacob
Pushter, uno de los investigadores del Centro Pew que trabajó en la
encuesta.
"La Argentina está entre los países donde hay menos confianza en el presidente de Estados Unidos", agregó Pushter.
El
informe del Centro Pew concluyó que la elección de Trump hizo trizas la
confianza en los Estados Unidos y en el liderazgo de la Casa Blanca,
que habían mejorado durante el gobierno Barack Obama.
Ahora, el informe de Pew señala que esa confianza "ha caído en picada"
en muchos países, a menudo a niveles similares o inferiores a los de
George W. Bush.
Entre los 37 países sondeados, una media de sólo
el 22% dice tener confianza en Trump. En todos los países Obama
despertaba más confianza, salvo en dos: Israel y Rusia.
México,
España, Suecia, Alemania, Francia y Turquía y Chile con algunos de los
países donde Trump recibe las peores notas. Trump sí recaba una buena
imagen en Filipinas, Vietnam, Kenia, Tanzania y Nigeria, además de
Israel y Rusia, los únicos países donde una mayoría de la población
confía en él.
Los líderes de otras tres potencias globales tienen
mejor imagen que Trump y despiertan más tranquilidad: la canciller
alemana, Angela Merkel (42%), el presidente chino, Xi Jinping (28%), y el premier ruso, Vladimir Putin (27%), tienen mejor imagen que Trump.
El
único rasgo que destacaron los argentinos de Trump es que lo consideran
un líder fuerte, aunque no carismático. Apenas un nueve por ciento cree
que le importa la gente común, y sólo uno de cada cuatro considera que
está calificado para ser presidente.
El ascenso de Trump ha
socavado la imagen de Estados Unidos: cuatro de cada diez personas ven
de manera desfavorable a la primera potencia global. En los países donde
la confianza en la Casa Blanca ha caído más, la imagen del país ha
sufrido más. En la Argentina, un 35% ve con buenos ojos al país,
mientras que un 44% tiene una mala imagen
"Vemos una caída en la
opinión favorable de Estados Unidos, que es uno de los aspectos del
poder suave del país en todo el mundo. A pesar de ello, las personas
consideran que las relaciones se mantendrán igual, y la mayoría tiene
una opinión favorable de los estadounidenses", matizó Pushter.
Ninguna
de las políticas de Trump es popular. El muro que la Casa Blanca quiere
construir en la frontera con México despierta un fuerte rechazo del 83%
de los argentinos. La decisión de Trump de retirarse del Acuerdo
Climático de París, principal pilar multilateral para combatir el
calentamiento global, es mal vista por siete de cada diez argentinos, un
rechazo similar a su proteccionismo comercial.
Las políticas de
Trump que más dividen a los argentinos con el acuerdo nuclear con Irán y
la llamada "Prohibición Musulmana", el decreto que buscó restringir el
ingreso de ciudadanos de seis países de mayoría musulmana para prevenir
atentados terroristas, según la justificación de la Casa Blanca. Tres de
cada diez argentinos respalda el decreto, mientras que un 55% la
desaprueba. El acuerdo con Irán arrojó cifras similares.
"Los trabajadores ante la agenda del libre comercio. Reflexiones y debates en torno a la llegada de la OMC a Buenos Aires"
Jueves 29/6, 18 hs
Moreno 2654, CABA
Entrada libre y gratuita
Seminario Internacional para entender y enfrentar la llegada de la OMC
Dirigentes sindicales y especialistas internacionales participarán de
un Seminario Internacional de debate y reflexión sobre la llegada de la
Organización Mundial del Comercio a Buenos Aires. El encuentro se
llevará a cabo el jueves 29 de junio a las 18hs, en el Hotel Héctor
Quagliaro de ATE (Moreno 2654). Julio Fuentes, Presidente de CLATE;
Hugo Godoy, Secretario General de ATE, Adolfo Aguirre, Secretario de
Internacionales de la CTA Autónoma y Hugo Blasco, Secretario General de
la Federación Judicial Argentina serán los expositores del panel
sindical del Seminario “Los trabajadores ante la agenda del libre
comercio”. Este encuentro forma parte de un conjunto de acciones para
enfrentar el arribo de la OMC a la Argentina, que realizará su próxima
reunión ministerial en Buenos Aires del 10 al 13 de diciembre de 2017. El panel de especialistas
internacionales está integrado por: Deborah James, investigadora del
Centro Investigación en Economía y Política (CEPR) procedente de EE.UU;
Burcu Killic, asesora legal del Programa Global de Acceso a Medicamentos
de Public Citizen, procedente de Turquía; y Sanya Reid Smith, asesora
legal e investigadora de The Third World Network, procedente de Malasia.
Las tres expositoras, miembros de la red “Nuestro Mundo No Está En
Venta”, compartirán el panel con Horacio Fernández, Secretario de
Estudios, Estadísticas e Investigación de la CLATE y Director del
Instituto de Estudios sobre Estado y Participación de ATE. Participará
como moderador del panel, Matías Cremonte, Presidente de la Asociación
de Abogados Laboralistas de Argentina. Esta actividad tiene por objetivo
entender la agenda de temas a negociar en el marco de la OMC, la cual el
gobierno argentino promueve con particular interés en calidad de país
anfitrión. El denominado “paquete Buenos Aires” incluye una serie de
tópicos con los que se pretende superar la parálisis de la Ronda de
Doha, por falta de acuerdo entre los países desarrollados y los países
del sur global. Uno de los puntos más sobresalientes que se discutirán
en la próxima reunión ministerial será el de comercio electrónico o
e-commerce, del cual se conoce poco pero que está íntimamente ligado a
la digitalización de la economía mundial y que tendrá fuertes impactos
en el mundo del trabajo.
A 150 años de El capital Su vigencia para conocer y transformar el mundo Centro Cultural del Teatro San Martin (entrada por Sarmiento), Sala C. 29 y 30 de junio
Las Jornadas se desarrollarán los días 28, 29 y 30 de junio en dos sedes: el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551 Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires - Sede Marcelo T. de Alvear (Marcelo T. de Alvear 2230)
JUEVES 29 DE 17 A 19.30HS. Paula Bach (PTS-IPS) Julio Gambina (FISyP-SEPLA) Hernán Doval (PCR-IMLM) Juan Iñigo Carrera (CICPC) Mabel Thwaites Rey (IEALC) Ricardo Donaire (PIMSA) Guillermo Rocha Claudio Katz Coordina: Hernán Camarero (CEHTI) DE 19.30 A 22 HS. Nestor Pablo Lavergne (Cátedra) Aldo Casas (Herramienta) Guido Galafassi (GEACH) Martin Ogando (u otro/a por PG) Marcelo Buitrago (Nuevo Mas) Adrian Piva (UNQ) Guillermo Gigliani (Cátedra) Coordina: Beatriz Rajland (FISyP)
VIERNES 30 DE 17 A 19.30HS. José Castillo (IS) Hernán Randi (PC-CEFMA) Manuel Gutierrez (CPI) Nestor Kohan (Catedra) Ines Izaguirre Eduardo Glavich Eduardo Lucita Irma Antognazzi Coordina: Facundo Bianchini (Fundación Juan B.Justo) DE 19.30 A 22HS. Mariano Rosa (MST y Red Ecosocialista) Miguel Vedda Eugenio Gastiazoro (PCR) Facundo Bianchini (Fund. Juan B.Justo) Pablo Bonavena Hernán Ouviña (GT CLACSO-Estado) Atilio Borón Coordina: María Celia Cotarelo (PIMSA)
Los invitamos a la conferencia de Marco Aurélio Garcia
"Retomar el ciclo progresista"
Presentación de la Edición Especial de Le Monde diplomatique "América Latina. Territorio en disputa"
Comentan:
José Natanson, Jaime Gazmuri y Mario Greco
Martes 27 de junio a las 19 hs Auditorio IDES: Aráoz 2838, CABA Inscripción: lecturamundi@gmail.com Actividad gratuita Organizan: Lectura
Mundi, Escuela de Humanidades, Centro de Estudios Latinoamericanos
(CEL), Universidad Nacional de San Martín y Le Monde diplomatique. Auspicia: Instituto de Desarrollo Económico y Social
El sábado 24 de Junio se realizó el 1er Encuentro Nacional preparatorio hacia la Semana de Acción contra la OMCen la sede de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en el barrio porteño de Constitución.
La iniciativa fue organizada por la Asamblea Argentina Mejor sin TLC y contó con la presencia de más 70participantes, procedentes de diferentes puntos del país y de otros como Chile, Perú, Brasil, Colombia, España y Estados Unidos y un importante número de organizaciones, entre ellos CLATE, ATTAC Argentina, la CTA Autónoma, el Movimiento Territorial de Liberación (MTL), Redes Amigos de la Tierra, Diálogo 2000/Jubileo Sur, Nuestro Mundo No Está en Venta, Ecologistas en Acción, CLACSO,
ATE-CTA Rosario, Frente Popular Darío Santillán, Espacio de Lucha
Territorial Rio Bravo, Movimiento Popular la Dignidad, Rama Femenina del
PJ Puerto Madryn,Patria
Grande, Alba Movimientos, Jóvenes con Palestina, SITEBA-CTA, Fogoneros,
Red Ecosocialista MST, Pañuelos en Rebeldía, FENPRUSS-Chile,
Latindadd-Perú, Chile Mejor Sin TLC, FETERA, Fundación Rosa Luxemburgo, DAWN-Feministas del Sur Global, Red de Género y Comercio, El Transformador, Libres e Iguales Bahia Blanca, Asamblea El Alagrrobo/Andalgalá, Cátedra de Soberanía Alimentaria-UBA, MNCI-Vía
Campesina, REBRIP, Observatorio Petrolero Sur, Tierra para Vivir
Marabunta, Organización Popular Cienfuegos, Conciencia Solidaria, Movimiento Comunero, Foro Hídrico, Grupo de Estudios de América Latina y El Caribe, Federación de Entidades Argentino-Palestinas, Movimiento Emancipador, Calisa, La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Radio Popular Che Guevara (que forma parte de la Red Nacional de Medios Alternativos), TramalatierraCEDETRABAJO-Colombia, y la Plataforma de Investigadores en Lucha Contra el Libre Comercio, la Fundación de Investigaciones Sociales y Política (FISyP).
Se
dio inicio a la Jornada con una breve introducción al tema en la cual
varios interventores expresaron la importancia de enfrentar la llegada
de la Organización Mundial de Comercio (OMC) - que va a realizar su XI
Conferencia Ministerial del 10 al 13 de Diciembre en el Hilton en Buenos
Aires - de forma unitaria entre todas las organizaciones sociales,
sindicales y políticas de la región y del mundo, ya que hoy estamos
viviendo una brutal ofensiva del capital sobre el trabajo, nuestros
bienes comunes y la vida en su totalidad. Se acordó en que la reunión de
diciembre en Buenos Aires será emblemática para el capital en la
región, razón por la cual nuestra reacción también lo tiene que ser.
La segunda parte del día consistió en un trabajo en comisiones sobre la Campaña
de Visibilización e (In)formación y la Semana de Acción en Diciembre.
Luego se intercambió lo debatido en el plenario y se empezó a definir
una agenda de trabajo hacia Diciembre para cuya realización se formarán 4
comisiones: articulación, organización y logística, formación y
materiales y comunicación. Lxs presentes demostraron su determinación de
seguir avanzando a pasos acelerados en los próximos meses y se acordó
en realizar un próximo Encuentro de parecida índole a fines de agosto,
con el objetivo de sumar más compañerxs y organizaciones a la campaña
contra la OMC. Además se decidió la elaboración de una declaración para
convocar a otras organizaciones al nivel nacional, regional y mundial.
La misma circulará próximamente.
El
encuentro formó parte de una serie de actividades a desarrollarse en la
semana de acción ante la llegada de la OMC, entre las que se destacan
las siguientes:
- Simposio Internacional:"La agenda de la XI Conferencia Ministerial de la OMC"
Universidad Nacional Tres de Febrero - Sede Rectorado (Juncal 1319 - Buenos Aires).
Lunes 26/6 - 9 a 18hs.
- Seminario Internacional: "Los trabajadores ante la agenda del libre comercio"
Hotel Héctor Quagliaro - Asociación Trabajadores del Estado (Moreno 2654 - Buenos Aires).
Jueves 29/6 - 18hs.
El simposio internacional contó con la participación
de Axel Kicillof, Félix Peña, Jane Kelsey, Deborah James, Sanya Reid
Smith, Ranja Sengupta, Burcu Killic y Roberto Baradel.
La Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), a través del Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio y la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales,
llevará a cabo el simposio internacional “La agenda de la XI
Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”
con el objetivo de difundir y debatir diferentes perspectivas de
representantes del mundo político, académico, sindical y social sobre la
agenda de desarrollo y el comercio global y su impacto en los derechos
de los trabajadores y las trabajadoras.
El evento se realizará el próximo lunes 26 de junio, de 9 a 18 horas,
en la Sede Rectorado Centro de la UNTREF, ubicada en Juncal 1319, CABA.
Se trata de una actividad no arancelada.
Este simposio aspira a fortalecer la red de reflexión sobre los
desafíos del regionalismo en el marco del contexto global actual de cara
a la próxima Conferencia Ministerial de la OMC en diciembre de este año
y de la Cumbre del G20 de 2018, ambas a realizarse en Buenos Aires.
Con la participación de diferentes actores del mundo político,
académico, sindical y social se busca fortalecer el debate sobre el
estado actual de la agenda de desarrollo; el impacto para los
trabajadores de los nuevos acuerdos megarregionales y el papel de la
OMC; el análisis de los nuevos temas de la agenda de la Conferencia
Ministerial: comercio electrónico, propiedad intelectual, reglas de
inversión, PyMEs, bienes ambientales, químicos; y profundizar los temas
iniciados en la Conferencia Ministerial de Nairobi: agricultura, acceso a
mercados de bienes no agrícolas y servicios, compras gubernamentales,
seguridad alimentaria y medio ambiente.
Programa
9:00 horas: Apertura
Aníbal Jozami – Rector de la UNTREF
Rubén Cortina – Presidente de UNI Américas, Director IMT UNTREF
Dörte Wollrad – Fundación Friedrich Ebert
Jorge Arguello – Fundación Embajada Abierta
Diana Tussie – FLACSO Argentina. Representante de CGT en la CCSCS. Representante CTA en la CCSCS
Marita González – Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur
10:00 horas: Las perspectivas políticas sobre la XI Ministerial de la OMC
Félix Peña - Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC
Axel Kicillof - Presidente de la Comisión de Economía de la Cámara de
Diputados de la Nación. Ex Ministro de Economía de la Nación
Deborah James - Directora de Programas Internacionales del Centro de
Investigaciones Económicas y Políticas en Washington, DC. OWINFS
Modera: Sofía Scasserra - Asesora en temas económicos y de comercio internacional UNI Américas, IMT UNTREF
11:00 horas: Intercambio y debate de los participantes
11:45 horas: La agenda del desarrollo y los acuerdos megarregionales
Carlos Bianco - Ex Secretario de Relaciones Económicas de Ministerio de
Relaciones Exteriores (2013-2015). Universidad Nacional de Quilmes
Diego Coatz - Unión Industrial Argentina
Horacio Fernández - Director del IDEP ATE
Sofía Scasserra- Asesora en temas económicos y de comercio internacional UNI Américas, IMT UNTREF
Modera: Francisco Cantamutto – FES
13:00 horas: Intercambio y debate de los participantes
14:30 horas: El financiamiento para el desarrollo. La AAAA Agenda de Addis Abeba.
Ranja Sengupta - Third World Network (TWN), Nueva Delhi. Agricultura y Agenda 2030.
Marita González - Universidad de Buenos Aires. CGT Red Sindical de Cooperación al Desarrollo. Agenda 2030 y FFD
Modera: Pablo Nemiña - UNSAM-FLACSO-CONICET
15:30 horas: La nueva agenda de la OMC. Comercio electrónico
Burcu Kilic - Directora de investigaciones en Public Citizen.
Jane Kelsey - Universidad de Auckland, Nueva Zelanda.
Sanya Smith - Red Tercer Mundo
Modera: Mariano Treacy - UNGS-SEC
16:30 horas: Intercambio entre los participantes
17:00 horas: Las perspectivas del mundo del trabajo sobre la XI Ministerial de la OMC
Antonio Jara - Secretario General de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur.
Fito Aguirre - Secretario de Relaciones Internacionales de CTA A
Roberto Baradel - Secretario de Relaciones Internacionales de CTA T
José Urtubey - Vicepresidente de la UIA
Gerardo Martínez - Secretario de Relaciones Internacionales de la CGT. Miembro del Consejo de Administración de OIT
Modera: Rubén Cortina - Presidente UNI Américas, Director IMT UNTREF
18:00 horas: Conclusiones y clausura
Rubén Cortina. Presidente UNI Américas, Director IMT UNTREF
Profesor UBA e Investigador Adjunto del IDEHESI-CONICET. Co-cordinador del Grupo de Trabajo CLACSO “Estudios sobre Estados Unidos”. Dirige el blog www.vecinosenconflicto.com
El viernes 16 de junio, desde Miami y en un acto que pareció más propio de la época de la guerra fría, Trump puso un freno en el proceso de deshielo con Cuba iniciado en 2014 por Obama. Rodeado de lo más rancio del anticastrismo, desplegó un agresivo discurso paternalista e injerencista. ¿Qué alcances y límites tiene el (nuevo) giro en la relación con la isla? ¿Cuáles son las causas del abandono de este “legado” de Obama, que tantos elogios había cosechado? ¿Cuál fue la respuesta cubana? ¿Cómo va a impactar hacia adentro de Estados Unidos y en las ya de por sí complejas y tirantes relaciones con América Latina y el Caribe?
En primer lugar, vale la pena analizar el qué y el cómo del anuncio de la nueva política de Trump hacia Cuba. El acto realizado en Miami atrasó al menos un cuarto de siglo. El nuevo presidente estadounidense apeló a una retórica agresiva y más propia de la guerra fría. Rodeado de lo más retrógrado del exilio cubano, anunció el fin del acuerdo Obama-Castro y firmó el “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba”, con las nuevas directivas hacia la isla. En síntesis, los cambios que establece son los siguientes: restringe los viajes turísticos, complicando la obtención de permisos (en los primeros cinco meses del año, 250.000 estadounidenses viajaron a Cuba, lo mismo que en todo el 2016); reafirma el bloqueo económico, comercial y financiero que hace más de medio siglo intenta asfixiar a la isla; limita los viajes educativos con fines no académicos, que tendrán que ser grupales (prohíbe los viajes individuales auto-dirigidos) y limita las actividades económicas con empresas vinculadas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (básicamente, con el Grupo de Administración de Empresas –GAESA-). Sin embargo, no rompe las relaciones diplomáticas, ni cierra la embajada en La Habana –reabierta hace dos años-, ni coloca de nuevo a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo, ni limita el envío de remesas, ni prohíbe los vínculos económicos con el sector cuentapropista de la isla, ni modifica los acuerdos migratorios, ni reinstala la política de “pies secos, pies mojados” -derogada por Obama el pasado 12 de enero-, que admitía a los cubanos que pisaran suelo estadounidense.
Más allá de que algunas de las medidas generarán complicaciones económicas en Cuba, lo más grave es el tono. El acto, de fuerte contenido simbólico, se realizó en la Pequeña Habana, en el Teatro Manuel Artime, justamente denominado así en honor del contrarrevolucionario que fuera el jefe civil de la Brigada 2056, aquella que invadiera la isla en Playa Girón, en abril de 1961 (“Es un honor estar en un teatro que lleva el nombre de un verdadero héroe del pueblo cubano… Estamos muy honrados de que nos acompañen los asombrosos veteranos de la Bahía de Cochinos”, dijo Trump). El presidente estadounidense habló luego del vice Mike Pence, el gobernador de La Florida Rick Scott, el senador de origen cubano y ex precandidato republicano Marco Rubio y el representante Mario Díaz-Balart (un día antes, este diputado había declarado: “Trump no está con los que reprimen al pueblo cubano como estaba Obama”). Calificó al sistema político isleño como una “dictadura” y desplegó un discurso agresivo, que se emparenta con su irrespetuoso mensaje de noviembre pasado, cuando falleció Fidel Castro. Ante las mil personas que colmaban el teatro, declaró: “No queremos que los dólares estadounidenses vayan a parar a un monopolio militar que explota y abusa a los ciudadanos de Cuba y no levantaremos las sanciones hasta que se liberen los presos políticos”. Se refirió al gobierno de La Habana como el “brutal régimen castrista” y destacó que “haremos cumplir el embargo”. El acto fue la puesta en escena del retorno a la política agresiva que desplegaron sin éxito Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush, Clinton, Bush Jr. y Obama, al menos en su primer mandato.
¿Por qué la vuelta a una retórica más propia de la guerra fría? ¿Por qué reivindicar el fracasado bloqueo, repudiado cada año en forma casi unánime en la ONU –en la última Asamblea General, 191 países exigieron su levantamiento, y sólo Estados Unidos e Israel se abstuvieron-? ¿Por qué insistir con una política que genera rechazo no sólo en la población estadounidense en general -según un sondeo de The New York Times de 2016, el 62% de la población estaba de acuerdo con el nuevo enfoque de Obama hacia Cuba- sino de los propios cubanoamericanos –el 70% de los cubanoamericanos de Miami apoyaban la normalización, mientras que el apoyo al bloqueo había caído a un 37%, en comparación con el 84% de 1990-? La principal causa del giro tiene que ver con la política interna de Estados Unidos. En primer lugar, es una “devolución de favores”. Trump modificó su anterior posición frente al deshielo –hasta hace un año era de los líderes republicanos más favorables a la “normalización” del vínculo, que posibilitaba hacer negocios con Cuba-, para granjearse el apoyo del establishment cubanoamericano, siempre opuesto a cualquier apertura hacia la isla, y de los sectores ultraconservadores de su partido. Ese giro tuvo que ver con asegurarse los votos de la comunidad cubana del Estado de la Florida, el swing state más importante en el colegio electoral. Trump, quien cosechó 2,8 millones de votos menos que Hillary Clinton en las elecciones del 8 de noviembre, supo calcular cómo y dónde tenía que ganar para llegar a la presidencia, aún sin la mayoría popular. Uno de esos lugares fue La Florida, donde se impuso por un escasísimo margen.
Pero la escenificación del trato duro con Cuba también responde a sus actuales necesidades políticas, en dos sentidos. Trump fue el presidente menos popular en sus primeros 100 días, al menos desde que esto se mide en los años sesenta. Cosecha altísimos niveles de rechazo, enfrenta movilizaciones de mujeres, trabajadores, estudiantes, investigadores, ecologistas, inmigrantes y pueblos originarios. Sufrió importantes reveses políticos (para imponer su veto migratorio, para aprobar el TrumpCare, para financiar el muro con México) y enfrenta el RusiaGate, que involucra a importantes funcionarios de su entorno y amenaza con obstaculizar o interrumpir su presidencia a través de un impeachment. Sin embargo, conserva el apoyo de sus votantes, aunque estos representaron apenas el 27% del padrón. Ese es el sentido de este tipo de puestas en escena: reforzar su base política, atacando todo lo que sea considerado parte del “legado” de Obama (y, el deshielo con Cuba, sin dudas era un componente central del mismo). Exhibe una supuesta fortaleza hacia adentro, abroquela a sus seguidores ultraconservadores, y a la vez proyecta una imagen hacia afuera que refuerza su disposición a actuar de manera unilateral, sin tener en cuenta lo que opine la comunidad internacional (no importa lo que diga la ONU sobre el bloqueo).
Claro que, cuando hablamos de cómo la política interna condiciona su política exterior, también nos referimos a cuestiones menos transparentes: Trump necesita el apoyo de su ex rival interno Marco Rubio, quien integra la Comisión de Inteligencia del Senado, que es la que investiga si Rusia intervino en las elecciones del año pasado en connivencia con el magante. Una semana antes de los anuncios sobre Cuba, ante esa comisión compareció James Comey, el ex jefe del FBI, expulsado por Trump pocos días antes. Rubio intercedió en el Senado para que Comey aclarara que Trump “no se encontraba personalmente bajo investigación”. La posición de este senador será clave para determinar el futuro de la investigación sobre la trama rusa. Como se ve, no sólo en América Latina hay una estrecha relación entre política exterior y política interior, a pesar de lo que plantean los acríticos defensores de la “gran democracia” del Norte. En síntesis, el acto en Miami tuvo por el triple objetivo alejar la atención mediática del affaire Rusia, que había alcanzado su clímax por esos días, consolidar la base de apoyo republicana y devolver el favor electoral de los cubanoamericanos de La Florida.
Ante el virulento discurso de Trump, la respuesta cubana, no se hizo esperar. A través de un texto publicado en el Granma, periódico del Partido Comunista, se dio a conocer un documento en el que se sostiene que los Estados Unidos “no están en condiciones de darnos lecciones” y se cierra del siguiente modo: “Como hemos hecho desde el triunfo del 1° de enero de 1959, asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible”. Allí se señala que las nuevas medidas que refuerzan el bloqueo están destinadas al fracaso, como ocurrió con las sucesivas sanciones aplicadas desde 1962, y que no lograrán el objetivo manifiesto de debilitar a la Revolución ni doblegar la resistencia del pueblo cubano. Rechazando la utilización de Trump de los derechos humanos como excusa para atacar a Cuba, se señala en ese documento: “Asimismo son motivo de preocupación las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado”. Este documento cierra la etapa de cautela que el gobierno de la isla habría mantenido luego de la asunción de Trump.
El unilateralismo, injerencismo y militarismo de Trump son una amenaza creciente para Nuestra América. Tras los ataques contra México y Venezuela, ahora se suma Cuba. Pero no son los únicos. Un día antes, el 15 de junio, Mike Pence había disertado sobre las supuestas amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos provenientes de países centroamericanos como El Salvador, Honduras y Guatemala, a causa del narcotráfico y las pandillas. Pidió la colaboración de Sudamérica con Estados Unidos, en la lucha contra este flagelo. Este tipo de iniciativas son un avance más en la fracasada estrategia de la “guerra contra las drogas”, al igual que la “lucha contra el terrorismo”, como excusas para aumentar el injerencismo militar –más bases, operaciones conjuntas, espionaje militar, venta de armamento-. Con Trump asistimos a una militarización de su política exterior y esto es particularmente preocupante en Nuestra América, que a pesar de ser una zona de paz, sufre esta avanzada militarista.
En el acto en Miami no sólo se atacó a Cuba, sino también a Venezuela. El día anterior, Pence había declarado en ese mismo sentido: “Todos nosotros debemos elevar nuestras voces para condenar al gobierno venezolano por su abuso de poder y su abuso contra el propio pueblo, y hacerlo ya”. Como bien recuerda Martín Granovsky en un reciente artículo titulado “La diplomacia de la militarización”, ese mismo día el secretario de Estado, Rex Tillerson, había alertado, sin datos, sobre supuestas conexiones entre los carteles mexicanos de la droga y los fundamentalistas del Estado Islámico. John Kelly, el secretario de Seguridad Nacional –antes jefe del Comando Sur-, también insistió en el supuesto vínculo entre “redes terroristas y redes criminales” como los narcos. O sea, vale utilizar cualquier argumento –terrorismo, narcotráfico, pandillas- para justificar la militarización de la política de Estados Unidos hacia nuestra América.
Esta política, que se suma a la retórica hispanofóbica que Trump desplegó a lo largo de su campaña electoral y mantuvo desde que llegó a la Casa blanca, supone una dificultad para reposicionar a Estados Unidos en la región, tal como venía haciendo Obama desde 2013. El retomar un discurso injerencista y agresivo contra Cuba, va a generarle aún más rechazos en América Latina y el Caribe. Si Obama debió revertir la anterior política, esto se debió al fracaso de más de 50 años de brutal bloqueo y agresiones diplomáticas, que es cuestionado cada año no sólo en la Asamblea de Naciones Unidas, sino muy especialmente por organismos regionales, como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En los últimos años, paradójicamente, Estados Unidos quedó aislado en los ámbitos diplomáticos por sus sanciones contra la isla. Si Trump elige volver a ese tipo de iniciativas, crecerá el rechazo que su figura provoca en la región por el muro en la frontera con México, su estigmatización de los hispanos y su política exterior unilateralista y militarista. Como señaló este martes Evo Morales, en la apertura de la Conferencia Mundial de los Pueblos, realizada en Tiquipaya, Bolivia, ante representantes de 43 países: “Son los mismos que cierran las puertas y construyen muros para impedir que las personas que huyen de esas guerras militares o económicas salven sus existencias (…) Los muros entre pueblos son un atentado a la humanidad; no protegen, enfrentan; no unen, dividen (…) van en contra de la historia de la humanidad; mutilan la ciencia y el conocimiento; encienden el odio a la diferencia; ahogan la libertad”.
Trump acaba de consumar una nueva agresión contra Cuba y contra toda Nuestra América, lo cual supone un enorme desafío para la región. Ante este escenario, es necesario desplegar, una vez más, la solidaridad con Cuba, con Venezuela, con México y con todos los pueblos atacados por este tipo de discursos xenófobos y por estas iniciativas injerencistas, unilateralistas y militaristas que amenazan nuestra integridad y la autonomía.
Donald Trump ha recuperado su diana preferida. Demagógico, polarizador e instintivo, el presidente de Estados Unidos ha reemprendido esta semana sus ataques a México. De poco han servido las llamadas a la calma de su entorno o las delicadas negociaciones del Tratado de Libre Comercio. En un momento en que su valoración atraviesa mínimos históricos, Trump ha decidido mantener activo el núcleo duro de su electorado. Esa base fiel que le permitió ganar las elecciones con menos votos que Hillary Clinton y que él nutre a paladas de rencor y prejuicio.
Cuando Trump mira al sur, no ve un país amigo. Ni a su segundo socio comercial ni siquiera un lugar donde sus empresas han invertido 150.000 millones de dólares en una década. Cuando el presidente pone la vista en México lo que advierte es un espacio letal y peligroso. Un nido de “malos hombres” azotado por las drogas y ante el que hay que construir lo antes posible un muro. O como afirmó el jueves en Twitter: “México acaba de ser clasificado el segundo país más mortífero del mundo, sólo por detrás de Siria. El tráfico de drogas es la causa. ¡Construiremos un muro!”.
La andanada, basada en un estudio con graves errores metodológicos, no es nueva. Trump lleva dos años humillando al pueblo mexicano. Empezó en junio de 2015 acusando a sus vecinos de llevar a Estados Unidos “drogas y violadores” y pidiendo un muro para evitarlo. Las protestas del Gobierno de Enrique Peña Nieto sólo sirvieron para que el multimillonario subiera el octanaje de sus ataques y acabara exigiendo que la obra la pagasen los propios mexicanos.
No fue una escalada casual. El primer golpe lo dio justo al anunciar su candidatura a la presidencia. Desde entonces, cada disparo le ha resultado rentable. Para el núcleo de su electorado, blanco y empobrecido, los mexicanos representan el competidor, lo desconocido. El otro.
”Su base está compuesta mayoritariamente por blancos, sobre todo trabajadores de clase media-baja sin educación universitaria. Su situación económica ha declinado y Trump les ha dado a quien culpar: mexicanos, inmigrantes, musulmanes… Mucha gente a la que odiar”, explica Larry Sabato, director del Centro para la Política de la Universidad de Virginia.
“Cuando golpea a México lo hace por partida doble: a la inmigración y a la economía, los dos temas prioritarios de su agenda. Son ataques de conveniencia, que le sirven para culpar a otros de los problemas”, explica George Edwards, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Texas.
Trump es consciente de ello y emplea este recurso cada vez que quiere recuperar la iniciativa. Como ahora. La trama rusa, la debilidad de su reforma sanitaria y la salida del pacto contra el cambio climático absorben la narrativa política estadounidense. Y apenas el 36% de los ciudadanos, según Gallup, aprueba su gestión.
Aunque es el peor resultado desde el inicio de la serie histórica en 1953, la valoración hay que tomarla con cuidado. “A Trump ese resultado no le preocupa; su base sigue inamovible. Las encuestas de Gallup se elaboran sobre población general adulta, pero a efectos electorales solo importan los votantes registrados. Y ahí Trump sigue en el 40% de valoración media, lo mismo que el primer día de presidencia”, explica el profesor Sabato.
La dinámica de Trump no es frenar un desgaste que él no siente, sino mantener activa su base y ser el centro del discurso político. Para ello recurre a sus fortalezas: terrorismo, economía e inmigración. Usa estos temas como catapultas. Los lanza y espera el efecto de contagio entre sus seguidores. De ahí, que tras un largo silencio sobre su vecino del sur, nacido de la renegociación del Tratado de Libre Comercio, haya vuelto a la carga. El miércoles lo hizo en un mitin en Iowa. Allí prometió un muro repleto de paneles solares. “Bastante imaginativo, ¿verdad? Ha sido idea mía”, dijo ante su audiencia. Y el jueves, en Twitter, habló de un muro para contener criminales. Mañana o cualquier otro día, volverá a la carga.
¿Qué tipo de capitalismo es posible en la Argentina? Alternativas para el desarrollo
En momentos de preocupación por las consecuencias de la
implementación de políticas neoconservadoras, es necesario volver a
discutir el presente y las perspectivas del desarrollo en el país. Se
trata de analizar las limitaciones políticas y económicas que impiden la
vigencia de un proyecto de desarrollo sostenible en el tiempo, así como
la posibilidad de la emergencia de un sujeto que encarne el compromiso
histórico de gobernar por y para el pueblo. ACTIVIDADES
14 a 15 hs. | Panel: “La estructura financiera global como límite al desarrollo” con Eugenia Correa y Magdalena Rua. Modera: Alfredo T. García.
15 a 17 hs. | Panel: “América latina y el capitalismo central. ¿Es posible la independencia económica de Argentina?” con Consuelo Silva Flores, Leandro Morgenfeld y Alfredo Serrano Mancilla. Modera: Sergio Carpenter.
17 a 19 hs. | Panel: “Las limitaciones y alternativas al régimen de acumulación en la Argentina” con Martín Schorr y Enrique Arceo. Modera: Marisa Duarte.
19 hs. | Conferencia: “¿Inevitablemente a los tumbos? El desarrollo argentino como hipótesis política” con Carlos Vilas.
Miércoles 5 de julio de 2017 de 14 a 20 hs.
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
Sala R. González Tuñón (1er. piso) - Av. Corrientes 1543 – CABA
¿Qué tipo de capitalismo es posible en la Argentina?
Alternativas para el desarrollo
En momentos de preocupación por las consecuencias de la
implementación de políticas neoconservadoras, es necesario volver a discutir el
presente y las perspectivas del desarrollo en el país. Se trata de analizar las
limitaciones políticas y económicas que impiden la vigencia de un proyecto de
desarrollo sostenible en el tiempo, así como la posibilidad de la emergencia de
un sujeto que encarne el compromiso histórico de gobernar por y para el pueblo.
ACTIVIDADES
14 a 15 hs. | Panel: “La estructura financiera global como
límite al desarrollo” con Eugenia Correa y Magdalena Rua. Modera: Alfredo
T. García.
15 a 17 hs. | Panel: “América latina y el capitalismo central. ¿Es posible la
independencia económica de Argentina?” con Consuelo Silva Flores, Leandro
Morgenfeld y Alfredo Serrano Mancilla. Modera: Sergio Carpenter.
17 a 19 hs. | Panel: “Las limitaciones y alternativas al régimen de acumulación
en la Argentina” con Martín Schorr y Enrique Arceo. Modera: Marisa
Duarte.
19 hs. | Conferencia: “¿Inevitablemente a los tumbos? El desarrollo argentino
como hipótesis política” con Carlos Vilas.
Miércoles 5 de julio de 2017 de 14 a 20 hs.
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
Sala R. González Tuñón (1er. piso) - Av. Corrientes 1543 – CABA
Resumen Latinoamericano/ ABI/ 20 de junio 2017/ Tiquipaya, BOLIVIA,.-
Morales: los mismos que encienden guerras levantan muros contra la humanidad
El presidente Evo Morales denunció el martes, sin nombrarlos,
que los mismos que provocan las guerras y disparan los desplazamientos y
migraciones son los que, ato seguido, cierran las puertas de sus países
y yerguen muros para evitar la movilidad humana, al inaugurar la
Conferencia Mundial de Pueblos en la ciudad boliviana de Tiquipaya.
“Son los mismos que cierran las puertas y construyen muros para
impedir que las personas que huyen de esas guerras militares o
económicas” salven sus existencias, dijo Morales en un emotivo discurso
con que inauguró la Conferencia de Tiquipaya.
El mandatario boliviano, convertido en el principal defensor de los
derechos de la Madre Tierra (o Pachamama), propuso a este foro,
engalanado por los expresidentes de Colombia, Ernesto Samper; de
Ecuador, Rafael Correa y del gobierno de España, José Luis Rodríguez
Zapatero, un “debate conjunto, para buscar, desde acá, soluciones o cómo
enfrentar esa clase de muros”.
La Conferencia de Tiquipaya, centro de Bolivia, que abrió con un
mensaje leído por el representante de su santidad, el papa Francisco,
debatirá también, en 5 mesas temáticas, la situación de los refugiados,
cuya entidad rectora de la Organización de Naciones Unidas acreditó a su
representante.
Morales, que saludó a las delegaciones de los 43 países que llegaron a
esta ciudad, célebre por su clima templado y sus Miraflores, propuso,
como alternativa a la construcción de muros divisorios, “una sociedad
universal plurinacional”.
“Los muros entre pueblos son un atentado a la humanidad; no protegen,
enfrentan; no unen, dividen (..) van en contra de la historia de la
humanidad; mutilan la ciencia y el conocimiento; encienden el odio a la
diferencia; ahogan la libertad”, denunció el mandatario boliviano.
Bolivia pide no “criminalizar y chantajear” a los migrantes desde la Conferencia Mundial de los Pueblos
El presidente Evo Morales pidió el martes no “criminalizar y
chantajear” a los migrantes y refugiados del planeta en su discurso
inaugural de la Conferencia Mundial de los Pueblos, por la construcción
de un mundo sin muros y una ciudadanía universal, que se desarrollará
hasta el miércoles en Tiquipaya, Cochabamba.
“Lo que ahora reclamamos es que no se nos chantajee con muros para
reducir aún más nuestros derechos laborales, lo que ahora reclamamos es
que no se nos criminalice a los migrantes”, manifestó el jefe de Estado
boliviano.
Asimismo, recordó que el problema de la migración no se genera de la
movilidad de los indígenas, judíos, musulmanes o comunistas, sino de las
expropiaciones coloniales e imperialistas y el calentamiento global,
provocado por los países más ricos.
“El mal viene de los imperios, de los poderosos, de los potentados
que concentran abusivamente la riqueza arrebatando tierra a los
indígenas, apropiándose de los minerales de los africanos, robando
petróleo de los árabes, expropiando empresas públicas de los latinos”,
explicó.
Bolivia llama a defender la vida de millones de desplazados en hermandad, sin razas ni fronteras
El presidente de Bolivia, Evo Morales, llamó el martes, en la
inauguración de la Conferencia Mundial de los Pueblos ‘Por un mundo sin
muros hacia la ciudadanía universal’, a defender la vida de millones de
personas desplazadas en el planeta a través de la cultura de la
hermandad, sin razas ni fronteras.
“Lamentablemente, hermanas y hermanos, en América la invasión, la
colonización nos ha impuesto fronteras, estratos sociales con ciudadanos
de primera y de segunda; en el mundo nos han impuesto oligarquías,
monarquías, jerarquías y hasta anarquías financieras, nos han
desintegrado, nos ha dividido, nos han descuartizado, sin embargo, la
cultura de la unidad, de la integración, de la vida, ha resistido
durante siglos”, dijo.
La conferencia internacional reúne en la ciudad boliviana de
Tiquipaya a expresidentes, personalidades, académicos y representantes
de organizaciones sociales de unos 40 países que defienden los derechos
de los refugiados y migrantes.
En su discurso, Morales deploró que la libre circulación de capitales eclipse a la “libre movilización” del ser humano.
“Durante siglos los pueblos indígenas hemos vivido construyendo una
cultura de hermandad, de paz y armonía, hemos desarrollado nuestras
múltiples identidades en armonía con la Madre Tierra. Igual que
cualquier especie, cualquier ser vivo, nos movíamos en nuestro propio
planeta a través de distintos territorios conviviendo entre pueblos que
no conocían las fronteras (…), no se conocía la palabra raza”, enfatizó
Morales.
En el mundo, una persona cada tres segundos se ve forzada a dejar su
casa y un total de 65,6 millones de personas vagaban ya por el mundo
como consecuencia de la guerra, las persecuciones y la violación de
derechos humanos, según la Agencia de Naciones Unidas para los
Refugiados.
“Tenemos derecho a la ciudadanía universal y a construir la hermandad
mundial, construir la paz, recuperar la esperanza y estamos
convencidos, hermanos y hermanos, de que es posible. En Bolivia nos
hemos reconocido como un Estado Plurinacional que acoge por igual a
todas las naciones de nuestra tierra, no ha sido necesario dividirnos en
otros pequeños Estados”, remarcó.
Entre el martes y miércoles en Tiquipaya se instalarán mesas de
debate de acuerdo a las siguientes ideas: causas estructurales y
sistémicas que provocan la movilidad humana de un Estado a otro y el
impacto del cambio climático, la crisis económica, las guerras y las
políticas intervencionistas sobre los flujos migratorios
También sobre la contribución de los migrantes al desarrollo humano
integral e incluyente de los pueblos; estrategias conjuntas para la
observancia, protección y ampliación de los derechos de los migrantes,
refugiados y sus familias; y propuestas para la construcción de una
ciudadanía universal articuladora de las identidades plurales de los
Pueblos y la soberanía de los Estados.
El
presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, confirmó el
endurecimiento de su relación con Cuba luego del proceso de
normalización iniciado en diciembre de 2014 por la presidencia de Barack
Obama. Resumen del Sur dialogó con Valeria Carbone sobre los
motivos de este giro de la Casa Blanca en relación a la isla y la
influencia de la base republicana en las decisiones de Trump en política
exterior.Valeria Carbone es Doctora en Historia, Docente de la
Catedra de Historia de Estados Unidos, de la Facultad de Filosofia y
Letras de la Universidad de Buenos Aires, y Secretaria de Redaccion de
la Revista Huellas de Estados Unidos: estudios, perspectivas y debates
desde America Latina.
Tras la interrupción de una política más flexible hacia Cuba y la reivindicación de las invasiones a la isla, el gobierno de Raúl Castro dijo que “como desde 1959, asumiremos cualquier riesgo”.
Los Estados Unidos “no están en condiciones de darnos lecciones”, sostuvo el gobierno de Cuba en respuesta al endurecimiento anunciado el viernes por el presidente norteamericano Donald Trump. Granma, el diario del Partido Comunista Cubano, publicó el extenso documento de respuesta que termina así: “Como hemos hecho desde el triunfo del 1° de enero de 1959, asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible".
El gobierno del presidente Raúl Castro, quien concluirá su mandato en febrero del año que viene y según su promesa no buscará la reelección, replicó así tanto al discurso beligerante pronunciado por Trump en Miami como la firma de una directiva llamada “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba".
De acuerdo con el texto cubano las nuevas medidas de endurecimiento del bloqueo, vigente desde 1962, “están destinadas a fracasar, como se ha demostrado repetidamente en el pasado”.
Esas medidas “no lograrán su propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, cuya resistencia a las agresiones de cualquier tipo y origen ha sido probada a lo largo de casi seis décadas”.
Si Trump y la realidad cumplen con las medidas anunciadas, algo es seguro: habrá contramarchas en la flexibilización entre Cuba y los Estados Unidos iniciada en diciembre de 2014, y que incluyó una visita de Barack Obama a Cuba y la reapertura de embajadas.
Ya con una Cuba sin Fidel Castro, muerto el 25 de noviembre, pero a la vez estable, el viernes último Trump refirmó el bloqueo como política de fondo.
Prometió oponerse a toda convocatoria de las Naciones Unidas o de cualquier otro foro que pida el fin del bloqueo.
El turismo y la educación serán más controlados. En los anuncios de Miami el tono fue que, incluso permitiendo los viajes, quedarán restringidos los traslados individuales que Obama había autorizado. Los viajes con fines educativos no académicos deberán ser en grupo. También los turísticos.
Símbolos
El acto de Trump en Miami estuvo plagado de referencias a los peores momentos de la relación entre los Estados Unidos y Cuba.
“Estamos muy honrados de que nos acompañen los asombrosos veteranos de la Bahía de Cochinos”, dijo. Fue una alusión al intento de invasión ejecutado por la CIA y mercenarios anti Fidel Castro en 1961. Fracasó. Antes de las elecciones Trump había sido distinguido con el Premio Bahía de Cochinos por la comunidad ultraderechista de Miami.
“Es un honor estar en un teatro que lleva el nombre de un verdadero héroe del pueblo cubano”, dijo también en referencia a Manuel Artime.
Artime fue el jefe civil de la Brigada 2506, uno de los comandos que intentó desembarcar en Playa Girón dentro de la Operación Pluto que desde 1960 buscaba entrar a la Cuba revolucionaria por Bahía Cochinos. Miembro de las fuerzas de Fidel que desertó luego hacia los Estados Unidos, Artime fue una de las caras elegidas por la CIA para presentar el denominado Frente Revolucionario Democrático, una máscara urdida en la base de operaciones de Guatemala para que el desembarco no fuera mundialmente visto como una simple operación de sabotaje.
Fue detenido y enviado a los Estados Unidos tras el pago de una indemnización. Se mantuvo en actividad durante el gobierno de John Kennedy y pasó a la actividad comercial privada luego de que, asesinado Kennedy, el sucesor Lyndon Johnson le transmitiera que cesarían las incursiones al estilo Cochinos.
En otro momento de su discurso Trump agradeció a los miembros de la Operación Peter Pan. “Ustedes saben de qué hablo”, dijo. A comienzos de los ’60 la CIA y la Oficina Católica de Bienestar a cargo del sacerdote Brian Walsh desplegó una campaña de temor y logró forzar la salida de 14 mil chicos desde Cuba porque supuestamente serían quitados a sus madres.
En el acto estaban el senador Marco Rubio y el representante (diputado) Mario Díaz-Balart. Rubio es uno de los mayores activistas contra el gobierno de Cuba. Nacido en los Estados Unidos en 1961, Díaz-Balart pertenece a una familia que, curiosamente, fue pariente de la primera esposa del líder cubano. “Trump no está con los que reprimen al pueblo cubano como estaba Obama”, dijo el diputado por Florida el jueves, un día antes del acto y de la firma de la directiva.
Rubio viene también de familia cubana y del ultraconservador Tea Party. En 2014 fue muy agresivo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. “Es probable que tengamos una crisis económica pronto en la Argentina”, dijo el senador republicano. Tildó al país de ser “el aliado más peculiar en el mundo, porque no paga sus deudas y no coopera militarmente”.
Aquellas declaraciones de Rubio sonaron no solo a cuestionamiento sino a programa para el futuro. Las deudas con los buitres quedarían pagas a comienzos del gobierno de Mauricio Macri. La cooperación militar formaría parte del primer memorándum de entendimiento firmado con Obama el 24 de marzo de 2016.
En el discurso del salón Artime Trump ligó el pasado con el presente, y lo hizo a escala de todo el continente. Usó varias veces la palabra “hemisferio”, que en la geopolítica estadounidense es sinónimo de América. “Ahora que soy presidente los Estados Unidos expondrán los crímenes del régimen de Castro y se pondrán junto al pueblo cubano en la lucha por la libertad”, dijo. “Sabemos que lo mejor para los Estados Unidos es tener libertad en nuestro hemisferio, sea en Cuba o en Venezuela, y asegurar un futuro en el que los pueblos de cada país puedan regirse por sí mismos”, agregó el jefe de la Casa Blanca.
Letra chica
Hay algunos acuerdos logrados entre los Estados Unidos y Cuba que no cambian. Al menos por el momento. Los cubano-americanos podrán seguir visitando Cuba. También podrán seguir enviando remesas a sus parientes en la isla.
Entidades de los Estados Unidos podrán seguir manteniendo vínculos con el sector cuentapropista cubano.
Quedan limitadas las actividades económicas con empresas relacionadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que en Cuba forman parte importante del sector público.
En 30 días más quedará claro el alcance de las medidas comerciales. Ése es el plazo que Trump dio a los ministerios del Tesoro y de Comercio para emitir nuevas regulaciones.
El sitio web Cubadebate, que suele expresar la visión oficial, resaltó dos elementos que Trump no cambió.
El primero es el mantenimiento de los acuerdos migratorios.
El segundo es que “Cuba NO regresa a la controvertida lista estadounidenses de países que financian el terrorismo”. La palabra “no” en mayúsculas es textual. Antes de dejar la Casa Blanca Obama había alcanzado a quitar a Cuba de esa lista. Integrarla o no determina mayor o menor dificultad crediticia y comercial. Formar parte de ella hace que el país en cuestión califique mejor como blanco.
La declaración del gobierno cubano otorga importancia a la derogación por parte de Trump de una directiva de Obama llamada “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba” firmada por Obama el 14 de octubre de 2016. Analiza el gobierno de Castro que esa directiva “no ocultaba el carácter injerencista de la política estadounidense” ni la búsqueda de cambios económicos y políticos en Cuba, pero al mismo tiempo significaba un reconocimiento de “la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba”. También operaba como un reconocimiento del gobierno cubano “como un interlocutor legítimo e igual, así como de los beneficios que reportaría a ambos países y pueblos una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos gobiernos”.
“El Presidente estadounidense, otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del Estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino”.
Obama había suavizado las relaciones con Cuba tranquilo porque las encuestas revelaban que la normalización progresiva con La Habana tenía el apoyo mayoritario incluso de la comunidad hispana y hasta de los norteamericanos de origen cubano. Por eso el documento del gobierno cubano dice que Trump está “mal asesorado”.
Al polemizar sobre derechos humanos, sostiene la declaración que Cuba es Estado parte en 44 instrumentos internacionales, mientras que los Estados Unidos son signatarios de solo 18.
“Asimismo son motivo de preocupación las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado”, dice otro párrafo del documento cubano.
El territorio de Guantánamo fue arrebatado a Cuba mucho antes de la Guerra Fría. La Revolución Rusa de 1917 ni siquiera se había producido cuando en 1903 el flamante Estado independiente cubano fue obligado forzosamente a alquilar una porción de Guantánamo para alojar una base naval. Firmaron el acuerdo el presidente cubano Tomás Estrada Palma y norteamericano Theodore Roosevelt, el constructor del nuevo imperio. Washington se había involucrado en la guerra de independencia de Cuba, a finales del siglo XIX, solo para emerger de esa guerra como un tutor inamovible.
Después de cuestionar la prisión establecida en Guantánamo, la declaración cubana publicada en el Granma critica como violaciones a los derechos humanos “las ejecuciones extrajudiciales y las muertes de civiles causadas por bombas y el empleo de drones, y las guerras desatadas contra diversos países como Irak, sustentadas en mentiras sobre la posesión de armas de exterminio masivo, con consecuencias nefastas para la paz, la seguridad y la estabilidad de la región del Medio Oriente”.
Donald Trump se presentó el viernes en el salón Artime de Miami junto con su vicepresidente, Mike Pence, que vendrá en agosto a Buenos Aires y es una figura clave del régimen estadounidense en dos terrenos: el despliegue militar y la preservación de la influencia en América Latina.
Un día antes de acompañar a Trump en Miami, Pence disertó sobre las presuntas amenazas a la seguridad de los Estados Unidos provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador. Mencionó las pandillas y el narcotráfico. Y dijo que ni el narco ni la inmigración ilegal se detendrían sin incluir a Sudamérica en el sistema de cooperación de los Estados Unidos.
Pence también envió mensajes a Venezuela. “Todos nosotros debemos elevar nuestras voces para condenar al gobierno venezolano por su abuso de poder y su abuso contra el propio pueblo, y hacerlo ya”, dijo Pence. Llamó a mostrar a los venezolanos que “hay un camino mejor”. Para el vice, la libertad “es el único camino hacia la prosperidad”. Pero “la seguridad es el cimiento de la prosperidad”.
El mismo día el secretario de Estado, Rex Tillerson, alertó sin datos sobre las supuestas conexiones entre los carteles mexicanos de la droga y los fundamentalistas de ISIS, Estado Islámico.
El secretario de Seguridad Nacional John Kelly a su vez advirtió sobre la conexión entre “redes terroristas y redes criminales” como los narcos. Esas redes podrían traficar no solo drogas sino bombas sucias.
Un dato: antes de ser el jefe de Homeland Security, Kelly fue la cabeza del Comando Sur, el área de la Secretaría de Defensa y de las Fuerzas Armadas encargada de América Latina.
Un artículo de Jake Johnson en la revista Foreign Policy publicado la semana que pasó lleva este título: “La militarización de la política de los Estados Unidos hacia América Latina se está profundizando con Trump”.
El presidente norteamericano aumentó los gastos militares y bajó los del Departamento de Estado. “No esperen que los Estados Unidos simplemente se van a retirar”, recomienda pensar Foreign Policy. “Más bien esperen que se profundice el compromiso militar de los Estados Unidos en la región”. Incluso aunque no haya ningún anuncio oficial, el giro parece inevitable.
La tendencia había comenzado antes de Trump. Con Obama, ya el Pentágono dio ayuda a Colombia sin certificación previa de que no se estaban violando los derechos humanos.
Como sucedió en la década del ’20 con las ocupaciones territoriales, en la del ’50 con los golpes de Estado y en la del ’70 con la tortura, el laboratorio para todo el continente es la política hacia Guatemala, Honduras y El Salvador. “Con menos recursos por canales tradicionales se fortalecerá entre las embajadas norteamericanas la red de lazos entre la inteligencia, los agregados militares, los agentes de la DEA y otras autoridades de seguridad que están ganando poder para conducir la política exterior de los Estados Unidos”, dice el análisis de Foreign Policy. Con menos dinero a mano por los recortes presupuestarios, ellos son los que “administrarán las zanahorias”.
Hace una semana murió en La Habana uno de los intelectuales más prestigiosos de la Revolución, Fernando Martínez Heredia. Su último trabajo forma parte del libro “América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista”, publicado por Editorial Sudestada en la Argentina.
“Eventos recientes adversos en Venezuela y algunos otros países latinoamericanos nos preocupan a todos y podrían indicar que el tipo de proceso que tuvo muchos logros en una parte de la región y generó tantas esperanzas está chocando con sus límites, y el imperialismo y sectores capitalistas locales han pasado a la ofensiva con el fin de liquidarlo y esparcir el derrotismo”, escribió Martínez Heredia en el libro. Para señalar, entre resignado y optimista: “Cuba mantiene su apoyo y acompañamiento a esos procesos, y lo expresa muy claramente. Si la tendencia actual avanza y se consolida, sin duda tendremos más dificultades y menos compañía, pero, como siempre, haremos causa común con nuestros pueblos hermanos y el país mantendrá la política de apoyo a las coordinaciones de América Latina y el Caribe, y al horizonte integracionista”.