La razón detrás del bombardeo de Siria
Por Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
El establishment – la oligarquía norteamericana concentrada en
el centro financiero de Nueva York con su contraparte política en Washington -
tuvo mucho que celebrar después del bombardeo ordenado por el presidente Donald
Trump contra una base aérea militar en Siria. La Armada norteamericana disparó
59 cohetes Tomahawks desde el oriente del mar Mediterráneo al corazón de Siria.
La operación que estaba en la agenda del Pentágono hace varios años siguió casi
los mismos pasos tácticos que la desatada por EEUU contra Panamá en 1989. En
aquel año dejó caer 422 bombas en una
madrugada sobre el Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP),
destruyendo el barrio de El Chorrillo en la capital panameña y causando la
muerte de miles de inocentes.
Panamá no
representaba peligro para EEUU y sus intereses. El gobierno militar en el poder
en aquella época hacía lo que la CIA y otras agencias desestabilizadoras a
escala mundial le solicitaban. El presidente Bush (padre) era un amigo del
general Noriega, con quien tenía una relación cercana desde que ambos dirigían
los aparatos de seguridad de sus respectivos países en la década de 1970. En el
caso de Siria, EEUU también tenía una relación amistosa con el gobierno de
Damasco (laico y pluriétnico). Assad padre no intervino en la guerra entre Irak
e Irán, apoyando por defecto a Irak en contra de su aliado chiita en Teherán.
Al igual
que Noriega, Assad fue atacado sistemáticamente por EEUU tanto en los medios de
comunicación como en las redes económicas. La CIA logró levantar una oposición
armada que cayó rápidamente bajo influencia de Al Qaeda y después del Estado
Islámico. La intervención rusa que tiene una base naval a orillas del mar
Mediterráneo sirio le dio oxígeno al gobierno de Assad para sobrevivir. Durante
los ocho años del gobierno del presidente Obama, EEUU no intervino con tropas
en Siria esperando que sus mercenarios tuvieran éxito.
Trump
declaró durante la campaña presidencial (2016) que no intervendría en Siria.
Sin embargo, el establishment se oponía en forma tenaz a la política de
Trump. En sus medios de comunicación acusaban al nuevo presidente de ser un
aliado de Moscú, de ser un indeciso y un político impredecible. Al igual que
Bush (padre) en 1989, quien era acusado de ser un whimp (debilucho), la
guerra mediática estaba dejando su huella en la armadura de Trump. Tenía que
hacer algo para que la pérdida de popularidad que arrojaban las encuestas no lo
dejaran sin posibilidades de recuperarse. El establishment (con el
Partido Demócrata a la cabeza) ya hablaba de un enjuiciamiento (impeachment)
por su supuesta relación con los servicios de inteligencia del Kremlin durante
la campaña presidencial.
Trump tenía
que dar tres golpes simultáneamente para salir de la telaraña que le habían
tejido los intereses financieros y la clase política en Washington. Por un
lado, al igual que en Panamá en 1989 tenía que demostrar que estaba dispuesto a
usar la fuerza militar para garantizar los intereses armamentistas de la vieja
oligarquía norteamericana. Segundo, tenía que demostrar que Rusia era su
enemigo y que no podía desarrollar una relación con Moscú. El establishment
sostiene que es necesario someter y subordinar a Rusia a los fines de
dominación global de EEUU. Finalmente, había que demostrarle a China que la
Casa Blanca no estaba dispuesta a tolerar las muestras de su creciente poderío
económico y militar.
El Pentágono
le armó el despliegue de poder militar que necesitaba Trump en una noche
sub-tropical en Mar a Lago en compañía del presidente chino, Xi Jinping. Mientras cenaban, Trump pidó un
permiso para anunciarle a su país y al mundo que acababa de bombardear a Siria.
Al día siguiente, los medios globales lo coronaron Presidente de verdad.
Se ha
puesto de moda el término las “banderas
falsas”. En realidad, la táctica se remonta a las antiguas civilizaciones. En
Panamá acusaron a Noriega de ‘narcotraficante’ (¿al servicio de la CIA?) e
invadieron un país causando la peor tragedia humana en su historia. En Siria
acusan al gobierno de Assad – sin pruebas - de usar ‘armas químicas’ causando
muertes de niños y mujeres. La respuesta de EEUU, casi inmediata, fue el bombardeo
de una base aérea siria cercana. Todo para que Trump recupere la confianza de
los medios del establishment que inmediatamente lo elevaron al status
presidencial. Además, sus números en las encuestas de popularidad comenzaron a
recuperarse.
20 de abril de 2017.
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