Trump, las amenazas a México y una nueva estrategia global
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Hasta ahí las versiones, idas y venidas de un papelón diplomático incomprobable pero creíble. No pasaron 15 días desde que Donald Trump asumió la presidencia de la principal potencia mundial y varios hechos ya dan cuenta de sus intenciones de reconfigurar no sólo la política interna, sino también las relaciones internacionales y el modo de llevarlas a cabo.
México y Medio Oriente, lugares donde la injerencia estadounidense es histórica, se llevaron los laureles en las prioridades gubernamentales. Promesas de campaña como la construcción de un muro en la frontera o la prohibición del ingreso a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, dejaron de ser marketing y pasaron a ser medidas de gobierno.
En el medio, ocurrió otro desaire diplomático, esta vez con el primer ministro australiano, que se hizo público en el Washington Post y el propio Trump dio credibilidad a las versiones sobre sus polémicas llamadas telefónicas. “El mundo está en problemas. Pero vamos a resolverlo, es lo que hago. Créanme. Cuando hablan de las duras llamadas que estoy teniendo, no se preocupen. Simplemente no se preocupen. Debemos ser duros, es tiempo de que seamos duros. Estamos siendo aventajados virtualmente por todas las naciones del mundo. Eso no volverá a pasar”, expresó el mandatario este jueves.
Pero no queda todo allí. Michael Flynn, consejero de seguridad nacional, el miércoles puso “oficialmente bajo aviso” a Irán en reacción a una prueba de misiles. “Irán continúa amenazando a amigos de EE.UU. y a sus aliados en la región”, agregó Flynn.
¿Conflicto con Irán en puerta?
Consultado por Notas sobre las implicancias de estos sucesos, el analista internacional Leandro Morgenfeld sostuvo que se enmarcan en un cambio de la estrategia de Estados Unidos para construir hegemonía global, desde la asunción de Trump.
Por un lado, afirmó que el presidente republicano “eligió a la comunidad hispana en particular, pero también a la musulmana, como chivo expiatorio para generar una corriente adversa hacia los inmigrantes”. Se trata de un “discurso xenófobo que trata de quebrar una potencial confluencia de los sectores oprimidos, no solo de clase sino entre las minorías étnicas en Estados Unidos”. “Es una vieja estrategia”, agregó, “es lo mismo que están haciendo los movimientos xenófobos en Europa”. En ese marco, Trump “eligió en particular a México para atacar”.
Hay, de acuerdo al investigador, especialista en el vínculo entre Estados Unidos y América Latina, dos posibles interpretaciones sobre los hechos de la última semana. La primera, que Trump intenta mostrarse más fuerte y no va pasar del plano discursivo. Pero la segunda, es que “está desplegando potenciales conflictos”.
“No creo que vaya a un conflicto militar con América Latina, pero sí podría ser, lo cual sería un terremoto, un enfrentamiento con Irán”, sostuvo Morgenfeld. Esto implicaría “cerrar el conflicto con Siria y tratar de meter una cuña en el eje Pekín-Moscú-Teherán. Distender con Moscú para confrontar con China y, junto con Netanyahu e Israel ir a una política de confrontación con Irán”. Recordó, en ese sentido, “la promesa de trasladar la Embajada de Tel Aviv a Jerusalén”. “Si eso tiene que ver con fuegos de artificio o con preparar las condiciones para un eventual enfrentamiento militar, por supuesto está por verse”, agregó.
México, puerta de entrada a la región
En cuanto a la situación con México, Morgenfeld aseguró que “hay parte de una retórica que le dio apoyo electoral que está generando muchísima tensión y lo va a seguir haciendo en Estados Unidos”. Pero, al mismo tiempo, sostuvo que se trata de “una oportunidad para reconstruir en Nuestra América una articulación política, una integración frente a estas humillaciones. Hoy es México, pero va a ser lo mismo con Cuba, Venezuela y otros países”. “Es fundamental que haya una reacción más enérgica, conjunta, de los organismos regionales (Unasur, CELAC)”, dijo el analista.
Mientras, algunos “gobiernos derechistas y opinólogos”, en particular de Argentina y Brasil, dicen que es la oportunidad para que cada país “trate de ver cómo en este contexto se pueden posicionar mejor” para tener una relación más estrecha con Estados Unidos. “Macri era el gran candidato para ocupar ese rol”, opinó Morgenfeld pero repasó que en las últimas semanas el gobierno de Trump ya tomó decisiones económicas (suspensión de la importación de limones) y de materia migratoria (vuelta atrás con algunos beneficios en el visado) que mostraron un camino distinto al de Barack Obama. “Ni siquiera en ese sentido Trump está dispuesto a hacer concesiones”, comentó el autor del libro Vecinos en conflicto.
Esas medidas, sostuvo, “ya están modificando la estrategia de Obama del soft power, el poder blando”. Aquello implicaba “recomponer la hegemonía en EE.UU. en la región aislando los procesos más radicales y atacando de formas no tradicionales a los países del eje bolivariano y distendiendo con Cuba”. “Con Trump claramente la estrategia es otra”, aseguró, “lo que es un gran riesgo”. Para Morgenfeld, el nuevo presidente estadounidense “va a intentar militarizar más la región con la excusa de la lucha contra el narcotráfico. Eso es lo que se desprende de la conversación con Peña Nieto”. “Pero también”, concluyó, “es una oportunidad de que quede más expuesto y obligue a gobiernos derechistas que proponen un alineamiento con EE.UU. a seguir otros rumbos”.
Julia de Titto – @julitadt
Hola Leandro, creo que la política de EEUU hacia la región en materia de narcotráfico siempre fue militarista, pero la concepción conservadora o hasta reaccionaria de trump va a endurecer esta postura debido a su también intención persecutoria de los consumidores y sumado a esto el racismo que identifica a mexicano con narcotraficante. Lo de Irán es altamente preocupante y coincido con la necesidad de la acción de UNASUR, pero para eso deben dejar de lado muchos países sus estrategias de realismo periférico y buscar mas autonomía. Saludos.
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