Daniela M. – Buenos Aires, Argentina
El
presidente de Argentina, Mauricio Macri, llegó al poder con un puñado
de promesas. Entre ellas, la de “volver a ser parte del mundo”. Sucede
que desde su visión de Gobierno, la gestión que lo precedió, el
kirchnerismo, se centró en “políticas populistas” hacia el interior del
país, en lugar de mirar cómo integrarse con sus vecinos y, claro, con el
“mundo”. Por esto, el mandatario impulsa una serie de medidas para
trabajar sobre la Alianza del Pacífico, el bloque regional que conforman
Chile, Perú, Colombia y México. Pero, ¿cómo podría afectar esta
estrategia al Mercosur, el bloque que ya reúne más de 13 millones de
kilómetros cuadrados, 275 millones de habitantes y un PIB equivalente a
más de 4 billones de dólares?
“En
días en que el planeta vive segregación, xenofobia y proteccionismo,
Chile y la Argentina han iniciado un camino de colaboración. Hemos
conversado sobre los avances, entre otros ámbitos, sobre los desastres
naturales”, aseguró Michelle Bachelet, presidenta de Chile, frente a
Macri en un acto por la conmemoración del bicentenario de la “Batalla de
Chacabuco”. Macri, por su parte, se mostró entusiasmado por la foto con
su par chilena:
La
relación entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur viene dando que
hablar desde hace ya unos meses. El norte que guía a ambos países
parecería ser el libre comercio: “Ambos países no están de acuerdo con
las señales de proteccionismo que vienen de distintos lugares. Lo que se
ha acordado es oponer al proteccionismo la apertura, más integración,
poner en valor nuestras exportaciones”, explicó Heraldo Muñoz, ministro
de Relaciones Exteriores de Chile.
Y
la voluntad explícita de Macri no tardó en hacerse notar. En una
declaración conjunta, acordaron “en su calidad de Presidentes Pro
Témpore de Mercosur y de la Alianza del Pacífico, promover la
realización, en el corto plazo, de un encuentro de Ministros y Ministras
de Relaciones Exteriores de los países que integran ambos bloques”.
De
hecho, en la declaración se señala la intención de “alcanzar un acuerdo
de liberalización comercial ambicioso frente a las tendencias
proteccionistas observadas a nivel internacional que se contradicen con
el esfuerzo para alcanzar el crecimiento sostenible y el desarrollo
inclusivo”. Desde junio del año pasado,
Pero
el acuerdo no se da sólo en términos de facilidades comerciales, sino
que podría tener algunas consecuencias para el bloque regional de
América Latina.
La estrategia: hacer y deshacer
Las
prioridades de las relaciones internacionales de Mauricio Macri como
presidente fueron claras: abrirse al librecomercio a través de tratados y
organismos internacionales. A los pocos meses de asumir, el
expresidente norteamericano Barack Obama ya estaba en la Argentina de
visita. Se trataba de una fuerte señal, luego de que los gobiernos
kirchneristas cerrarán el diálogo con los Estados Unidos. A partir de
este encuentro bilateral, en el cual el Presidente argentino llamó a
recomponer el vínculo diplomático, las señales entre el partido que
gobierna la Argentina y los países alineados con la política
norteamericana fueron en consonancia.
Para
entender la Alianza del Pacífico hay que tener en cuenta el mapa
regional. “Surgió en 2011, bajo el impulso del entonces presidente Alan
García, como un foro regional integrado por Perú, Colombia, Chile y
México –más de 200 millones de habitantes, un tercio del PBI de América
Latina-, ideado para contrarrestar la creciente influencia bolivariana, a
través del ALBA. En ese entonces, los gobiernos de Argentina y Brasil
cultivaban estrechas relaciones con sus pares del ALBA. En su manifiesto
inaugural, la ‘Declaración de Lima’, los socios fundadores señalaban
que pretendían ‘avanzar progresivamente hacia el objetivo de alcanzar la
libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas’”, explica
Leandro Morgenfeld, Doctor en Historia (UBA-Conicet), docente y
especialista en Estados Unidos. Según el analista internacional, Estados
Unidos impulsó este foro para intentar reposicionarse en la región,
contrarrestar el avance chino e impulsar a través de la misma su
proyecto más ambicioso, el Acuerdo Transpacífico (TPP). “Ambas
iniciativas, la Alianza del Pacífico y el TPP eran complementarias y
funcionales a los intereses de la Casa Blanca en América Latina.
Washington pretendía que los países con los cuáles ya tiene Tratados de
Libre Comercio bilaterales (Colombia, Chile, Perú) se unieran e
impulsarán el TPP”, explica a Yahoo Noticias.
La
política de Estados Unidos suele ser negociar con cada país por
separado, no con el conjunto. Con lo cual, la alianza de los gobiernos
le resultó siempre un tipo de incomodidad para su política
internacional. La intención de Mauricio Macri parece ser, así, dar
marcha atrás en las políticas que el kirchnerismo le aplicó a la
diplomacia latinoamericana, más cercana a gobiernos inclinados hacia la
centroizquierda. Fue el kirchnerismo, de hecho, quien rechazaba el
acercamiento al bloque del Pacífico por cuestiones políticas, al
relacionar directamente las políticas de estos países con el gobierno de
los Estados Unidos.
Pero
los tiempos cambiaron con Macri, sobre todo con el gran gesto de la
visita de Barack Obama apenas asumió el presidente Argentino.
Por
esto, las intenciones de Macri apuntan a desandar el camino recorrido
por el kirchnerismo. “Desde que asumió Macri tomó la agenda de Estados
Unidos e intentó sumarme a los TLC que se negociaban. A contramano de lo
que está pasando en Estados Unidos y en Europa, insiste en la apertura
económica e impulsa el acuerdo Mercosur-Unión Europea y la convergencia
con las economías menos industrializadas y más abiertas que integran la
Alianza del Pacífico. Así, a mitad de año formalizó el ingreso de la
Argentina como observador e intenta remolcar al resto de la región hacia
el modelo chileno o peruano, resistido en países como Brasil o la
Argentina, con entramados productivos más complejos”, explica
Morgenfeld.
Según el historiador, lo que Macri quiere hacer es consolidarse como socio fundamental de Estados Unidos.
Pero
esto podría ser un problema si se lo mira en el contexto internacional,
es decir, si se piensa el lugar hacia el cual están apuntando las
políticas de los países alrededor del mundo. “El problema que tienen los
gobiernos neoliberales, que apostaron a los TLC y a la atracción de
inversiones estadounidenses es que el Brexit y el triunfo de Trump
modificaron el escenario internacional. Estos gobiernos se quedaron,
desde el punto de vista ideológico y discursivo, sin el modelo a
imitar”, aporta Morgenfeld.
El Mercosur, entre los números y la Alianza del Pacífico
La
Alianza del Pacífico fue creada en 2011, en sus bases se encuentra el
librecomercio (aspecto que separó a los Kirchner durante tantos años y
que hoy lo acerca a Macri). Engloba un PBI per cápita promedio de US$
16.759. Esto representa la mitad del comercio de América latina con un
dato no menor: atrae el 41% de la inversión extranjera.
El
Mercosur reúne un total de 295 millones de personas entre Brasil,
Paraguay, Uruguay, Argentina y Venezuela. La Alianza del Pacífico suma
217 millones entre Chile, Perú, Colombia y México. El mercosur reúne un
PBI per cápita de 17.370, apenas un poco más que la Alianza del
Pacífico. En cuanto a la importancia que ocupan en relación a las
exportaciones, el Mercosur se ubica en el cuarto lugar de los bloques
económicos mundiales en cuanto a volúmen. La Alianza del Pacífico
exporta cerca de US$ 455.000 millones.
¿Cómo
se relacionarían ambos bloques comerciales? “En la actualidad, el
Mercosur sufre un doble embate. Hoy en día predominan los gobiernos
neoliberales. Cartes en Paraguay, luego del golpe parlamentario contra
Lugo, Temer en Brasil, después del golpe parlamentario contra Dilma (cuyo
canciller, José Serra, es un histórico opositor al Mercosur) y Macri en Argentina.
Los tres resolvieron suspender a Venezuela, para aislarla
diplomáticamente y forzar la caída de Maduro. Al mismo tiempo, se
plantea la “flexibilización” del Mercosur, permitiendo a cualquier país
que firme un TLC con un país extra zona, lo cual prácticamente lo
sentenciaría a desaparecer”, piensa Morgenfeld.
“Además,
Macri impulsa un TLC con la UE, que sería tan pernicioso como el ALCA y
una convergencia con la ALPA. Dada la parálisis en muchas iniciativas
de infraestructura, institucionales y monetarias, el Mercosur importaba
fundamentalmente como bloque político. El proceso de cambio que vivió en
el último año lo está terminando de poner en crisis”, sentencia.
Está
claro, así, que la estrategia es distinta respecto del kirchnerismo.
“La gestión anterior no lo integraba, porque privilegiaba otra
estrategia de integración regional. La ALPA siempre tuvo una aceitada
relación con Estados Unidos y promovía una agenda contraria al eje
bolivariano. Macri, en cambio, toma a Colombia, Perú o Chile como
modelos para la Argentina, por eso promovió los vínculos con cada uno de
esos países y con el bloque en general. Es una opción
político-ideológica”, cierra Morgenfeld.
Restará
ver si la opción político-ideológica llevará a la Argentina por el
camino del crecimiento o si, una vez más, el endeudamiento terminará por
aplastarla en un futuro.
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