Los mexicanos exigen a Peña Nieto que cancele la reunión con Trump
CIUDAD
DE MÉXICO – Mexicanos de todas las estirpes políticas se unieron este
miércoles para exigir al presidente Enrique Peña Nieto que cancele su
visita a Washington, programada para el 31 de enero.
El pedido surgió después de que el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para comenzar la construcción de un muro fronterizo.
Poco
importó que no hubiera claridad sobre qué significa la orden, qué tanto
puede realmente hacer Trump sin el aval legislativo o cómo será pagado
el muro. La provocación fue suficiente para muchos.
“De
cara a la emboscada de hoy y a las políticas de ‘a mi manera o de
ninguna manera’, México haría bien en revaluar el viaje del presidente
de la próxima semana”, dijo Arturo Sarukhán, exembajador de México en
Estados Unidos.
En
Twitter, otros fueron menos mesurados, al calificar el anuncio de Trump
como “una ofensa”, una “bofetada” y un “monumento a las mentiras”.
La
orden ejecutiva complica una relación de por sí tensa ha sido desde la
campaña, cuando se volvió más difícil ignorar las promesas de Trump
sobre construir un muro, deportar a millones de mexicanos y cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Aun así, el anuncio del miércoles logró empeorar las relaciones bilaterales, pues se dio justo cuando el canciller Luis Videgaray se encontraba en Washington para un primer día de discusiones preliminares de cara a la visita de Peña Nieto.
Videgaray fue quien impulsó que Trump visitara la residencia oficial mexicana de Los Pinos
durante la campaña. Las críticas resultantes lo llevaron a renunciar
como secretario de Hacienda, aunque su fortuna revivió después de la
victoria electoral de Trump y así regresó al gabinete como ministro de
Relaciones Exteriores.
Pero
cualquier esperanza de que la invitación que le extendió al entonces
candidato republicano le diera algo de campo de maniobra quedó desechada
después de que fue recibido en Washington con la orden para construir
el muro.
Aunque
el gobierno de México no respondió de inmediato al anuncio de Trump,
muchos mexicanos dijeron que el intentar ser conciliatorios con el nuevo
presidente ya no es una opción.
“Somos
como Charlie Brown y ellos son Lucy con el balón de fútbol”, dijo Jorge
Castañeda, excanciller de México. “Peña es un presidente débil en un
país débil durante un momento débil, pero debe de tener agallas”.
México
no quiere empezar una guerra comercial o de palabras con Washington,
pero varios funcionarios de alto rango han dicho en últimos días que estarían dispuestos a dejar atrás el TLCAN si las negociaciones no son favorecedoras para los intereses mexicanos. Esa postura era impensable hace apenas unos meses.
Y es que, conforme las promesas de Trump se materializan en acciones, el discurso público ha cambiado.
“Ya
no va a poder disfrutar de la cooperación mexicana en estos temas” de
seguridad, dijo Roberto Ortiz, mexicano de 72 años que vende GPS para
automóviles.
Pese
al desencanto, algunos mexicanos reconocen la firma de la orden
ejecutiva de Trump como un acto político: buena parte de la frontera
entre Estados Unidos y México ya tiene vallas y la migración ilegal
persiste.
“Los
gestos simbólicos no van a cambiar el hecho de que somos vecinos y
nuestros países se afectan mutuamente”, dijo Carlos Pascual, exembajador
estadounidense en México. “No tenemos opción alguna más que seguir
trabajando para encontrar mejores soluciones”.
Otros
hasta tomaron con buen humor el anuncio de que comenzará a construirse
el muro y dijeron que la creatividad mexicana lo volverá inútil.
“No
cambiará la vida en México”, dijo Ariel Najum, de 39 años. “Ya saben
cómo somos los mexicanos: si ellos construyen para arriba, nosotros lo
hacemos por debajo… con túneles”.
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