Mientras
Cambiemos levanta la bandera del “regreso al mundo”, en EE.UU. apuestan
a barreras comerciales. ¿Está Argentina en el rumbo correcto?
Por Héctor Medina (Diario BAE)
Desde el inicio de su gestión, Mauricio Macri apostó a la apertura de la economía como una de las prinipales herramientas para el “regreso de la Argentina al mundo”, junto con el pago a los holdouts y el alineamiento con Estados Unidos en detrimento de las alianzas que venían tejiéndose hace años con China y Rusia. Pero la anunciada “lluvia de inversiones” no sólo no se materializó, sino que ahora desde la principal potencia del mundo llegan señales preocupantes del gobierno que lidera Donald Trump, un hombre al igual que Macri surgido desde el ámbito empresarial y no el político: denuncia de pactos comerciales, barreras proteccionistas, el foco puesto en la generación de puestos de trabajo internos y un freno a la desnacionalización.
En este escenario, se plantea una pregunta: ¿La política aperturista de Cambiemos y el foco puesto en la disminución de costos laborales y una (al menos en lo discursivo) mejora de competitividad son lo que necesita la Argentina para salir de la crisis? Para el historiador y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Leandro Morgenfeld “Claramente NO. Esa estrategia de aumentar la tasa de explotación local, vía disminución de salarios atenta no sólo contra el nivel de vida de los trabajadores, sino que deprime aún más la demanda y el mercado internos, con lo cual profundiza la caída de la actividad. Fue y sigue siendo un gran error a apostar únicamente al mercado externo, y más en un contexto de creciente proteccionismo en los países centrales. La ilusión de la vuelta a la Argentina agroexportadora, ya ensayada con Martínez de Hoz durante la última dictadura, es inviable para millones de argentinos”.
Para este especialista “Macri va a intentar paliar el fracaso de la estrategia aperturista avanzando en una flexibilización laboral. Espero que, como en otras ocasiones de la historia argentina, haya una resistencia del movimiento obrero contra esta ofensiva del capital contra el trabajo. Lo veo inviable socialmente”.
Ante la misma pregunta, Walter Formento, sociólogo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), señala que “tanto Donald Trump como Mauricio Macri son dos presidentes de formación empresaria, de grandes conglomerados económico-fi nancieros: Trump desarrolló su empresa y grupo económico y Mauricio formó parte del desarrollo del grupo empresario de Franco (self-made man). Trump expresa un nacionalismo industrialista anti-oligarquía fi nanciera neoliberal global; Macri es parte de los grupos económicos que se articulan a las redes fi nancieras neoliberales globales”.
Continúa señalando que “la política aperturista es una política de articulación al esquema global de poder del globalismo fi nanciero, es la política de formar parte de un esquema de poder y negocios globales. La política de disminución de costos laborales es parte de una concepción gral del poder económico mundial desde 1980/90.Algo que logran no tanto por la reducción de salarios sino por la tercerización y deslocalización de proveedores globales de bienes y servicios. Por ello tampoco les importa el cierre de las pymes locales, porque pueden traer bienes y servicios vía importación o acuerdos de proveedores.” Para este experto, que también preside el Centro de Investigaciones en Política y Economía (CIEPE) “la visión neoliberal global conlleva observar lo local (y nunca lo nacional) como parte del mundo global. No existe lo nacional en el pensamiento estratégico neoliberal global, solo proveedores locales y ensambladores globales de bienes y servicios productivos y/o fi nancieros.
El macrismo (el empresariado de grupos económicos locales) busca solo poder ser parte de los negocios globales. Por lo tanto, no considero que busquen competitividad nacional sino unidades de negocios globales donde articular. Por lo cual se vuelve central para Macri toda la economía de materias primas (soja, minería, energía) para la exportación.
Donde incluso la toma de grandes masas de deuda fi nanciera, es observada como modo de enriquecimiento y de cooptación de voluntades que permitan “gobernabilidad”.
La crisis para los neoliberales es el terreno donde mejor se conducen las oportunidades de negocios.
Orientando la crisis sobre los oponentes y alejándola de los amigos.” “Además -agrega Walter- cuando Cambiemos se plantea la apertura irrestricta de la economía, el mundo tenía al globalismo gobernando EE.UU. y con mucho peso en las economías emergentes, y no había perdido aun Londres y Gran Bretaña en el Brexit.” Una segunda cuestión es si ante este escenario global, la Argentina debería aplicar una receta “a la Trump”, poner el acento en el proteccionismo y los acuerdos bilaterales para mejorar la economía y sobre todo el nivel de empleo. Para Leandro “no vale la comparación porque Trump no es asimilable a los reformismos nacionalistas latinoamericanos, como el peronismo, el varguismo o el cardenismo. Trump es un millonario (entre los 350 hombres más ricos del planeta, según Forbes), nombró a un ex Goldman Sachs en la Secretaría del Tesoro, tiene un discurso anti-sindical y va a gobernar bajándoles impuestos a los ricos (ya lo está haciendo). O sea, más allá de que tiene una retórica proteccionista, que supo granjearle el apoyo de muchos trabajadores descontentos con la pérdida de empleos industriales, no puede ser tomado como ejemplo. Trump está protegiendo los intereses de los empresarios ‘estadounidenses’. No se puede asimilar al gobierno de la principal potencia mundial, que defi ende los intereses de las grandes multinacionales y del Pentágono como gendarme planetario, con las experiencias de los nacionalismos latinoamericanos, que tuvieron un componente potencialmente antiimperialista.” Y resalta que “el proteccionismo en países semi-industrializados tiene justamente por objetivo generar condiciones para diversifi car esas economías. Además, la política económica de Trump viene acompañada de un peligroso discurso xenófobo. Quiere convencer a los trabajadores estadoundienses de que la culpa de sus males no son el 1% de los más ricos, que él integra, sino los hispanos indocumentados que vienen a robarles el trabajo. Intenta así quebrar la unidad y la conciencia de clase de los sectores más explotados.”
Formento por su parte, puntualiza que “La política de Trump tiene a la recuperación de instrumentos de soberanía de los EE.UU., que supone se han perdido desde la derogación de la ley Glass Steagal, con la caída de las torres gemelas y la guerra de Irak y con el desarrollo de la OTAN. Estos instrumentos de soberanía implican recuperar la reserva federal, la economía industrial- comercial-y-agraria y su infraestructura, la política y el complejo industrial militar. Para desde ahí poder repotenciar la economía norteamericana como primer motor de la economía mundial, hecho que dejo de ser entre 2001- 2010. Trump está pensando estratégicamente como volver a ser una potencia nacional de alcance mundial. El Macrismo no piensa desde una estrategia nacional sino de grupo de interés económico.”
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