Por Cecilia Camarano (ámbito.com)
Los debates en torno a la muerte de Fidel Castro y el legado que dejará en Cuba y en el mundo ya comenzaron. A menos de 48 horas de su muerte, simpatizantes y críticos del líder se muestran expectantes sobre el impacto de la noticia en las relaciones globales.
En esta línea, mucho se ha dicho este fin de semana sobre la relación entre la muerte de Castro con "el fin del siglo XX". En diálogo con ámbito.com, el profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigador del CONICET, y autor de varios libros Leandro Morgenfeld, se propone cuestionar esta idea y aventura que el legado de Fidel "va a agigantarse a partir de ahora".
Periodista: ¿Cómo impacta la muerte de Fidel en el contexto geopolítico inmediato?
Leandro Morgenfeld: Más allá de su avanzada edad y de sus públicos problemas de salud, su muerte generó una conmoción y tristeza a escala global, y en particular en América Latina y el Caribe, donde Fidel fue y es un símbolo. Desde 2006, cuando tuvo que ser operado por su problema intestinal, fue organizando la sucesión, para que su eventual muerte no generara una crisis política en Cuba, de impacto impredecible. Si bien genera tristeza, su muerte no va a modificar el contexto geopolítico en nuestra América, al menos no en forma inmediata ni lineal. Fidel fue y va a seguir siendo un referente en las fuerzas revolucionarias y de izquierda, y su legado histórico va a agigantarse a partir de ahora.
P.: ¿Considera que con la muerte de Fidel, Cuba cambiará su régimen de gobierno?
L. M.: Por supuesto que la desaparición física de Fidel va a tener una carga simbólica muy fuerte al interior de la isla, por lo que representa su figura. Pero, al mismo tiempo, como Cuba viene instrumentando una serie de reformas, la "actualización del modelo económico cubano", normalizando las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y pensando en la renovación generacional de sus líderes. El gobierno está hace una década comandado por Raúl Castro, quien anunció que eventualmente se retiraría en 2018. Al haberse planificado el paulatino retiro de Fidel (como presidente, comandante de las fuerzas armadas revolucionarias, secretario general del partido), el impacto no genera tanta incertidumbre, como sí hubiera ocurrido hace 15 o 20 años.
P.: ¿Cómo cree que será la relación entre Cuba y Estados Unidos a raíz del deceso de Fidel y la asunción de Donald Trump?
L. M.: La reacción de Trump fue desagradable y lamentable. Salió a festejar la muerte vía Twitter. Lo calificó como un "brutal dictador". Poco antes, había homenajeado a ex miembros de la brigada que invadió Cuba en abril de 1961, con financiamiento y apoyo de la CIA. E incorporó a su equipo a un reconocido lobista pro-embargo. Trump había considerado que la política de deshielo impulsada por Obama era positiva, pero en los últimos meses de la campaña, para capturar el voto de los cubanoamericanos anti-castristas de Florida, modificó su posición y prometió dar marcha atrás. Incluso llegó a prometer que cerraría la embajada en La Habana (reabierta en julio de 2015). Las señales que está dando son muy preocupantes. El mundo entero le exige a Estados Unidos que termine con el criminal bloqueo económico, comercial y financiero que hace décadas aplasta a la isla. Pero Trump responde en forma agresiva. Esa actitud va a generarle rechazo en nuestra América y echa por la borda la política impulsada por la saliente administración Obama. Creo que con Trump va a reflotarse un sentimiento de rechazo al gobierno de Estados Unidos, por no respetar los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos.
P.: ¿Comparte la visión de que con la muerte de Fidel termina el siglo XX?
L. M.: Fidel, junto con el "Che" (Ernesto Guevara), son emblemas de la lucha revolucionaria antiimperialista y socialista en nuestra América, pero también en el mundo entero. Fue una figura clave a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Impulsó una revolución anti-dictatorial en uno de los países más dependientes y sojuzgados por el imperialismo estadounidense. Contra toda la lógica, logró transformar esa revolución en una socialista, resistió la invasión de 1961, organizada al final de la administración Eisenhower y ejecutada durante la presidencia de Kennedy, resistió un embargo de más de medio siglo, más de 600 intentos de asesinato organizados por distintas agencias del gobierno estadounidense. Colocó un pequeño país de 11 millones de habitantes en el centro de la historia universal, impulsó a otros movimientos revolucionarios en América Latina, Asia y África, resistió el colapso de la Unión Soviética hace más de 25 años. En fin, Fidel encarna una época. No creo que con su muerte "termine el siglo XX", como tanto se dijo este fin de semana. Porque tampoco estamos ante un inminente cambio en Cuba. El pueblo cubano resistió tantas cosas, tantas veces se pronosticó el colapso de la Revolución en los últimos 50 años, que mejor es ser prudentes. En 1953, en el juicio tras el asalto al Cuartel Moncada, Fidel pronunció uno de los alegatos más extraordinarios, que cerró con el emblemático: "La historia me absolverá". Creo que, más a allá de los claroscuros de su figura, la historia lo pondrá en un lugar destacado, como la figura quizás más relevante de nuestra América en el siglo XX.
P.: ¿Cómo cree que impactará la muerte de Fidel en la población cubana en lo cotidiano?
L. M.: La omnipresencia de Fidel en Cuba hace que se muerte tenga un impacto superlativo desde el punto de vista emocional. Hace décadas que se especula sobre qué va a pasar en Cuba cuando muera Fidel. No pudieron matarlo, sobrevivió a todo, y terminó falleciendo a los 90 años, luego de planificar su transición. En ese sentido, creo que no habrá un impacto inmediato en la vida cotidiana, en términos de modificación de la situación económica. Habrá que ver cómo se procesa el recambio generacional, cómo avanzan las reformas económicas y cómo sigue la relación con Estados Unidos, cuando asuma Trump. Es de esperar que con la nueva administración se haga más lento el fin del bloqueo, pero eso es algo que está por verse.
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