A 45 DIAS DE LAS ELECCIONES EN EE.UU., LEVE VENTAJA DE HILLARY
La calma que precede al debate
Hoy el escenario parece haberse estabilizado con una
ventaja mínima para Clinton. Entre dos y tres puntos de ventaja para la
candidata demócrata da el promedio ponderado de los sondeos justo antes
del debate.
Por Nicolás Lantos
Desde Nueva York
Página/12
El caos habitual de Manhattan esta semana estuvo amplificado varias
veces por una serie de ataques terroristas de baja intensidad, sin
víctimas fatales combinados con la presencia de más de cien jefes de
Estado para la Asamblea General de Naciones Unidas, lo que decantó en
operativos de seguridad extremados que volvieron el Midtown un infierno
durante cinco días. Bajo esa capa de excepcionalidad, ajenos a todo, los
turistas llegados desde cada punto del globo aprovechan los mejores
días del otoño neoyorkino, con el verano fatal ya en el retrovisor pero
todavía un calorcito como para salir en remera de noche.
Disimulada entre familias cargadas con bolsas de regalos, chicas
haciéndole trompita a la cámara frontal del celular, policías con cara
de pocos amigos y algunos estudiantes extranjeros recién llegados que
miran todo con cara de asombro, vive en esta ciudad una minoría: los
neoyorquinos. Profesionales, empleados, comerciantes, blancos, negros,
asiáticos, latinos, de clase media baja, media, alta o altísima,
católicos, protestantes, judíos, musulmanes, budistas o ateos,
conservadores o liberales, caminan por las mismas calles, comen en los
mismos restaurants, viajan en los mismos subtes, pero viven en un plano
ligeramente diferente, como si vibraran a otra frecuencia.
En ese mundo, por ejemplo, existen Hillary Clinton y Donald Trump.
Están en las tapas de los diarios exhibidos en kioskos en las esquinas,
se los menciona en cada programa de radio, su imagen se reproduce
durante horas en los canales de noticias (y, aunque menos, en otros
también). A pocas horas del primer debate presidencial, que se celebrará
en la Universidad Hofstra, en Long Island, a una hora de viaje de aquí,
la campaña prendió finalmente y empieza a sentirse el clima electoral.
La mejora en las encuestas del candidato republicano de las últimas
semanas, aunque ahora parece haberse detenido, le sumaron suspenso al
desenlace de los comicios, atrayendo interés y generando preocupación en
la mayoría progresista que habita en esta ciudad. “¿En serio crees que
puede ganar?”, repregunta David, un joven de origen latino pero hijo y
nieto de estadounidenses nativos que trabaja en una empresa de software.
No se considera demócrata pero votó dos veces a Obama. “Si Trump está
tan cerca a lo mejor haya que ir a votar por Hillary”, dice. La idea no
lo convence.
Entre dos y tres puntos de ventaja para la candidata demócrata da el
promedio ponderado de los sondeos justo antes del debate. Después de una
importante mejoría republicana que duró más de un mes y lo puso casi en
empate técnico, hoy el escenario parece haberse estabilizado con una
ventaja mínima para Clinton. Una buena performance mañana, ante más de
cincuenta millones de espectadores que, se estiman, van a seguir el
evento en vivo, puede darle un poco más de aire, a 45 días de las
elecciones. Una victoria dialéctica para su rival puede darle a Trump el
envión que necesita para pasar al frente por primera vez.
Pero la ex secretaria de Estado tiene además un problema extra: la
atención no estará puesta solamente en lo que diga sino que se escrutará
en detalle su estado físico, luego de su desmayo ante cámaras y el
cuadro de neumonía. Cualquier señal de debilidad de la candidata durante
los 90 minutos, sin cortes, en los que estará de pie bajo los focos y
ante las cámaras, puede resultar fatal para su campaña. En su equipo lo
saben y por eso están preparándola físicamente con tanto cuidado como
ensayan los argumentos y los artilugios con los que buscará hacer
enfurecer a su rival para que pise el palito. Por las dudas, tienen
preparada otra estrategia diferente para contraponer a un eventual Trump
calmado y diplomático.
El magnate asegura que, a diferencia de los políticos tradicionales a
quienes dice venir a reemplazar, él no se preparó especialmente para el
debate. Algo que resulta difícil de creer, teniendo en cuenta que en su
equipo de campaña está el ex CEO de Fox News, Roger Ailes, que tiene
una larga experiencia preparando candidatos republicanos para los
debates: lo hizo con Richard Nixon, Ronald Reagan y George H. W. Bush.
Según pudo averiguar Página/12, la estrategia inicial será dejar hablar a
su rival, para cansarla. “Va a ser como una pelea de box a quince
asaltos”, graficó un asesor de campaña de Trump. “Al final de cuentas,
el lenguaje corporal va a ser más importante que lo que se diga. El
quiere terminar el debate impecable y que ella termine desgastada”,
agrega.
Edith tiene 73 años, está jubilada, antes trabajaba en una biblioteca
y elige las frutas en el mercado inspeccionándolas una por una, como si
estuviera decidiendo qué libro sacar del estante y cuál dejar juntando
polvo. Quiere ver el debate pero se queja de que “los hacen muy tarde” y
a esa hora va a estar durmiendo. “Lo veré a la mañana siguiente por
Youtube”, asegura, con naturalidad, mientras selecciona manzanas. Edith
ama a Hillary. “Ella es una gran inspiración, una mujer luchadora y
preparada. Un gran orgullo para todas”, se entusiasma, con los ojos
brillosos. “Yo no puedo creer que vaya a ganar Trump. No lo creo. No
sería lógico. La gente tiene que darse cuenta –dice, con un temblor de
duda–. Llevo 65 viviendo en este país. Nunca vi nada igual”.
A pesar de los reveses, Clinton sigue manteniendo una ventaja eximia.
Según el sitio de análisis político fivethirtyeight.com, la candidata
hoy encabeza las encuestas en los estados que necesita para llegar a
270. Ni uno más. A pesar de estar abajo en los cruciales Florida, Ohio y
Carolina del Norte, tiene un muro de contención conformado por
Pennsylvania, New Hampshire, Colorado, Michigan, Minessota y Virginia
con los que se garantizaría la mayoría en el Colegio Electoral. Hoy,
encabeza las encuestas en todos esos distritos por tres puntos o más,
una diferencia mayor que la que tiene su rival en los estados en disputa
donde encabeza. Pero los márgenes son muy finos y no hay lugar para
otro error.
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Donald Trump amenaza con llevar al debate con Hillary Clinton a una ex amante de su marido
Este
lunes tendrá lugar el primer cara a cara entre los dos candidatos a
suceder a Obama, se espera una audiencia de 90 millones de personas.
El candidato republicano a la Casa Blanca hizo el comentario después de que el millonario inversor Mark Cuban, quien ha criticado a Trump y apoya a Clinton, acordara sentarse en primera fila del debate que será emitido por televisión y para el cual se espera una audiencia de 90 millones de personas.
Trump se ha referido en varias oportunidades a las infidelidades del esposo de su contrincante, quien ocupó la Casa Blanca durante dos mandatos consecutivos entre 1993 y 2001.
"Si el zopenco de Mark Cuban, de fracasada fama de benefactor, quiere sentarse en la primera fila, tal vez yo ponga a Gennifer Flowers justo a su lado!" tuiteó Trump.
No está claro que la propia Flowers estuviera dispuesta a asistir a la cita. Una cuenta de Twitter ligada al sitio oficial de Flowers señaló que ella asistirá al debate y sugirió que da su respaldo a Trump.
"Hola Donald. Sabes que estoy de tu lado y definitivamente estaré en el debate!...", señala el tuit, con un emoticono de beso al final.
Sin embargo, Mike Pence, el candidato a la vicepresidencia designado por Trump, ha negado que Flowers vaya a estar presente en el debate. "Ella no asistirá al debate de mañana por la noche", ha declarado al periodista Chris Wallace en Fox News Sunday. "Trump dijo eso para ridiculizar los esfuerzos de Hillary Clinton y de su equipo de distraer la atención de los ciudadanos de los temas que realmente le importan", ha aclarado.
Bill Clinton tuvo una relación con Flowers mientras era gobernador del estado de Arkansas (1983-1992).
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