En los últimos tiempos surgieron distintas expresiones del retorno de la Argentina a esa construcción subjetiva denominada “mundo”. Este acto significaba el cierre de una dark age y el retorno de una posición de aislamiento que, desde su perspectiva, había sido dañina para la imagen y el prestigio del país.Contradicciones entre la política exterior y el discurso de desideologización de la administración macrista. El avance de Estados Unidos y la Unión Europa en detrimento de la agenda Sur-Sur. Continuidades y rupturas en las prioridades geopolíticas del gobierno argentino.
A partir de ello, nos proponemos analizar una serie de paradojas en la gestión de la actual política exterior: por un lado, la proclamación de la desideologización en el tratamiento de ciertas cuestiones; por otro, la demanda por ampliar las opciones internacionales y la definición de prioridades que en algunos casos pueden restringir dichas opciones. ¿Qué ha pasado en los primeros meses de la actual gestión?
La desideologización de la política exterior
Cuando el filósofo esloveno Slavoj Žižek menciona que la actualidad se declara post-ideológica, también afirma que “la negación de la ideología lo único que hace es proporcionar la prueba definitiva de que estamos más que nunca inmersos en ella”. Sin embargo, existen factores notorios que atentan contra el discurso de la desideologización de las relaciones exteriores del país.El impeachment contra Dilma Rousseff representa un caso ilustrativo de esta afirmación. En aquella oportunidad el gobierno argentino reaccionó casi inmediatamente, emitiendo un comunicado en el cual expresó el respeto por “el proceso institucional que se está desarrollando” y la confianza “en que el desenlace de la situación consolide la solidez de la democracia brasileña”.
Es decir, el gobierno argentino expresó un apoyo fuerte a Michel Temer, que posteriormente se ratificó con la recepción en Buenos Aires del canciller brasilero, José Serra, dos semanas después. Allí se habló de la flexibilización del MERCOSUR y del fortalecimiento de la vinculación entre aquel y la Alianza del Pacífico (AP), escalón para posteriormente sumarse a las negociaciones del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
El gobierno argentino quedó prácticamente solo -a excepción clara de Paraguay- frente a la polémica destitución de Rousseff. Otros países incluso llamaron a consulta a sus representantes en Brasilia -Ecuador, El Salvador, Venezuela, Bolivia y Nicaragua- y países como Chile y Ecuador expresaron su preocupación, en un marco de suma precaución. Pero la actitud de Argentina no solo contrastó con la de sus pares, sino con la propia ya que, tiempo atrás, la canciller Susana Malcorra había sostenido que “creemos que hay que ser muy cuidadosos de lo que se dice, apoyamos a la presidenta que ha sido electa democráticamente”.
El gobierno argentino quedó prácticamente solo -a excepción clara de Paraguay- frente a la polémica destitución de Rousseff. (…) Pero la actitud de Argentina no solo contrastó con la de sus pares, sino con la propia ya que, tiempo atrás, la canciller Susana Malcorra había sostenido que “creemos que hay que ser muy cuidadosos de lo que se dice, apoyamos a la presidenta que ha sido electa democráticamente”.
Con respecto a los Estados Unidos, desde la visita de Barack Obama se han producido las mayores novedades. Junto con la UE parecen ser las prioridades globales para el gobierno argentino, en detrimento de la agenda Sur-Sur. La visita del subsecretario de comercio de Estados Unidos, Stefan Selig incluyó sus elogios sobre las medidas de liberalización comercial que genera el gobierno nacional. En cuanto al ámbito de la Defensa, el ministro de la cartera, Julio Martínez, recibió al almirante Kurt W. Tidd, quien se desempeña como Comandante del Comando Sur, del cual depende la polémica cuarta flota, reactivada en el año 2008. En ese marco, se acordó la reanudación de ejercicios militares conjuntos y capacitación bilateral.En algunas cuestiones Argentina continúa las relaciones ya establecidas, aunque con matices ideológicos distintos. Es así la relación con Colombia, que se fortaleció durante la gestión kirchnerista cuando se suscribieron cinco tratados. También se muestra una evidente continuidad con China, con quien se mencionó la necesidad de “reafirmar la asociación estratégica a largo plazo”.
Con respecto a los Estados Unidos, desde la visita de Barack Obama se han producido las mayores novedades. Junto con la UE parecen ser las prioridades globales para el gobierno argentino, en detrimento de la agenda Sur-Sur.
Contrastes
Louis Althusser sostiene que “lo que parece suceder así fuera de la ideología (con más exactitud en la calle) pasa en realidad en la ideología”. En la política exterior actual hay, como antes, amigos y enemigos, y eso se basa en determinadas ideas e intereses. Al final, el filósofo argelino parece tener razón cuando nos dice que “la ideología no dice nunca ‘soy ideológica’”.La gestión de la política exterior no guarda únicamente indicadores que comprometen sus respectivos canales institucionales con el error técnico de la reproducción de las agendas, sino que también evidencia cortocircuitos presentes entre la presidencia, cancillería, hacienda y jefatura de gabinete.
*Magíster en Integración Latinoamericana (UNTREF)
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