La desclasificación de los archivos sobre el vínculo de Estados Unidos con la última dictadura Argentina concedida por el Gobierno de Barack Obama no es ningún triunfo de Mauricio Macri. O quizás un poco sí. El historiador e investigador del Conicet, Leandro Morgenfeld, explicó a BorderNews cómo fue el proceso de solicitud, que lleva más de 17 años, y cómo la iniciativa del gobierno de Obama representa un premio al gobierno argentino por tener políticas subordinadas a los intereses estadounidenses.

Al adjudicárselo en parte tiene razón

Definitivamente no es un logro del gobierno de Macri: “Es una declaración oportunista adjudicarse como una iniciativa propia algo en lo que nunca en la historia tuvieron que ver, y en lo que ninguno de sus funcionarios puso algún tipo de acento. Lo que sí representa es una especie de premio para Macri porque su gobierno sí colabora con ellos“, acentuó.
“Nunca los principales funcionarios de éste gobierno tuvieron un compromiso por la memoria la verdad y la justicia de lo que fue la ultima dictadura militar”
Las polémicas provocadas a raíz de la visita de Obama en el 40 aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo intensificaron la presión de la prensa y de diferentes organismos de Derechos Humanos por liberar los documentos: “Obama anuncia la desclasificación un poco para frenar las críticas por su estadía en la Argentina y otro para mostrar su supuesta voluntad de cooperación”.
mongerfeldPara el docente de la UBA, esta desclasificación hay que entenderla como un intento de una parte del gobierno de Obama de mostrar que no tiene compromiso con las decisiones de los gobiernos en cuestión: “Obama nunca planteó un arrepentimiento en su discurso del 24 de marzo”, criticó.
Morgenfeld expicó que el pedido de desclasificación de los documentos se inició por parte de distintos organismos de DDHH en el gobierno de la alianza, en 1999: “Pidieron a la secretaría de Estado del gobierno de Bill Clinton que ayudaran en los juicios y en la búsqueda de desaparecidos y de bebés. Después de un largo proceso de negociación consiguieron la primera desclasificación, que se dio en 2002, durante el gobierno de George Bush, pero después del atentado a las torres gemelas, se complejizó desclasificar en general archivos de Estados Unidos, pese a las intensas gestiones durante los últimos años”.

Qué revelan los documentos

“Se termina de confirmar que desde el principio de la dictadura, los gobiernos de Gerald Ford primero y de Jimmy Carter después tenían pleno conocimiento del terrorismo de estado y que Henry Kissinger, como secretario de estado durante el gobierno del 76 avaló las atrocidades que se estaban cometiendo en el país”, resumió.

(AP Photo/Seth Wenig)

Curiosamente, la figura del republicano Kissinger generó sendos encontronazos en los debates en los que se definía el candidato definitivo por el Partido Demócrata para las presidenciales del 8 de noviembre: “Hillary Clinton fue muy elogiosa del ex secretario de Estado cuando Bernie Sanders era sumamente crítico, más acorde a las distintas organizaciones de DDHH e intelectuales progresistas que repelen la imagen de Kissinger y apelan a  una una serie de leyes de libre acceso a la información para promover la desclasificación de archivos secretos”.
Los estadounidenses que se oponen a la desclasificación de los documentos vinculantes al Plan Cóndor justifican la alianza con dictadores, la promoción de golpes de Estado y de violaciones a los Derechos Humanos. Según ellos éstos hechos se enmarcaban en un contexto de Guerra fría: “No tienen que darse a conocer éstos datos porque ‘el faro de la democracia’ perdería su autoridad moral”.
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El historiador explicó que desde su trabajo en distintos archivos presidenciales en Estados Unidos, sabe que “hay una parte que se mantiene oculta, porque hay informantes dentro del gobierno nacional, de las fuerzas armadas de argentina y hay otros países en los que no quieren que se conozca la verdad”.
“La cuestión es qué documentos se desclasifican porque entre los más de 4 mil documentos que se hicieron en 2002 no estaban los del Pentágono, la CIA, y otros varios organismos de inteligencia”, contó. Y desde ya que las 1081 fojas que le trajo John Kerry a Macri el 4 de agosto es un contenido muy parcial que, según prometió Obama, continuará en los próximos dos años.
El desclasificar documentos no hace que Estados Unidos deje de intervenir como una potencia imperial en el resto de los países. Morgenfeld usó como ejemplo el notable incremento en las acciones de colaboración conjunta entre el pentágono y las fuerzas armadas argentinas: “En medio de la cooperación de Estados Unidos con éstos archivos,  ayer se conocio que Argentina va a comprar 24 aviones militares a EEUU por 300 millones de dólares. El proceso de militarización de las relaciones bilaterales sigue adelante”, concluyó.