Estados Unidos publicó documentos desclasificados sobre la dictadura argentina
El Gobierno le dio a organismos de derechos humanos y a periodistas más de 1081 fojas de documentación entregada por el país norteamericano.
La Nación
El Gobierno entregó ayer a organismos de derechos humanos y periodistas "documentos desclasificados"
de "14 agencias y departamentos del gobierno de Estados Unidos" que
abarcan el período comprendido entre "1977 y 1982" que confirman el
accionar represivo ilegal de la última dictadura militar y el rol de
ocuparon los Estados Unidos en el marco del denominado Plan Cóndor en la
región, como se llama al complot que las dictaduras del Cono Sur
implementaron desde mediados de los 70 hasta inicios de los 80 para
secuestrar, torturar y eliminar opositores políticos.
El anuncio fue formulado por el vicecanciller Carlos Foradori, el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj y el Representante Especial para los Derechos Humanos de la Cancillería, Leandro Despouy, quien señaló que se trata de "un resultado contundente de la nueva política exterior" impulsada por Mauricio Macri y el acuerdo firmado el 24 de marzo pasado en ocasión de la visita del presidente Barack Obama al país.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, entregó el pasado 4 de agosto una copia de esos documentos al presidente argentino durante su visita a la Argentina.
En una conferencia de prensa conjunta realizada en la Casa Rosada, los funcionarios coincidieron en señalar que la documentación desclasificada alcanza a casos de secuestros y torturas emblemáticos como el de Alberto Samuel Falicoff; Alfredo Bravo; Jacobo Timerman, la familia de Alejandro Deutsch, el informe escrito por Patricia Derian sobre la situación de los Derechos Humanos en el país, informes de inteligencia sobre la forma en que se produjo el golpe de estado de 1976, "negociaciones" entre Estados Unidos y los militares por cuestiones "geopolíticas" y cartas presentadas por el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter a Jorge Videla, reclamando por la situación de los derechos humanos en el país.
Tras la conferencia de prensa realizada en la Casa Rosada, los funcionarios entregaron las carpetas y un CD con las 1081 fojas de documentación entregada por los Estados Unidos. El encargado de recibir las carpetas fue el secretario de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Abel Madariaga, quien estuvo acompañado por representantes de otras organizaciones de derechos humanos como el CELS, familiares de Detenidos Desaparecidos por cuestiones políticas, la APDH y el Equipo de Antropólogos Forenses.
Según anunció Avruj, los documentos "fueron entregados a Abuelas porque fue una de las organizaciones que solicitó formalmente la desclasificación pero estarán a disposición del público en la sede del Museo de la Memoria" para la consulta tanto de periodistas, jueces y organismos.
Consultado sobre el rol que ocupó el ex canciller norteamericano Kissinger en el denominado Plan Cóndor, Foradori prefirió "no adelantar opinión hasta analizar los documentos que fueron presentados en público por el Gobierno sin analizarlos", tarea que comenzará ahora.
Convenios internacionales para la desclasificación de más documentos
Avruj anticipó que el gobierno nacional firmó además convenios con otros países vecinos como Uruguay, Chile, Brasil y Paraguay para ampliar la desclasificación de documentos en esos países.
El objetivo es investigar sobre la planificación del denominado Plan Cóndor que, según Avruj, "ayudará en los juicios por delitos de lesa humanidad" que se están sustanciando contra ex represores en el país.
"Estamos sorprendidos por la rapidez en que Estados Unidos entregó la documentación después del acuerdo con el presidente Obama, pensábamos que esto iba a tardar más de un año" indicó Avruj.
Según detalló el secretario de Derechos Humanos, el material desclasificado "sin duda aportará a la construcción de la memoria colectiva y va a traer una ayuda importante a los juicios y alivio a los familiares de víctimas de la última dictadura".
También dijo que el material contiene "informes de la embajada de Estados Unidos" de esa época, como de "la Secretaría de Estado y el Pentágono", entre otras, que demuestran como se planificaron "operaciones militares y de inteligencia" en el marco del Plan Cóndor en la región.
Entre los documentos desclasificados -que en su mayoría están escritos en inglés- también figuran informes de inteligencia sobre "negociaciones entre el gobierno de Estados Unidos y Videla por la cooperación entre la dictadura argentina con Rusia y Cuba en el marco de la guerra fría y la presión para la firma de tratados de no proliferación nuclear, como las negociaciones de Carter con Videla para que acepte la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y pedidos de liberación de detenidos-desaparecidos.
También, anticipó Despouy, solicitarán la apertura de archivos previos al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, entre los años 73 y 74, donde se puede comprobar el accionar de la "tristemente llamada Triple A", que "se sumarán a los más de 4000 documentos desclasificados y entregados por la UNESCO que sirvieron para comprobar los delitos de lesa humanidad en el Juicio a las Juntas Militares".
La ODNI anunció además que en los próximos 18 meses el Gobierno de Estados Unidos desclasificará más documentos procedentes de las bibliotecas de los ex presidentes Gerald Ford, Ronald Reagan y George H.W. Bush (padre), y más documentos de la biblioteca de Carter. Se espera que este proceso de desclasificación esté completado en 2017.
Estados Unidos ya había publicado en 2002 unos 4.000 documentos sobre la llamada "guerra sucia" en Argentina, pero no sacó a la luz documentos que consideraba clasificados.
Agencias DyN y DPA
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UNA CARTA DE MASSERA A CARTER, ENTRE LOS NUEVOS DOCUMENTOS DESCLASIFICADOS POR ESTADOS UNIDOS
“Occidente es el amor y la misericordia”
Un texto del primer jefe de la Armada del golpe militar
revela su tono de cruzado. El documento figura entre otros textos que
ocupan 1080 páginas. Fueron liberados ayer por el gobierno de los
Estados Unidos y arrojan más luz sobre la dictadura.
Por Martín Granovsky
Página/12
Como solía
enseñar Alicia Oliveira, los Estados escriben. Y en el caso de la
dictadura lo que escriben nunca deja de sorprender. En los documentos
desclasificados entregados la semana pasada por los Estados Unidos a la
Argentina hay una carta del almirante Emilio Massera al presidente James
Carter en la que dice que “Occidente es la libertad de pensar y de
hacer” y el “respeto al honor, al trabajo, al talento”. Y completa:
“Pero Occidente es también el amor, es la esperanza y es la
misericordia”.
La carta de Massera tiene un membrete en el ángulo superior izquierdo
que dice “Junta Militar. Comandante en Jefe de la Armada” y está
fechada el 15 de septiembre de 1978. El responsable máximo del campo que
operaba en la Escuela de Mecánica de la Armada la escribió para
compartir con Carter “algunas reflexiones sobre la situación de mi país”
porque estaba por cesar en sus funciones como miembro de la Junta.Reconquista
Uno de los párrafos tiene tono de cruzada. “En mis frecuentes visitas a todos los países sudamericanos he hecho especial hincapié en la necesidad de emprender la reconquista del espíritu de Occidente por parte de todos los países americanos, como único camino para salvaguardar nuestra identidad continental.” Massera dice haber “enfatizado hasta el cansancio que a Occidente no hay que buscarlo en el mapa, porque es hoy una actitud del alma que no está atada a ninguna geografía”.El de Massera no es un planteo filosófico. Recuerda el mensaje a Carter que “esta insistencia en sacar a la luz ese espíritu dormido de nuestros pueblos ha sido acogido siempre con beneplácito”. Pero señala también que “resulta extraño entonces comprobar que, paradójicamente, el tema central de las presentes divergencias argentino-norteamericanas sea el mismo que nos ofrece la mayor posibilidad de una comprensión total entre nosotros”.
Es decir que, para Massera, la Argentina era más baluarte de Occidente que los Estados Unidos, o al menos los Estados Unidos de Carter, y que por ese motivo la Argentina debía ser comprendida en su reconquista. Massera aparecía, así, como una reencarnación de los Reyes Católicos en la lucha contra moros y judíos que terminó en la reconquista española de 1492.
Massera, sin embargo, no se priva de colocar a Carter dentro de su propio pensamiento. La carta aluda a una supuesta “generosa mención” realizada el 27 de enero “ante un grupo de periodistas de la Nueva Inglaterra reunidos en la Casa Blanca”. También recuerda sus conversaciones en Caracas con el entonces presidente Carlos Andrés Pérez y con los ex presidentes Rómulo Betancourt y Rafael Caldera.
Al final recuerda que vivió en Washington dos años en la década del ‘60 y expresar el deseo de “conversar personalmente con usted sobre la evolución de la situación argentina” en los meses siguientes. Massera cita glamorosamente y en inglés la chance de “a brief sentimental return to Washington”, o sea un breve viaje de regreso en tono sentimental.
El documento ocupa tres páginas de las 1080 que el gobierno de Barack Obama entregó al de Mauricio Macri como parte de su promesa de concretar la continuidad de la desclasificación que había iniciado en 2002. El proceso de entrega de documentos sobre la dictadura argentina comenzó a pedido del canciller de Fernando de la Rúa Adalberto Rodríguez Giavarini, que a pedido de Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) logró un compromiso de su colega de entonces, Madeleine Albright.
La presentación de los documentos se realizó ayer en la Casa Rosada por cuenta del vicecanciller Carlos Foradori, el representante especial para Derechos Humanos de la Cancillería, Leandro Despouy, y el secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj.
Un primer análisis permite comprobar la falta de documentos surgidos de los órganos específicos de espionaje como la Agencia Central de Inteligencia. Pero se trata de una primera tanda posterior a la visita de Obama. Quedará por ver si en una segunda tanda James Clapper, Director de Inteligencia Nacional y autoridad máxima de los Estados Unidos en el área, incluye la desclasificación de materiales provenientes tanto de la CIA como de la oficina que él mismo dirigió entre 1992 y 1995, la Agencia de Inteligencia de Defensa. Clapper, de 75 años, es teniente general en retiro de la Fuerza Aérea.
Los documentos pueden ser consultados haciendo click en este link: http://bit.ly/1iEIKcK.
James Carter, Emilio Eduardo Massera.
Avruj entregó una carpeta a Abuelas “porque fue una de las organizaciones que solicitó formalmente la desclasificación pero estarán a disposición del público en la sede del Museo de la Memoria”.
Carter y Todman
Despouy dijo que ésta y otras desclasificaciones no habrían sido posibles sin la acción de los organismos de derechos humanos. Además del representante de Abuelas, Abel Madariaga, asistieron a la Casa Rosada directivos del Centro de Estudios Legales y Sociales, de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y del Equipo Argentino de Antropología Forense.El ex auditor general de la Nación subrayó que en la Cancillería existe una estructura especializada en la recolección y la clasificación de documentos de otros países relacionados con la dictadura.
Despouy también pidió rendir un homenaje a Carter, el presidente que gobernó entre enero de 1977 y enero de 1981, antes de la era de Ronald Reagan y alentó la presión de sus funcionarios sobre la Junta Militar. Tiene 91 años.
Entre las 1080 páginas son visibles las distintas alas de la Administración Carter sobre la Argentina. Una, la postura flexible del entonces subsecretario de Asuntos Interamericanos, Terence Todman, que en 1989 sería embajador en la Argentina. Otra, la de la encargada de derechos humanos del Departamento de Estado, Patricia Derian, partidaria de una línea dura tanto privada como pública.
Todman apostaba a “fortalecer la posición de (Jorge) Videla frente a los otros militares que se le oponen en derechos humanos y cuestiones nucleares, basados en nacionalistas de línea dura”. Washington debía obtener de él el acuerdo para ratificar el Tratado de Tlatelolco de no proliferación nuclear (objetivo que lograría el propio Todman pero recién con Carlos Menem) y un compromiso de mejorar la situación de los derechos humanos por dos caminos. El primero sería “la liberación de detenidos o el respeto al debido proceso”. El segundo, el fin de las desapariciones y la tortura.
Todman elevó ese documento en 1977, solo un año después del golpe. Quedaba claro, para él, que la guerrilla ya no tenía poder de fuego alguno. “Los Montoneros, inclinados hacia el peronismo y que fueran poderosos, han sido reducidos a 700 combatientes, y el trotskista Ejército Revolucionario del Pueblo a solo 120”, dice un párrafo de su informe en el que indica que “los movimientos terroristas organizados están mayormente bajo control”. Quiere decir que según Todman y sus fuentes solo un año después del golpe ya había sido cumplido el objetivo de “eliminar el terrorismo”, motivo del fin del gobierno constitucional junto con la búsqueda de la “restauración económica”. El análisis de Todman advertía sobre la inflación del 150 por ciento, la reducción del salario real en un 40 por ciento y el comercio con la Unión Soviética favorable a la Argentina, lo cual podía llevar a incrementar compras argentinas en el mercado de la superpotencia enemiga. Tal como se revelaría en la declaración de amor occidental de Massera, los Estados Unidos constituían un desafío para los militares argentinos en términos de préstamos y venta de armas.
El documento de Todman ya informaba sobre una organización con visibilidad semanal: “Mothers of the Plaza”.
También señalaba su preocupación por el desarrollo nuclear, que según la diplomacia norteamericana le permitiría a la Argentina contar en dos años más con una planta de reprocesamiento capaz de producir el plutonio suficiente para construir una bomba nuclear.
Pérez Esquivel
Otro de los documentos interesantes es el mensaje escrito en 1979 por Robert Pastor, un funcionario muy importante de Carter, al consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski, uno de los cerebros de la Casa Blanca. Pastor recomendaba a Brzezinski no encontrarse con Massera (y subrayaba la palabra “no” en su informe) porque con él en la Junta habían sucedido “algunas de las peores violaciones a los derechos humanos”. Además, los generales Roberto Viola y Jorge Videla tomarían un encuentro como una conspiración contra ellos. Decía Pastor para explicarse bien que juntarse con Massera le caería al Ejército peor todavía que “cualquier cosa que pudiera hacer Pat Derian”.Brzezinski, un politólogo nacido hace 88 años en Varsovia que junto a Carter es otro de los pocos protagonistas vivos de esa época, escribió un memo recomendando al presidente que firmara una carta de felicitaciones al Premio Nobel de la Paz 1980 Adolfo Pérez Esquivel. Zbig, como es conocido en los Estados Unidos, registraba que Pérez Esquivel era un crítico de la junta salvadoreña apoyada por Washington. Pero estimaba que ése era un problema manejable. Pese a la posición del Nobel sobre El Salvador, Carter debía felicitarlo porque “el gobierno argentino está furioso con el premio” y “la cuestión de los derechos humanos en la Argentina fue una de las mayores preocupaciones de su administración, por lo cual es necesario seguir demostrando su identificación”.
martin.granovsky@gmail.com
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