jueves, 28 de julio de 2016

Reseña bibliográfica libros Colección Nuestras Malvinas, por Leandro Morgenfeld (Ciclos)




Reseña bibliográfica libros Colección Nuestras Malvinas

Por Leandro Morgenfeld


Año XXVI, Vol. XXII, Nº 44-45, año 2015, pp. 218 y ss.




Ana Pastorino, Maximiliano J. Álvarez y Gabriel H. Rosa, Colonialismo en el siglo XXI. La estrategia del Imperio para mantener la ocupación de Malvinas, EDULP, La Plata, 2015, 154 páginas.

Uriel Erlich, Malvinas: soberanía y vida cotidiana. Etapas y perspectivas de la política exterior argentina a 50 años de la Resolución 2065 (XX) de Naciones Unidas, EDUVIM, Villa María, Córdoba,  2015, 276 páginas.

En 2015 se cumplen 50 años de la Resolución 2065 (XX) de las Naciones Unidas. El 16 de diciembre de 1965, la Asamblea General de la ONU aprobó (94 votos a favor, 0 en contra, 14 abstenciones) esa disposición, que invitaba formalmente a los gobiernos de Argentina y Gran Bretaña a mantener negociaciones sobre la soberanía. Esta histórica resolución sostiene que las Malvinas no pueden ser descolonizadas atendiendo al principio de autodeterminación de los pueblos –su población no es originaria, sino trasplantada tras la conquista por la fuerza- y pide a las partes que informen al Comité Especial de los Veinticuatro y a la Asamblea General sobre el progreso de las negociaciones. Antes, el Subcomité III había redactado un informe con sus conclusiones, contrarias a lo que pretendía Gran Bretaña: se aceptaba la existencia de una disputa por la soberanía; la Resolución 1514 (XV) era aplicable al territorio, pero no a la población de las Malvinas; se recomendaba al Comité Especial que invitara a ambas partes a iniciar negociaciones que tendrían en cuenta los intereses (pero no los deseos) de los isleños. Fue el mayor logro diplomático alcanzado tras la usurpación británica, en enero de 1833.
En este contexto, la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas y la Subsecretaría de Políticas Universitarias, junto a la Red de Editoriales de las Universidades Nacionales (REUN), lanzaron la colección Nuestras Malvinas, compuesta por las series Ciencia, Ensayo, Ficción e Infantil.
El primer libro de la colección¸ Colonialismo en el siglo XXI, de Pastorino, Álvarez y Rosa, tres graduados del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, se ocupa de temas poco visitados a la hora de analizar el conflicto por Malvinas: la estrategia colonial británica de apelar al principio de autodeterminación de los pueblos, la estructura del gobierno colonial en Malvinas, el control poblacional en las islas, a través de la regulación del “estatus de isleño”, y la demografía–cómo se utiliza la población como herramienta política del Reino Unido-. Con novedosa documentación británica y argentina, el libro analiza alguno de los actuales enclaves coloniales –Archipiélago de Chagos, Isla Banaba, Islas Turcas y Caicos-, mostrando el doble estándar británico. Como señala Daniel Filmus en el prólogo, “Este reclamo británico de libre determinación se manifiesta cuando conviene al colonialismo para su persistencia, como sucede en Malvinas, puesto que cuando un verdadero pueblo, como el de Turcas y Caicos, lo reclama para obtener su genuina independencia y separación del Imperio Británico, el Reino Unido no lo concede” (p. 6).
Los autores analizan también cómo funciona el entramado institucional del gobierno colonial - incluyendo la “constitución” de 2008, en la cual el poder queda reservado para Su Majestad, siendo el “gobernador” y la “asamblea legislativa” órganos subordinados-; la economía de las Malvinas –básicamente de enclave, en la que los recursos naturales están monopolizados por el Falkland Islands Holdings, cuyas relaciones con el Partido Conservador británico se ponen de manifiesto- y la importancia económica y militar de la Base Militar de Mont Pleasant, razón de ser de la persistente ocupación colonial. Otro hallazgo del libro es focalizarse en el estudio de la cuidada política poblacional, que regula quiénes pueden acceder al “estatus de isleño” y a los permisos de residencias permanentes y no permanentes, y en un detallado análisis demográfico histórico, que permite demostrar que la población –entre la que sobresale la afectada a la Base Militar- es estrictamente controlada a través de la política migratoria, en función de los intereses imperiales.
La precisa investigación de estos autores permite desmontar los principales argumentos de Gran Bretaña para sostener la situación colonial. Como señalan en la conclusión: “A partir de la usurpación de las Islas Malvinas, el Reino Unido ha construido una estructura que sirve a sus intereses coloniales. A pesar de que el mundo ha declarado la ilicitud del colonialismo, y tal vez por ello, el Reino Unido ha ido perfeccionando su estrategia para poder conservar su viejo imperio colonial. En Malvinas, la población le sirve como una herramienta y por ello es editada, regulada, periódicamente renovada para mantener una situación de usurpación territorial bajo la justificación del supuesto derecho de libre determinación de ese conjunto poblacional diseñado a medida de la potencia” (p. 147).
El segundo libro, Malvinas: soberanía y vida cotidiana, de Uriel Erlich, se origina en su tesis de Maestría en Políticas Públicas de la Universidad de San Martín y Georgetown University. Además de reconstruir la política argentina hacia Malvinas en los últimos 50 años, uno de los atractivos de este libro son las entrevistas realizadas, tanto a funcionarios que lidiaron con la problemática –Andrés Cisneros, Fernando Petrella, Fernando Maurette, Eduardo Airaldi, Javier Figueroa y Jorge Taiana-, como también a malvinenses y descendientes de malvinenses –Alejandro Betts, Cynthia Dickie, Guillermo Clifton, Georgina Gleadell y Michael O’Byrne-.  La estructura del libro responde a un orden cronológico. En el capítulo primero se reconstruye el origen del conflicto; en el segundo el período 1965-1982 (desde la resolución de Naciones Unidas hasta la conflagración); en el tercero, el más escueto, la guerra; en el cuarto, la distancia, durante el gobierno de Alfonsín; en el quinto, la política de acercamiento, durante las presidencias de Menem y De la Rúa; en el sexto, la política de firmeza, durante el kirchnerismo. Luego están las conclusiones y los anexos, que incluyen las principales resoluciones de la ONU sobre Malvinas y una síntesis de la relación Argentina-Reino Unido durante el último cuarto de siglo.
El libro de Erlich es un libro polifónico. Más que insistir en su propia perspectiva, igualmente presente, el autor repone los planteos y las lógicas argumentales de distintos actores que protagonizaron la política argentina hacia Malvinas, en períodos y con orientaciones diferentes, y esas voces se cruzan, además con las de los malvinenses y sus descendientes, quienes, a través de sus relatos de vida, permiten conocer otra/s mirada/s sobre el conflicto, distintas a las que reproducen los medios de comunicación y la propaganda británica.
En su detallado recorrido desde la resolución de Naciones Unidas de 1965, el autor destaca dos momentos de quiebre: 1982 y 2003. El primero, obvio, por el conflicto bélico, que marcó el final de las largas negociaciones y de los acuerdos alcanzados a principios de los años 70. La segunda ruptura se produjo con el kirchnerismo. Como señala Filmus en el prólogo, “Si la perspectiva de los 90 implicaba la convicción de los referentes de la diplomacia argentina de que la discusión sobre la soberanía surgiría al final de un recorrido de entendimientos provisorios sobre diversos temas de interés común, a partir del año 2003 la soberanía volvió a ser el eje de la relación. Así fue planteado ya en el primer encuentro del presidente Néstor Kirchner con Tony Blair, en julio de ese año en Londres, cuando le manifestó al Primer Ministro británico su intención de retomar las negociaciones sobre la soberanía de las islas” (p. 12). En esta última etapa, y tras el fracaso de la política de seducción iniciada por el canciller Di Tella, se puso fin al proceso de “desmalvinización” a la vez que se recuperó la firmeza en las relaciones bilaterales con el Reino Unido. Por eso Erlich muestra que “la relación quedó atada a la dialéctica de la disputa. El avance unilateral británico y la muestra de su falta de voluntad de resolver aquello que la comunidad internacional instó hace cincuenta años –la disputa de soberanía- fue tensionando la relación” (p. 231). Como bien muestra el autor, esos avances británicos tienen que ver tanto con cuestiones económicas, pero también geoestratégicas.
 
Ambos libros, bien distintos, presentan documentados y precisos análisis de distintos aspectos de la disputa por Malvinas y presentan, en el primer caso, fundamentos que respaldan el reclamo argentino y, en el segundo, un estudio de los alcances y límites de las estrategias diplomáticas desarrolladas en el último medio siglo. 
El litigio por Malvinas no sólo es simbólico, sino real y concreto. Gran Bretaña mantiene esta colonia por sus intereses geoestratégicos, ya que la ocupación de Malvinas le permite tener bases (a Londres y a la OTAN) en el Atlántico Sur, y muy próximas a la Antártida, otra región disputada por muchos países. Además, hay crecientes intereses económicos en juego. La pesca (los permisos que conceden los isleños en aguas argentinas), deja ingresos anuales muy importantes. Por otra parte, ya está comprobada la existencia de cuantiosas reservas de petróleo y gas. Cuando empiece su extracción, esto generará ganancias muy significativas para las grandes petroleras inglesas y sus socios.
La vía diplomática es la alternativa que viene desplegando el gobierno argentino en los últimos 12 años. Aunque también planteó algunas medidas, informales, para limitar compras británicas. A nuestro juicio, la presión diplomática en todos los foros internacionales debe ir acompañada con medidas económicas, preferentemente tomadas en forma conjunta con los demás países latinoamericanos. El problema con la diplomacia es que la máxima autoridad de la ONU es su Consejo de Seguridad, antidemocrático, que cuenta con cinco potencias con asiento permanente y derecho a veto. Allí no va a resolverse nada sin la aceptación británica y estadounidense. Argentina debería presionar cada vez más junto a los demás países latinoamericanos. Insistir en todos los foros diplomáticos, pero también tomar medidas concretas que afecten intereses económicos británicos en la Argentina (petroleras, tierras, bancos, empresas), para convencer al gobierno inglés de la necesidad de sentarse a negociar, tal como viene reclamando la ONU (y desconociendo Londres) desde 1965.
Los futuros debates sobre la problemática, que seguramente serán abordados en futuros libros de la colección Nuestras Malvinas, deberían incluir, entre otros, los siguientes interrogantes: ¿Es conducente la actual estrategia del gobierno argentino para recuperar las Malvinas? ¿Qué medidas concretas podrían tomarse en Argentina y América Latina para forzar la negociación que reclama la ONU desde 1965? ¿Qué políticas habría que desplegar si se recuperara la soberanía plena de Malvinas? ¿Qué habría que hacer con los isleños? ¿Es posible pensar en algún tipo de gobierno local de los isleños, pero en el marco de una soberanía argentina? ¿Cómo se podría relacionar el reclamo por Malvinas con el que exige la desmilitarización del Atlántico Sur por parte de potencias extracontinentales?

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