Cuadernos de Coyuntura
La puesta en marcha de una política exterior desideologizada. El papel del oficialismo en los organismos de integración regional. La “vuelta” al mundo y los debates en torno a una política exterior “seria”.
Un
potente conglomerado de fuerzas festeja el regreso de Argentina a la
comunidad internacional. Se trata del fin del ostracismo y de la salida
de una vida en la marginalidad que duró más de una década, dicen. Más
allá de cuestionar la subestimación intelectual que propone este tipo de
perspectiva, consideramos necesario debatir sobre algunas de las
principales paradojas que deja traslucir el gobierno nacional.
Paradoja 1: Desideologización de la política exterior/Accionar moralista
Cuando
hacia fines de marzo el presidente Mauricio Macri promulgó el inicio de
una nueva época signada por el fin del aislamiento, su canciller,
Susana Malcorra, decretó la reinserción de nuestro país en el mundo.
¿Cómo se alcanzó tamaño logro en tan corto tiempo? En palabras de la
funcionaria, gracias a la puesta en marcha de una política exterior
desideologizada: “Nuestro
gobierno no verá al mundo exterior como un enemigo, sino como una
oportunidad para el desarrollo del potencial argentino” decía la
plataforma de Cambiemos. ¿Es el mundo, ahora, una oportunidad a la que
accedemos sin ideas, valores o dogmas? Dejemos que los datos hablen.
Desde
su perspectiva, las visitas de los mandatarios de Italia, Francia,
Estados Unidos dan muestra de un positivo renacer del interés del norte
occidental por Argentina. A ellas se suman reuniones como las de Horacio
Cartes en la Casa Rosada o las del canciller español José Manuel
García-Margallo en el Palacio San Martín. Además, Macri salió del país
en varias oportunidades: como presidente electo estuvo en Brasil y
Chile, y una vez asumido viajó a Davos, donde tuvo reuniones con las
autoridades de Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña, amén de sus
encuentros con CEOs de varias empresas multinacionales. También se hizo
presente en la Cumbre de Seguridad Nuclear, en donde se reunió con el
presidente chino Xi
Jinping. A estos encuentros se suman las horas de vuelo de Malcorra,
que ha estado recientemente en Moscú y en la Unión Europea, y de otros
tantos funcionarios. Esta
situación muestra una intención por imprimir pluralidad a la política
exterior nacional. “Todos están en el tablero” afirmó la canciller.
Dicho
esto, existen ciertas acciones que atentan contra la sustentabilidad
del discurso desideologizante. La manera en la que se han venido
capitalizando los espacios de integración regional es una de ellas. En
la cumbre del Mercosur la concentración estuvo en intentar apartar a
Venezuela de la comunidad regional, donde Argentina – al momento de
escribirse estas líneas- no tiene aún embajador designado. Luego, el
acto por los 25 años del bloque representó una nueva oportunidad para
observar la ausencia argentina. Otros espacios, como la CELAC y la
UNASUR, permanecen ausentes en el discurso oficial. Macri no fue a la
cumbre de la CELAC, en la que sí estuvieron presentes otros 22
presidentes. Hasta Sebastián Piñera supo capitalizar este foro mientras
fue presidente de Chile, llegando a presidirlo. En este sentido, también
es importante destacar el silencio oficial ante el golpe
político-judicial en Brasil, o la intención de dejar de reconocer al
Estado Palestino. Todo esto en sintonía con la presión por sumarse al
Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), algo que Miguel Braun ya
expresó en varias oportunidades, o a la Alianza del Pacífico.
Este
tipo de acciones u omisiones son la representación de una lógica de
política exterior principista basada en una reconfiguración de los
patrones de ponderación de ideas, valores o dogmas. La forma de pensar
cómo volver a ese mundo tiene, entonces, una ideología de fondo.
Existen ciertas acciones que atentan contra la sustentabilidad del discurso desideologizante. La manera en la que se han venido capitalizando los espacios de integración regional es una de ellas.
Paradoja 2: Ampliación de las opciones internacionales/Reproducción de las agendas de terceros
Uno
de los principales argumentos de la vuelta a la comunidad internacional
se arraiga en el hecho de que a partir de ahora se ampliarán las
opciones para Argentina. No obstante ello, surge aquí una segunda
paradoja.
En
estos meses se sucedieron una serie de acciones que erosionan las
pulsaciones autonómicas, tales como el avance en el enfoque de “guerra
contra las drogas”, visible en el decreto de emergencia en seguridad
pública y en el acuerdo firmado con Estados Unidos en marzo entre las
carteras de seguridad de ambos países. El panorama es también
desalentador si se añade la forma en la que se “resolvieron” las
negociaciones con los holdouts,
que culminaron con en una ganancia de 1600% para los agentes
predatorios, a pesar de que el año anterior Argentina obtuviera el
respaldo de la ONU sobre la reestructuración de deudas soberanas.
Esto
último se da además en el marco de la búsqueda de convalidación de
medidas económicas de corte ortodoxo (a la española) adoptadas en el
plano nacional como forma de buscar inversiones extranjeras. Mientras
tanto, vuelven a alentarse las revisiones del FMI sobre la economía
argentina y el secretario del Tesoro estadounidense demanda el fin de la
política que su país mantenía la cual los llevaba a oponerse a los
préstamos a Argentina provenientes de bancos multilaterales como el BID o
el BM, expresión del ingreso a un mundo en que los prestamos técnicos
requieren de una condicionalidad política.
SeriedadResulta necesario definir las prioridades, identificar cuáles son las opciones vigentes y los recursos disponibles. (…) Esperemos que el renacer del interés del “Occidente desarrollado” no nos haga olvidar que el destino propio de nuestro país es América Latina, nuestra plataforma de proyección internacional.
La
definición de una política exterior “seria” -que nosotros llamaríamos
autónoma-, radica en evitar los alineamientos automáticos, las
relaciones carnales y, fundamentalmente, la reproducción de las agendas
de actores que perjudiquen los procesos de ampliación de derechos de los
sectores más vulnerables de nuestro país. Por el contrario, resulta
necesario definir las prioridades, identificar cuáles son las opciones
vigentes y los recursos disponibles. En palabras de un escritor peruano,
el mundo es amplio y ajeno y la inserción de Argentina en él radica en
trabajar prioritariamente en el área de las negociaciones y los
consensos de manera pragmática. Esperemos que el renacer del interés del
“Occidente desarrollado” no nos haga olvidar que el destino propio de
nuestro país es América Latina, nuestra plataforma de proyección
internacional.
*Magíster en Integración Latinoamericana (UNTREF)
**Doctor en Ciencias Sociales (UBA)
**Doctor en Ciencias Sociales (UBA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario