Por CLARANANDA BARREIRA*
Cuadernos de Coyuntura
Los intereses del gobierno de facto en torno al petróleo brasileño. El papel del nuevo canciller, Serra, con nexos con las petroleras norteamericanas. El peligro: que Brasil pase de articular la región y los emergentes a ser un ariete más en una estrategia planificada fuera de América Latina.
Una mención aparte merece el flamante ministro de Relaciones Exteriores, José Serra. Gobernador del Estado de São Paulo, fue dos veces candidato presidencial por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) -derrotado en ambas ocasiones por Lula–. Como Senador, fue el autor del proyecto de apertura del Presal, que permitía la incorporación de nuevas empresas extranjeras al proceso de exploración de petróleo. El plan rompe directamente con la noción nacional-desarrollista que el Partido de los Trabajadores (PT) pretendió darle a ese nuevo yacimiento.
Una mención aparte merece el flamante ministro de Relaciones Exteriores, José Serra (…) Como Senador, fue el autor del proyecto de apertura del Presal, que permitía la incorporación de nuevas empresas extranjeras al proceso de exploración de petróleo. El plan rompe directamente con la noción nacional-desarrollista que el Partido de los Trabajadores (PT) pretendió darle a ese nuevo yacimiento.
El
Presal fue descubierto en 2010 y es uno de los hallazgos más
importantes de la década. Hoy tiene una media de producción de 800 mil
barriles por día. El proyecto de Serra, que exime a Petrobras como la
única posible explotadora, se aprobó en el Senado y ahora tiene que ser
aprobado en la Cámara de Diputados. En una reciente licitación los
ganadores fueron capitales brasileños (Petrobras), chinos (CNPC y
CNOOC), anglo-holandeses (Shell) y franceses (Total). Ninguno de ellos
estadounidense. Hoy, con Serra como canciller, es probable que no sólo
se incorporen más capitales extranjeros, sino que fundamentalmente se
articule con empresas norteamericanas (es conocido su vínculo con
Chevron, divulgado por los cables filtrados de Wikileaks).
Hoy, con Serra como canciller, es probable que no sólo se incorporen más capitales extranjeros, sino que fundamentalmente articule con empresas norteamericanas (es conocido su vínculo con Chevron, divulgado por los cables filtrados de Wikileaks).
Con
la realización del golpe blando, parlamentario y jurídico, la derecha
brasileña presenta su propio proyecto de país. Éste se condensa en un
documento que fue hecho público apenas después de la votación del pasado
17 de abril en la Cámara de Diputados. Se trata del programa de
gobierno “Uma ponte para o Futuro”, aquel que postula las líneas
estratégicas del gobierno de Temer. Este “programa de gobierno” fue
construido a través del parlamento, antes del golpe, con un proyecto de
ley complementario (PLC 30/2015), que libera la tercerización. Presenta,
también, una enmienda constitucional (PEC 43/2015) que establece la
autonomía del Banco Central y el Proyecto de Ley del Senado (PLS
555/2015), que instituye la “ley de responsabilidad de los Estados” y
que puede inducir a la privatización de todas las empresas estatales.
Con la propuesta de las privatizaciones y las tercerizaciones, junto con la de la flexibilización de las leyes laborales, se crea una tríada de oportunidades para que las multinacionales se instalen en el país. Se afirma en el proyecto que con la apertura comercial se volverá más competitivo al sector productivo. Eso significaría exonerarlos de impuestos, disminuir el valor de la mano de obra y no valorizar el salario mínimo. Al mismo tiempo, queda claro que la quita de impuestos a las exportaciones pretende fortalecer a los agronegocios, planteando la reprimarización de la economía.
Con la propuesta de las privatizaciones y las tercerizaciones, junto con la de la flexibilización de las leyes laborales, se crea una tríada de oportunidades para que las multinacionales se instalen en el país. Se afirma en el proyecto que con la apertura comercial se volverá más competitivo al sector productivo. Eso significaría exonerarlos de impuestos, disminuir el valor de la mano de obra y no valorizar el salario mínimo. Al mismo tiempo, queda claro que la quita de impuestos a las exportaciones pretende fortalecer a los agronegocios, planteando la reprimarización de la economía.
Con la propuesta de las privatizaciones y las tercerizaciones, junto con la de la flexibilización de las leyes laborales, se crea una tríada de oportunidades para que las multinacionales se instalen en el país. Se afirma en el texto, que con la apertura comercial se volverá más competitivo al sector productivo. Eso significaría exonerarlos de impuestos, disminuir el valor de la mano de obra y no valorizar el salario mínimo.
Observando los trece años de gobierno del PT, es posible entender hacia dónde irá el gobierno de Michel Temer. Fue a partir del Mercosur que Hugo Chávez y Lula Da Silva comenzaron a pensar una nueva relación entre los países da América Latina, pues ahí se concentraba la mayoría de los gobiernos progresistas. Sin embargo, al margen de los avances del Mercosur, fue necesario un espacio más amplio que reuniese a los demás países. Así, se crearon primero la UNASUR y luego, la CELAC (Comunidad de Estados Latino Americanos y Caribeños), una herramienta de diálogo de la región. En 2009 nacieron los BRICS, un gran articulador político, con una agenda propia en el convulsionado escenario internacional.
En cuanto al proyecto del nuevo gobierno de Temer, además del hecho no menor que supone el golpe en Brasil para la democracia en toda la región, estas políticas alterarán el rol de Brasil en el mundo: pasará de articular bloques regionales a un simple comerciante, un ariete en una política exterior diseñada fuera de América Latina.
*Cientista social, Universidade do Vale do Rio dos Sinos (UNISINOS)
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