QUE HAY DETRAS DE LA COOPERACION NUCLEAR QUE PROMUEVE ESTADOS UNIDOS
Cantos de sirena en la cumbre
La amenaza terrorista es utilizada por las potencias
para forzar a los países periféricos a firmar un protocolo de seguridad
nuclear que avasalla la soberanía nacional. Argentina y Brasil venían
resistiendo su firma. Dudas sobre qué hará Macri.
Por Fernando Krakowiak (Página/12)
La
participación del presidente Mauricio Macri en la Cumbre de Seguridad
Nuclear que se lleva adelante en Washington es presentada por el
Gobierno como un espacio clave para coordinar acciones multilaterales
ante la hipótesis de un ataque terrorista a instalaciones atómicas. De
hecho, hace tiempo Estados Unidos viene agitando el fantasma de un
posible atentado de Al Qaeda y/o el Estado Islámico, ya sea con una
bomba sucia que disperse radioactividad, algún otro tipo de artefacto
improvisado o por medio de un sabotaje. El objetivo de garantizar la
seguridad aparece como una acción loable en ese contexto. Sin embargo,
fuentes del sector nuclear advirtieron a Página/12 que la amenaza
terrorista viene siendo utilizada por las potencias para forzar a los
países periféricos a firmar un Protocolo Adicional a los Acuerdos de
Salvaguardias sellados con el Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA) que habilita controles invasivos, lo que pone en riesgo un
desarrollo nuclear independiente. Hasta ahora, Argentina resistió la
firma de ese Protocolo en una acción coordinada con Brasil, pero aún no
está claro qué posición tomará Mauricio Macri, quien designó como su
“sherpa” en la cumbre al diplomático Roberto García Moritán, un activo
promotor del Protocolo Adicional. Un grupo de intelectuales rechazó la
posible firma de ese acuerdo (ver aparte).
A partir de 1993, luego de descubrirse que Irak había mantenido un
programa de desarrollo nuclear clandestino pese a haber firmado el
Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, la OIEA emprendió un
amplio plan para fortalecer la eficacia de su sistema de controles, que
se conoció como “Programa 93+2”. El objetivo fue ampliar el centro de
atención de su sistema de salvaguardias para tratar de detectar
materiales y actividades nucleares no declaradas. La primera parte
incluyó una serie de medidas adicionales que se comenzaron a aplicar de
inmediato sobre la base de sus facultades legales vigentes. El listado
incluyó el acceso a información adicional sobre instalaciones que
contienen o habían mantenido materiales nucleares, la ejecución de
muestreos ambientales en puntos estratégicos de esas instalaciones y la
intensificación de inspecciones no anunciadas, entre otras medidas.La segunda parte del “Programa 93+2” requería, en cambio, una autorización legal adicional por parte de los países de la OIEA y la negociación derivó en 1997 en la aprobación de un Protocolo Adicional a los Acuerdos de Salvaguardias, que implicó un cambio sustancial respecto del sistema tradicional, pues a partir de entonces el propósito dejó de ser solo inspeccionar las instalaciones nucleares declaradas y sino también tratar de detectar las no declaradas, lo que amplió el radio de búsqueda a todo el país. Así fue como el artículo 2 del Protocolo Adicional incluyó una larga serie de exigencias de información, entre las cuales se destacan la necesidad de suministrar una descripción detallada de las instalaciones nucleares y sus zonas aledañas, producción, exportación e importación de equipos específicos y de materiales no nucleares que puedan ser indispensables para la operación de una central y la información sobre actividades de investigación y desarrollo que pudieran tener algún tipo de vinculación con el ciclo del combustible nuclear.
Las fuentes consultadas por Página/12 destacaron, por ejemplo, que la firma de este Protocolo Adicional, podría habilitar a la OIEA, y por extensión a los países centrales que la controlan, a acceder al listado de todos los proyectos de investigación universitarios y al nombre de los investigadores que los llevan adelante si es que esos proyectos focalizan en temas que pudieran tener algún tipo de vinculación, aunque sea indirecta, con el sector nuclear. “De ese modo, potencias nucleares como Estados Unidos o Francia pueden tener acceso a las líneas de investigación que una universidad recién está iniciando y replicarla con más recursos humanos y financieros”, aseguró a este diario un especialista con amplia trayectoria en el sector nuclear. Los inspectores internacionales también podrían tener acceso, en caso de solicitarlo, a industrias privadas que controlen el know-how de una tecnología que signifique un riesgo potencial para la OIEA, aunque esas industrias no manejen materiales nucleares.
Hasta el momento, Argentina y Brasil han venido resistiendo, del modo más diplomático posible, la firma de dicho Protocolo Adicional con el argumento de que las exigencias que les imponen a los países nucleares no corren para todos por igual, ya que no hay señales claras de que las potencias centrales hayan reducido su armamento atómico. El caso de Estados Unidos es más llamativo aún porque firmó el Protocolo y lo promueve abiertamente para mejorar la seguridad en un contexto internacional con crecientes amenazas terroristas, pero solo permite inspecciones de la OIEA en un sector muy reducido, dejando afuera a todas aquellas instalaciones vinculadas a su sistema de defensa.
La llegada de Macri genera dudas en el sector sobre la continuidad de esta política nuclear de autonomía relativa, sobre todo por el interés oficial de alinearse con Estados Unidos. Página/12 reveló el domingo pasado que el incremento de la cooperación nuclear fue uno de los temas analizados durante la visita de Barack Obama al país. Expertos del sector nuclear sostienen que en caso de que Argentina decidiera firmar el Protocolo Adicional no sólo vería reducida sus posibilidades de llevar adelante un desarrollo nuclear propio sino que afectaría también la relación bilateral con Brasil, país con el que en 1991 creó la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (Abbac), la cual desde entonces se ha encargado de garantizar inspecciones mutuas a las instalaciones atómicas de cada país, contribuyendo a la paz en la región.
-------------------------------------
DOCUMENTO DE INTELECTUALES Y ESPECIALISTAS
Un alerta por la política nuclear
Un grupo de
intelectuales y especialistas en temas internacionales dio a conocer un
comunicado declarando “inconveniente” la posibilidad de que el
presidente Mauricio Macri suscriba en Washington un protocolo adicional
al sistema de salvaguardas que el país mantiene con los organismos
internacionales en el marco del Tratado de No Proliferación Nuclear
(TNP), tal como trascendió en los últimos días. Allí sostienen que en el
supuesto afán de “reinsertar en el mundo” al país va a llevar al
Gobierno a avanzar unilateralmente en esa dirección y que eso terminaría
con el sistema mantenido durante 25 años entre Argentina y Brasil “que
ha posibilitado que el uso de la energía nuclear en ambos países se
realizara con fines exclusivamente pacíficos”.
Los firmantes del documento pertenecen al Grupo Convergencia, entre
ellos, Juan Gabriel Tokatlian, Agustín Colombo Sierra, Ernesto López,
Luis Tibiletti y José Vázquez Ocampo. Pero, además, al documento
adhirieron especialistas y referentes como Jorge Taiana, Horacio
Verbitsky, Marcelo Sain, Nicolás Trotta, Hernán Patiño Meyer, Paula
Español, Alejandro Frenkel, Mempo Giardinelli, Horacio González, Andrés
Malamud y varias otras firmas.Explican que el sistema de salvaguardas y garantías construido junto a Brasil desde 1991 tiene dos pilares centrales: el Acuerdo Bilateral para el Uso Exclusivamente Pacífico de la Energía Nuclear –mediante el cual se creó el sistema común de control del material nuclear– y el Acuerdo Cuatripartito suscripto por ambos países, la agencia bilateral de control de materiales nucleares y la Organización Internacional de Energía Atómica, que facilita las inspecciones de esta última institución. En el documento plantea que este acuerdo entre los dos países es “único en el mundo” y un ejemplo a seguir.
Por eso, sostiene que “la firma unilateral por Argentina de un protocolo adicional al Acuerdo Cuatripartito lo afectaría gravemente: un socio de un acuerdo de cuatro firmaría, además, otro bilateral que tendría diferencias con el primero”. Agrega que “este peculiar manejo impactaría sobre la relación con Brasil, lo que a su vez podría significar que los logros que se mencionaron más arriba quedaran lesionados o desaparecieran”.
Por eso, los integrantes del Grupo Convergencia y los intelectuales y especialistas en política internacional que adhirieron concluyen que “una decisión como la que está en danza no sería beneficiosa. Afectaría las ventajas aportadas por el sistema de garantías, causaría un profundo daño a la relación bilateral entre Argentina y Brasil, y reduciría los márgenes de maniobra de nuestro país”. Por lo tanto, cierran, la firma por parte de Macri de un protocolo adicional sería “innecesario e inconveniente”.
Hola Leandro, me parece super interesante tu tarea, pero quisiera saber, que tipo de trabajo sobre el tema ha producido Nicolas Trotta?
ResponderEliminar