Por Silvina Romano
CELAG - Telesur
Una parte importante de su estadía en Cuba será dedicada a
fortalecer las estrategias de poder blando, que son las que a largo plazo
aseguran el triunfo ideológico.
Este domingo Obama comenzará su histórico viaje hacia Cuba
(hace casi un siglo que no viaja un presidente de EE.UU. a la isla) y el martes
partirá hacia Argentina.
Desde el gobierno estadounidense se presenta este recorrido
como el “legado” de Obama en materia de política exterior hacia América Latina,
así como el cumplimiento de viejas promesas electorales (durante su campaña de
2008) de lograr un verdadero acercamiento a América Latina, una “Nueva Alianza”
(haciendo referencia a la Alianza para el Progreso promovida por J.F. Kennedy).
La cadena CNN anuncia que “Obama continúa con la implementación
de su visión para la región, anclada en la construcción de nuevas relaciones y
en la renovación de viejos vínculos, así como la creación de alianzas entre los
países, no solo por la geografía e historias compartidas, sino por los
intereses y valores en común”[1].
El presidente viajará con su familia y acompañado por el
secretario de Estado, John Kerry, el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, la
secretaria de Comercio, Penny Pritzker, la directora de la Administración para
Pequeños Negocios, María Contreras Sweet,
legisladores federales de ambos partidos, empresarios y “líderes”
cubano-estadunidenses[2].
De acuerdo con esta comitiva y la agenda planteada, parece
que lo más importante –además del avance en las relaciones bilaterales– será
acercarse a la “sociedad civil”, profundizar los lazos de los cubanos con los
cubano-estadounidenses y promover el sector privado[3].
Con respecto a esto último, uno de los funcionarios
estadounidenses aclara que “la apertura comercial entre [los] dos países tiene
el potencial de ser verdaderamente un interés mutuo, en términos de
proporcionar oportunidades, no solo para los empresarios estadounidenses, sino
también para empoderar y mejorar las vidas de los cubanos”. Esta simetría en
las negociaciones, no es más que una falsa promesa si se considera con seriedad
el efecto que ha tenido en las economías de la región la liberalización del
comercio con EE.UU.
Obama hablará sobre los Derechos Humanos en Cuba,
pretendiendo como siempre que EE.UU. es el gendarme de estos Derechos, cuando
su política de seguridad nacional e internacional tiende a mostrar lo
contrario, aunque se hable poco de ello. Justamente con respecto a Cuba, basta
con hacer alusión a las técnicas de interrogación (tortura) utilizadas por
personal estadounidense en la cárcel de la base naval de Guantánamo[4].
Una parte importante de su estadía será dedicada a
fortalecer las estrategias de poder blando, que son las que a largo plazo
aseguran el triunfo ideológico. El presidente estadounidense asistirá a un
partido de béisbol entre los Rays de Tampa Bay y una selección cubana en el
Estadio Latinoamericano de La Habana, que inaugurará la posibilidad de que
beisbolistas cubanos puedan jugar en la liga estadounidense. Esto en el marco
del acercamiento cultural con la isla. Por su parte, la Primera Dama
estadounidense llevará a cabo una reunión con estudiantes cubanas en el marco
del programa de USAID en conjunto con
los Cuerpos de Paz, “Let Girls learn”[5], que como todas las iniciativas del
gobierno y el sector privado estadounidense, se encarga de establecer los
parámetros de desarrollo, democracia y
paz, según sus intereses.
Es precisamente en estos aspectos culturales (de poder
blando) en los que debemos estar
atentos, pues siempre se articulan con prácticas económicas, políticas y de
seguridad concretas. Además, es tal vez en la dimensión cultural en la que Cuba
mantiene una diferencia, al haber recibido influencias, pero no haber sido
penetrada por el consumo cultural y masivo del “American Way of Life” al nivel
en que se ha expandido y arraigado en el resto del continente. Las grandes
cadenas de medios de comunicación, con sus noticieros y programas de
entretenimiento; la producción de Hollywood y los deportes; las tiendas
comerciales y productos de empresas transnacionales estadounidenses, etc., son
el medio más eficaz para la consolidación de la ideología neoliberal.
Con respecto a Argentina, Obama realiza su visita conforme
con el “cambio” en este país, aduciendo
que Macri mira “hacia adelante”, permitiendo una “nueva era” en las relaciones
con EEUU, no como Cristina Kirchner que tenía “una retórica que probablemente
data de los años 60 y 70”[6]. Tal vez esto tenga que ver con que Macri no
prepara discursos, se presenta desde una estética de tipo empresarial en la que
dirigirse al pueblo desde “lo político” es una pérdida de tiempo. No se necesitan políticos carismáticos sino
técnicos eficientes. Por otra parte, las buenas intenciones de Obama (al
lamentarse por lo sucedido durante las dictaduras militares) no son suficientes
para ocultar las contradicciones con los hechos. El presidente muestra preocupación por ese
pasado y “honrará la memoria de las víctimas de la guerra sucia, y de aquellos
que defendieron los derechos humanos durante ese período”[7]. Pero lo
importante es que los funcionarios estadounidenses están “impresionados con
Macri y su agenda de reforma (…) estamos entusiasmados de trabajar con el
gobierno de Macri”[8].
Habría que advertirle tanto a Obama como a su equipo que esa
despreciada “retórica de los ’60-’70” de Cristina Kirchner, tiene puntos en
común con el hecho de que de su gobierno y el de Néstor Kirchner buscaron
contribuir a la reconstrucción de la memoria y al respeto por los Derechos
Humanos en el proceso ocurrido, precisamente, en ese período, cuando las
Fuerzas Armadas y sectores de la sociedad civil implementaron el terrorismo de
Estado. El sector privado y los gobiernos estadounidenses de turno estuvieron
asociados a ese proceso destinado a “garantizar la seguridad nacional y
continental”. Y también habría que recordarle que la denominada doctrina de
seguridad nacional en el marco de la cual se “naturalizó” el terrorismo de
Estado, no era solo un corpus de medidas represivas, encarcelamiento, torturas
y desapariciones. También (y ante todo) contenía claros lineamientos económicos
orientados a la liberalización de los mercados y el flujo de capitales. Pero
para notar esto, hay que aproximarse a los Derechos Humanos desde la realidad
material y no desde discursos vacíos. De este modo, para honrar a las víctimas tendría que
informarse sobre el hecho de que buena parte de las personas y grupos
perseguidos buscaban una sociedad más justa, donde prevaleciera la solidaridad
y la comunidad antes que los intereses individuales, ideales que, por cierto,
fueron sembrados y germinaron al calor de la Revolución Cubana.
Lo curioso es que más allá de las buenas intenciones, Obama
representa, sin necesidad de ocultarlo, los intereses que obstaculizan la
emancipación de América Latina: el poder de las corporaciones, el mercado como
eje de la política (la tecnificación/vaciamiento de la política), el consumo
como principio y fin de las dinámicas sociales, la militarización, etc. Vale
recordar que John F. Kennedy, demócrata carismático de quien Obama dice retomar
el legado, apenas asumió la presidencia manifestó maravillosas intenciones con
respecto a América Latina a través de la Alianza para el Progreso. En los
hechos, llevó a cabo la invasión de Playa Girón y aprobó la militarización e implementación
de la Doctrina de Seguridad Interna en América Latina. La historia nos obliga a
estar atentos a la diferencia entre las intenciones y los hechos[9].
Ante lo dicho, coincidimos con las afirmaciones de los
medios hegemónicos y el gobierno de EEUU de que Obama está cumpliendo con
generar un mayor acercamiento a América Latina, pero con la premisa imperial
siempre presente de crear una América Latina a imagen y semejanza de EEUU, que
no cuestione ni se interponga a sus lineamientos para el hemisferio. Es por
ello fundamental lo que suceda con aspectos culturales e ideológicos en Cuba y
en Argentina, el nivel de conciencia de la población para distinguir entre las
“intenciones” y los hechos.
[1] http://edition.cnn.com/2016/03/18/opinions/obama-cuba-argentina-visits-segal/
[2]
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/03/16/obama-a-cuba-y-argentina-3157.html
[3]
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/03/16/obama-a-cuba-y-argentina-3157.html
[4]
http://www.celag.org/guantanamo-lo-que-ocultan-las-promesas-no-cumplidas-por-obama-por-silvina-romano/
[5] http://letgirlslearn.peacecorps.gov/
[6]
http://www.lanacion.com.ar/1879843-obama-elogio-al-presidente-y-dijo-que-cristina-era-antinorteamericana
[7]
http://www.abc.com.py/internacionales/obama-pronunciara-historico-discurso-en-la-habana-1462522.html
[8]
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/03/16/obama-a-cuba-y-argentina-3157.html
[9] Romano, Silvina M. (2011) “Alianza para el Progreso
cincuenta años después:
La política exterior de Obama en acción” Espacio Crítico, n
15, Julio-diciembre, Colombia, pp.
100-123http://www.espaciocritico.com/sites/all/files/revista/recrt15/n15_a06.pdf
Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección:
http://www.telesurtv.net/opinion/Obama-en-Cuba-y-Argentina-de-las-intenciones-a-los-hechos-hay-mucho-trecho-20160320-0024.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net
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