Los buitres más buitres del mundo
Por Mercedes D'Alessandro
ECONOMIX
El 29 de febrero el Master Special Pollack anunció un acuerdo “histórico” entre Argentina y los fondos buitres más rebeldes -comandados por Paul Singer-, después de una disputa de más de una década. El acuerdo consiste en una quita sobre lo adeudado a pagar en “cash green dollars“ el 14 de abril de 2016. El mismo día por la tarde, Alfonso Prat Gay y Luis Caputo adelantaron que para pagar éste y los otros acuerdos con más del 80% de los acreedores buitros que están hoy demandando al país van a emitir bonos. Días atrás, los abogados de Argentina en el exterior habían pedido al Juez Griesa que levante la orden del pari passu (tratamiento equitativo) a favor de esos fondos, para permitir el retorno del país a los mercados financieros y el pago de sus bonos reestructurados en los canjes de 2005 y 2010 que hoy están “en el limbo“. Para que se pueda cumplir el contrato se necesitan varias cosas: en principio, que Griesa levante las restricciones para que Argentina entre al mercado de capitales y consiga el dinero para pagar en abril. Para eso, el Congreso argentino tiene que votar la derogación de la ley cerrojo y pago soberano, sino Griesa no se copa. Y por último, si todo eso sale ok, deberían colocar la suficiente cantidad de bonos –a una tasa razonable- para juntar los dólares. Sin embargo, ayer se sumó un nuevo obstáculo: los buitres piden más tiempo para negociar y no quieren que Griesa levante nada. Esa es la escena que viene abajo.
(Si todavía no entendés bien cómo es todo el tema buitro, leer más detalles acá: https://economixpodcast.wordpress.com/2016/02/09/el-ataque-de-los-buitros-ixi-the-force-awakens/)
El backstage de cómo la levantan en pala los buitros
El 1 de marzo fue sin duda una de las audiencias más importantes del juicio que lleva más de una década y que tiene como protagonistas principales a Paul Singer, el juez Thomas Griesa y Argentina. Fue el día después del primer acuerdo entre los buitres más rebeldes y el país. Transcurrió en el piso 26 de un edificio anexo de la Suprema Corte del Estado de New York, a pocos metros del puente de Brooklyn, en una sala llena de hombres en trajes grises y un puñado de mujeres. Delante del estrado de Griesa y en primera fila, estaban los abogados y asesores de los fondos buitres más buitres del mundo, los Singerboys. Pidieron la palabra 14 abogados de distintos grupos (entre ellos el defensor de Argentina), y un emisario del “limbo” del Bank of New York Mellon.De repente hubo un sonido fuerte, como unos golpes de martillo, todos nos paramos y apareció el ya mítico juez Griesa con su mancha roja brillante en la frente, encorvado, caminando despacio hacia su trono. A pesar de lo que se ve y el prejuicio que fomenta su imagen no es un viejo decrépito y perdido, está muy lúcido y sabe muy bien lo que está pasando a su alrededor.
Ted Olson representa al 67% de los litigantes y fue el primero en plantear la postura de NML Capital. Fiel compañero de aventuras de Paul Singer, republicano acérrimo, defensor del matrimonio igualitario y con el pelo en la misma tonalidad que Donald Trump, Olson dijo que si bien “esto es un gran logro, tenemos pasos muy delicados por delante”. Señaló que gran parte de los bonistas más pequeños (muchos de los cuales son inventos propios con nombres bizarros) no han podido participar de las negociaciones y pidió 30 días más de plazo para evitar peligros, lograr el éxito de la negociación y para que puedan acceder a negociar todos los que aún no han podido (cada día que pasa aparece un nuevo grupo de buitritos que quiere sumarse al festival).
Antes de él habían hablado un par de representantes de buitres más pequeños respaldando la posición argentina (interesados por cobrar). El más efusivo fue un señor de corbata violeta que dio un discurso más patriótico que el abogado de Argentina o que el propio Prat Gay en sus presentaciones. Planteó el dramático cambio que significaban estos pasos, reivindicó la predisposición a negociar del equipo de Caputo, festejó la razonable oferta del país e hizo un gran acting final reflexionando sobre lo importante que era para Argentina ver por fin despejado su horizonte para volver triunfante al mercado de capitales y lo bien que le haría al pueblo la bonanza venidera. Sin embargo, 9 de los siguientes oradores siguieron los pasos de Olson y reclamaron más días y que nadie cobre nada hasta entonces.
El abogado de Argentina Michael Paskin, reciente incorporación en la defensa del país, fue claro con sus argumentos: resaltó la voluntad de negociar, los grandes avances y sobre todo, dejó muy en claro que si no se levantan las restricciones sobre Argentina será muy complicado cumplir los acuerdos firmados. Como anunció Prat Gay dos días atrás, para conseguir los dólares necesitan colocar bonos, para colocar esos bonos hay que levantar las restricciones a la entrada de capitales. Fue el único que se excedió de los 8 minutos exactos que pusieron de máximo a cada orador.
Sin embargo, otro de los abogabuitres del recinto –de apellido Friedman como el conocido premio Nobel de economía- subió la apuesta de Olson y pidió no solo los 30 días de plazo sino que además se deje bien en claro qué pasa si Argentina no cumple o si no tiene el dinero suficiente para pagar todo lo comprometido hacia el 14 de abril, o si paga a unos pero no a otros, quién decide quién y cómo cobra. No hay garantías de que Argentina cumpla y no hay remedio si viola los contratos. Friedman hablaba serio, casi enojado, el más compenetrado con su papel.
Hacia el final, hablaron varios representantes de bonistas más pequeños diciendo que habían sido discriminados por el Special Master Pollack, quién seguía las exposiciones muy concentrado desde un costado de la sala con un elegante traje azul y su pelo blanco radiante (digno de tapa de Vogue). Todos los buitritos adhieren al pedido de NML de 30 días más y oportunidades para negociar en términos más claros. “Después de 12 años, ¿cuál es el apuro con esto? “, preguntó Spencer, otro señor de pelo color Trump, y rogó “Please, give peace a chance“. Una de las 3 mujeres que había entre quienes tenían la palabra señaló que, en términos de sus pequeños representados, Argentina seguía negociando como en 2005 y 2010: un trato de todo o nada, toma o deja.
El último en hablar en las dos rondas consecutivas que tuvieron los interesados para sus exposiciones fue el representante del Bank of New York Mellon. La primera vez mostró su preocupación sobre cómo actuar en caso de que Griesa decida que los bonistas reestructurados pueden volver a cobrar. Hoy esos fondos quién sabe dónde están, cuánto se llegó a depositar, dónde, etc. Si el banco entra en escena de nuevo, necesitaría una orden suplementaria que especifique todas sus responsabilidades y acciones. La segunda vez, al cierre de la audiencia, solo pidió respeto e integridad.
El juicio fue como en las películas, aunque sin la edición que lo hace más llevadero y con actores más bien de reparto. La sala estaba llena de banqueros, abogados, buitres, Wall Street Boys y millenials del siglo pasado viendo qué pasa con Argentina para ver si le juegan unas fichas en el casino de los bonos o no. Después de dos horas de escuchar atentamente y con un joven de escasos treinta años que pasó toda la sesión a su lado, Griesa dijo “ha sido una extraordinaria tarde, todos han hablado mucho y con mucha sustancia“. Y dio por concluida la sesión sin dar ninguna resolución. Todos nos paramos, el juez se retira. Una nueva incógnita se abre sobre Argentina.
¿Mi opinión sobre los acuerdos? En el LINK
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