Recuperó así un aliado en la campaña de Estados Unidos por
contrarrestar los proyectos populares de varios gobiernos
latinoamericanos, apoyo que no encontró en la Casa Rosada durante los
últimos 13 años, estimó la investigadora Stella Calloni.
"En
especial las articulaciones se harán contra el gobierno bolivariano de
Venezuela", opinó la periodista y escritora argentina, con quien
concuerdan otros analistas políticos.
Quedó claro por
declaraciones de ambos presidentes el deseo de relanzar los nexos entre
los dos gobiernos sobre bases de una mayor afinidad e intereses
políticos y regionales.
Si bien los gobiernos de Néstor Kirchner
y Cristina Fernández mantuvieron buenas relaciones con las
administraciones de George Bush, hijo, y Barack Obama, tuvieron puntos
de distanciamiento en lo referente hacia Latinoamérica que marcaron
posiciones más independientes y soberanas, en particular en el proceso
de integración que desagrada a Washington.
Para el director del
Instituto de Estudios de América Latina, Oscar Laborde, quedó sellado el
respaldo del gobierno de Macri a la política de Estados Unidos hacia la
región y el comercio internacional.
Leandro Morgenfeld,
historiador, docente y autor del libro "Relaciones peligrosas. Argentina
y Estados Unidos", concluyó que el "principal objetivo fue
geoestratégico para volver a posicionar a Washington en una región que
históricamente estuvo bajo su dominio, pero que en la última década
avanzó en un proyecto alternativo de integración".
Para intentar
realinear a Latinoamérica bajo el dominio político-económico
norteamericano, Obama necesitaba "posicionar al presidente Macri como
parte de la restauración conservadora en la región, y su anfitrión se lo
facilitó", consideró Morgenfeld.
En el enfoque económico
-concluye el académico- Obama apuntó a lograr "que Argentina se aproxime
a los países de la Alianza del Pacífico a través de presidentes como
Macri, que impulsa un Estado con menos capacidad de regular la economía y
así favorecer las inversiones de las transnacionales en nuestro país".
Los resultados de la visita en declaraciones, acuerdos y entendimientos dan aval a esas opiniones.
En un resumen de la visita efectuada 23 y 24 de marzo, la Cancillería
consideró que sirvió para relanzar los vínculos bilaterales "sobre la
base de valores, principios e intereses comunes", y marcó "un hito
importante en la profundización de dicha relación".
Al margen de
los actos protocolares en los que más se centró la gran prensa, las
partes firmaron varios acuerdos de colaboración que implican un mayor
compromiso del gobierno argentino con las políticas de Washington, y
Obama incluso respaldó el proyecto de la Casa Rosada de pagar a los
fondos buitre aun cuando signifique un endeudamiento mayúsculo para el
país.
Los convenios abarcan cooperación, entre otros campos, en
prevenir y combatir el crimen grave, una declaración conjunta sobre
seguridad, obras públicas, emplazamiento de oficiales de seguridad a
bordo, comercio e inversión, según esbozó la Cancillería sin entrar en
detalles.
Ambos Presidentes -amplió ese Ministerio- coincidieron
en la necesidad de profundizar las relaciones en el ámbito de la
ciencia, la tecnología, la salud, la educación y la defensa, punto este
en el que no se ahondó mucho públicamente.
Asimismo, acordaron
en que el combate al narcotráfico es una prioridad, y decidieron
trabajar como socios en este tema profundizando la colaboración en el
marco bilateral y multilateral, con capacitación y entrenamiento.
También compartirán experiencias en tratamientos de desintoxicación y de prevención de la drogadicción.
Ambos gobiernos acordaron compartir información que sirva para frenar
el terrorismo y también firmaron convenios específicos sobre la materia.
La administración Macri se comprometió a incrementar la participación
de Argentina en las misiones de Paz de la ONU, así como "dar apoyo
directo y de manera conjunta con Estados Unidos a la misión política de
las Naciones Unidas en Colombia".
Y a cambio el gobierno de
Obama le ofreció apoyo en la preparación de sus fuerzas de paz,
proveyendo capacitación de personal y equipamiento.
Igualmente,
las partes sellaron un memorando entre la Cancillería y el Departamento
de Estado norteamericano en apoyo de la Organización de Estados
Americanos y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Eso
conlleva una participación más activa de Argentina, vista como esencial
para Washington, a fin de "impulsar los valores y metas compartidas de
todos los Estados Miembros".
En ese sentido, ambos gobiernos
trabajarán juntos para fortalecer la OEA "en su mandato principal de
promover y proteger los derechos humanos y la democracia en todos y cada
uno de sus 35 miembros", señala el comunicado de la Cancillería.
Observadores alertan que esa línea puede encerrar la politización del
tema de los derechos humanos para presionar a gobiernos progresistas de
la región.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto mostró
beneplácito por la decisión de Obama de desclasificar nuevos archivos
del gobierno norteamericano, incluidos militares y de inteligencia,
sobre la última dictadura.
Esa documentación contribuirá a
esclarecer lo ocurrido con las víctimas del terrorismo de Estado y podrá
ser de utilidad para las causas judiciales en curso, estima la nota
ministerial, empero no estará disponible en al menos año y medio, y
hasta entonces no se sabrá la real utilidad de su contenido, opinan los
organismos de derechos humanos.
Dichas organizaciones
reconocieron el gesto, pero expresaron críticas porque el presidente
estadounidense no manifestó un claro desagravio por la complicidad de
Estados Unidos en la dictadura argentina y en otras de la región.
Las partes acordaron, además, facilitar la tramitación migratoria;
Estados Unidos eliminará las entrevistas consulares a argentinos menores
de 16 años y mayores de 65, mientras Buenos Aires eliminará la tasa de
reciprocidad que los turistas estadounidenses abonan para entrar al
país.
Igualmente, suscribieron una serie de acuerdos para
fortalecer la cooperación en materia económica, comercial y para el
fomento de las inversiones.
La canciller Susana Malcorra y el
propio Macri tomaron distancia de un tratado de libre comercio
bilateral, pues un mecanismo de ese tipo parte por pasar por el
Mercosur, pero no lo descartaron en un futuro.
También hubo
entendimiento para firmar el Acuerdo de París sobre cambio climático y
trabajar en una enmienda al Protocolo de Montreal para la reducción
gradual de los hidrofluorocarburos (HFCs) en 2016.
En un
análisis para el diario Página 12, Horacio Verbitsky considera que el
contenido de los acuerdos va más allá de los títulos que difundió el
Gobierno, el cual aceptó convenir acciones contra el narcotráfico y el
terrorismo sin diferenciar seguridad y defensa, misiones militares en
África, asilo a los sirios, centros de fusión de Inteligencia, fuerzas
de seguridad en el Comando Sur y una apertura comercial irrestricta.
La Presidencia y el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto fueron
cuidadosos y solo enunciaron los arreglos, pero para conocer a fondo lo
pactado en día y medio de visita hay que recurrir al portal en Internet
de la Casa Rosada, señala el titular del Centro de Estudios Legales y
Sociales.
Entre otros arreglos, hay varios que acercan a las fuerzas militares de ambos países.
Para que Argentina pueda incrementar el tamaño de sus unidades
militares desplegables y participar en misiones de paz en países
africanos, Estados Unidos fortalecerá sus capacidades, incluyendo el
entrenamiento y la modernización de la flota de aviones de transporte y
carga C-130.
En mayo, el Pentágono realizará el primer encuentro
de trabajo con las Fuerzas Armadas argentinas desde 2009, con una
agenda que incluirá operaciones de paz, preparación y respuesta ante
desastres y "cooperación en defensa hemisférica", punto este que abre
una interrogante sobre lo que realmente significa esa colaboración.
Además, el Comando Sur se propone compartir información con el
Ministerio de Seguridad argentino, mediante oficiales de enlace ante su
Fuerza de Tareas Sur, y el Pentágono también invitó a Argentina a
participar en un programa de cooperación con la Guardia Nacional de
Estados Unidos.
En todos estos casos Estados Unidos propone y
Argentina acepta borronear los límites entre las tareas de Seguridad
Interior y Defensa Nacional, separadas en forma nítida por tres leyes y
un decreto suscritos a lo largo de tres décadas por los gobiernos de
Alfonsín, Menem, Fernando de la Rúa y Kirchner, advierte Verbitsky.
Las partes incrementarán también la cooperación en el desarrollo y la seguridad nuclear.
Según el Grupo Convergencia, integrado por académicos y especialistas
en cuestiones de política exterior, Seguridad y Defensa, el gobierno
nacional analiza la posibilidad de suscribir un protocolo adicional al
sistema de salvaguardas que la Argentina mantiene con los organismos
internacionales en el marco del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Este sería -señala el investigador- el certificado de defunción del
sistema argentino-brasileño de garantías y salvaguardias que desde 1991
ha permitido el uso de la energía nuclear con fines exclusivamente
pacíficos, mediante el control recíproco, sin renunciar al desarrollo
tecnológico propio como exige la megapotencia mundial y contribuyendo al
mantenimiento de la paz en toda América.
Acorde con la página
de la Casa Blanca, para el combate conjunto contra el narcotráfico y el
crimen organizado, Estados Unidos asistirá a las fuerzas argentinas de
seguridad sobre terrorismo y financiamiento del terrorismo en la Triple
Frontera.
Funcionarios argentinos se capacitarán en la Academia
Internacional de Policía, realizarán viajes de estudios a Estados Unidos
y recibirán capacitación de la Administración para el Control de Drogas
(DEA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
El FBI
también ayudará a montar una red de Centros de Fusión de Inteligencia
para detectar y golpear al terrorismo y el crimen organizado.
Verbitsky recuerda que en esos Centros de Fusión, creados luego de los
ataques de septiembre de 2001 por el Ministerio de Seguridad Nacional,
comparten información de agencias de Inteligencia como la Agencia
Central de Inteligencia (CIA), organismos policiales como el FBI, las
Fuerzas Armadas y los gobiernos, nacional, estatal y local.
En
2012 una comisión bipartidaria del Senado de Estados Unidos publicó un
informe demoledor sobre la inutilidad, dispendio y riesgo para las
libertades civiles de estos Centros, puntualiza el experto.
Los
mencionados son varios de los entendimientos -hay más- que sellaron los
gobiernos de Macri y Obama en este nuevo renacimiento de las relaciones
bilaterales, entre otros Argentina se compromete a recibir un número
significativo de refugiados, incluyendo personas desplazadas por la
guerra en Siria.
Antes que Obama visitaron Argentina Franklin
Delano Roosevelt, Dwight Eisenhower y George W. Bush, hijo, aunque estos
en gira por varios países de la región o cumbres de mandatarios. Solo
las visitas de George Bush, padre, y William Clinton para reunirse con
Carlos Menem, se registran como antecedente similar.
Después de
los acuerdos arreglados entre sus equipos ejecutivos, protocolos con
alta dosis mediática como dar unos pasos de tango con una bailarina
local, aunque les salió mal a las partes la visita al Parque de la
Memoria, Obama dijo que espera volver a Argentina en 2017.
*Corresponsal de Prensa Latina en Argentina. |
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