Revista Caras y Caretas, N. 2312, pp. 54-59, noviembre 2015
Por
Leandro Morgenfeld
Doctor en Historia e investigador
Estados Unidos se forjó como un país de
inmigrantes que llegaron a“hacer la América”. En los últimos años, como reacción al avance de la inmigración hispana, se erige un muro en la frontera con México y resurge un
discurso racista y xenófobo. El capital aprovecha.
Desde la época colonial, América del Norte se nutrió de inmigrantes,
que fueron desplazando a los pueblos originarios. Si primero procedían de Gran
Bretaña y Francia –además de los millones de africanos que fueron traídos por
la fuerza como esclavos-, ya en el siglo XIX fueron incrementándose los contingentes
del sur y este de Europa. Hasta la primera guerra mundial, más de 30 millones
de habitantes del Viejo Continente cruzaron el Atlántico para llegar afincarse
en la tierra prometida. Ya en la segunda mitad del siglo XX, las
principales corrientes migratorias hacia Estados Unidos provinieron de Asia y
América Latina. En 1875 se aprobó la primera ley de inmigración, y a partir de
ese entonces se fue sancionando una compleja legislación, que intentó regular y
controlar los flujos poblacionales. Durante la Gran Depresión, más de 400.000 mexicanos
fueron deportados. Hacia 1954, se lanzó la Operación Espaldas Mojadas
–desde los años ‘20, así se denominaba despectivamente a los inmigrantes
mexicanos que habían llegado ilegalmente, muchos de ellos atravesando el Río
Bravo-, que expulsó a más de un millón de inmigrantes del país vecino.(...)
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