NACIONES UNIDAS APROBO LA PROPUESTA PARA RESGUARDAR LAS REESTRUCTURACIONES DE DEUDA DEL ACCIONAR CARROÑERO
Votación histórica por un mundo libre de buitres
La Asamblea General de la ONU convalidó por amplia mayoría, 135 votos a 6, con 42 abstenciones, 9 principios sugeridos por Argentina y el G-77 más China para evitar que las renegociaciones de deuda sean interferidas por fondos especulativos.
Por Tomás Lukin (Página/12)
Desde Nueva York
La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó ayer los nueve principios básicos sobre reestructuraciones de deuda soberana impulsados por Argentina. La histórica sesión encabezada por los miembros del G-77 más China otorgó un respaldo contundente a la iniciativa: 135 votos a favor, 6 negativos y 42 abstenciones. Después de un año de deliberaciones técnicas y arduas negociaciones diplomáticas, los lineamientos que restringen el accionar carroñero del sistema financiero internacional y legitiman el derecho a reestructurar las deudas soberanas sumaron nuevas adhesiones y minimizaron los rechazos (ver página 4). Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania, Israel y Canadá fueron el poderoso pero reducido bloque opositor. “Los principios que aprobaron son un paso fundamental para conseguir un mundo libre de buitres, para que nadie sufra ataques como los que recibió Argentina”, celebró el ministro de Economía, Axel Kicillof, durante una breve intervención ante los representantes de las distintos países. El funcionario acompañó al canciller Héctor Timerman y la embajadora permanente ante la ONU, Marita Perceval, que fueron la cara visible del proyecto en el organismo. “Nos decían que éste no era el lugar adecuado para discutir los temas de deuda pero es el único foro democrático donde todos los países tienen voz y voto. La ONU es el foro adecuado para resolver el tema de las reestructuraciones de deuda soberana y ponerles un límite a los piratas del siglo XXI que aprovechan la falta de legislación global para infringir daño y obtener ganancias extraordinarias”, expresó el ministro de Relaciones Exteriores (ver página 4). El resultado de la votación ofrece un puntapié inicial para avanzar dentro del organismo internacional en la discusión de una ley de quiebras internacional para los Estados que proteja a los acreedores de buena fe.
La discusión comenzó alrededor de las tres de la tarde de una jornada con lluvias que no consiguieron aplacar el calor de Manhattan. El proyecto de resolución para abordar los problemas asociados a las reestructuraciones de deuda soberana ocupó el cuarto lugar en la agenda del día, donde también se aprobó que cuando comience la 69 Asamblea General, en dos semanas, las banderas de los miembros observadores de la ONU –Palestina y Vaticano– flameen en el frente del edificio del organismo. Después de una contundente presentación de la problemática realizada por el representante de Sudáfrica en representación del G-77 más China, las pantallas mostraron 136 votos a favor acompañado por una celebración de la delegación argentina y los países que respaldaron el proyecto. La satisfacción entre los funcionarios argentinos que trabajaron en los nueve principios se mantuvo incluso cuando, antes de finalizar el encuentro, los diplomáticos españoles pidieron la palabra para señalar que su voto positivo debía ser considerado como una abstención porque se habían equivocado.
“Le quitamos poder al capital carroñero financiero, que acompañado por las maquinarias mediáticas riegan pobreza y miseria por el mundo”, expresó la canciller venezolana Delcy Rodríguez, quien tuvo una de las intervenciones más eufóricas de la jornada. Los respaldos explícitos a la iniciativa no se limitaron a Brasil, Bolivia, Cuba, Paraguay, Chile y Uruguay, también tuvieron expresiones contundentes los representantes en la ONU de Rusia, India, Islandia y Jamaica. “Los principios básicos fueron diseñados para asegurar su inclusividad, no son obligatorios ni favorecen ni a acreedores ni a deudores. Se trata de generar una situación donde todos ganan. La sustentabilidad de las deudas es esencial para el crecimiento y las reestructuraciones son importantes para los países en desarrollo y los desarrollados”, indicó el vocero de Sudáfrica en representación del G-77 más China.
La iniciativa reivindica el posicionamiento argentino en su disputa con los buitres en las cortes estadounidenses pero no tiene implicancias judiciales directas. Sin embargo, sí se benefician países que enfrentan problemas de deuda externa y requerirían reestructurar sus pasivos sin que los acreedores impongan condiciones extorsivas como Grecia, Puerto Rico, Portugal y Ucrania, entre otros. Pese a ello, la mayoría de los países europeos, incluidos los que atraviesan crisis estructurales de deuda, se abstuvieron en la votación.
“Si bien no cambia la situación de Argentina si le pone un límite al accionar del juez Griesa y los buitres. Casi todos los países del mundo se oponen a este tipo de acciones especulativas, no pueden ignorarlo”, explicó Kicillof durante un breve intercambio con este diario luego de grabar una teleconferencia con CFK (ver aparte).
Cuando llegó el momento de su intervención, Estados Unidos remarcó su compromiso con “la estabilidad del sistema financiero” pero consideró que para mejorar el sistema de reestructuración de deudas soberanas alcanza con introducir modificaciones –nuevas cláusulas de acción colectiva y redefinir pari passu– a los contratos de los bonos. “El lenguaje de la resolución indica que los países tienen derecho a reestructurar sus deudas, un derecho que no existe”, consideró la representante estadounidense al explicar su rechazo y ausencia en las discusiones que, desde su perspectiva, deberían darse en el FMI y el G-20.
Durante toda la mañana, la representación de Gran Bretaña se dedicó a presionar en diferentes reuniones bilaterales a los embajadores de la Unión Europea para que voten en contra de la resolución. Por esas horas los diplomáticos argentinos recibieron la noticia que los colombianos, alineados con los intereses de Estados Unidos y en proceso de incorporación a la OCDE, se volcaban hacia la abstención. En paralelo Alemania, que había evaluado abstenerse, volvió a su negativa original. Sin embargo, el G-77 más China y la misión argentina pudieron observar con satisfacción como Australia, Irlanda, República Checa, Finlandia y Hungría cambiaron su rechazo inicial a una abstención, un giro significativo en términos diplomáticos.
Los principios no son vinculantes pero codifican el “sentido común”, violado por las cortes permeables a los reclamos buitres, en materia de reestructuraciones de deuda soberana. Las discusiones en la ONU continuarán con el objetivo de alcanzar un marco jurídico internacional al que los países deberán adherirse. Mientras retoman las tareas, fuentes diplomáticas indicaron a Página/12 que Bolivia podría incorporar los lineamientos a su legislación. El embajador boliviano, Sacha Llorenti, fue el responsable del Comité Especial sobre Procesos de Reestructuración de la Deuda Soberana y facilitador del proyecto de resolución. “Sería una buena idea avanzar en ese sentido, ¿no?”, respondieron desde el equipo económico antes de partir hacia el aeropuerto JFK en Queens.
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LOS LINEAMIENTOS PARA ORDENAR FUTURAS REESTRUCTURACIONES DE DEUDAS
Nueve principios, un gran paso
La preservación del derecho soberano de los países a darse su propia política y poder encarar reestructuraciones de deuda sin sacrificar su futuro es la base de la propuesta. Cuáles son sus alcances y cómo se sigue.
Por Tomás Lukin
Desde Nueva York
Restringir el margen de maniobra para los fondos buitre, legitimar el derecho de los países para encarar reestructuraciones de deuda que les permitan volver a crecer y seguir pagando sus obligaciones y garantizar que los inversores de buena fe no se vean afectados por el accionar carroñero del sistema financiero internacional. Con esos tres ejes, los nueve principios básicos aprobados ayer en las Naciones Unidas fortalecen la línea de defensa de los países y sus acreedores genuinos contra el agujero negro existente en materia de resolución sustentable de las crisis de deuda. El próximo paso no está definido, pero el objetivo final es crear, a partir de los lineamientos aprobados ayer, un marco jurídico global que ofrezca reglas claras para resolver los problemas asociados al endeudamiento excesivo. Como paso intermedio, algunos países podrían incorporar/respaldar los lineamientos en sus legislaciones nacionales.
Los principios impulsados por el equipo diplomático argentino en la ONU y sus pares del G-77 más China no son vinculantes y tampoco retroactivos. Aunque no tendrán consecuencias legales directas sobre el caso argentino, la codificación de los nueve lineamientos básicos existentes en el derecho internacional ofrece un instrumento poderoso que los tribunales no pueden ignorar. Quienes podrán utilizarlo como argumento en una hipotética reestructuración son estados como Grecia, Puerto Rico, España, Ucrania, Portugal o Belice. La resolución se suma a los esfuerzos impulsados desde el sector privado, el FMI y los países dominantes para atacar la problemática a través de modificaciones en las cláusulas de los bonos. Aunque representa un paso hacia adelante, esa respuesta ignora los 900 mil millones de dólares en títulos emitidos con las cláusulas viejas que permitieron los abusos buitres.
Las reestructuraciones de deuda son un procedimiento habitual desde comienzos del siglo XIX. Desde 1950 se registraron más de 600 casos de canjes soberanos alrededor del mundo. Como resultado de la construcción de un vacío legal que acompañó el proceso de desregulación financiera, no existen reglas globales para encontrar soluciones que garanticen la salida de los países de las trampas financieras, volver a crecer y garantizar el cumplimiento de los vencimientos de deuda.
Los nueve principios básicos establecen el derecho soberano de los Estados a reestructurar sus deudas y disponen que las negociaciones en una reestructuración se realicen de buena fe, con transparencia e imparcialidad y garantizando el trato equitativo entre los acreedores. Asimismo, enfatiza el respeto a la inmunidad soberana de los Estados, un punto necesario frente a los embates extorsivos de los buitres en los tribunales permeables a sus reclamos para trabar embargos contra activos argentinos alrededor del mundo.
Para prevenir que la experiencia reciente de Grecia se repita, donde la negociación con los acreedores se tradujo en nuevas medidas de ajuste sin resolver el problema estructural de los pasivos helénicos, los lineamientos aprobados ayer disponen que las reestructuraciones de deuda soberana deben ser “sostenibles”, “de modo tal que permitan el crecimiento económico inclusivo y el desarrollo del Estado deudor, así como la protección de los derechos del acreedor”, sostiene la resolución.
Con una ley de quiebras internacional como la que disponen las empresas en cualquier país, Argentina habría puesto fin al default en 2005. Al alcanzar una adhesión del 76 por ciento de los acreedores, el primer tramo del canje ya hubiera sido suficiente para extender automáticamente las condiciones financieras negociadas –quita, extensión de plazos, reducción de tasas de interés– a todos los bonistas. La resolución aprobada ayer por 135 votos a favor, 6 negativos y 42 abstenciones incorpora ese concepto. Cuando una reestructuración soberana reciba el visto bueno de una “mayoría calificada”, el acuerdo y los acreedores que ingresaron al mismo no pueden ser afectados “por una minoría no representativa que deberá respetar las decisiones tomadas por la mayoría”.
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Timerman reconoció que la resolución antibuitre de la ONU no es vinculante
La Nación
El canciller resaltó que lo aprobado por la Asamblea son "principios" para todos los países; recordó que la Convención de los Derechos del Hombre tampoco es vinculante.
El canciller Héctor Timerman reconoció hoy que la resolución que ayer se aprobó en la ONU contra los fondos buitre no es vinculante, sino que depende de cada país ponerla en práctica o no.
"Las Naciones Unidas indicó un camino. El tema tiene que seguir siendo tratado. La Convención internacional por los Derechos del Hombre no es vinculante, el país que no la quiere observar, no la observa", dijo esta mañana el ministro de Relaciones Exteriores en diálogo con radio Del Plata.
La resolución que fue aprobada por 136 países y rechazada sólo por Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Canadá y Japón e Israel fue una declaración política, a diferencia de las que emite el Consejo de Seguridad, que son jurídicamente vinculantes.
Ante la dificultad de que se cumpla en todo el mundo, Timerman reconoció: "No es simple, uno está tratando con los [países] más poderosos".
En su texto, la resolución "declara" que las reestructuraciones de deuda "deberían estar guiadas" por nueve principios e "invita" a los 193 Estados que componen Naciones Unidas, además de a los Estados observadores, a "respaldar y promover" esos principios.
Timerman dijo que los nueve puntos "de alguna manera establecen límites al agujero negro que había hace más de treinta años", y apuntó: "Tal vez no sirvan sobre lo que pasó en el pasado con los buitre, pero pero sí para el futuro".
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