Gabriela Michetti es una de las políticas argentinas preferidas de la embajada
de Estados Unidos. No sólo porque tiene ideas que son del agrado de la
delegación diplomática, como su propuesta para “redefinir la agenda de derechos
humanos, que está centrada en la guerra sucia“ sino también porque revela
jugosas confidencias, por ejemplo, que ella forma parte de un grupo de
políticos, empresarios y banqueros que se reúnen en secreto con el presidente
de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.
Además, Michetti cuenta con la bendición del papa Francisco. De los 16 cables que la mencionan entre enero de 2007 y enero de 2010, dos están dedicados a ella en exclusivo y ambos la llenan de elogios. “Encantadora” y “refrescante”, la adjetiva el primer cable de noviembre de 2007. “Merece nuestra atención continua,” concluye el segundo, de enero de 2010.
El cable de noviembre de 2007 da cuenta de una reunión de Michetti con el entonces embajador estadounidense, Earl Anthony Wayne, cuando ella era vicejefa electa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires después de que triunfara la fórmula compartida con Mauricio Macri en las elecciones. En la reunión, Michetti dijo que Macri tiene el doble desafío de gobernar bien la ciudad y de formar una alternativa electoral al kirchnerismo en el nivel nacional. También aseguró que el primer objetivo de Macri sería aumentar el presupuesto para poder invertir en obras de infraestructura. Agregó que, a diferencia de los Kirchner, Macri es un constructor de instituciones que le escapa a los personalismos y que por eso le otorgaba mucho protagonismo a ella a pesar de que el cargo de vicejefa es más bien ceremonial.
Michetti también explicó su enfoque de los derechos humanos. Dijo que lamentaba que el gobierno de la ciudad le hubiera cedido el manejo del predio de la ESMA a organizaciones de derechos humanos y que, con otra administración y un mayor involucramiento de la Ciudad, el lugar donde funcionó el mayor centro clandestino de detención, tortura y desaparición de la dictadura hoy podría aprovecharse para organizar actividades integradoras con discapacitados y para darles a jóvenes de bajos recursos un lugar en el que puedan practicar deportes de alto nivel. Pero reemplazar el discurso de los derechos humanos de los sobrevivientes de la dictadura por el discurso de los derechos humanos de los discapacitados y los atletas de bajos recursos no es fácil en la Argentina actual, y mucho menos en la Argentina de 2007 cuando los juicios a los represores recién comenzaban. Por eso, Michetti aseguró que iba a proceder “delicadamente” en su intento por instalar ese cambio de agenda. El embajador le contestó que estaba de acuerdo con su idea de inclusión social y citó como referencia un programa para discapacitados -las Olimpíadas Especiales- y otro para niños de bajos recursos -la fundación argentina ph15- a los que la Embajada le brinda apoyo económico.
En cuanto a la discusión de los derechos humanos, Michetti lamentó que la “guerra sucia” de 1976 a 1983 en Argentina haya monopolizado el discurso público sobre los derechos humanos. Dijo que espera ampliar delicadamente el concepto de derechos humanos en la sociedad civil argentina para que abarque la inclusión social. Declaró que su generación alcanzó la mayoría de edad en la democracia, y si bien recordar el turbulento pasado de Argentina es importante, la inversión en la protección y la promoción de los derechos humanos en el futuro es más importante. Por ejemplo, señala que el presupuesto de la ciudad para los proyectos de la memoria se sitúa en 60 millones de pesos, mientras que sólo se destinan 6 millones de pesos a proyectos para la mejora de la accesibilidad y la inclusión social de las personas con discapacidad. Además, la ciudad de Buenos Aires ha perdido poder de decisión sobre las más de 17 hectáreas y 35 edificios de la antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), actualmente ocupada por un Museo de la Memoria cuasi independiente, y por organizaciones de derechos humanos. (Nota: La ESMA fue un notorio centro de detención, donde fueron torturados y asesinados hasta 5.000 civiles durante la “guerra sucia”.) Argumentó que este predio sería el lugar perfecto para llevar a cabo una serie de proyectos piloto con una agenda amplia de derechos humanos, tales como un modelo de escuela para la inclusión social, que no sólo tendría accesos y facilidades para discapacitados, sino también un programa para dar a los niños de familias de bajos ingresos el acceso a la formación deportiva de alto nivel. El embajador estuvo de acuerdo que la inclusión social de todas las personas es importante y le dijo a Michetti que la Embajada de EE.UU. está apoyando a muchas organizaciones no gubernamentales internacionales y locales, como las Olimpiadas Especiales y la fundación PH 15, que ofrece cámaras y cursos de fotografía a los niños de escasos recursos. Cerca del final del encuentro, Wayne comentó que Michetti es simplemente encantadora y refrescante. Pero advirtió que su idea de ampliar la agenda de derechos humanos podría ser prematura.
Comentario: Una interlocutora encantadora y reflexiva, la visión de Michetti de un gobierno responsable que ofrece resultados concretos a la gente es refrescante. Su idea de ampliar la agenda de derechos humanos de la sociedad argentina será difícil en un país todavía acechado por el fantasma de la guerra sucia, pero es lo que el país necesita para avanzar más allá de sus políticas divisorias hacia una programa de inclusión.
Michetti volvió a hablar con la Embajada en enero de 2010, seis meses después ganar una banca de diputada nacional en las elecciones porteñas que había protagonizado como cabeza de lista del PRO. Esta vez, su interlocutora fue la embajadora Vilma Socorro Martínez. Casi cuatro años antes de que Mauricio Macri mencionara la existencia de un misterioso “círculo rojo” de poder opositor en un acto de campaña para las elecciones legislativas de 2013, Michetti le había dado a la embajadora estadounidense algunas precisiones al respecto. Contó que existía un grupo informal de políticos opositores, jueces y empresarios que se reunían en secreto. Además agregó que le gustaría que la embajadora conociera al grupo, que incluía al presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Si bien se reconoció que los líderes de la oposición están divididos, Michetti dijo que cada partido tiene líderes con una visión común. Contó que ella forma parte un nuevo grupo de líderes de diversos partidos que están trabajando para desarrollar una agenda nacional compartida para el mediano plazo. Este grupo informal, que por ahora elige permanecer confidencial, incluye al diputado nacional por la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay; al gobernador peronista de Salta, Juan Manuel Urtubey; al presidente del Partido Radical, Ernesto Sanz; al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, y a empresarios y banqueros. Añadió que la mayoría de los principales líderes de la oposición son capaces de llegar a un acuerdo, excepto la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. La diputada invitó al embajador a conocer al grupo y preguntó si algún experto de Estados Unidos podía hablarle al grupo de algún tema que sea de su interés.
El cable tambien destaca la relación entre Michetti y el actual papa Francisco.
Católica practicante, Micheti mantiene diálogos habituales con el cardenal Jorge Bergoglio y con grupos católicos. Está divorciada y tiene un hijo adolescente que estudia en el Colegio Nacional Buenos Aires. Michetti habla inglés bastante bien.
El cable cierra con más elogios a Michetti, quien entonces aspiraba a ser la próxima Jefa de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Comentario: Una de las políticas más populares de Argentina, la diputada Michetti es un figura llamativa, elocuente y vigorosa, con uno de los índices de imagen positiva más altos del país. Cálida y acogedora con los funcionarios estadounidenses, Michetti merece nuestra atención continua. MARTINEZ
Además, Michetti cuenta con la bendición del papa Francisco. De los 16 cables que la mencionan entre enero de 2007 y enero de 2010, dos están dedicados a ella en exclusivo y ambos la llenan de elogios. “Encantadora” y “refrescante”, la adjetiva el primer cable de noviembre de 2007. “Merece nuestra atención continua,” concluye el segundo, de enero de 2010.
El cable de noviembre de 2007 da cuenta de una reunión de Michetti con el entonces embajador estadounidense, Earl Anthony Wayne, cuando ella era vicejefa electa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires después de que triunfara la fórmula compartida con Mauricio Macri en las elecciones. En la reunión, Michetti dijo que Macri tiene el doble desafío de gobernar bien la ciudad y de formar una alternativa electoral al kirchnerismo en el nivel nacional. También aseguró que el primer objetivo de Macri sería aumentar el presupuesto para poder invertir en obras de infraestructura. Agregó que, a diferencia de los Kirchner, Macri es un constructor de instituciones que le escapa a los personalismos y que por eso le otorgaba mucho protagonismo a ella a pesar de que el cargo de vicejefa es más bien ceremonial.
Michetti también explicó su enfoque de los derechos humanos. Dijo que lamentaba que el gobierno de la ciudad le hubiera cedido el manejo del predio de la ESMA a organizaciones de derechos humanos y que, con otra administración y un mayor involucramiento de la Ciudad, el lugar donde funcionó el mayor centro clandestino de detención, tortura y desaparición de la dictadura hoy podría aprovecharse para organizar actividades integradoras con discapacitados y para darles a jóvenes de bajos recursos un lugar en el que puedan practicar deportes de alto nivel. Pero reemplazar el discurso de los derechos humanos de los sobrevivientes de la dictadura por el discurso de los derechos humanos de los discapacitados y los atletas de bajos recursos no es fácil en la Argentina actual, y mucho menos en la Argentina de 2007 cuando los juicios a los represores recién comenzaban. Por eso, Michetti aseguró que iba a proceder “delicadamente” en su intento por instalar ese cambio de agenda. El embajador le contestó que estaba de acuerdo con su idea de inclusión social y citó como referencia un programa para discapacitados -las Olimpíadas Especiales- y otro para niños de bajos recursos -la fundación argentina ph15- a los que la Embajada le brinda apoyo económico.
En cuanto a la discusión de los derechos humanos, Michetti lamentó que la “guerra sucia” de 1976 a 1983 en Argentina haya monopolizado el discurso público sobre los derechos humanos. Dijo que espera ampliar delicadamente el concepto de derechos humanos en la sociedad civil argentina para que abarque la inclusión social. Declaró que su generación alcanzó la mayoría de edad en la democracia, y si bien recordar el turbulento pasado de Argentina es importante, la inversión en la protección y la promoción de los derechos humanos en el futuro es más importante. Por ejemplo, señala que el presupuesto de la ciudad para los proyectos de la memoria se sitúa en 60 millones de pesos, mientras que sólo se destinan 6 millones de pesos a proyectos para la mejora de la accesibilidad y la inclusión social de las personas con discapacidad. Además, la ciudad de Buenos Aires ha perdido poder de decisión sobre las más de 17 hectáreas y 35 edificios de la antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), actualmente ocupada por un Museo de la Memoria cuasi independiente, y por organizaciones de derechos humanos. (Nota: La ESMA fue un notorio centro de detención, donde fueron torturados y asesinados hasta 5.000 civiles durante la “guerra sucia”.) Argumentó que este predio sería el lugar perfecto para llevar a cabo una serie de proyectos piloto con una agenda amplia de derechos humanos, tales como un modelo de escuela para la inclusión social, que no sólo tendría accesos y facilidades para discapacitados, sino también un programa para dar a los niños de familias de bajos ingresos el acceso a la formación deportiva de alto nivel. El embajador estuvo de acuerdo que la inclusión social de todas las personas es importante y le dijo a Michetti que la Embajada de EE.UU. está apoyando a muchas organizaciones no gubernamentales internacionales y locales, como las Olimpiadas Especiales y la fundación PH 15, que ofrece cámaras y cursos de fotografía a los niños de escasos recursos. Cerca del final del encuentro, Wayne comentó que Michetti es simplemente encantadora y refrescante. Pero advirtió que su idea de ampliar la agenda de derechos humanos podría ser prematura.
Comentario: Una interlocutora encantadora y reflexiva, la visión de Michetti de un gobierno responsable que ofrece resultados concretos a la gente es refrescante. Su idea de ampliar la agenda de derechos humanos de la sociedad argentina será difícil en un país todavía acechado por el fantasma de la guerra sucia, pero es lo que el país necesita para avanzar más allá de sus políticas divisorias hacia una programa de inclusión.
Michetti volvió a hablar con la Embajada en enero de 2010, seis meses después ganar una banca de diputada nacional en las elecciones porteñas que había protagonizado como cabeza de lista del PRO. Esta vez, su interlocutora fue la embajadora Vilma Socorro Martínez. Casi cuatro años antes de que Mauricio Macri mencionara la existencia de un misterioso “círculo rojo” de poder opositor en un acto de campaña para las elecciones legislativas de 2013, Michetti le había dado a la embajadora estadounidense algunas precisiones al respecto. Contó que existía un grupo informal de políticos opositores, jueces y empresarios que se reunían en secreto. Además agregó que le gustaría que la embajadora conociera al grupo, que incluía al presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Si bien se reconoció que los líderes de la oposición están divididos, Michetti dijo que cada partido tiene líderes con una visión común. Contó que ella forma parte un nuevo grupo de líderes de diversos partidos que están trabajando para desarrollar una agenda nacional compartida para el mediano plazo. Este grupo informal, que por ahora elige permanecer confidencial, incluye al diputado nacional por la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay; al gobernador peronista de Salta, Juan Manuel Urtubey; al presidente del Partido Radical, Ernesto Sanz; al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, y a empresarios y banqueros. Añadió que la mayoría de los principales líderes de la oposición son capaces de llegar a un acuerdo, excepto la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. La diputada invitó al embajador a conocer al grupo y preguntó si algún experto de Estados Unidos podía hablarle al grupo de algún tema que sea de su interés.
El cable tambien destaca la relación entre Michetti y el actual papa Francisco.
Católica practicante, Micheti mantiene diálogos habituales con el cardenal Jorge Bergoglio y con grupos católicos. Está divorciada y tiene un hijo adolescente que estudia en el Colegio Nacional Buenos Aires. Michetti habla inglés bastante bien.
El cable cierra con más elogios a Michetti, quien entonces aspiraba a ser la próxima Jefa de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Comentario: Una de las políticas más populares de Argentina, la diputada Michetti es un figura llamativa, elocuente y vigorosa, con uno de los índices de imagen positiva más altos del país. Cálida y acogedora con los funcionarios estadounidenses, Michetti merece nuestra atención continua. MARTINEZ
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