La Universidad de Panamá organizó esta semana un seminario
sobre los retos que enfrenta Centro América y Panamá donde fueron discutidos,
entre otras cosas, el colapso de la política de ‘Guerra contra las drogas’. Se
espera que circule a corto plazo una memoria del evento, organizado
por el Observatorio de las Drogas y el Departamento de Sociología de la primera
casa de estudios del país.
Según la Organización de Estados Americanos (OEA) hay más de
3.5 millones de personas encerradas en las cárceles del hemisferio (la mayor
parte en EEUU y el resto en América latina). Un tercio de ese total está en la
cárcel por delitos, generalmente menores, relacionados con las drogas. La OEA
señala que la región debe reducir ese número de privados de libertad que
“vulnera los derechos humanos”.
La Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas
(CICAD) en una reunión reciente llegó a la conclusión que todos los planes para
combatir el flagelo han arrojado resultados desastrosos. El informe que se
presentó en el seno de la reunión de CICAD destacó el aumento sistemático del
consumo de drogas ilícitas entre los sectores más jóvenes de la población.
También informó sobre el incremento del número de jóvenes encarcelados por las
políticas represivas absurdas que se han aprobado en los últimos lustros.
El CICAD recomienda ahora que es necesario hacer énfasis en
la perspectiva de la salud pública en lugar de centrarse en la persecución
criminal. Este enfoque es el presentado por el procurador general de EEUU el
año pasado. Washington, la OEA y el CICAD coinciden en que el sistema de
justicia y de encarcelamiento vigentes están en crisis. El sistema colapsó y
buscan fórmulas para reconstruir una política que enfrente los errores
cometidos en el pasado. En EEUU la mayoría de los presos son jóvenes. Además,
más del 50 por ciento de éstos son casos relacionados con las drogas.
EEUU reconoce ahora que la política de la ‘Guerra contra las
drogas’ formulada por Nixon en 1972 sólo empeoró el problema. A su vez, cuando
Reagan ‘globalizó’ esa línea de acción lo que hizo fue internacionalizar la
crisis. Durante más de 40 años, la ‘Guerra contra las drogas’ le
permitió al crimen organizado participar en forma más activa en el sistema
financiero de EEUU. Como consecuencia, logró penetrar el sistema financiero
mundial. Se calcula que cerca de mil millones de dólares producto del negocio
de las drogas ilícitas se lavan anualmente en el sistema bancario
norteamericano y sus ramificaciones a escala global.
En la actualidad, los gastos que representa la ‘Guerra
contra las drogas’ superan las ganancias que se producen en el sistema
financiero. EEUU busca la fórmula para convertir el consumo de drogas en un
negocio lícito, poniendo fin a la política de criminalización fracasada. La OEA
felicita a países con los niveles más altos de violación de los derechos
humanos por sus esfuerzos en esta materia.
Un poco en serio y otro poco en broma, la OEA dijo que EEUU
y Colombia están trabajando en un plan para mejorar las condiciones carcelarias
de sus países. Sorprendió a todos cuando agradeció a Colombia por su liderazgo
en la exploración de alternativas al encarcelamiento desde un enfoque de
derechos humanos. México y Colombia tienen los peores antecedentes en materia
de derechos humanos de América latina. La Casa Blanca no tardó tampoco en
felicitar a Bogotá.
La Casa Blanca dijo que “no debemos confiar en las fuerzas
de seguridad y hay que buscar una perspectiva de salud pública”. El CICAD
agregó que "las prioridades no deben ser la reducción de la oferta y el
control de estupefacientes, sino la prevención del consumo y de los daños
asociados".
Mientras que el tráfico de drogas ilícitas sea un negocio,
los discursos de los políticos se lo llevará el viento. La única manera de
acabar con la criminalización de la droga es mediante la regulación de su
comercialización. Este paso se enfrenta a una oposición de los sectores que
controlan los hilos financieros en los más altos niveles bancarios de EEUU y
sus ramificaciones globales. También se opondrán a una regulación los
fabricantes de armas y las instancias militares y policiales que se benefician
del negocio de la ‘Guerra contra las drogas’. Forman parte de una red global de
venta y contrabando de armas que se legitima reprimiendo a los consumidores y
adictos.
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