Por Fernando Cibeira
El Destape
El gobierno de Putin no asoma hoy como el aliado más
interesante que se pueda tener a nivel internacional. CFK es el primer
presidente argentino en mucho tiempo que se despide sin haber recibido una
invitación a la Casa Blanca.
Ya cercano el cierre de sus ocho años de mandato, los
últimos dos viajes de la presidenta Cristina Kirchner sirvieron para dar una
pista de lo que fue su búsqueda en materia de política exterior. Una
toma de distancia respecto al tradicional alineamiento argentino con Estados
Unidos y Europa para apuntalar un progresivo acercamiento a las potencias del
Brics -Rusia y China- con las que existe hoy una mayor coincidencia en cuanto a
sus posiciones políticas internacionales y una mejor complementariedad económica.
El interrogante es qué sucederá con la dirección dada por el kirchnerismo a las
relaciones exteriores a partir del 11 de diciembre. Gane quien gane, parece
difícil que se mantenga sin alteraciones.
En la Cumbre de las Américas de Panamá, la Presidenta mostró
que su relación con Barack
Obama no termina de la mejor manera. "Ridículo", dijo
sobre su decreto declarando a Venezuela una amenaza. El presidente
norteamericano no estaba en el recinto. "Alguien le avisará", ironizó
CFK, el primer presidente argentino en mucho tiempo que se despide sin
haber recibido una invitación a la Casa Blanca, señal de lo complicada
que fue la relación bilateral durante estos años.
La contrapartida es el vínculo con Vladimir Putin. El
presidente ruso estuvo en Buenos Aires en julio del año pasado. Apenas nueve
meses después, Cristina Kirchner retribuyó la visita. Ella y sus ministros
firmaron 20 acuerdos. El más concreto avanza en la construcción de la represa
hidroeléctrica de Chihuido. El más ambicioso habla de levantar una sexta central nuclear,
aunque todavía habría que construir la cuarta y la quinta. Por
eso, más que buscar datos palpables, hay que pensar en el hecho político. Rusia
está lejos de atravesar su mejor momento. Sancionado por Estados Unidos y la
Unión Europea por Ucrania y con su economía golpeada por la caída del precio
del petróleo, el gobierno de Putin no asoma hoy como el aliado más
interesante que se pueda tener a nivel internacional.
"Hay que mirar un poco más allá de la coyuntura", indicaban
en la Cancillería,
aunque reconocían que el viaje de Cristina a Moscú llevaba más el
objetivo de enviar una nueva señal a Obama que la intención de buscar
beneficios concretos para la economía argentina. "Es un país
insoslayable en el mundo", lo definió la Presidenta al reportaje que dio
al canal oficial RussiaToday, el primero que otorga en mucho
tiempo. Y este país "insoslayable" apoya a Argentina en su reclamo
por Malvinas y su lucha contra los fondos buitre -lo mismo China-, a diferencia
de Estados Unidos y Europa. Ambos nuevos aliados, además, son mercados en crecimiento
para los productos agrícola-ganaderos argentinos. China facilitó los swaps que
permitieron al Banco
Central mejorar su balance de reservas. Rusia podría participar de
la explotación de Vaca Muerta. "A diferencia de lo que sucede hoy con los
países desarrollados, con China y con Rusia tenemos buenas posibilidades de
desarrollar una relación en la que ambos ganemos", agregaban en el Palacio
San Martín.
Comenzado el año electoral, la duda que queda es si este
camino será continuado con el nuevo presidente. Si gana Mauricio
Macri, habría que pensar que no sólo no se continuará sino que se desandará por
el mismo sendero en busca de un veloz realineamiento con Estados Unidos, tal
como explicó el mismo jefe de Gobierno cuando viajó a Nueva York el año pasado.
Respecto a Daniel Scioli, el candidato del oficialismo con
más posibilidades, ha dado señales variadas sobre su posible política
internacional. A juzgar por sus viajes al exterior, hay que imaginarlo mucho
más cercano a presidentes como Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet que a Nicolás
Maduro o Evo Morales. Por otro lado, nunca se mostró hostil con Estados Unidos
y la Unión Europea, donde también suele ir de visita. La semana que pasó, Scioli
participó de un encuentro organizado por el Banco Provincia en el que la
estrella fue el economista venezolano Ricardo Hausmann, profesor en Harvard y
especialista en teorías del desarrollo. El tal Hausmann se despachó con varias
críticas sobre la política argentina y, más llamativo aún, consideró "un
ejemplo de lo que no hay que hacer" la política de inserción internacional
a través del Mercosur. En cambio, elogió a los integrantes de la Alianza del
Pacífico, más dóciles a las directivas de Washington.
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