martes, 10 de diciembre de 2013

Reseña de un libro fundamental sobre la relación EEUU-América Latina durante la "guerra fría"




Revista Rey Desnudo  
Año II, Número 3, pp. 57-64



Rabe, Stephen G.: The Killing Zone. The United States Wages Cold War in Latin America, New York, Oxford University Press, 2012. 


Por Leandro Morgenfeld

Este libro analiza la política de Estados Unidos hacia América Latina durante la Guerra Fría, entre 1945 y 1991. Desde el punto de vista de la academia estadounidense, pero con una mirada crítica, Stephen G. Rabe se centra en algunos de los principales procesos que marcaron la historia de la región en esos convulsionados años. Estudia procesos, acciones y pronunciamientos determinantes como la intervención en Guatemala, la escalada contra Cuba, el Corolario Kennan y las doctrinas Kennedy y Johnson, las alianzas de Washington con las dictaduras militares y los horrores cometidos en Centroamérica. Rabe es un reconocido especialista en las relaciones interamericanas, profesor de la Universidad de Texas, integrante de la Society for Historians of American Foreign Relations (SHAFR) y autor de varios libros, entre los que se destacan John F. Kennedy: World Leader (2010), U.S. Intervention in British Guaiana: A Cold War Story (2005) y The Most Dangerous Area in the World: John F. Kennedy Confronts Communist Revolution in Latin America (1999).
            Con claros fines pedagógicos, el libro incluye al inicio una cronología de la Guerra Fría en América Latina desde 1945 hasta 2010. En la introducción, Rabe narra su experiencia enseñando esta temática, expone los ejes de la obra y su estructura, y luego presenta los ejes de los siete capítulos que componen el núcleo de su investigación.
            El primer capítulo, "Las raíces de las intervenciones durante la Guerra Fría", está dedicado al período 1895-1945, en el que Estados Unidos afirmó su hegemonía en el continente americano, desplazando a las antiguas metrópolis europeas. El Hemisferio Occidental pasó a ser la esfera de influencia del país del norte, o su "patio trasero", según la denominación más coloquial que perdura hasta nuestros días. Sin las características colonialistas que se desplegaron en Asia y África, Washington intervino militar, política y económicamente en la región para afirmar su dominio. Rabe inicia su recorrido analizando el Corolario Roosevelt (1904) de la doctrina Monroe (1823), para luego ocuparse de los sucesivos patrones de intervención, la política del "buen vecino" desplegada fundamentalmente desde los años treinta y los cambios que supuso la transformación de Estados Unidos en una potencia con poder de policía global.
            
(...) 
            Al final del libro, Rabe concluye que "Estados Unidos emprendió la Guerra Fría en América Latina porque juzgó que el comunismo en la región, a pesar de definirlo vagamente, representaba una amenaza para la seguridad nacional, impedía a Washington actuar y podría incitar un desagradable debate político doméstico. (...) La realpolitik sola no puede explicar, y mucho menos justificar, lo que ocurrió en América Latina durante la Guerra Fría. El horror, que acosó países grandes como Argentina y otros pequeños como El Salvador, dejó espantados a los académicos especializados en las relaciones internacionales. Estados Unidos minó sistemas constitucionales, derrocó gobiernos popularmente electos, amañó elecciones, y suministró, entrenó, mimó y excusó a los bárbaros que torturaron, secuestraron, asesinaron y 'desaparecieron' latinoamericanos" (p. 194).
            La investigación de Rabe tiene importantísimos méritos. Está basada en un gran trabajo de archivos, incluyendo muchos documentos recientemente desclasificados, denuncia acertadamente las atrocidades cometidas por los sucesivos gobiernos estadounidenses en su política regional y plantea un análisis de largo plazo y que abarca no un conflicto puntual y específico, sino un proceso que afectó a toda la región durante casi medio siglo. Sin embargo, este libro tiene un mayor impacto potencial al interior de Estados Unidos, donde estas políticas son menos conocidas -especialmente fuera del ámbito académico-, que en América Latina, en donde se conocen más estas atrocidades y las complicidades de Washington. El autor se centra más en la necesaria descripción y documentación de los horrores -aún no reconocidos a nivel gubernamental en Washington, como él mismo explica-, que en un análisis que establezca los vínculos entre esta política de terror y los intereses imperialistas de largo, mediano y corto plazo de Estados Unidos. Vincular el intervencionismo político y militar con los intereses de la gran burguesía estadounidense es una tarea académica fundamental para desentrañar la lógica de ese accionar.  


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