Un error que confirma la intervención de EE.UU. en Cuba
En los últimos días se dio a conocer que la Agencia de Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) usó por error una línea
desprotegida para enviar documentos a diplomáticos estadounidenses en La
Habana. Allí se reveló un plan de seis millones de dólares para
desestabilizar al gobierno de la isla.
La USAID, denunciada por varios gobiernos latinoamericanos debido a
su injerencia en asuntos internos, cometió un error al enviar documentos
desprotegidos a funcionarios de la Sección de Intereses de EE.UU. en La
Habana. Allí se informaba sobre el lanzamiento de la iniciativa
SOL-OAA-13-000110 el 10 de julio de este año en la que la agencia
norteamericana destinaba seis millones de dólares para financiar el
entrenamiento de presuntos disidentes. De los documentos también se pudo
saber que al menos 20 organizaciones no gubernamentales solicitaron los
fondos para llevar adelante esta tarea.
Según el periódico anticastrista El Nuevo Herald, quienes
manejaron esos escritos no los clasificaron como “secretos”, aún cuando
referían misiones que el gobierno de Obama encomienda a sus agentes
“para derribar al régimen comunista”.
El plan incluye propuestas de presupuesto, formas de observar y
evaluar el progreso, organigramas y experiencia de otros proyectos
desestabilizadores diseñados para Cuba bajo la ley Helms-Burton de 1996
sancionada en EE.UU. para reforzar el bloqueo. Esta ley, en su sección
109, autoriza al gobierno estadounidense a “prestar asistencia y otros
tipos de apoyo a personas y organizaciones no gubernamentales
independientes en favor de los esfuerzos de democratización de Cuba”. De
esta forma legaliza la injerencia en los asuntos internos de un país
extranjero violando la legalidad internacional.
¿Qué es la USAID?
La historia de USAID se remonta al Plan Marshall de reconstrucción de
Europa impulsado por EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial y al
“Punto cuatro” del Programa de ayuda a los países pobres. Depende
directamente de la Secretaría de Estado del gobierno norteamericano y
brinda formalmente préstamos para el desarrollo, asistencia técnica,
fondos para emergencias, etc.
Sin embargo, es conocido el uso que hace el gobierno de Estados
Unidos de esta agencia para sus acciones de desestabilización e
injerencia en los asuntos internos de otros países. Uno de los casos más
famosos es el de Dan Anthony Mitrione, instructor norteamericano en
técnicas de tortura, que arribó a Uruguay en la década de 1970 con
credencial de la USAID para entrenar a los militares uruguayos. Este
hecho fue retratado en la película “Estado de Sitio” del director Costa
Gavras.
También se conoce como en 1971 la CIA usó a Antonio Veciana, un
agente cubanoamericano de Miami que había ubicado como especialista en
finanzas en la USAID de Bolivia, para organizar el intento de asesinato
contra el presidente cubano Fidel Castro durante su viaje a Santiago de
Chile.
La USAID sigue, hoy en día, actuando de esta forma en América Latina,
motivo por el cual el gobierno boliviano decidió expulsarla de su
territorio.
Entre gusanos se comen la manzana
A pesar de estos antecedentes la USAID, al menos, debe cumplir con
ciertas formalidades por ser una agencia gubernamental. Por estos
motivos, durante los últimos años ha habido problemas entre las
supuestas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que fomentan la
“democracia” en Cuba y la agencia. Representantes de las ONGs se quejan
de la falta de “seguridad” con que se maneja la agencia norteamericana y
los pedidos exagerados de información sobre sus actividades.
La organización, con sede en Washington, Freedom House, devolvió
voluntariamente una “subvención” de 1,7 millones de dólares destinados a
Cuba en 2011 luego de quejas de que la USAID estaba pidiendo “demasiada
información” sobre cómo los fondos iba a ser usados, incluidas las
identidades y los planes de viaje de los participantes.
“Tomamos muy en serio la necesidad de rendir cuentas por estos
programas”, dijo en aquel momento el Daniel Calingaert, el director
adjunto de Programas de la Freedom House. Pero las peticiones de
información de USAID son “no sólo onerosas. También aumentan el riesgo
de lo que hacemos”.
Curioso que una ONG se niegue a informar qué tareas van a realizar a
Cuba las personas que envían para “fomentar el desarrollo democrático”
en el país.
Los inconvenientes se repitieron ante este caso donde la USAID no
tomó las medidas de seguridad necesarias y dejó “al descubierto” a las
ONGs que habían pedido formar parte de este plan de 6 millones de
dólares para desestabilizar al gobierno cubano.
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