Alainet
El Secretario de Estado
de Estados Unidos hizo su estreno en la OEA a lo grande: anunció el
entierro de la Doctrina Monroe. Doctrina formulada por los Estados
Unidos en el siglo XIX, para encubrir a la infinidad de intervenciones
–directas e indirectas– en los países del continente, bajo el pretexto
de resolver los conflictos hemisféricos dentro del continente.
El lema “América para los americanos” tenía pocas ambigüedades, dado que los propios norteamericanos intentan monopolizar América para ellos mismos. La supuesta protección del continente de intervenciones de potencias de otros continentes sirvió para reservar la región para la hegemonía norteamericana.
No habría mejor escenario para el discurso de Kerry que la OEA. Porque tanto la Doctrina Monroe, como la propia OEA, ya son cadáveres políticos hace tiempo. La posibilidad de que los Estados Unidos intervengan en países del continente supondría la capacidad de crear las condiciones políticas para hacerlo.
Desde el momento de la formulación de esa doctrina, los Estados Unidos se abrogaron el derecho de imponer sus intereses por la fuerza, invadiendo países, orquestando golpes de Estado, imponiendo su voluntad a la OEA. Hasta que los países del continente resolvieron crear instancias de integración independientes de los Estados Unidos. Son los casos del Mercosur, de la UNASUR, del Banco del Sur, del Consejo Suramericano de Defensa, de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe.
Cuando América Latina decidió asumir sus problemas en el marco de la integración de sus países, la Doctrina Monroe y su heredera, la OEA, fueron enterradas. A pesar de tentativas de golpe en varios de los países que tienen gobiernos progresistas –entre ellos, Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y del éxito obtenido en Honduras y Paraguay -, los Estados Unidos tienen que enfrentarse a mecanismos regionales que tutean para dirimir los conflictos, como es el caso del Consejo Suramericano de Defensa y de una doctrina solidaria que no reconoce a gobiernos nacidos de golpes militares.
Las soluciones pacificas para los conflictos entre Colombia, Ecuador y Venezuela, así como las acciones de solidaridad, que ayudaron el gobierno boliviano a derrotar tentativas separatistas, ya habían demostrado que las soluciones de nuestros conflictos no pasan por la OEA y, menos aún, cualquier tipo de actuación de los Estados Unidos.
El discurso de Kerry llega muy tarde, cuando la propia realidad y los gobiernos latinoamericanos ya enterraron la Doctrina Monroe y la OEA se encuentra completamente superada por los procesos de integración regional.
Emir Sader es académico de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro.
Fuente: http://alainet.org/active/69127
(Traducción ALAI)
El lema “América para los americanos” tenía pocas ambigüedades, dado que los propios norteamericanos intentan monopolizar América para ellos mismos. La supuesta protección del continente de intervenciones de potencias de otros continentes sirvió para reservar la región para la hegemonía norteamericana.
No habría mejor escenario para el discurso de Kerry que la OEA. Porque tanto la Doctrina Monroe, como la propia OEA, ya son cadáveres políticos hace tiempo. La posibilidad de que los Estados Unidos intervengan en países del continente supondría la capacidad de crear las condiciones políticas para hacerlo.
Desde el momento de la formulación de esa doctrina, los Estados Unidos se abrogaron el derecho de imponer sus intereses por la fuerza, invadiendo países, orquestando golpes de Estado, imponiendo su voluntad a la OEA. Hasta que los países del continente resolvieron crear instancias de integración independientes de los Estados Unidos. Son los casos del Mercosur, de la UNASUR, del Banco del Sur, del Consejo Suramericano de Defensa, de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe.
Cuando América Latina decidió asumir sus problemas en el marco de la integración de sus países, la Doctrina Monroe y su heredera, la OEA, fueron enterradas. A pesar de tentativas de golpe en varios de los países que tienen gobiernos progresistas –entre ellos, Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y del éxito obtenido en Honduras y Paraguay -, los Estados Unidos tienen que enfrentarse a mecanismos regionales que tutean para dirimir los conflictos, como es el caso del Consejo Suramericano de Defensa y de una doctrina solidaria que no reconoce a gobiernos nacidos de golpes militares.
Las soluciones pacificas para los conflictos entre Colombia, Ecuador y Venezuela, así como las acciones de solidaridad, que ayudaron el gobierno boliviano a derrotar tentativas separatistas, ya habían demostrado que las soluciones de nuestros conflictos no pasan por la OEA y, menos aún, cualquier tipo de actuación de los Estados Unidos.
El discurso de Kerry llega muy tarde, cuando la propia realidad y los gobiernos latinoamericanos ya enterraron la Doctrina Monroe y la OEA se encuentra completamente superada por los procesos de integración regional.
Emir Sader es académico de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro.
Fuente: http://alainet.org/active/69127
(Traducción ALAI)
el tema es muy interesante
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