Las
Cumbres Iberoamericanas o Ibero-anémica como se le puede llamar a la
última realizada en Panamá, han perdido interés para muchos jefes de
Estado y de Gobiernos y urge colocarles algunas “transfusiones”, pues
todo indica que desaparecerán.
Y es que desde hace algunos
años, los acuerdos tomados solo aparecen en las Declaraciones Finales y
muy pocos se han llevado a la práctica para bien de las economías
nacionales.
El desinterés manifiesto por esos encuentros trató
de ser obviado en varias declaraciones como la del secretario general
iberoamericano, Enrique Iglesias quien desestimó el fracaso de la Cumbre
por la pobre asistencia presidencial y rechazó que la crisis española u
otros foros regionales hayan influido en las ausencias.
Por
una u otra razón, a la XXIII Cumbre faltaron los presidentes de
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Cuba, Ecuador, Guatemala, Nicaragua,
Perú, Uruguay y Venezuela. Asistieron los de Andorra, Colombia, Costa
Rica, El Salvador, España, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Portugal y
República Dominicana.
El presidente, Mariano Rajoy, cuyo país
está envuelto en una profunda crisis económica, con enorme deuda
financiera y más de 25 % de desempleo, trató de calmar a los asistentes
al señalar que España esta dejando atrás sus problemas económicos y que
volverá a ser atractiva para la región, afirmación muy poco convincente.
En su intervención clamó por recibir la necesaria ayuda que
precisa la deteriorada economía de su país al indicar que España va a
ofrecer nuevas y renovadas oportunidades para que empresas
latinoamericanas las aprovechen y se establezcan allá.
Rajoy,
con sus clamores y lamentos logró que la mitad de los 22 mandatarios
asistentes a la cita, acordaran reestructurar el financiamiento de la
Secretaría General Iberoamericana (Sigib), al pasar la proporción de
cuotas que aportan los países. España y Portugal de un 70 % tributarán
60 %, mientras América Latina pasará a costearlas de un 30 % al 40 %. La
de Panamá, sin ningún resultado plausible, costó 9 000 000 de dólares.
Tanto Rajoy como el príncipe heredero Felipe, quien había llegado horas
antes a Panamá, iban dispuestos a darle un fuerte espaldarazo a la
Alianza del Pacífico, nuevo mecanismo neoliberal impulsado por Estados
Unidos con la anuencia de Chile, Colombia, México y Perú.
Mariano y Felipe declararon que estaban muy interesados en potenciar la
Alianza Pacífico y con ese fin, asistieron a un Encuentro Empresarial en
el que participaron comerciantes multimillonarios, con la esperanza de
fortalecer e introducirse aun más en las economías de la zona.
Los integrantes de la Alianza del Pacífico se caracterizan por sus
posiciones de globalización privatizada y de libre comercio a favor de
compañías transnacionales, lo que ha sido criticado por gobiernos
nacionalistas y progresistas de América Latina y el Caribe que ven a esa
organización como punta de lanza para tratar de revivir el Área de
Libre Comercio para las Américas (ALCA) ideada por Washington.
Las Cumbres Iberoamericanas surgieron en 1991 para crear un puente entre
las antiguas metrópolis (España y Portugal) con Latinoamérica, sin la
presencia y presiones de Estados Unidos, pero nunca Madrid se deshizo de
sus ataduras y las directrices que le ordenaba Washington.
Los
tiempos de la sumisión de América Latina a los dictados del poderoso
vecino del norte, fueron creando un ambiente más soberano y de
independencia entre los nuevos gobiernos surgidos en la región y su
primera gran victoria fue derrocar en 1995, en la Cumbre de las Américas
de Argentina, el intento norteamericano de instaurar el ALCA.
Le siguieron la creación de organismos políticos y económicos más
independientes del eje estadounidense como la Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC) y el fortalecimiento del Mercado Común del Sur
(MERCOSUR).
Tanto Rajoy, como su predecesor, José Rodríguez
Zapatero, no fueron capaces de erradicar sus mentalidades de antiguas y
triviales metrópolis que saquearon las riquezas de América latina, ni
sus ataduras con Estados Unidos.
Ahora, con una violenta crisis
económica y financiera en España, que ha mermado su prestigio a nivel
internacional y hasta se ha dejado imponer medidas de ajuste dictadas
por el Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Central Europeo y la
Comisión Europea (la llamada Troika) se hace más difícil que en esta
parte del nuevo mundo se tomen en serio sus cantos de sirena.
Las Declaraciones Finales de las últimas citas se han quedado en los
papeles, sin tratar de resolver cuestiones fundamentales como son la
desigualdad, el hambre, la miseria que aun sobrevuelan no solo en países
de la región, sino también se extendieron, por la crisis mundial, a
España y Portugal.
El inmovilismo ocurrido en esta Cumbre, no
permitió ni nombrar al nuevo secretario general Iberoamericano que
sustituirá al ya bastante desgastado Enrique Iglesias.
El
presidente del Congreso argentino, Julián Domínguez presente en el
encuentro fue categórico al expresar: "Resulta claro que los cambios
producidos en los últimos años, y los avances en América Latina hacia
una mayor autonomía nos llevan a reflexionar sobre el sentido de las
cumbres iberoamericanas".
Tras la próxima cita que se efectuará
en 2014 en Veracruz, México, se acordó que las siguientes tengan lugar
cada dos años y si no se les colocan “transfusiones” políticas y
económicas con posiciones de independencia y soberanía, lo más probable
es que inexorablemente tenderán a desaparecer.
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