YPF-Chevron: una historia de cláusulas secretas
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Se divulgaron nuevas cláusulas secretas del acuerdo entre YPF y
Chevron para la explotación de los yacimientos de hidrocarburos no
convencionales. La compañía, comandada por Miguel Galuccio, volvió a
negar una vez que exista esta tipo de vericuetos legales. Los nuevos
inversionistas de YPF y el problema de la matriz energética.
El acuerdo firmado el 29 de agosto pasado entre Miguel Galuccio, CEO
de YPF, y Alí Moshiri, titular de Chevron para África y Latinoamérica,
para la explotación de los yacimientos de hidrocarburos no
convencionales ubicados en la zona de Vaca Muerta, provincia de Neuquén,
despertó desde sus comienzos toda una serie de polémicas acerca de la
viabilidad y las posibilidades que ofrecía aliarse con una empresa
norteamericana.
Desde la firma del acuerdo se ha venido hablando que el mismo
contendría una serie de clausulas secretas que YPF no quiere hacer
públicas y que niega rotundamente cada vez que el hecho sale a la luz. A
comienzos de septiembre se había hablado acerca de dos clausulas del
acuerdo entre YPF y Chevron. Ellas eran, por un lado, la creación de una
“escrow account”, es decir una cuenta bajo custodia de terceros en la
cual YPF deposite todas las semanas 100 millones de dólares en un banco
norteamericano, que operaria como garantía para que Chevron garantice
sus ganancias ante cualquier inconveniente. La otra clausula divulgada
en aquel entonces indicaba que la jurisdicción bajo la cual se
desarrollaría cualquier litigio legal entre Chevron e YPF no sería
Argentina, sino la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de
Comercio Internacional (CCI), con sede en Francia. Lo que terminaría
redundando en una pérdida de soberanía.
Este jueves, a partir de una nota publicada por el periódico The New York Times,
se dio a conocer una nueva cláusula del acuerdo que indica que, en caso
de retiro de la explotación hidrocarburífera por parte de Chevron, esta
podría hacerse sin penalización alguna y la compañía norteamericana
seguiría recibiendo una parte de las regalías, correspondientes a los
pozos petroleros que haya puesto en explotación. El artículo
periodístico publicado por el diario estadounidense indica precisamente
que “si la compañía invierte 1.200 millones de dólares, puede retirarse
18 meses más tarde de las operaciones, sin penalización alguna,
y continuará recibiendo los beneficios netos del 50% de la producción de
los pozos iniciales a perpetuidad”.
Desde la compañía petrolera dirigida por Miguel Galuccio, volvieron a
negar que existan este tipo de clausulas y emitieron un comunicado de
prensa que retoma aspectos del acuerdo de agosto pasado. Entre los
elementos que se habían mencionado, y que fueron destacados nuevamente,
se señala el hecho de que según informa YPF, en una primera etapa
Chevron deberá desembolsar 300 millones de dólares, que representan el
50% de la inversión realizada por la empresa argentina hasta el momento,
mientras que en una segunda etapa, "Chevron podrá elegir si continúa
con el desarrollo masivo o si se retira. En ese caso, sólo tendrá
derecho al 50% de la producción de los pozos perforados en la primera
etapa".
En relación a la posibilidad de la petrolera norteamericana de
retirarse de Vaca Muerta en cualquier momento, desde YPF afirmaron que
"si Chevron se retira, podrá cobrar regalías de los pozos iniciales pero
sólo hasta que finalice la concesión del área Loma Campaña", en
noviembre de 2048.
Mientras el acuerdo con Chevron está una vez más en el ojo del
debate, sobre todo por la falta de información y la no divulgación del
texto completo, Galuccio se encarga de afirmar que esto sucede debido a
las "condiciones de confidencialidad y privacidad destinadas a proteger
las inversiones de dos empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York”,
amparándose en el hecho de que YPF, mas allá de haber sido
nacionalizada, continua operando como una compañía bajo la figura legal
de Sociedad Anónima.
La apuesta por los combustibles no convencionales de cara al futuro
es la apuesta energética de la YPF recuperada, tratando de dejar atrás
las criticas de diferentes sectores políticos y sociales sobre los
riesgos en la exploración y explotación de este tipo de hidrocarburos,
riesgos tanto para el ambiente como para la salud de las personas.
Argentina se encuentra atravesada por una crisis en su balanza
energética que año a año se profundiza y ha llevado a una merma en el
nivel de reservas del Banco Central, por la importación de combustible
que se debe hacer para seguir sosteniendo los niveles actuales de
consumo del mismo. Corrido por la necesidad de revertir esta situación a
corto plazo, Galuccio se dedicó a buscar socios que pudieran brindar
aportes de capital para financiar a YPF. Los acuerdos alcanzados con el
grupo Bridas, de los hermanos Bulgheroni, o con las cerealeras, así como
con las empresas ante el tribunal del CIADI para invertir en los bonos de desarrollo energético, BAADE, dan cuenta de esta política.
La búsqueda por revertir la endeble estructura energética argentina
parece no ser parte de la discusión. Problemas de refinamiento,
distribución y transmisión y una
dependencia del 90% en términos energéticos de los hidrocarburos siguen
estando fuera del debate. La apuesta por los hidrocarburos no
convencionales, profundiza esta cuestión.
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