El presidente la acusó de montar “una campaña criminal” contra el país. La firma enfrenta un juicio millonario por daño ambiental.
Correa declara a la petrolera Chevron “enemiga” de Ecuador
En un encendido discurso, el presidente de Ecuador, Rafael
Correa, declaró ayer “enemiga” del país a la petrolera estadounidense
Chevron, con la que su gobierno mantiene un millonario juicio a raíz del
daño ambiental que causó la empresa en la zona amazónica.
" Chevron, ese enemigo del país.
Vamos a denunciar a América Latina lo que ha hecho en el país para
eludir su responsabilidad, con esa campaña criminal que está haciendo
contra el Ecuador”, sostuvo el mandatario. En el 2012 la petrolera fue condenada por la justicia ecuatoriana a pagar 19.000 millones de dólares, en el marco de un sonado juicio por contaminación.
Si
bien el caso está en manos del máximo tribunal ecuatoriano, la empresa
desconoce la sentencia por considerarla “fraudulenta”, y busca en cortes
internacionales que el Estado ecuatoriano asuma la indemnización por
daños ambientales. Chevron nunca operó directamente en Ecuador, aunque
sí lo hizo a través de Texaco, compañía que funcionó en el país entre
1964 y 1990. Tras su salida, comunidades indígenas entablaron un proceso
que ya completa casi 20 años por contaminación en la selva amazónica.
Correa acusó a la petrolera de emprender una campaña contra el gobierno y la justicia de Ecuador en la que invirtió 400 millones de dólares y contrató unos 900 abogados
para desconocer el fallo de la justicia ecuatoriana. El presidente
ecuatoriano se embarcó en esta cruzada ecológica buscando contrarrestar
las críticas que recibió esta semana por su intención de explotar el
petróleo que hay en el Parque de Yasuní, una reliquia medioambiental de
la zona amazónica del Ecuador declarada reserva mundial de la biosfera
por la ONU.
El mandatario había prometido respetar el
medioambiente y no tocar esas reservas de crudo. Pero puso una
condición: que un fondo internacional de US$ 2.700 millones compense la
pérdida de ingresos que le provocaba no explotar el yacimiento. Sin
embargo, no consiguió aportantes. Sólo pusieron dinero Naciones Unidas y
España. Por eso ahora Correa decidió avanzar sobre la reserva, lo que
le valió duras críticas de los indígenas de la región y de los sectores
ecologistas.
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