RECLAMO PRESIDENCIAL TRAS LA REVELACION SOBRE EL ESPIONAJE MASIVO NORTEAMERICANO
La Argentina también fue blanco de la gran pinchadura
Por Martín Granovsky (Página/12)
La Presidenta pidió al Mercosur que eleve su
protesta en la reunión del viernes. Dilma y su canciller ya
intercambiaron reclamos con Washington, que a su vez redobla la apuesta
para recuperar a Snowden. “Petróleo” y “energía”, dos de las palabras
que sirvieron como filtro a la captura de mensajes.
La
Argentina también fue blanco del espionaje ejercido por organismos de
inteligencia de los Estados Unidos. Así lo reveló ayer la investigación
publicada en el diario brasileño O Globo basado en Edward Snowden, el
denunciante y ex empleado de una empresa contratista del área que aún
espera asilo desde el sector en tránsito del aeropuerto en Moscú. La
Presidenta expresó su reacción durante el discurso en el acto por la
Independencia: “Nos están espiando a todos a través de sus servicios y
en mi propio país sólo escucho silencio”, dijo.
Cristina Fernández de Kirchner se mostró interesada en que la cumbre
del Mercosur que sesionará el viernes realice una denuncia de la red de
espionaje montada por la Agencia Nacional de Seguridad y la Agencia
Central de Inteligencia de los Estados Unidos.
La Presidenta criticó a quienes en la Argentina denunciaron el
llamado Proyecto X, de supuesto espionaje realizado por Gendarmería
durante la gestión de Nilda Garré en el Ministerio de Seguridad, y
callan frente a la recolección ilegal de datos por parte de organismos
norteamericanos. “Claro, es más cool la CIA que un gendarme”, ironizó la
Presidenta, que un mes atrás se desprendió de Garré y la reemplazó por
el ex ministro de Defensa y ex gobernador de Santa Cruz Arturo
Puricelli.
El diario O Globo había incluido ya a Brasil como uno de los
principales blancos de espionaje regional junto a México, Colombia y
Venezuela.
El domingo último, el canciller brasileño Antonio Patriota expresó
su protesta al embajador de los Estados Unidos, Thomas Shanon. Shanon es
un diplomático clave y antes fue encargado para Asuntos
Latinoamericanos del Departamento de Estado. Otra de las vías fue un
reclamo elevado por el embajador brasileño en Washington, Mauro Vieira,
ex representante en la Argentina durante el gobierno de Luiz Inácio Lula
da Silva. Las palabras elegidas por Patriota la primera vez que habló
en público, en una feria del libro en Paraty, fueron “grave
preocupación”.
“El gobierno brasileño recibió con grave preocupación la noticia de
que las comunicaciones electrónicas y conexiones telefónicas de
ciudadanos brasileños estarían siendo objeto de espionaje por órganos de
inteligencia norteamericanos”, dijo el canciller, que antes fue
embajador en Washington.
Patriota también anunció que Brasil elevaría el asunto a las
Naciones Unidas y a uno de sus organismos adheridos, la Unión
Internacional de Telecomunicaciones, con sede en Ginebra, para discutir
la seguridad y la privacidad de llamados y correos electrónicos.
Según los diarios O Globo y The Guardian, este último del Reino
Unido, la NSA habría utilizado a una empresa contratista estadounidense
que a su vez habría contratado a una empresa de telecomunicaciones con
acceso o base en Brasil para capturar los millones de mensajes que
utilizaron una plataforma digital.
“El gobierno estadounidense está demostrando disposición al diálogo,
lo que considero alentador, a pesar de que tenemos que profundizar las
discusiones”, dijo Patriota después de su primera protesta. A su vez, la
vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki, dijo que planea
“continuar nuestro diálogo con los brasileños a través de los canales
diplomáticos”.
La propia Dilma Rousseff se mostró cuidadosa, pero cortante. Dijo
que había que enfocar el asunto “sin precipitación” y sin prejuzgar y de
inmediato precisó que “la posición de Brasil es clara”. Es decir: “No
estamos de acuerdo con interferencia de ese tipo, y no sólo en Brasil.
Si hubiera participación de otros países y otras empresas que no son
brasileñas, seguramente se configuraría una violación de la soberanía. Y
también una violación de los derechos humanos”.
El diario El Tiempo, de Bogotá, subrayó en su edición de ayer que
“uno de los aspectos que se destacan en los documentos es que EE.UU.
parece no estar interesado sólo en asuntos militares, sino en secretos
comerciales”. En un listado de la NSA del primer semestre del año, el
filtro de búsqueda es la palabra “petróleo” para las comunicaciones en
Venezuela y “energía” para los mensajes capturados en México.
Los programas utilizados fueron Prism y Boundless Informant. Los dos
permiten acceder a correos electrónicos, conversaciones telefónicas y
chats de usuarios de Facebook, Google, Microsoft y YouTube. En el caso
de Colombia, el objetivo más buscado eran las referencias a las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, la guerrilla de las FARC.
Según informó el periodista Ignacio Ramonet en la última edición de
Le Monde Diplomatique, “un primer programa entró en vigor en 2006” para
“espiar todas las llamadas telefónicas que se efectúan a través de la
compañía Verizon”. Señaló Ramonet que sólo en marzo pasado y
considerando nada más que el espionaje dentro de los Estados Unidos
fueron interceptados “unos tres mil millones de datos”. El universo de
usuarios mundiales de Internet es de dos mil millones de personas. La
mitad usa Facebook. Snowden dijo que un mínimo de 550 analistas evalúan
la información capturada.
El Tiempo de Bogotá analizó que “en marzo del año pasado, Colombia y
Venezuela volvieron a figurar con fuerza entre los objetivos de
espionaje, según los documentos de la NSA” y emparejaron a Brasil. “Fue
el 5 de ese mes, cuando murió el presidente Hugo Chávez. Era el fin del
ciclo del chavismo. Comenzaba un nuevo juego político en América del
Sur. Aunque no es posible saber cuántos mensajes exactamente fueron
interceptados en la región, en una escala de los más espiados Brasil
está detrás de Estados Unidos, que tuvo 2349 millones de mensajes
vigilados durante enero.”
Frío
“Sentí un frío en la espalda”, dijo Cristina Fernández de Kirchner
ayer en Tucumán, tras comentar el espionaje y el hecho de que el
presidente boliviano Evo Morales fuese tratado “como un ladrón” cuando
su avión no recibió autorización para aterrizar en España, Portugal y
Francia una vez que despegó de Moscú rumbo a La Paz.
La presidenta argentina fue parte de los mandatarios que viajaron a
Cochabamba en solidaridad con Morales: José Mujica, de Uruguay; Rafael
Correa, de Ecuador, y Nicolás Maduro, de Venezuela. Dilma envió a su
consejero especial de asuntos internacionales, Marco Aurélio García.
Los bolivianos hicieron un gesto recíproco ayer. A pesar de que la
fecha protocolar argentina en el exterior es el 25 de Mayo, como el
embajador argentino en Bolivia había organizado festejos culturales en
La Paz con eje en el 9 de Julio, ayer Morales y su vice Alvaro García
Linera fueron hasta la embajada.
Luego de agradecer a Cristina, recordó a Juana Azurduy y a Cornelio
Saavedra. “Esta historia nos une cada vez más –dijo Morales–. Yo diría
que rápidamente el mejor homenaje, con disculpas de algunos embajadores,
a los guerrilleros de la independencia, a nuestros próceres de la
liberación, a los últimos hombres que dieron su vida por esta patria
como Néstor Kirchner, es ser anticolonialista, porque la lucha histórica
de nuestros pueblos es ser anticolonialista y antiimperialista.”
El caso Snowden y el espionaje sobre América latina se entrecruzan
cada vez más. Las revelaciones sobre intercepción y captura de datos
amplían el debate sobre el acoso al avión de Evo Morales. Ambas cosas, a
su vez, se combinan con la presión cada vez más fuerte para que
Snowden, de 30 años y ex empleado de la contratista de inteligencia Booz
Allen, sea enviado a los Estados Unidos o al menos no reciba ningún
trato amistoso. Jay Carney, portavoz de Barack Obama, dijo ayer que “el
único viaje que Snowden debe hacer es de regreso a los Estados Unidos
para hacer frente a la Justicia”, donde es buscado “por delitos graves”.
Es el primer pronunciamiento público de la Casa Blanca luego de que
fueran conocidas las ofertas explícitas de Venezuela, Nicaragua y
Bolivia de recibir a Snowden. Ofertas que obviamente requieren una
negociación internacional para que Snowden pueda salir de Moscú y el
avión que lo transporte tenga las autorizaciones de sobrevuelo de las
que careció Evo Morales, quizás como un aviso. Mientras tanto, Snowden
está obligado a la vida de Tom Hanks en La Terminal, la película que
recrea el caso de un refugiado iraní que vivió en el aeropuerto Charles
De Gaulle entre 1988 y 2006, es decir 18 años.
En América latina, o al menos fuera de la Argentina, la cuestión
agitó no sólo a los gobiernos sino a dirigentes políticos al margen del
oficialismo.
Por parte de los gobiernos, el presidente peruano Ollanta Humala
hizo un llamado para que el Congreso de su país investigue. Jorge Glas,
vicepresidente de Ecuador, dijo que los actos de espionaje “son
inaceptables”. Pidió “explicaciones sobre las acusaciones y denuncias
internacionales porque es preciso que haya transparencia y respeto por
las normas internacionales y el marco jurídico que protege la privacidad
de las telecomunicaciones”.
En Colombia, los senadores Juan Manuel Galán y Camilo Romero
reclamaron que el gobierno de Santos, el mayor socio militar de los
Estados Unidos en Suda-mérica y uno de los mayores del mundo tras Israel
y Egipto, eleve una protesta formal si se comprueba conducta irregular
por parte de la inteligencia de los Estados Unidos.
En Brasil, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2012)
dijo que si los datos se comprueban “el gobierno brasileño debe
protestar formalmente por la invasión de soberanía e impedir que la
violación de derechos tenga lugar, aunque se sepa que los medios
tecnológicos actuales dotan a los Estados, y también a las
organizaciones privadas, de instrumentos de apoderamiento de
informaciones que intentan escapar de los controles legales”.
El presidente de la Federación de Industrias del Estado de San
Pablo, Paulo Skaf, dijo que “cualquier espionaje es condenable y un
abuso, sea contra personas físicas o contra empresas, lo cometa el
gobierno que lo cometa”. Dijo que había que esperar las respuestas de
los Estados Unidos al reclamo brasileño y que esas respuestas deberían
esclarecer todas las dudas. “El gobierno norteamericano tendrá que hacer
algún tipo de reparación”, afirmó también el presidente del centro
empresario más poderoso de Sudamérica.
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