En defensa propia
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Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América (ALBA) elaboran una doctrina propia en materia de defensa luego
de su salida de la Junta Interamericana de Defensa de la OEA.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)
comenzó el proceso de formación de una doctrina propia en materia de
defensa. Lo hizo a través del Primer Seminario Internacional de
Seguridad y Defensa de los países del bloque, que se desarrolló en
Bolivia el pasado fin de semana, y que contó con la presencia de jefes
militares y funcionarios civiles del área de Defensa de Bolivia, Cuba,
Ecuador, Venezuela y Nicaragua.
Durante la inauguración del seminario, el presidente Evo Morales
detalló los principales puntos de la propuesta que llevaría a una mayor
integración regional en el ámbito militar. Pero, como subrayó Morales
“rechazando el militarismo” como base de las políticas de defensa. “La
paz es igual a la dignidad y no hay paz sin justicia, igualdad y
soberanía. Mientras el capitalismo promueve la guerra como política para
aniquilar nuestros pueblos, controlar recursos naturales, destruir
economías y civilizaciones, los países del ALBA tenemos la obligación de
construir una región de paz”, explicó Morales en su discurso.
“Nuestras Fuerzas Armadas del ALBA deben defender la
soberanía nacional de cualquier intervención imperial, y por lo tanto
asumir que una agresión contra uno de nuestros pueblos significa una
agresión a todo el bloque”, enfatizó en lo que describió como el primer
principio fundamental de la nueva estrategia. “Nuestra doctrina debe
estar basada en la lucha política e ideológica contra el capitalismo,
imperialismo y el colonialismo”.
Según los funcionarios de los países involucrados, se trata de un
hecho histórico. Los ministerios de Defensa y los ejércitos son, en todo
país moderno, entes que se involucran cotidianamente en las relaciones
internacionales, influyendo en negociaciones, encuentros y desencuentros
entre los países. Hasta hoy, la política en este ámbito a nivel
Latinoamericano ha sido marcada por la Junta Interamericana de Defensa,
organismo creado a partir de las Conferencias Panamericanas de ministros
de Defensa de que se iniciaron en el año 1995.
Su estructura y objetivos fueron reforzados durante la Conferencia
Especial sobre Seguridad realizada en Ciudad de México en 2003, donde se
adoptó la “Declaración sobre Seguridad en las Américas”. Este es el
pilar ideológico que rige la actuación de los ejércitos del continente,
notablemente influenciada por las doctrinas militares norteamericanas,
especialmente la llamada Doctrina Bush -basada en el principio de que
los Estados Unidos tenían derecho de enemistarse, e inclusive atacar a
aquellos países que apoyaran o dieran cobijo a organizaciones que ellos
consideren terroristas-. En la declaración de 2003, se habla de
intervención 'multidimensional' de las fuerzas armadas para combatir las
principales amenazas para el continente, identificadas en desastres
naturales, las pandemias, el narcotráfico, el crimen transnacional
organizado y el crimen cibernético.
En 2006, la Junta Interamericana de Defensa pasó oficialmente en la
órbita de la Organización de Estados Americanos (OEA), generando nuevos
espacios de dirección de la doctrina militar continental como el Consejo
de Delegados y la Secretaría y el Colegio Interamericano de Defensa
(CID). Según denuncian los países del ALBA, estos organismos han sido
hegemonizados por funcionarios norteamericanos y sus doctrinas. Así como
el esfuerzo diplomático se ha empeñado en restar peso e importancia a
la OEA por la influencia de los países del norte en sus decisiones -la
creación de la CELAC, el rol de UNASUR y MERCOSUR, dan una idea cabal de
este intento de aislar a estos países de las decisiones diplomáticas
latinoamericanas-, lo mismo ocurre en el ámbito de la defensa. Los
países del ALBA anunciaron en junio su salida de la JID, ya que, como
denunció el canciller ecuatoriano en esa ocasión, la entidad trataría de
“transformar nuestras fuerzas armadas y policía en apéndices de los
poderes norteamericanos”.
La estrategia elegida por los países del ALBA, fue impulsar una nueva
Escuela Suramericana de Defensa en el marco de la UNASUR, cuyo proyecto
ya ha sido aprobado en noviembre pasado y forma parte del Plan de
Acción 2013 del organismo internacional. Sin embargo, ya desde 2009 el
bloque impulsó la creación de la Escuela de Defensa del ALBA,
oficializada en la ciudad boliviana de Santa Cruz en mayo de 2011, “con
orientación anticolonialista, antiimperialista y anticapitalista”.
“Debemos construir desde esta escuela una doctrina con
identidad estratégica común, basada en la unidad, solidaridad y
complementariedad”, profundizó Morales en este sentido durante la
inauguración del seminario. “Somos pueblos incómodos para le potencia
imperial porque decidimos construir sociedades distintas a las
sociedades capitalistas. No comulgamos con el libre mercado ni con las
democracias liberales, porque la competencia salvaje entre unos y otros
permite que los fuertes se coman a los débiles. No compartimos sus
políticas de seguridad militaristas, y expansionistas porque son
políticas de intervención y domesticación. No compartimos su doctrina
militar, ni sus formas abusivas de invadir pueblos, y saquear sus
recursos naturales. Separados y solos somos débiles, juntos somos
fuertes e invencibles decía simón Bolívar”.
A través de un documento dividido en diez puntos fuerza, Morales
propuso una nueva doctrina “inspirada en el papel protagónico de los
líderes anticoloniales y antiimperiales, que dieron su vida en cuatro
grandes dimensiones o momentos históricos: la resistencia colonial de
nuestros pueblos indígenas; el proyecto de unidad bolivariana entre
nuestros pueblos; los procesos políticos de militares
nacionalistas-socialistas; y el papel que cumplen hoy los movimientos
sociales como movimientos de liberación e independencia”.
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