Los cambios
ocurridos en los últimos años en la América Latina para bien de la
mayoritaria población que durante décadas ha sufrido la explotación
neocolonial y neoliberal con políticas impuestas desde Estados Unidos,
ha provocado gran malestar en las fuerzas de la derecha, no solo de la
región sino también de Europa occidental.
La pauta la enunció
recientemente el secretario de Estado norteamericano, John Kerry,
durante un discurso ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de
Representantes de su país cuando enfatizó: "el hemisferio occidental es
nuestro patio trasero, es de vital importancia para nosotros”.
E l jefe de la diplomacia estadounidense, exhortó a la administración
de Barack Obama a hacer un esfuerzo especial con los países latinos, y
“tratar de cambiar la actitud de un número de naciones, donde obviamente
hemos tenido una especie de ruptura en los últimos años”.
Tras
sus declaraciones se efectuó en Perú la VII Cumbre de la Alianza
Pacífico con la clara misión de formar un bloque neoliberal que obstruya
las proyecciones de integración latinoamericana impulsadas por
gobiernos progresistas y democráticos en la región que impulsan el
desarrollo económico y social con el apoyo a las empresas públicas sin
desdeñar a las privadas.
Gobiernos como Argentina, Ecuador,
Venezuela, Nicaragua, Bolivia, han ido recuperando en los últimos años,
compañías de producción o de servicio que antes estaban en manos de
transnacionales, las cuales saqueaban las riquezas de estos países sin
ningún beneficio para sus pobladores.
Esas posiciones
económicamente soberanas y de independencia nacionales han sido
rechazadas y criticadas por Estados Unidos y la Unión Europea, así como
por organismos financieros internacionales controlados desde esos centro
de poder como son el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM).
No fue casual que con esas intenciones, en los
días finales de mayo, se efectuara en París un foro organizado por el
Ministerio de Economía y Finanzas francés, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID).
En el mitin todos los asistentes lanzaron
numerosos consejos neoliberales a la América Latina pues según se
argumentó, “las reformas son la única salida que tiene la región para
mantener un crecimiento alto, capaz de sacar a su población de la
pobreza ante la depreciación de los precios de las materias primas y un
contexto internacional difícil”.
El director de la OCDE, el
mexicano Ángel Gurría, fue enfático en sus planteamientos: "Reformas,
reformas, reformas, es la respuesta para adaptarse a las dificultades
que se vislumbran para seguir creciendo".
Por su parte, el
presidente del BID, Luis Alberto Moreno señaló que "no hay alternativa,
estamos atrasados, la complacencia nos sigue atacando y sobre todo a los
países de relativa riqueza natural".
En contraposición, el
último informe emitido en abril por la CEPAL, un organismo que sí conoce
y analiza todos los pormenores de la región, indica que l os países de
América Latina y el Caribe crecerán en promedio 3,5 % en 2013, gracias
al dinamismo que mantendrám la demanda interna y el mejor desempeño de
Argentina y Brasil en comparación con 2012.
La CEPAL argumentó
que esa expansión estará respaldada por la persistencia del crecimiento
del consumo como consecuencia de los mejores indicadores laborales y del
aumento del crédito bancario al sector privado y, en menor medida, de
la inversión. A esto se suma la permanencia de elevados precios de las
materias primas, las que si bien se espera que registren una baja en
relación con 2012, se mantendrían todavía en niveles elevados.
El organismo de las Naciones Unidas prevé un crecimiento regional
levemente menor con respecto a la estimación entregada en diciembre
pasado (3,8 %) debido principalmente a que se mantiene la incertidumbre
sobre el futuro de la economía internacional y el bajo dinamismo de las
economías desarrolladas.
Para reforzar el informe de la CEPAL,
José Graziano da Silva, director general de la Organización de Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) puntualizó que
“América Latina es la región del mundo con más avances hacia la
erradicación del hambre”.
Según datos de este organismo de la
ONU, Latinoamérica y el Caribe han logrado en poco más de 10 años
reducir en 16 millones el número de personas con hambre, con lo que "ha
demostrado que ese flagelo se puede disminuir, incluso eliminar",
argumentó Graziano.
En ese sentido, el alto funcionario de la
FAO, al analizar los graves problemas que afectan a Europa por la crisis
económica, con incremento del desempleo que obliga a la población a
acudir a los bancos de alimentos para abastecerse, recomendó a los
gobiernos de esos países, reforzar coberturas sociales para dotar de
víveres a la población más necesitada.
A simple vista, existe
una contradicción entre lo que plantean la CEPAL y la FAO, y los
análisis que realizan grupos como la Alianza Pacífico u organizaciones
como OCDE y BID.
Ejemplo de lo que sucede cuando se impulsan
medidas neoliberales y de privatizaciones extremas es el de la Unión
Europea. Al economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, no le quedó más
remedio que reconocer el "error" cometido por el organismo internacional
a la hora de recomendar recortes a los gobiernos europeos ya que no
supieron entender que el compromiso de las autoridades con la austeridad
acabaría con el crecimiento.
Blanchard, en un informe titulado
'Errores en el Pronóstico de Crecimiento y Multiplicadores Fiscales'
puntualizó que el FMI se equivocó a la hora de valorar el impacto de la
austeridad en los países europeos.
La realidad es que América
Latina desde la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata cuando fue
derrotado el proyecto norteamericano del Área Libre Comercio para las
Américas (ALCA), tomó un rumbo más independiente en sus proyecciones de
crecimiento y desarrollo soberano.
Ahora, las potencias
hegemónicas tradicionales y sus gobiernos afines, están lanzando drones
con bombas económicas contra la región para tratar de que esta vuelva a
ser el “traspatio de Washington”. Claro que los tiempos, los gobiernos y
los pueblos no son los mismos de hace 30 años.
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