diario16.pe (Perú)
En estos momentos
se está negociando el acuerdo multilateral más amplio y uno de los más
oscuros de la historia de la humanidad. Representantes de Estados
Unidos, Chile, México, Canadá, Singapur, Malasia, Brunei, Nueva Zelanda,
Australia, Vietnam y Perú, junto con empresarios de todo el mundo, se
han dado cita estos días en la ciudad de Lima para celebrar la 17ª ronda
de negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
Después de casi tres años de reuniones a puertas cerradas, nos vamos
acercando al fin de un tratado que podría ser la cereza del helado
neoliberal y represivo que el presidente Humala ha aceptado embutirnos.
Si —como se calcula— llegamos a los últimos meses del año firmando este
tratado, tendríamos que empezar a sufrir una mayor pérdida de soberanía
nacional, un debilitamiento de la libertad de expresión, un ataque
directo a la cultura y la expresión artística, y un encarecimiento de
los precios de los medicamentos —a través de ampliaciones de patentes—
en detrimento de la salud de todas y todos.
El signo más
claro de que el TPP no beneficiará a las millones de personas que se
verán afectadas por él, es que su contenido jamás se ha comunicado
oficialmente ni a la población, y ni siquiera a los parlamentarios de
los 11 países que lo discuten. De hecho, únicamente conocemos parte de
él porque en los últimos años han sido filtrados ciertos capítulos del
texto. El acuerdo prohibiría subsidios a agricultores y al sector
cultural, abriría camino para afianzar la desregulación financiera,
afectaría a la libertad de expresión y al uso del arte y la tecnología,
ejerciendo una fuerte restricción en los derechos de propiedad
intelectual.
Aparentemente, el TPP es un acuerdo de “libre
comercio”, si bien contempla propuestas que incrementarían la
intervención estatal en el mercado, restringiendo la competencia y
elevando los precios. En 1995, la industria farmacéutica se aseguró de
que la Organización Mundial del Comercio nos obligara a acatar una
durísima ley de patentes de 20 años. Lamentablemente, estas
corporaciones no quedaron satisfechas; por ello, con el TPP
multiplicarían sus ganancias otorgándoles las prerrogativas para ampliar
sus patentes de las maneras más diversas, pasando por encima de la vida
y los derechos de millones de personas.
Otra de las
perlas del Transpacífico son las limitaciones a las regulaciones por
parte de los Estados y, por consiguiente, las extensiones a los derechos
corporativos. Las empresas, más que nunca, tendrían el apoyo de este
tratado para demandar directamente a los Estados —saltándose los
sistemas judiciales nacionales— acudiendo directamente a cortes
internacionales, tales como el Centro Internacional de Arreglo de
Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial. Podrían
incrementarse situaciones tan terriblemente rocambolescas (amparadas por
nuestro TLC con EE.UU), como la demanda que hizo Doe Run al Estado
peruano (por $800 millones) sobre el argumento de que nuestro Gobierno
ejercía un trato injusto al exigirle el cumplimiento de las normativas
medioambientales en La Oroya.
Haciendo un simple cálculo,
podemos encontrar que, en 2012, la suma del PIB de Chile, México,
Canadá, Singapur, Malasia, Brunei, Nueva Zelanda, Australia, Vietnam y
Perú representó únicamente el 37% del PIB de Estados Unidos. Esto nos da
una apabullante idea de las relaciones de poder que se tejen dentro de
las negociaciones, y de quiénes serán los beneficiarios del TPP. Así,
expertos consideran a este tratado como una nueva estrategia de
neocolonización por parte de EE.UU., y de los 600 representantes de
corporaciones que tienen el privilegio de acceder al documento.
En conjunto, las personas que se verán perjudicadas por el TPP superan
los 650 millones. Este número también representa a aquellos que sabemos
casi nada del acuerdo. Me pregunto cómo es que podemos denominarnos
países democráticos teniendo tratados de esta calaña, los cuales son
escondidos celosamente por unos cuantos representantes del ejecutivo de
11 Estados junto a unas seis centenas de empresarios. La organización
antiimperialista y sin fines de lucro Just Foreing Policy se pregunta
algo similar, y por ello ha recolectado un recompensa de $40 mil para
WikiLeaks, en caso filtrase el documento del TPP.
En
nuestro país, diversas organizaciones, asociaciones y sindicatos, han
organizado una campaña a través de una petición por Internet al
presidente Humala en la que instan al Gobierno a establecer límites no
negociables en los temas que yo he tratado al inicio de esta columna
(www.nonegociable.pe). Ellos también vienen organizando manifestaciones,
y más ahora que tenemos las negociaciones y a los negociadores en casa,
en Lima.
Fuente original: http://diario16.pe/columnista/17/francesca-emanuele/2531/las-perlas-del-transpaca-fico
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