viernes, 31 de mayo de 2013

"América Latina y las inversiones extranjeras"



 

ALAI AMLATINA

América Latina se ha convertido en la región más cotizada del mundo si se mide según las inversiones extranjeras directas que recibe. En los últimos años los ‘negocios’ que ofrece la región se han multiplicado como hongos. Este crecimiento se ha dado especialmente en el renglón de la minería, también en el agro, las finanzas y otras inversiones de carácter especulativo. El incremento es, en gran parte, resultado de la gran demanda de materias primas que realiza China en forma consistente durante los últimos tres lustros.

Los países de América latina recibieron 173 mil millones de dólares en concepto de inversiones directas extranjeras en 2012. La cantidad superó en un 6 por ciento la suma correspondiente a 2011. Casi duplica la inversión extranjera recibida a principios de siglo. Al mismo tiempo, las rentas que pagaron los países de la región a sus acreedores también aumentaron en forma significativa. En 2012 la región casi alcanzó a EEUU. Este recibió un total de 175 mil millones de dólares. China ocupó el segundo lugar con 110 mil millones en el mismo año.

Hay que hacer la salvedad que las inversiones directas extranjeras en EEUU, China y América Latina reciben un trato legal muy distinto. En EEUU sólo se aceptan si benefician a los monopolios de ese país. En China hay una regulación muy estricta que no permite que los inversionistas se lleven las ganancias. En cambio, en América Latina cada país tiene sus propias reglas que generalmente son muy flexibles y favorecen al inversionista extranjero.

Entre 2002 y 2011, sin embargo, los pagos de los países latinoamericanos a empresas que hacen inversiones en la región se multiplicaron cinco veces (un 500 por ciento). Pasaron de 23 mil millones en 2002 a 115 mil millones dólares en 2011, según la CEPAL. La secretaria de la CEPAL, Alicia Bárcena, dijo que la rentabilidad seguirá elevada en los próximos años, favoreciendo las repatriaciones de divisas. La CEPAL recomienda a los gobiernos que impulsen políticas que vinculen el enorme flujo de inversiones con cambios estructurales de sus economías. Si no se adoptan políticas adecuadas, pronto las exportaciones de rentas por las inversiones extranjeras superarán las entradas. Las recomendaciones de la CEPAL no son bien acogidas por la mayoría de los países, especialmente Panamá.

“En promedio, agregó Bárcena, cada millón de dólares crea tres puestos de trabajo”. Las inversiones extranjeras no son necesariamente un beneficio. Pueden resultar muy negativos si no son parte de un plan de desarrollo.

Brasil fue destinataria de 65 mil millones de dólares y consolidó su posición como principal destino de las inversiones en la región. Chile y Colombia atrajeron 30 mil y 16 mil millones de dólares, respectivamente. Tanto Brasil como Chile son grandes exportadores de materias primas a China. En el caso de Brasil, exporta hierro y productos agrícolas. Chile es un exportador de cobre.

En América del Sur, exceptuando Brasil, el sector minero siguió encabezando las inversiones extranjeras con el 51 por ciento. En Brasil, a pesar de ser una potencia minera mundial, sólo representó el 13 por ciento de la inversión extranjera. El sector industrial fue el más importante para Brasil, capturando el 38 por ciento de la inversión extranjera.

Cuando se analiza el comportamiento de la renta según sector se destaca la alta rentabilidad de las industrias extractivas. La inversión extranjera directa dirigida a la minería, tiene una rentabilidad superior a la media. La demanda china de materias primas puede sufrir una desaceleración en los próximos años. Los analistas plantean que la economía de ese gigante asiático demandará productos semi o totalmente elaborados. En este caso, estarían en posiciones más ventajosas México y Brasil. De todas maneras, seguirían siendo economías dependientes de polos de desarrollo ajenos a su propia dinámica.

En el caso de Centro América, la región recibió 8.876 millones de dólares en inversiones extranjeras. Es decir, un poco más del 5 por ciento del total latinoamericano. La suma representó un aumento del 7 por ciento en comparación con el 2011.

En 2012 Panamá fue el mayor receptor de inversión extranjera en el istmo centroamericano con 3 mil millones de dólares, seguido por Costa Rica con 2.3 mil millones, Guatemala (1.2 mil millones), Honduras ($1 mil millones), Nicaragua (810 millones) y, por último, El Salvador con 516 millones de dólares. La CEPAL también advierte que las inversiones directas extranjeras pueden crear condiciones muy desfavorables – “reforzando los patrones de especialización vigentes” - si los gobiernos no regulan la entrada de capitales a los países de la región.

Panamá es uno de los pocos países donde no existen reglas de juego para las inversiones extranjeras. La mayor parte consiste en el llamado ‘capital golondrina’ que entra y sale, despojando la economía local de sus riquezas. En 2011 EEUU representó el 60 por ciento de las inversiones extranjeras en Panamá. Colombia el 20 por ciento y Venezuela el 10 por ciento. Las dos terceras partes de las inversiones fueron en los sectores Finanzas y Comercio. En el último lustro, Panamá no sólo experimentó un proceso de desindustrialización. Su planta industrial que sobrevivió fue vendida a capital extranjero: las galletas Pascual, las lecheras Bonlac y Estrella Azul, el café Durán, las cervecerías Nacional y Del Barú, así como el transporte colectivo urbano Mi-Bus. Por último el Banco del Istmo, vendido a HSBC-Panamá que, a su vez, fue comprado por Banvivienda de Colombia.


- Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA

Extractivismo, un debate necesario en América Latina

Extractivismo, un debate necesario en América Latina

 

Extractivismo, un debate necesario en América Latina

Por Leandro Morgenfeld
www.marcha.org.ar

La primera década del siglo XXI generó un boom de la economía latinoamericana, basado en parte en la alta demanda y precios de las commodities. ¿Qué peligros sociales y ambientales tiene el esquema basado en las exportaciones agro-mineras? ¿Es posible  otra utilización de los bienes comunes de la naturaleza? Los dilemas de la región.

América Latina, en los últimos años, tuvo un crecimiento económico sorprendente, sostenido por la alta demanda y precios de la soja, petróleo y bienes minerales. En la última década, proliferó el modelo extractivista, que se basa en la apropiación de cuantiosos volúmenes de bienes naturales, generalmente bajo prácticas intensivas, que en su mayor parte se exportan como materias primas (minería, agricultura, actividad forestal e hidrocarburífera).
Los países de la región están recreando, en un nuevo contexto mundial, un modelo agro-minero exportador. Este avance del extractivismo produce consecuencias negativas, debido al uso generalizado de agrotóxicos, desmontes, desalojos de comunidades rurales, contaminación, concentración de tierras y represión contra quienes resisten esas políticas. Las principales beneficiadas son las grandes corporaciones, en detrimento de los pueblos originarios, los campesinos, los pequeños productores y la población en general, que sufre y sufrirá los nefastos efectos ecológicos. Pero también le sacaron provecho, indirectamente, los Estados latinoamericanos, que captan una parte (minúscula generalmente) de esas rentas, pudiendo equilibrar sus cuentas fiscales y, en algunos casos, ampliando el gasto social. Esto último plantea un dilema fundamental para algunos gobiernos de la región.
Esta inserción económica internacional latinoamericana de los primeros años del siglo XXI (que permitió lograr balanzas comerciales positivas y superavit fiscal) se dio en un contexto mundial de aumento de la demanda de bienes comunes de la naturaleza, especialmente por haberse transformado China en una importadora creciente de materias primas.
No es casual que África y América Latina se hayan transformado en dos áreas fundamentales de disputa entre las históricas potencias imperiales y China, succionadora de bienes minerales y agropecuarios en estos dos continentes. La necesidad de alimentar a millones de personas que se incorporan cada año como consumidores al sistema capitalista y el creciente consumo energético de bienes hidrocarburíferos y minerales no renovables impulsó en la última década un aumento inédito de los precios y demanda de los mismos, impactando en la inserción económica internacional de los países latinoamericanos. Parece haber un ciclo en el que se invirtió la histórica tendencia al "deterioro de los términos de intercambio".
Esta orientación -el denominado "consenso de las commodities"- no se circunscribe a los gobiernos neoliberales de la región, ni a los países tradicionalmente mineros (Chile, Perú, Bolivia). Brasil, por ejemplo, es hoy el principal productor y exportador de bienes minerales. Según el especialista Eduardo Gudynas, en ese país se extrajeron 410 millones de toneladas de sus principales minerales en 2011. El resto de los países sudamericanos, en total, sumaron 147 millones de toneladas. En el caso de Argentina, según el periodista Darío Aranda, el monocultivo de soja pasó en la última década de 12 a casi 20 millones de hectáreas (del 38% al 56% de la superficie cultivada). En el caso de la minería, hace 10 años había 40 proyectos y hoy existen 600. Corporaciones transnacionales, con la Barrick Gold a la cabeza, hacen grandes negocios en el país.
Además de haberse demostrado que la idea del "desacople" (la ilusión de que América Latina podía evitar las consecuencias de la crisis económica global) era errada, el modelo extractivista plantea un debate importantísimo: ¿Es sostenible desde el punto de vista social este modelo agro-minero exportador? ¿Y desde el punto de vista ambiental?
 Para algunos, el tema ambiental es secundario, y la especialización en la producción y exportaciones de commodities es lo que permitió a los gobiernos progresistas de la región recuperar la influencia del Estado y ampliar las políticas sociales. Entre quienes sí advierten sobre las consecuencias nefastas, existen dos grandes grupos. El primero, integrado por los activistas que apuestan a un capitalismo verde, es decir plantean que es necesario incrementar las regulaciones y controles en función de un modelo extractivo sustentable. El segundo, compuesto por quienes advierten que la destrucción (consumo sin reposición) exponencial de minerales y bienes agropecuarios llevará en pocas décadas a una crisis sistémica y civilizatoria. La salida, esgrimen, tiene que ver con el ecosocialismo, es decir con una perspectiva que denuncie el carácter irreconciliable del capitalismo con la preservación de un equilibrio ecológico. Sostienen la necesidad de construir otro tipo de sociedad -que no se base en la explotación del hombre por el hombre- y otro patrón de producción-consumo que no aniquile los bienes comunes de la tierra en el mediano plazo.
Esta última posición se entronca con las luchas y los planteos de diversos movimientos sociales latinoamericanos (como los que se produjeron la semana pasada, en el marco de la Marcha Mundial contra Monsanto) que denuncian la minería a cielo abierto, la sojización, la desforestación, la expropiación de pequeños campesinos y pueblos originarios, vinculando ambas luchas, social y ambiental, en una perspectiva anti-imperialista y anti-capitalista. Advertir los peligros de la profundización de la "acumulación por desposesión" -concepto de David Harvey- es un paso fundamental para construir una estrategia de resistencia frente a la ofensiva del gran capital para apropiarse de los bienes comunes de la naturaleza.


jueves, 30 de mayo de 2013

Anuncio de Biden: Dilma tendrá una "visita de Estado" en Washington

OBAMA RECIBE A DILMA Y CONFIRMA RELACIÓN CON BRASIL

Diario BAE
La cita es el 23 de octubre en la Casa Blanca y tendrá carácter de visita de Estado. Brasil creció menos de lo esperado


Esperan fortalecer el vínculo

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, realizará en octubre una visita de Estado a Washington, la única de este tipo prevista para este año en la capital norteamericana, anunció ayer en Río el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Desde Washington, la Casa Blanca confirmó rápidamente el anuncio del número dos estadounidense y reveló que la visita, que tendrá lugar el 23 de octubre, incluirá una cena de Estado, uno de los máximos –y raros– honores que se concede a un mandatario extranjero.
Si bien ya se había confirmado hace casi diez días –durante la visita del canciller Antonio Patriota a Washington– que Rousseff estaba invitada a la Casa Blanca en octubre, hasta ahora no se había confirmado el carácter tan oficial que se le concederá a este encuentro.
En un discurso pronunciado en Río de Janeiro ante empresarios, Biden explicó que la decisión de elevar la visita de Rousseff al más alto nivel existente en relaciones diplomáticas bilaterales refleja el deseo del gobierno de Barack Obama de iniciar “una nueva era” en las relaciones con el gigante sudamericano.
El único gobernante brasileño en realizar una visita de Estado a Washington hasta ahora fue Fernando Henrique Cardoso en abril de 1995, pocos meses después de asumir la presidencia, que ejerció hasta diciembre de 2002.
No es la primera vez que Dilma Rousseff visitará la Casa Blanca. De hecho, Obama ya la recibió en abril del año pasado en el Despacho Oval, pero fue una reunión de trabajo más informal con la vista puesta en la Cumbre de las Américas en la que ambos participaron poco después en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias.
Obama, por su parte, visitó Brasil en marzo de 2011, en su primera gira latinoamericana, que también lo llevó a El Salvador y a Chile, cuyo presidente, Sebastián Piñera, visitará la semana próxima la Casa Blanca, aunque su reunión tendrá un carácter menos formal que la próxima de Rousseff.
Según aseguró la Casa Blanca en un comunicado, la esperanza de Obama es que en su nuevo encuentro en octubre con Dilma Rousseff, ambos mandatarios “destaquen la importancia de ampliar el diálogo y la cooperación entre Estados Unidos y Brasil”, así como los “profundos lazos culturales y de amistad” que existen entre ambos pueblos.
Los Estados Unidos ha manifestado desde hace varios meses su interés en el petróleo que Brasil extraerá del presal, las gigantescas reservas marinas descubiertas por Petrobras en aguas profundas del océano Atlántico y que pueden convertir al país en uno de los mayores exportadores mundiales de crudo.
Así, el comercio bilateral, que hoy suma unos 100.000 millones de dólares anuales, puede llegar a “400.000 o 500.000 millones de dólares” por año.
Otro objetivo declarado de Obama es materializar la visión de Brasil como un creciente “socio hemisférico y global” de los Estados Unidos.

Brasil creció menos de lo esperado
La economía de Brasil creció un 0,6% en el primer trimestre de 2013, según datos oficiales publicados ayer, un avance que es menor al previsto por el gobierno, que reiteró su apuesta a un aumento del PBI del 3,5% a lo largo de este año contra el pronóstico de 2,9%. “La previsión de crecimiento que habíamos hecho en nuestro proyecto de presupuesto para este año era del 3,5 %. Con seguridad revisaremos ese número hacia abajo”, dijo el ministro de Hacienda brasileño, GuidoMantega. El ministro aclaró que el crecimiento del primer trimestre no puede ser calificado como decepcionante y que, con la posible reducción de la inflación, el consumo podrá volver a crecer a partir del segundo trimestre.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Vicepresidente de EEUU llega a Brasil: qué significa esta visita?


DISCUTIRA CON ROUSSEFF PROYECTOS DE COOPERACION ENERGETICA PARA LAS VASTAS RESERVAS BRASILEñAS

Biden fue a Brasil a hablar de petróleo

Página/12
El vice de EE.UU. también abordará con las autoridades brasileñas la visita de Estado que Rousseff realizará a Washington en octubre próximo, proyectos de desarrollo en ciencia y tecnología y la oferta de cupos en universidades.

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, iniciará hoy una visita de tres días a Brasil. Allí mantendrá un encuentro con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, para conversar entre otros asuntos sobre la cooperación energética entre ambos países. El descubrimiento de gigantescas reservas petroleras frente a las costas de Brasil que pueden atender parte de la demanda estadounidense y el deseo brasileño de acceder a la tecnología norteamericana para explotar el gas han acercado a las partes en el último tiempo.
El alto funcionario también abordará con las autoridades brasileñas la visita de Estado que Rousseff realizará a Washington en octubre próximo, proyectos de desarrollo en ciencia y tecnología y la oferta de cupos en universidades estadounidenses para estudiantes brasileños, según anunció la semana pasada el vocero de la Cancillería, Tovar da Silva Nunes. Otros asuntos en la agenda son las negociaciones para suprimir la exigencia de visas a los brasileños que viajan a Estados Unidos, el aumento del tráfico aéreo y la licitación del gobierno de Brasil para adquirir 36 cazabombarderos de última generación, que es disputada por el constructor estadounidense Boeing.
Los diplomáticos de ambos países coinciden en que, fuera de los diversos asuntos de la agenda bilateral, la visita es una demostración de la importancia que Estados Unidos quiere darle a sus relaciones con el mayor país de América latina y una de las grandes economías emergentes del mundo. “Se trata de un reconocimiento de la importancia de Brasil en el nuevo escenario global y de un deseo de profundizar las relaciones bilaterales”, aseguró Da Silva Nunes. “Cuando miramos a las Américas, una región que ha reducido la pobreza más del 50 por ciento en la última década y que ha visto cómo decenas de millones de personas ingresan en la clase media, vemos esta región como una oportunidad”, afirmó Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.
Biden, que desembarcó anoche en Río de Janeiro y sólo viajará a Brasilia, abordará directamente la cooperación energética en la reunión que tendrá con directivos de la petrolera Petrobras en la sede del Centro Tecnológico de la estatal brasileña. Estados Unidos ha manifestado desde hace varios meses su interés en el petróleo que Brasil extraerá de las gigantescas reservas marinas descubiertas por Petrobras en aguas profundas del océano Atlántico y que pueden convertir al país en uno de los mayores exportadores mundiales de crudo. La presidenta de Petrobras, María das Graças Foster, manifestó este mes el deseo de la empresa de acceder a las tecnologías para explotar reservas de gas, con las que Estados Unidos viene elevando significativamente su producción nacional. En la visita que hizo hace dos semanas a Washington, el canciller brasileño, Antonio Patriota, mostró su interés por el desarrollo tecnológico de Estados Unidos en explotación de gas.
La agenda oficial de Biden en Brasil comenzará hoy en uno de los muelles del puerto de Río de Janeiro con un discurso ante líderes políticos, sociales y económicos, en el que el vicepresidente abordará la importancia de las relaciones entre ambos países. En la tarde, el vicepresidente acudirá a la cita con los dirigentes de Petrobras y se reunirá con inversores y empresarios en el Parque Tecnológico de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Biden visitará mañana una favela carioca, en la que, se prevé, conversará sobre las políticas de seguridad que han permitido arrebatarle a grupos criminales el control de las principales barriadas pobres de la ciudad. El viernes, en Brasilia, el vicepresidente será recibido por Rousseff en el Palacio de Planalto y tendrá una reunión de trabajo con el par brasileño, Michel Temer, en la sede de la Cancillería Brasil. Para Nunes, los programas sociales de Brasil estarán entre los temas de los encuentros que Biden sostendrá el viernes con Rousseff y su equipo de trabajo.
Según marca la agenda, Biden concluirá su visita con una conferencia de prensa en Brasilia que concederá junto a su homólogo brasileño. El alto funcionario de la Casa Blanca llega a Brasil en el marco de una gira que ya lo condujo por Colombia y Trinidad y Tobago.

martes, 28 de mayo de 2013

100.000


Llegamos hoy a las 100.000 visitas únicas a este blog, desde que fue creado en marzo de 2011.
Pensado originalmente como espacio para difundir y acompañar la salida del libro Vecinos en conflicto, se transformó en un sitio de renovación cotidiana sobre las relaciones entre Estados Unidos, América Latina y especialmente Argentina.
En estos 27 meses, publicamos 1592 entradas sobre el ALBA, la Alianza del Pacífico, el CIADI, el Comando Sur, el Comercio Argentina-EEUU, las Cumbres de las Americas, la relación Argentina-EEUU, la relación EEUU-América Latina, los Fondos Buitre, el G20, la injerencia militar de EEUU, la integración latinoamericana, Malvinas, el Mercosur, el narcotráfico, la OEA, la ONU, la UNASUR, la CELAC, entre otros tópicos que se pueden consultar a través de las etiquetas del blog.
Entre las primeras 100.000 visitas, se destacaron las de Argentina (36%), Estados Unidos (16%), Colombia (5%), México (4%), Perú (4%), Venezuela (3%), Alemania (2%), España (2%), Rusia (2%) y Chile (2%).  
Agradecemos especialmente a los lectores, a los seguidores del blog y a quienes lo recomiendan y reenvían.

Dictamen judicial argentino a favor de la estadoundiense Chevron y en contra de la demanda ecuatoriana


LA PROCURADURIA RECOMENDO LEVANTAR EL EMBARGO

Un dictamen a favor de Chevron

Página/12
La procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, se pronunció a favor del levantamiento del embargo que la Justicia trabó contra activos de la petrolera Chevron en Argentina. Esa medida contra la firma norteamericana derivó de una causa iniciada en Ecuador, donde también fueron embargados los bienes de la petrolera. El pronunciamiento, que no tiene carácter vinculante, fue rubricado por la procuradora el 22 de mayo pasado. La causa llegó a la Corte Suprema de Justicia luego de que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmara la sentencia del juez de primera instancia Adrián Elcuj Miranda. Mientras el caso se dirime en la Justicia, Chevron y la petrolera estatal YPF están terminando de delinear un acuerdo estratégico para llevar adelante la explotación conjunta de yacimientos de petróleo no convencional en Vaca Muerta.
“El caso reviste gravedad institucional. La traba de un embargo por un monto de 19.021.522.000 de dólares sobre los activos y, en particular, las cuentas bancarias de sujetos que desarrollan una actividad de notorio interés público, como la exploración y explotación de hidrocarburos, puede producir perjuicios irreparables”, resalta Gils Carbó en un dictamen enviado a la Corte Suprema de Justicia. La causa había llegado a la Corte Suprema de Justicia luego de que la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmara el embargo del juez de primera instancia Adrián Elcuj Miranda sobre los activos de la petrolera Chevron en la Argentina bajo el amparo de un tratado internacional.
La causa se remonta a la acción de un grupo de abogados estadounidenses que hizo una presentación en 1993 reclamando una “Acción de clase” a favor de 30.000 residentes de la región de la Amazonia ecuatoriana, presuntamente afectados por cuestiones ambientales relacionadas con la explotación de hidrocarburos, una figura jurídica que no existe en ese país. El juicio se inició contra la petrolera Texaco, que cesó su actividad en Ecuador en 1992 y que Chevron compró en 2001, por lo que en base a esta temporalidad, entre otras cuestiones, la petrolera sostuvo que no tiene nada que ver con ese reclamo.
El juez Elcuj Miranda dispuso el embargo sobre los activos de la petrolera Chevron, los dividendos y el 40 por ciento de los depósitos bancarios futuros que recibiera la empresa por poco más de 19.000 millones de dólares, al reconocer una medida idéntica de la Justicia ecuatoriana. En su pronunciamiento, Gils Carbó entendió que el perjuicio está vinculado con “la política energética y el desarrollo económico del país, así como con las finanzas públicas”.

Alianza del Pacífico: ¿El nuevo club neoliberal?

 


La VII cumbre de la Alianza del Pacífico en Cali, ha revitalizado el debate sobre los diversos enfoques planteados para América Latina en materia de Acuerdos de Cooperación Regional. Las palabras del anfitrión, Juan Manuel Santos, evidencian el intento por romper con los modelos predecesores e instalar lo que él ha dado en llamar el nuevo “motor” de la economía regional. El grupo (fundado por: México, Chile, Perú y Colombia) ha incorporado como miembro pleno en esta cumbre a Costa Rica, también participaron como observadores Uruguay, España, Canadá, Panamá y Guatemala, adicional de otras delegaciones del pacífico.
De los discursos que circularon en la cumbre, se desprendió la intención en profundizar el proceso de negociación arancelaria, destinado a cumplir la anhelada meta del libre mercado, en desmedro de las demandas sociales o las asimetrías entre las economías involucradas. La tarea del corto plazo, implica la liberación del 90% de aranceles en forma poca discriminada, permitiendo crear un mercado de más de 216 millones de personas sin incluir los observadores, con una tendencia a la desregulación estatal en sectores estratégicos: de tipo agrícola o en los recursos naturales; un retorno al proceso de reestructuración neoliberal que tomo fuerza desde la década de los 70 a los 90 (época dorada de los Chicago Boy), propuesto como alternativa al cepalismo de Prebish acusado de proteccionista bajo el modelo de industrialización por sustitución de importaciones.
La cumbre coincide con el papel activo de América Latina, en la agenda económica para el segundo período del gobierno de Barack Obama. Diversas cumbres de alto nivel se han celebrado con la región, involucrando al Vicepresidente Biden, el propio Obama en fecha reciente visitó a México y Centroamérica. Algunos especialistas en el tema geopolítico, señalan que la nueva estrategia de los EEUU con los TLC es contener a China, que ha demostrado fuerza con una diplomacia activa a nivel global. La visita del vicepresidente chino Li Yuanchao se sumará a una nueva del propio XI Jinping que escoge América Latina en el marco de su primera visita oficial a los EEUU y su segunda gira internacional como presidente. La creciente inversión china en América Latina, implica a sectores mineros y energéticos pero se ha diversificado a la infraestructura y con una abundancia financiera ha permitido a algunos países escapar de la hegemonía del Fondo Monetario Internacional para la capitalización.
El nuevo club neoliberal, recurre a la versión neo-realista de los ACR con la fórmula de los Tratados de Libre Comercio, en antagonismo a la última década donde las propuestas como el ALBA, marcaron la agenda de ruptura en las relaciones con las transnacionales, privilegiando la participación del Estado y abriendo posibilidad a la participación de los movimientos sociales. El golpe de Estado en Hondura abrió la primera fisura a la integración “soberana” en Centroamérica, completada con el golpe en Paraguay dirigidos a frenar la exportación del modelo impulsado por Chávez y, bloquear su acceso a MERCOSUR donde aún se enfrenta a la amenaza de la derecha paraguaya. La mayoría de los miembros de la Alianza del Pacífico están incorporados en forma bilateral a TLC con los EEUU, permitiendo mantenerse como “cabeza de playa” a lo largo del continente, adicional cuentan con su venia para el ingreso al TPP como satélites para el control geoestratégico del pacífico asiático.
En la Cumbre del Mar del Plata de 2005 los movimientos sociales, con la anti-cumbre exigieron la sepultura del modelo neoliberal que Bush intentó imponer con el ALCA. La resistencia de gobiernos progresistas atajó el desmantelamiento estatal, recuperando el control de los recursos naturales. ¿Una resurrección del ALCA?, el control sobre México a través del TCLAN, la injerencia militar en Colombia, el manejo casi absoluto de Centroamérica con el DR-CAFTA, indican el estado de robustez de los dispositivos de vigilancia de carácter militar y político de los EEUU en algunas regiones del continente, pero esa salud tiende a empeorar cuando la decadencia del capitalismo anglosajón reduce a promesas las ventajas de sus TLC, la quimera del crecimiento por el libre mercado convierten sólo en optimismo las palabras de Santos en Cali, un peón en el tablero geopolítico de la partida que libran EEUU vs China, olvidando en su rompecabezas económico el papel vital de Brasil en la región (BRICS).

lunes, 27 de mayo de 2013

Tratados de inversión: Estados en la cuerda floja

Interesante número de la revista ALAI sobre los Tratados de inversión en América Latina: 
 
América Latina en Movimiento No 485
Mayo 2013

Tratados de inversión: Estados en la cuerda floja
 
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Contenido:

Estados en la cuerda floja cuestionan los tratados de inversión
Cecilia Olivet

Arbitraje sobre inversiones y DDHH:
El caso del derecho al agua
Javier Echaide

El Mercosur y el tratamiento de las inversiones
Sebastián Valdomir y Natalia Carrau

La apuesta de Ecuador para las inversiones:
Transformar el sistema internacional de protección
Andrés Arauz, Adrián Cornejo

Estados hacen frente común
Sally Burch

OMS y control del tabaco:
La demanda de Philip Morris contra Uruguay
Alberto Villareal

Argentina y las inversiones extranjeras
Luciana Ghiotto

Compañías mineras, El Salvador y la defensa del agua:
El oro o la vida
Manuel Pérez-Rocha L.

Alternativas a las reglas internacionales de inversión
Manuel Pérez Rocha, Alberto Arroyo, Jorge Coronado

Un breve repaso histórico:
La campaña contra TBIs y el CIADI
Sebastian Villamar





Contradicciones en la integración latinoamericana

La integración de América Latina y el Caribe tiene, en el pensamiento de Bolívar y Martí dos de sus ideólogos más consecuentes, en una época, el siglo XIX, en que tal idea era más asociada a la defensa militar de la nacientes repúblicas amenazadas por el revanchista Reino de España y la liberación de los pueblos aún sometidos al perverso sistema colonial europeo y usamericano, que de una acabada formulación teórica acerca de la construcción de una proyecto integrador para la defensa de la Soberanía, la promoción del desarrollo sustentable y el ejercicio de la Justicia social como hoy se reivindica.

Pero ayer como hoy, el proceso de integración tiene en la presencia de las clases propietarias ( capas feudales, oligárquicas y burguesas) elementos fundamentales del proceso que, en el pasado se constituyeron en la fuerza dirigentes de tal proyecto histórico (La Confederación de Centroamérica y el Pacto de Amistad de Ayuda Perpetua del Congreso de Panamá) pero en el presente, en medio de los profundos cambios políticos y sociales que se vienen desarrollando en la región, generan al interior de las clases propietarias diversas y antagónicas posiciones que tensan las relaciones entre los diversos grupos que las expresan y entre estos, y el Estado, como instrumento éste, de las fracciones gobernantes para imponer su adhesión a tales procesos integradores.

Todos los procesos integradores existentes en Nuestra América, desde el CARICOM, COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES, MERCOSUR, SICA, UNASUR, CELAC, hasta la ALIANZA DEL PACIFICO, han sido posible, en mayor o menor medida, con la aprobación, impulso o consentimiento de las más importantes fracciones burguesas dominantes en la economías de los países que lo integran, siendo la única excepción el ALBA, creado por los genios visionarios de los comandantes Hugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz, a partir de un modelo de afirma la supremacía y rectoría del Estado sobre toda la economía de sus países y la subordinación de sus diversas fracciones burguesas (salvo, por inexistencia, en el caso de la República de Cuba) a las decisiones que en materia productiva, comercial, financiera, monetaria y de integración tomara sus gobiernos, lo cual explica, en parte, los niveles de crispación social y confrontación política de sectores burgueses en contra de los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua en los últimos ocho (8) años.

En lo fundamental, las economía de América Latina y el Caribe están construida sobre una relación de dependencia de las grandes corporaciones financieras e industriales con sedes principales en los países centros del Capitalismo mundial y sus gobiernos responden a la voluntad de tales grupos, lo cuales promueven y presionan para que los procesos de integración favorezcan sus posibilidades de exportación, limiten el ingreso de mercancías que son producidas en el país y consigan tratos fiscales y accesos a servicios públicos por debajo de su valor de mercado, con el fin de mejorar su competitividad y, cuando ello no es posible, se resisten a la aprobación de los acuerdos de integración, apelando, cínicamente, a falsas consignas de Soberanía Nación, que no defienden en las mesas de negociaciones.

Sin embargo, la conmoción política y social que vive hoy América Latina por la aparición de un proceso de soberanización, independentismo y Justicia Social, entre cuyos promotores más destacados estuvo el Comandante Hugo Chávez, incorpora un elementos adicional de confrontación, no solo en el modelo – como en el caso de ALBA – sino en la dirección manifiestamente política de ese proyecto que recupera el papel protagónico del Estado frente al neoliberalismo “mercachifle” y otorga al pueblo trabajador y a sectores de la pequeña burguesía, un importante papel en la conducción política de tales cambios, lo cual atemoriza a las viejas clases propietarias y a sus aliados hegemónicos del imperialismo, que ven aún más menguada su otrora hegemonía sobre la Sociedad y el Estado latinoamericanos.

A éste factor debe agregarse las mismas contradicciones inter-burguesas de América Latina por el dominio de los mercados de la región y sus vínculos privilegiados con los centros Capitalistas mundiales, con el fin de alcanzar alianzas que les permita acceder, en condiciones ventajosas, a otros mercados extra-regionales, en un momento en el cual, la globalización impuesta por el neoliberalismo supone un reto permanente de expansión más alá de los espacios originarios de los grupos económicos lo que le podría permitir rivalizar con las burguesas de otros Estados de la región que gozan de un período de crecimiento económico importante y un posicionamiento económico y geopolítico a escala global superior a sus rivales de la región.

Eso explica en parte que, lo que inicialmente surgió como un cuarteto de Estados latinoamericanos (Colombia, Chile, México y Perú ) con costas en el Océano Pacífico; de repente, en medio de la construcción de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC, irrumpió con fuerza en el escenario integrador de la región, bendecido por todas las fracciones financieras, agrarias, comerciales e industriales de las burguesas nacionales de esos países y el beneplácito del gobierno de los Estados Unidos de América y que, en la reciente reunión celebrada en Colombia, ya no solo estuvieron presente representantes de los gobiernos de tales países y sus Barones del Gran Capital, sino que se agregaron el impresentable Mariano Rajoy, del Reino de España, la presidenta Laura Chinchilla, de Costa Rica; además de voceros de los gobiernos de Australia, Japón y Nueva Zelandia, dándole a esa reunión de gobiernos latinoamericanos, visos de cónclave de la gran alianza de las burguesías de la región, que pretenden resistir el proceso integrador con implicaciones sociales y políticas, promovido por los países ALBA y MERCOSUR.

Por el momento esto aparenta ser solo un importante evento de algunas fracciones de las burguesías y gobiernos de la región y sus aliados extra-regionales para mirar hacia el espacio económico de Asia-Pacífico, pero las definiciones alcanzadas apuntan a que tal proceso podría tener importantes implicaciones en la construcción de la integración en Nuestra América y, en particular, de la CELAC y esto, en ausencia del Comandante Chávez, es un reto para el Presidente Nicolás Maduro Moros, sus amigos de ALBA y sus aliados de MERCOSUR, que siguen soñando con el ideario de Bolívar y Martí: “La Patria es América”.

Empezó la gira de Joe Biden por América Latina


Biden en la región: "América Latina tiene en EE.UU. un socio confiable"

El vicepresidente de EE.UU. destacó las "políticas de promoción económica" llevados adelante por algunos países latinoamericanos que contribuyeron "a la recuperación económica global". Mañana parte hacia Colombia.

CRONISTA.COM
El vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, quien mañana inicia en Colombia una gira por América Latina, dijo en una entrevista que publica hoy la revista brasileña Veja que la región vive "un momento único" y que tiene en su país a un "socio" confiable. Biden valoró los programas de combate a la pobreza que existen en muchos países latinoamericanos y destacó además que en la región se han adoptado "políticas de promoción económica" que han contribuido a la "recuperación de la economía global".
Sostuvo que "en los últimos 15 años, 56 millones de familias de América Latina y el Caribe se juntaron a las filas de las clases medias, que ahora tienen 275 millones de personas", todo lo cual ha reforzado la "relevancia" de la región en el mundo. Biden negó que Estados Unidos esté en "decadencia" y rechazó que la fuerte penetración de China en los países América Latina responda a alguna "omisión" estadounidense. "La relación comercial y de inversiones de China con América Latina y el Caribe refleja la importancia global emergente de la región", aseguró. Además, puntualizó que "el comercio de la región con China, que en 2012 llegó a 261.000 millones de dólares", es "una fracción de los 834.000 millones de dólares" que alcanzó el intercambio entre América Latina y Estados Unidos ese mismo año. Consideró además que la nueva relación entre China y América Latina puede ser muy provechosa para la región.
"Los lazos económicos de América Latina con China pueden tener un papel positivo en la construcción de una sociedad más próspera y más globalizada", apuntó. En la gira que comienza mañana en Colombia, Biden también hará sendas visitas a Trinidad y Tobago y Brasil, todo en el marco de "promover una mayor integración" entre Estados Unidos y los países de América Latina y el Caribe, explicó. En el caso de Brasil, dijo que los intereses van más allá de los lazos comerciales y económicos que Estados Unidos quiere estrechar aún más. "Brasil hoy es un miembro muy influyente de muchas instituciones multilaterales y queremos trabajar con ellos y con los líderes de nuestro hemisferio que están asumiendo mayores responsabilidades globales", indicó. Entre los sectores en que Brasil y Estados Unidos pueden tener una mayor cooperación Biden señaló en particular el energético.
"Brasil y Estados Unidos son dos grandes productores de energía" y "hay un interés mutuo en la producción segura, responsable y eficiente de recursos energéticos", señaló. En relación al intercambio comercial, que el año pasado llegó a casi 60.000 millones de dólares, Biden declaró que Estados Unidos aspira a darle más profundidad y calidad mediante un incremento de sus compras de productos brasileños manufacturados, que representan actualmente casi dos tercios del comercio bilateral. Biden comenzará su visita a Brasil el próximo miércoles, en Río de Janeiro, adonde llegará desde Trinidad y Tobago para analizar las posibilidades de mejorar las relaciones en el área de energía con directivos de la estatal Petrobras. Su estancia en Brasil se prolongará hasta el viernes, cuando será recibido por el vicepresidente Michel Temer y tendrá una reunión con la jefa de Estado, Dilma Rousseff, quien en octubre próximo visitará en Washington a su homólogo estadounidense, Barack Obama.

domingo, 26 de mayo de 2013

La relación Argentina-EEUU, según La Nación. Una serie de equívocos


A continuación, reproducimos el editorial de Carlos Pagni sobre el supuesto "aislamiento" argentino. Según su perspectiva, no seguir a pie juntillas lo que quiere imponer Washington es sinónimo de falta de cordura. Desde esta lógica, cualquier política autónoma es irracional. El "modelo" a seguir, claro está, es el de México, Chile o Colombia, cuyos gobiernos derechistas alientan políticas neoliberales y un renovado seguidismo de Washington.
Difícil encontrar una perspectiva tan subordinada a los intereses imperialistas en América...

Washington y América latina / Las causas del distanciamiento / El escenario

La Argentina, un país aislado sin que nadie lo haya excluido


La Argentina no forma parte del plan de Barack Obama para relanzar las relaciones de los Estados Unidos con América latina. Las razones de esa exclusión radican, en principio, en la peripecia que ha tenido la relación bilateral durante la era Kirchner. Pero también operan factores más densos, como la posición de la Presidenta frente a la acelerada reconfiguración que se registra en la región, sobre todo en el mapa de las relaciones comerciales. Un proceso al que el Gobierno insiste en sustraerse.
Buenos Aires no estará entre las escalas del viaje del vicepresidente norteamericano, Joe Biden. Tampoco Cristina Kirchner figura en la lista de latinoamericanos convidados a la Casa Blanca.
La omisión tiene un motivo inmediato, sólo en apariencia trivial: ningún diplomático norteamericano quiere correr el riesgo de hacer pasar un mal momento a los máximos gobernantes de su país. La memoria del Departamento de Estado está marcada por tres traumas recientes: los malos tratos de Néstor Kirchner a George W. Bush en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, en 2005; los insultantes reproches de Cristina Kirchner en diciembre de 2007, a raíz de las investigaciones sobre Guido Antonini Wilson y su valija precursora, con 800.000 dólares, y la irrupción de Héctor Timerman en un avión de la fuerza aérea norteamericana, para incautar material sensible con el pretexto de prevenir un eventual atentado terrorista. Nadie puede asegurar al gobierno de los Estados Unidos que las autoridades argentinas no agriarán una visita con algún exabrupto irreparable.
A esos escándalos se les sumaron desaires menos estridentes. Durante la X Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, que se realizó en octubre, en Montevideo, Arturo Puricelli, presionado por su secretario internacional Alfredo Forti y contra lo que había prometido, votó en contra de que las Fuerzas Armadas puedan prestar servicios de ayuda humanitaria, por temor a un avasallamiento imperialista. Con el mismo criterio, la Casa Rosada obligó a tres gobernadores a rechazar la donación de otros tantos centros para atender emergencias naturales, ofrecidos por los Estados Unidos.
Sin embargo, el desencuentro entre Buenos Aires y Washington se profundizó con el acuerdo entre Cristina Kirchner y el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad. No sólo por la aproximación argentina a un régimen como el de los ayatollahs, al que las principales potencias occidentales pretenden aislar.
Lo más irritante para la relación con los Estados Unidos es que esa aproximación es un giro de política exterior todavía incomprensible. Alcanza con recordar que el 10 de agosto de 2010, Héctor Timerman visitó a Hillary Clinton para denunciar que Teherán encubría a los iraníes que atacaron la AMIA, y para hacerle notar que esos terroristas estaban detrás del intento de voladura del aeropuerto Kennedy.
Cinco meses más tarde, Timerman negociaba con el canciller de Irán, Ali-Akbar Salehi, en Aleppo, una comisión bilateral que determinaría quiénes eran los autores del atentado y quiénes sus encubridores. De proponer una alianza antiterrorista a los Estados Unidos pasó a acusarlos de terroristas.
La pirueta todavía no concluyó. El Gobierno no consigue explicarse por qué Ahmadinejad no envió el acuerdo a la Asamblea Consultiva de su país. Aunque para cualquier lector de diarios internacionales es obvio: Ahmadinejad está peleado a muerte con el presidente del Parlamento, Ali Larijani.
Con independencia de estas torpezas, para los Estados Unidos la decisión del kirchnerismo de negociar con los iraníes la causa AMIA significa un cambio de bando en medio de una guerra. El acuerdo se celebró dos meses después de que Obama promulgara una ley para contrarrestar la influencia de Irán en el hemisferio occidental.
Washington interpreta esa vuelta de campana como la expresión diplomática de la creciente falta de compromiso de Cristina Kirchner con algunos rasgos de la democracia republicana, como la libertad de prensa. Cuando hace 10 días la subsecretaria para las Américas norteamericana, Roberta Jacobson, debió justificar por qué la Casa Blanca no privilegiaba ciertas asociaciones, se refirió a esa defección. Estaba respondiendo una pregunta sobre las amenazas a los medios de comunicación bajo el kirchnerismo.
Sería incorrecto limitar a estos entredichos las razones por las cuales la Argentina fue separada del plan latinoamericano de Obama. Esa iniciativa es parte de un proceso de integración que se desarrolla, sobre todo, en el plano comercial. Estados Unidos firmó tratados de libre comercio con Costa Rica, Panamá, México, Colombia, Perú y Chile. Los últimos cuatro países firmaron el jueves pasado un acuerdo para liberar el 90% del intercambio de bienes. Al mismo tiempo, Chile, México, Perú y los Estados Unidos negocian desde diciembre pasado un acuerdo de Asociación Trans-Pacífica (Trans-Pacific Partnership, TPP), con Australia, Singapur, Nueva Zelanda, Brunei y Vietnam.
Cristina Kirchner no está dispuesta a examinar estas novedades. Su administración camina en sentido inverso: fue eliminada del régimen de preferencias comerciales de los Estados Unidos, y denunciada por más de 40 países en la OMC por prácticas desleales de comercio.
En el campo energético, también la aproximación es dificultosa. Obama impulsa una asociación continental para la producción de energía, sobre todo la renovable y la no convencional. Aspira a que en dos décadas su país se abastezca sólo en el mercado de las Américas. Esa pretensión entraña una de las mutaciones más importantes de la escena global. La Argentina podría jugar un rol destacado con YPF y su yacimiento Vaca Muerta. Pero el gobierno de los Estados Unidos no puede avanzar en esa dirección hasta que no se resuelva el conflicto con España por la propiedad de esa compañía.
Desconfiada de la tendencia a la desregulación del comercio y la integración económica que prevalece en la región, Cristina Kirchner prefiere hacer de la Argentina una fortaleza. Un país que elige por propia vocación el aislamiento, sin necesidad de que lo excluyan.

Ofensiva de EEUU en América latina: gira del vicepresidente e invitaciones a la Casa Blanca


Washington y América latina / Un acercamiento con varias razones

Un nuevo comienzo: Obama se acerca a la región pero elude a la Argentina

El vicepresidente Joe Biden inicia una gira por la zona y Obama recibirá a líderes latinoamericanos en la Casa Blanca; los analistas destacan la ausencia del país y de Venezuela en el nuevo esquema

Por   | LA NACION
WASHINGTON.- Con la gira del vicepresidente Joe Biden, la Casa Blanca inicia esta semana una de sus apuestas en el renovado interés por América latina, como parte de una intensa agenda pública de la que nuestro país está al margen.
"Es evidente que asistimos a un relanzamiento de la atención de los Estados Unidos en la región. Lo que todavía no está claro es qué forma tendrá y si podrá sustentarlo en el tiempo o si será uno de sus recurrentes movimientos espasmódicos", dijo a LA NACION Gonzalo Paz, experto en Relaciones Internacionales de la George Washington University, en relación con los acercamientos cíclicos que Washington ensaya con la región desde hace décadas.
Ni Biden ni el presidente Barack Obama ocultan su entusiasmo. "Es hora de buscar un compromiso mucho más profundo en el hemisferio occidental", ratificó el primero.
Lo hizo al exponer el plan de acción ante diplomáticos y empresarios de la región que participaron en el plenario del Consejo para las Américas (Ascoa, por su sigla en inglés), del que fue orador principal.
Las agendas, sin embargo, revelan por dónde pasan las prioridades. Es aquí donde se desdibujan la Argentina y Venezuela, en beneficio no sólo de Brasil -que aparece como motor, en un ascenso que lo pone casi en igualdad de condiciones con México, el aliado natural de los Estados Unidos-, sino, también, en aras de una "zona de confort" entre países de la región.
"Hay movimientos que son seguidos muy de cerca por los Estados Unidos", dijo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, al presentar un foro sobre la Alianza del Pacífico, el acuerdo fundado por México, Colombia, Perú y Chile.
La consolidación de ese bloque de 210 millones de personas instaló una dinámica diferente en la región, atrajo nuevamente la mirada y hasta "volvió a ponerla de moda" en foros de política internacional. "Hay como un nuevo entusiasmo para hablar de América latina", dijo Farnsworth.
En las últimas tres semanas y, sobre todo, a caballo de la Alianza del Pacífico, se habló en Washington de la región como hace mucho que no sucedía.
"Una de las cosas que estamos viendo es un aire fresco, lejos de la tradicional «retórica latinoamericanista» que promete mucho y concreta poco", dijo a LA NACION Carl Meacham, del Centro de Estudios Estratégicos.
Su sede figuró entre las que se sumaron a la "movida latinoamericana" que se evidenció en estos días en Washington. Lo hizo a través de un panel en el que expusieron los embajadores de los cuatro países involucrados en la Alianza. La convocatoria fue tal que no cabía un alfiler.
La poderosa Cámara de Comercio norteamericana también fue parte de la ola, con discusiones centradas en los acuerdos de comercio de la administración de Obama con la región. "La intención es ampliar el intercambio y esto es siempre en doble dirección", dicen sus directivos.
La intención de mayor comercio es uno de los denominadores de peso del nuevo giro, pero no el único. En voz baja, lo que también se admite es un nuevo escenario político, sobre todo, con el retroceso de Caracas como referente regional, luego de la muerte de Hugo Chávez y ante la evidencia de que su sucesor, Nicolás Maduro, no tiene la misma proyección.
"La nueva situación cambia bastante las cosas", escuchó LA NACION en varias de las consultas realizadas para esta nota. Como ejemplo de los nuevos aires, no pocos subrayaron el hecho de que incluso el ecuatoriano Rafael Correa golpeó la puerta de la Alianza del Pacífico. Lo hicieron bajo la duda de que ese giro hubiese tenido espacio en momentos de mayor lozanía del bloque ALBA, que inspiraba Chávez, y que ahora parece en retroceso.
Pero así como la nueva dinámica regional es uno de los factores, el otro es el avance de China sobre el mercado de la región y el riesgo de que se quede con demasiada porción de la torta. "La rapidez con la que avanza es impresionante", subrayó Paz, uno de los expertos en ese gigante de consulta habitual en esta ciudad.
La administración demócrata niega que eso sea una preocupación. "Hay espacio para todos", dijo, en su momento, el responsable de Comercio del Departamento de Estado, José Fernández, en diálogo con LA NACION.
Pero el tema vuelve una y otra vez sobre la Casa Blanca. "China ofrece inversiones y negocios concretos en América latina. ¿Qué pueden ofrecer ustedes para competir con eso?", escucharon esta semana funcionarios de esa sede que analizaron la agenda regional con corresponsales en esta ciudad, entre ellos, LA NACION.
El dato apunta a que, apenas una semana después del desfile de Biden, el presidente de China, Xi Jinping, hará su propio paso, en una gira destinada a "aumentar la confianza política" y la "cooperación amistosa" en "economías emergentes" de la región.
La agenda inmediata de los Estados Unidos para el hemisferio incluye el viaje de Biden por Colombia, Brasil y Trinidad y Tobago. Se suma en los hechos al que, hace unos días, realizó Obama a México y Costa Rica.
Dentro de dos semanas, en tanto, Obama recibirá en la Casa Blanca a los presidentes de Chile y de Perú, Sebastián Piñera y Ollanta Humala, respectivamente, mientras se trabaja ya en la ocasión para la llegada del uruguayo José Mujica.
Además de Caracas, en todo ese programa, se hace evidente la ausencia de la Argentina.
"No se trata de que la Argentina quiera sumarse o no; se trata de que el país está fuera de todo lo que en estos momentos se discute para la región" dijo Meacham.
En octubre, Dilma Rousseff llegará a Washington con rango de "visita de Estado", una distinción diplomática que se concede con cuentagotas. Eso significará exhibir a Brasil como centro de la mirada en el Cono Sur para quienes aquí piensan en términos de negocios, comercio e inversión.
Algo que, a la larga, se traduce en poder político.

sábado, 25 de mayo de 2013

Argentina y EEUU en la última década: tensiones y distensiones




Fragmento del capítulo 10 de Relaciones Peligrosas, sobre el vínculo bilateral en los últimos años: 

Tensiones y distensiones

Desde el choque entre Bush y Kirchner en Mar del Plata, hasta la actualidad, la relación bilateral atravesó distintas alternativas, oscilando entre las tensiones y las distensiones. La crisis de 2001, junto con el “cambio de época” en América Latina, determinaron, en distintos niveles, una reorientación, al menos parcial, de las políticas de los años noventa. Lo propio pasó en la política exterior argentina. Es preciso preguntarse qué rupturas y continuidades pueden observarse entre el realismo periférico menemista y la política exterior kirchnerista.
            Para muchos analistas, desde 2005, cuando el gobierno de Néstor Kirchner se opuso al ALCA, se inició una nueva etapa, con una política exterior más autónoma y de creciente conflictividad con Estados Unidos, abandonando el “seguidismo” de Washington que caracterizó al gobierno de Menem. Esos analistas reivindican generalmente la política exterior de los últimos años, señalando que despliega rasgos de autonomía: se prioriza la integración latinoamericana; se diversifican las vínculos comerciales externos (destacan los nuevos lazos con China, India y otros países asiáticos y africanos); se realizan activas gestiones para promover las exportaciones; se alentó la creación de la UNASUR; se  participa destacadamente en el G-20; se dio impulso al Mercosur, con una orientación distinta a la del “regionalismo abierto” de los noventa (y que incorporó a Venezuela en julio de 2012); se canceló la deuda con el FMI; se logró licuar la presión de los bonistas externos y disminuir gran parte de la deuda en default; se tuvo una acción diplomática destacada frente al golpe en Honduras; y se puso en marcha una ofensiva internacional para presionar en Gran Bretaña en función de que inicie negociaciones por Malvinas.
            Desde la crítica del establishment, se insiste con las ideas mencionadas recurrentemente en la gran prensa: Argentina no es un país “normal” ni “serio”, como Brasil, Uruguay o Chile. Se aísla del mundo, desplanta a líderes como Bush (2005) u Obama (argumento que, en parte, debió ceder frente al acercamiento bilateral iniciado en noviembre de 2011). Su actual canciller, Héctor Timerman, es acusado como poco profesional y que no guarda las formas diplomáticas. Se dice que la política exterior está teñida por los intereses (populistas y demagogos) políticos internos. Se insiste, además, en que los constantes cambios de reglas y violaciones de las normativas espantan a los inversores y dificultan el financiamiento externo.
            Desde sectores de izquierda, se enfatiza en el divorcio entre la prédica nacionalista y popular del discurso del gobierno y una inserción internacional que favorece los agronegocios y un modelo extractivista, con la sojización y la minería a cielo abierto, dominada por grandes corporaciones extranjeras, como uno de los símbolos de esa orientación. Se remarca que los gobiernos socialdemócratas latinoamericanos sirven más bien como contención de los procesos más radicales, como los de Venezuela, Ecuador o Bolivia, donde sí se plantea una orientación anti-estadounidense y se habla al menos del "socialismo del siglo XXI". Desde esta perspectiva, se remarca la contradicción entre una prédica latinoamericanista y la renuencia a integrar el ALBA o a profundizar la CELAC. Además, el ingreso al G20 y las señales a favor de Estados Unidos y los mercados financieros son interpretados como una manifestación del doble discurso del gobierno.
            A lo largo de 2011, la relación entre Argentina y Estados Unidos volvió al centro del debate debido a los múltiples roces bilaterales. Desde la IV Cumbre de las Américas el vínculo bilateral había atravesado distintos conflictos: la valija de Antonini Wilson (sindicada como una operación contra Kirchner, poco después de haber sido electa); los cables filtrados por Wikileaks (en muchos de ellos se mostraba tanto la fluida relación de dirigentes opositores y editorialistas de algunos diarios con la embajada de Estados Unidos, como el doble discurso del gobierno frente a ciertos dirigentes latinoamericanos fuertemente enfrentados a Washington, como Chávez o Evo Morales); el conflicto por  el avión militar estadounidense requisado personalmente por el canciller Timerman (a quién la prensa opositora acusó de haber sobreactuado, con objetivos meramente electorales), la gira latinoamericana de Obama (que viajó en marzo de Río de Janeiro a Santiago de Chile sin pasar por Buenos Aires) o los votos de Estados Unidos contrarios a que Argentina recibiera fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. Sin embargo, el 4 de noviembre, tras el cierre de la Cumbre del G20 en Cannes, se produjo una entrevista entre Obama y Kirchner. Fue la escenificación del nuevo rumbo que, tras las elecciones del 23 de octubre, tanto la Casa Blanca como la Casa Rosada quisieron imprimirle a la relación bilateral.
Mucho se ha especulado sobre las motivaciones de Obama: presionar para que Argentina pague a los "fondos buitre", a las empresas estadounidenses que ganaron fallos ante el CIADI y al Club de París, o para que la Casa Rosada acepte la revisión de sus estadísticas y su economía por parte del FMI. En cuanto a las motivaciones kirchneristas, se destacó la necesidad de tener el apoyo de Estados Unidos para arreglar con el Club de París, equilibrar la balanza comercial bilateral, actual e históricamente deficitaria, facilitando el acceso de carne y limones, que cuentan con restricciones sanitarias. En Cannes, más que avanzar en la resolución concreta de los temas pendientes, en realidad lo que se hizo fue darle un marco protocolar y público al relanzamiento del vínculo bilateral que, por motivos distintos, quiere cada una de las partes. El gobierno de Kirchner, porque el reconocimiento de Obama resaltaría su liderazgo regional y debilitaría la pretensión de la gran prensa de que Argentina está aislada del mundo. Además, sería un punto fundamental para la vuelta al mercado internacional de capitales (tomar deuda) y para atraer inversiones (no fue casual la reivindicación que la presidenta hizo de Estados Unidos como el segundo principal inversor en el país, detrás de España). Por el lado de la Casa Blanca, el acercamiento responde a una necesidad estratégica de reafirmarse en la región, en un contexto de relativo declive. México está sumido en una crisis sin precedentes por el avance del narcotráfico (50000 muertos en los últimos años), Brasil tiene una política exterior más allá de las pretensiones de Washington (apoya el plan nuclear de Irán, juega junto a China y Rusia en el BRICS, empezó a tener juego propio en Oriente Medio y está potenciando su relación económica con Asia), y Colombia no parece estar tan alineada como durante la gestión Álvaro Uribe.
En los últimos años, la OEA, definida en los años sesenta como un “ministerio de colonias” que respondía a las órdenes del Departamento de Estado, fue perdiendo peso específico, en detrimento de la UNASUR y la CELAC, es decir dos instancias latinoamericanas que articularon diplomáticamente a la región en los últimos años sin darle participación a Estados Unidos. Acercarse a Argentina, en este contexto, es vital para Estados Unidos, para no retroceder demasiado en su “patio trasero”. Reforzada por el amplio triunfo electoral, Kirchner puede parecer a los ojos de la Casa Blanca como un mal menor en el continente, frente a los Castro, Chávez, Morales, Correa u Ortega.