EE.UU. busca deshacerse de los Gobiernos de izquierda de América Latina
Mark Weisbrot (ALAINET)
Los acontecimientos recientes indican
que el Gobierno de Obama ha intensificado su estrategia de "cambio de
régimen" en contra de los Gobiernos latinoamericanos ubicados desde el
centro hacia la izquierda del espectro político, promoviendo el
conflicto de una manera no vista desde el golpe militar que Washington apoyara
en Venezuela en 2002. El ejemplo más destacado es el de la propia
Venezuela, durante la semana pasada. Mientras esto va a la imprenta,
Washington se ve cada vez más aislado en sus esfuerzos por
desestabilizar al Gobierno electo de Nicolás Maduro.
Pero Venezuela no es el único país
en ser presa de los esfuerzos de Washington para revertir los resultados
electorales en los últimos 15 años en América Latina. Ahora está claro
que la destitución del presidente Fernando Lugo de Paraguay del año
pasado también fue asistida e instigada por el Gobierno de Estados
Unidos. En un excelente trabajo de investigación
para Agência Pública, la periodista Natalia Viana muestra que el
Gobierno de Obama financió a las principales figuras involucradas en el
"golpe parlamentario" en contra de Lugo. Después, Washington ayudó a
organizar el respaldo internacional al golpe.
El papel de EE.UU. en Paraguay es similar al que desempeñó en
el derrocamiento militar del presidente democráticamente electo Manuel
Zelaya en Honduras en 2009; donde Washington secuestró a la
Organización de Estados Americanos y la utilizó para luchar en contra de
los esfuerzos de los Gobiernos de Sudamérica que querían restaurar la
democracia. Zelaya declaró más tarde que Washington también estuvo
implicado en el golpe en sí.
Esta semana pasada en Venezuela,
Washington no pudo apropiarse de la OEA; si bien su secretario general
José Miguel Insulza apoyó a la Casa Blanca (y a la oposición
venezolana) en la demanda de un "100 por ciento del recuento". Pero
Insulza tuvo que dar marcha atrás, al igual que España –único aliado
importante de los Estados Unidos en esta empresa nefasta– porque no
tenía apoyos.
La demanda de un "recuento" en
Venezuela es absurda, puesto que ya ha habido un recuento de las
papeletas de votación para una muestra aleatoria del 54 por ciento de
las máquinas de votación. Los totales de la máquina se compararon con un
conteo manual de las papeletas de votación en presencia de testigos de
todos sitios. Estadísticamente, no hay ninguna diferencia práctica entre
esta enorme auditoría que ya ha sucedido, y la auditoría del 100 por
ciento que la oposición está exigiendo. Jimmy Carter denominó al sistema
electoral de Venezuela como "el mejor del mundo", y no hay duda sobre la exactitud del conteo de votos, incluso entre muchos miembros de la oposición venezolana.
Es bueno ver a Lula denunciando a los EE.UU.
por su interferencia y a Dilma unirse al resto de América del Sur para
defender el derecho de Venezuela a unas elecciones libres. Pero no es
sólo Venezuela y las democracias débiles las que se ven amenazadas por
los Estados Unidos. Como se informó en las páginas de este diario, en
2005, el Gobierno de EE.UU. financió y organizó esfuerzos para cambiar
las leyes en Brasil con el fin de debilitar al Partido de los Trabajadores.
Esta información se descubrió en documentos del Gobierno estadounidense
obtenidos bajo la Ley de Libertad de Información de EE.UU. Lo más
probable es que Washington haya hecho mucho más en Brasil que se
mantiene en secreto.
Está claro que Washington no ve al
suavemente reformista, Fernando Lugo, como una amenaza o incluso un
radical. Es sólo que él era demasiado amistoso con otros Gobiernos de
izquierda. El Gobierno de Obama, al igual que el del presidente Bush, no
acepta que la región haya cambiado. Su objetivo es deshacerse de todos
los Gobiernos ubicados desde el centro a la izquierda del espectro
político, en parte debido a que tienden a ser más independientes de
Washington. Brasil también debe estar alerta de cara a esta amenaza para
la región.
Mark Weisbrot es co-director de Center for Economic and Policy Research en Washington, D.C. También es presidente de Just Foreign Policy.
Fuente: Folha de São Paulo (Brazil), 20 de abril, 2013
Muy buena la nota ,sabemos que ee.uu ayudó y financió a los golpistas de nuestro continente desde tiempos atrás .El plan Cóndor,el golpe 55`,76`,Venezuela ,Honduras,Paraguay...En Centroamérica;en Africa:Asia.¿Qué nos queda por hacer a nosotros simples espectadores de las luchas por el poder?.Sería bueno las propuestas para evitar estas bravatas de este ente superpoderoso,no?.
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