Lima, abr. 27 (ANDINA). El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, inicia la próxima semana un viaje a América Latina, a la que Washington ya no ve como fuente de problemas de seguridad y narcotráfico, sino como una región cada vez más llena de posibilidades comerciales y económicas, informó la agencia DPA.
La
Casa Blanca ha dejado claro que aunque la seguridad y la lucha contra
el narcotráfico siguen estando entre las prioridades de Estados Unidos
cuando mira hacia el sur, ese viaje de Obama a México y Costa Rica, del 2
al 4 de mayo, pretende también revisar la agenda económica y comercial
con una región que reviste crecientes posibilidades de negocios.
“Quiero
asegurarme de que les comunicamos a algunos de nuestros más estrechos
amigos y socios nuestro interés en temas no sólo de seguridad, sino en
las increíbles oportunidades económicas, de comercio o energía que
podemos tener”, ha declarado Obama.
Ante una
economía estadounidense que sigue luchando para recuperarse y crear
empleos, una región como la latinoamericana, que en su conjunto crecerá
un 3,4 por ciento según los últimos pronósticos del Fondo Monetario
Internacional (FMI), constituye un atractivo -y cercano- mercado para un
Estados Unidos que además quiere evitar que se expanda más aún la
influencia china en lo que sigue considerando su “patio trasero”.
Al
recibir al canciller mexicano, José Antonio Meade, la semana pasada, el
secretario de Estado norteamericano, John Kerry, aseguró que Obama le
ha dado instrucciones claras de ampliar esta agenda.
Obama
“me ha pedido que me centre en ver cómo podemos reforzar nuestras
alianzas económicas en América Latina y en Centroamérica” porque “no
quiere definir su relación en el contexto de la seguridad o del
narcotráfico” sino de forma “mucho más amplia, en el contexto de las
necesidades económicas de nuestros ciudadanos y de nuestra capacidad de
hacer más en el frente económico”, explicó.
Sus
palabras han sido bien recibidas por un México en manos de un nuevo
gobierno y partido, el de Enrique Peña Nieto, que trata de distanciarse
de la guerra al narcotráfico declarada por su antecesor, Felipe
Calderón, y que tantas víctimas y sangre ha costado.
Según
dijo en Washington el secretario de Gobernación mexicano, Miguel Ángel
Osorio Chong, su país busca una relación de “iguales” con Estados Unidos
basada en una premisa sencilla: “México necesita de Estados Unidos,
pero Estados Unidos también necesita de México”.
A
pesar sin embargo de los deseos mutuos de ampliar agenda, la seguridad
seguirá estando muy presente, según el presidente del Diálogo
Interamericano, Michael Shifter.
“No es
sorprendente que Peña Nieto quiera cambiar la narrativa que dominó el
periodo de Calderón, pero la realidad importa y si la situación de
seguridad no mejora, no será posible barrerlo bajo la alfombra”, dijo a
la agencia dpa.
“Obama accederá a vender el
mensaje económico, pero también expresará que se tienen que hacer
avances en el frente de seguridad”, añadió.
Bajo
el brazo como éxito, o al menos como prometedor proyecto, Obama llevará
además a México y a Costa Rica los avances en materia de reforma
migratoria, una histórica demanda de la región.
Pero
por muy bien que sean recibidos los esfuerzos migratorios y de
inversión económica en la región, los mandatarios centroamericanos que
se reunirán con Obama ya han anunciado que le dejarán claro a su colega
estadounidense en Costa Rica que esperan más de Washington, sobre todo
en cuanto a seguridad y lucha contra el narcotráfico en que tanto ha
insistido durante años la Casa Blanca.
“Coincidimos
en que mientras no haya un mayor involucramiento del principal mercado
consumidor de la droga, la lucha contra la narcoactividad y el crimen
organizado no será lo suficiente que esperamos ni se traducirá en los
resultados que esperamos”, advirtió el salvadoreño Mauricio Funes hace
una semana en Washington.
También Nicaragua ha
dicho que viaja a la cita en San José con la intención de reclamar un
mayor financiamiento a la lucha antinarcóticos en Centroamérica.
Un
punto que se prevé conflictivo es el cambio de “enfoque” en materia de
estrategia contra las drogas que reclamará en nombre de la región la
presidenta anfitriona, Laura Chinchilla.
Un año
atrás, en la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias donde Obama
vio por última vez a todos sus colegas centroamericanos, el mandatario
estadounidense logró sacudirse las presiones declarándose abierto a
“dialogar” sobre la vía de la legalización de algunas drogas, aunque sin
hacer un mayor compromiso.
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