Del ALBA al Mercosur
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El Mercosur crece. En la última
cumbre Venezuela participó como nuevo miembro pleno, y Bolivia firmó su
integración. Surinam y Guyana pidieron ser incluidas mientras Ecuador
evalúa entrar. Hoy, ya es el quinto bloque económico mundial.
“El Mercosur no es un paraíso, es una
tarea común”, dijo el presidente de Uruguay, Pepe Mujica al recibir la
presidencia pro tempore del bloque el pasado fin de semana en Brasilia. Y
si realmente se trata de una tarea común, parece haber cada vez más
brazos interesados en emprenderla.
Lejos de tratarse de un proyecto con
vocación revolucionaria, el Mercosur es hoy el bloque económico más
importante del hemisferio, quinto en el mundo -después de Estados
Unidos, China, Japón y Alemania -, tras la reciente incorporación a
pleno título de Venezuela. Según datos oficiales de Brasil, que cedió en
esta última cumbre la presidencia al Uruguay, el Mercosur representa un
mercado que incluye a 275 millones de personas -de las cuales, menos de
la mitad pueden ser incluidas en los parámetros que 'el mercado'
requiere-, sobre una extensión de 12,8 millones de kilómetros cuadrados,
el 72% de Sudamérica y el 83% de su PBI. Si a esto se le suma que se
trata de la porción del globo donde se encuentran el 20% de las
provisiones mundiales de petróleo y un tercio de las de agua dulce,
queda claro porqué esta potencia en ciernes es vista con muy buenos ojos
por muchos de los Estados latinoamericanos.
El último en oficializar su interés a
sumarse al Mercado Común del Sur fue Bolivia. Evo Morales participó de
la cumbre del bloque en calidad de presidente de un país en
incorporación. Durante el cierre, Morales firmó el protocolo que otorga a
los nuevos países la posibilidad de participar de las reuniones del
Mercosur, con voz pero sin voto, hasta que los parlamentos de cada uno
de los países miembros apruebe su ingreso a pleno título.
Un proceso que, en los papeles, debería
durar unos seis meses y en el cual el candidato a formar parte del
bloque comienza a adaptar ciertas variables económicas a los
requerimientos del mercado común. Sin embargo, este paso puede ser más
que complicado. Bien lo sabe Venezuela, que en Brasilia participó por
primera vez como miembro pleno tras cuatro años de espera.
Primero el congreso de Brasil, y luego el
senado del Paraguay, obstaculizaron su ingreso durante todo este
tiempo, reduciendo el Mercosur a sólo cuatro países miembros. Tras la
suspensión de Paraguay, tras la aplicación de la 'clausula democrática'
luego del golpe de Estado que derrocó al presidente democráticamente
electo, Fernando Lugo, las vías se allanaron para la inclusión
definitiva de Caracas, que en el encuentro de la semana pasada reafirmó
su intención de adecuarse a las reglas del mercado común.
Venezuela, representada por su ministro
de Petróleo y Energía y titular de Pdvsa, Rafael Ramírez, anunció la
aplicación del arancel externo común (AEC) a partir de abril de 2013 al
28% de su producción, y un plan para adecuar todas sus tarifas en cuatro
fases, que concluirían a mediados de 2016.
Pero en la última cumbre también hubo
'coqueteos'. Ecuador, quien parecía ser hasta días antes del encuentro
otro país que formalizaría su pedido de inclusión, hizo conocer su
interés, aunque el presidente Rafael Correa explicó que aún deben
estudiar un plan de adaptación económica para poder avanzar en su
integración al bloque. El país andino se encuentra en el medio del
corredor económico creado por los gobiernos conservadores de
Latinoamérica, la Alianza del Pacífico -representada por Chile, Perú,
Colombia y México- y su economía se encuentra aún dolarizada. Estos
factores, sumados a las particularidades del sistema de exportaciones y
comercialización ecuatorianos, hacen que el gobierno de Correa, próximo a
su reelección, deba evaluar las mejor estrategia para participar de
este tipo de iniciativas. Al viento en popa para el mercado común,
también colaboraron los pequeños Estados de Surinam y Guyana, quienes
hicieron llegar su pedido de ser incluidos como miembros asociados.
Con la incorporación de Venezuela, el
primer paso hacia la inclusión de Bolivia, y el interés manifestado por
Ecuador, el Mercosur se va nutriendo cada vez más de los paradigmas
revolucionarios de América Latina representados por los países del ALBA.
Lejos de correr el eje neoliberal con el cual los principales países
miembros -de matriz neodesarrollista, como Argentina, Brasil y Uruguay-
sostienen las políticas económicas dentro del bloque, ésto constituye
una bocanada de aire fresco para una integración económica aún
incipiente, pero que transformaría a América Latina en un bloque único,
económicamente poderoso y comercialmente en fuerte expansión. Resta ver
cuánto podrán influir estos países en las decisiones regionales, y si
'por adentro' lograrán influir con su matriz socialista.
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