Sweet home Buenos Aires
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La Fragata Libertad volvería a Buenos Aires el 9 de enero, tras
el fallo del Tribunal Internacional del Derecho del Mar. Un revés para
los “fondos buitre”, que amenazan la estabilidad del sistema financiero
mundial. La soberanía nacional en debate.
El sábado pasado el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, con
sede en la ciudad alemana de Hamburgo, dispuso por decisión unánime que
las autoridades de Ghana desembarguen inmediatamente a la Fragata
Libertad y que la aprovisionen nuevamente para su pronta partida. Además
agregó que el sábado 22 de diciembre será la fecha límite para que el
buque argentino pueda dejar atrás el puerto de Tema, en el que se
encuentra detenida desde el 2 de octubre tras el embargo que la justicia
ghanesa le propinó a pedido de un sector de los “fondos buitre”.
Al conocer la noticia, desde el Ministerio de Defensa aseguraron que
mañana martes viajará en un chárter especial la tripulación necesaria
para que la fragata pueda estar volviendo al puerto de Buenos Aires el
día 9 de enero.
Los fundamentos del fallo tienen que ver con que el artículo 32 dela
Convenciónde las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar establece “la
inmunidad de buques de guerra y otros buques de Estado dedicados a fines
no comerciales” ante este tipo de embargos. En este casola Fragata
Libertades un buque escuela perteneciente ala ArmadaArgentina, en razón
de lo cual el fallo considera que “el buque es una expansión de la
soberanía que tiene un país”.
Mientras el gobierno africano aseguró que “considerará minuciosamente
la orden con miras a asegurarse de que se le dé curso”, un portavoz del
NML Capital, el fondo de inversión que planteó el embargo, dijo en
Francfort que "sólo los tribunales en Ghana tienen competencia judicial
en este asunto", con lo que intentó deslegitimar la decisión del
Tribunal Internacional del Mar. "Es absolutamente inoportuno que el
Tribunal Internacional del Mar intente inmiscuirse en un proceso
judicial de la Justicia independiente en Ghana”, aseguró.
El fallo propina un fuerte revés para los llamados “fondos buitre”,
los bonistas que no accedieron a ninguna de los dos canjes de la deuda
externa argentina realizados en 2005 y 2010. Junto con la reciente
decisión de la Justicia norteamericana, que rechazó en segunda instancia
el parecer del juez Thomas Griesa, también favorable a los “buitres” en
su demanda contra nuestro país, conforman dos decisiones que permiten
llevar oxígeno a la política oficial argentina y tranquilidad al sistema
financiero mundial.
En realidad, más allá de los discursos encendidos, la realidad es
mucho menos épica. Tal como afirmó el senador porteño Daniel Filmus, la
resolución del Tribunal del Mar “avala los modelos de reconversión de
deuda como el argentino y ratifica quela Argentinaestá dentro de la
ley".
Teniendo en cuenta la situación de crisis que vive actualmente el
capitalismo, son numerosos los países donde está en juego algún tipo de
reestructuración de sus deudas externas. Por esa razón las principales
potencias están interesadas en evitar cualquier tipo de desorden que
propague la crisis más allá de los límites actuales. Si los fondos
buitres lograran imponer sus intereses, cualquiera de los procesos de
negociación de las deudas estaría en peligro, y eso podría implicar un
gran riesgo para el sistema financiero mundial. Esa es la razón de fondo
que lleva a que tantola Justicianorteamericana como el Tribunal del Mar
fallen a favor de los puntos de vista presentados por nuestro país. Es
decir que en este caso los mayores poderes políticos y económicos están
del lado de la posición del Estado argentino.
En realidad tanto el conflicto por el embargo de la fragata como el
fallo adverso del juez Griesa volvieron a poner en evidencia dos
elementos importantes. En primer lugar que la deuda externa sigue siendo
una cuestión trascendente en la política económica argentina, más allá
de haber disminuido su peso de manera considerable en relación con el
producto bruto interno. La definición de pagarla sin haber hecho antes
una auditoría que permita diferenciar aquella parte contraída ilegal e
ilegítimamente como realizó por ejemplo Ecuador, no es una decisión
gratuita. Son miles de millones de pesos que podrían invertirse en el
desarrollo del país y que sin embargo se entregan por esta vía al
sistema financiero, más allá de los discursos que equiparan el
cumplimiento de estos pagos con decisiones soberanas. Siguiendo con esta
última cuestión, en segundo lugar quedó claro que las condiciones en
las que fueron realizados los canjes de la deuda continúan una política
de sometimiento de la economía del país a la justicia de los países
dominantes. Estas operaciones financieras se hacen bajo jurisdicción de
la justicia norteamericana, razón por la hoy que dependemos de las
decisiones que toman jueces como Griesa. Es la misma matriz que plantean
los 59 tratados bilaterales de inversión firmados durante la década del
90 y aún vigentes que estipulan que cualquier diferendo no se resuelva
en la justicia argentina sino en el tribunal del CIADI, creado por el
Banco Mundial para defender los intereses de las empresas
multinacionales. Ahora que la Fragata Libertad regresa al puerto de
Buenos Aires es una buena oportunidad para que en nuestro país se
plantee un debate sobre la política en cuanto a la deuda externa, la
posible retirada del CIADI como hicieron Venezuela, Bolivia y Ecuador y
el fin de estos tratados de inversión antinacionales.
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