El voto hispano, imprescindible para el ganador
El País
Pueden decidir el resultado en Florida, Virginia, Carolina del Norte, Colorado, Iowa y Nevada.
Los más de 50 millones de hispanos de Estados Unidos pueden
reivindicar este martes su importancia en las elecciones presidenciales,
convirtiéndose en un factor decisivo en el resultado. El voto hispano,
significativo durante los comicios de 2004 y 2008 -cuando contribuyeron a
la victoria demócrata- será determinante, además, en seis de los diez
estados clave que inclinarán la balanza a favor de Barack Obama o de su rival, Mitt Romney.
Dos de cada tres hispanos dieron su voto a Obama en 2008 y, según los
últimos sondeos, ese margen podría verse ampliado en estas elecciones
hasta un 73% del voto hispano, mientras que Romney recibiría un 21%, según la organización Latino Decisions.
El electorado hispano, además, ha crecido un 26% desde hace cuatro años
y asciende ya a 12 millones de votantes que tanto ambos candidatos han
querido cortejar este mismo lunes con sendos editoriales en medios en español.
Este martes los hispanos demostrarán además si Obama cuenta todavía
con la confianza de un grupo del electorado muy decepcionado con el
incremento de las deportaciones y que sólo empezó a reaccionar a su
favor el pasado mes de junio, cuando el presidente firmó una orden que
cancela las expulsiones de estudiantes indocumentados.
Romney se ha visto obligado durante toda la campaña a reducir la
brecha abierta entre el Partido Republicano y la población hispana por
la dureza de las leyes de inmigración aprobadas en estados como Arizona y
Alabama, así como su propias propuestas durante las primarias.
Entonces, el candidato republicano defendió la idea de ‘autodeportación’
de indocumentados y definió la ley de Arizona como “un modelo” para el
resto del país. Romney intentó matizar en las últimas semanas,
prometiendo negociar con los demócratas una reforma migratoria, aunque
podría no ser suficiente.
Otra de las críticas a la campaña republicana está en la retórica
empleada, ya que se han dirigido a los hispanos como si todos fueran
inmigrantes, una afirmación que no coincide con la realidad. Tres de
cada cuatro hispanos no son inmigrantes y el 90% de ellos está separado
por una o dos generaciones de un familiar que sí vivió esa experiencia.
Los hispanos consideran, como el resto del electorado, que la economía
es el asunto más importante en estas elecciones, por lo que cualquier
intento de conseguir el voto hispano con argumentos basados únicamente
en inmigración puede sacrificar las opciones del candidato entre el
electorado hispano.
La previsión de voto en Nevada, donde los hispanos representan al 15%
del electorado, es un ejemplo de cómo su apoyo a Obama ha impedido que
avancen los argumentos económicos de Romney, que ha intentado
responsabilizar al presidente de los datos de desempleo en el estado,
situado tres puntos por encima de la media nacional.
Sin embargo, la verdadera incógnita del voto hispano es su nivel de
participación, normalmente inferior al resto del electorado. Ambas
campañas -especialmente la demócrata- se han centrado en los últimos
meses en registrar al mayor número de votantes posible y confían en que
la reciente mejora en las condiciones económicas de la población
hispana, uno de los factores determinantes en la participación, juegue a
su favor. La capacidad adquisitiva de la comunidad ha crecido un 45,7%
en la última década, sus ingresos medios anuales son de 39.000 dólares y
el número de estudiantes universitarios ha asciende a 12 millones, 7%
más que hace solo un año.
El nivel de participación de los hispanos también será determinante en Florida,
el estado que aporta más votos electorales, -29 de los 270 necesarios
para hacerse con la victoria- y donde el voto puertorriqueño, más
demócrata, desafía el peso de los cubanos, más republicanos; en
Colorado, donde pueden deshacer el empate virtual que reflejan las
encuestas hasta el día de hoy; en Iowa, cuyos 6 votos electorales son
imprescindibles para cualquier victoria, y en Carolina del Norte, donde
peligra una repetición del triunfo de Obama en 2008.
Todos ellos han visto un importante crecimiento de la población
hispana en la última década que, según los expertos, puede ir acompañado
de cifras récord de participación en estas elecciones. Si Obama supera
además el 72% de voto hispano, se convertirá en el presidente con mayor
hispano, por delante de los porcentajes de Bill Clinton en 1996.
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