Como
pocas veces en la reciente historia argentina, el Gobierno espera con
poco entusiasmo y mucha apatía el resultado de las elecciones
presidenciales en los Estados Unidos. La indiferencia de la Casa Rosada
por lo que ocurra hoy en la urnas norteamericanas se explica en las
relaciones poco amistosas que en los últimos tiempos protagonizaron
Washington y Buenos Aires.
Si bien Cristina Kirchner se inclinó por el presidente
Barack Obama, lo hizo casi por descarte: no sólo no simpatiza con la
candidatura de Mitt Romney por ser republicano sino que a ello le agregó
su recelo por los vínculos que ese postulante tiene con los fondos
buitre que retuvieron a la Fragata Libertad en Ghana.
A diferencia de los comicios de Venezuela, donde el
Gobierno y la oposición jugaron muy fuerte en favor o en contra de Hugo
Chávez, las elecciones norteamericanas no generaron el mismo entusiasmo.
Habrá, no obstante, una amplia comitiva de dirigentes
argentinos de la oposición y del oficialismo que viajaron como veedores
no oficiales de los comicios a Washington.
Una de las causas centrales de la indiferencia que
mostró el Gobierno por los candidatos norteamericanos la dio la misma
Presidenta. "En los tres debates que realizaron Obama y Romney, América
latina no ocupó un lugar importante", dijo.
Pero por su alineamiento histórico con los demócratas,
Cristina Kirchner se mostró más cerca de Obama: "Nosotros pensamos más
parecido al actual presidente", dijo, y añadió que "Romney es más
conservador".
A esta postura hay que agregarle un dato relevante de
la relación tirante que vivió la administración Kirchner con Estados
Unidos.
Según un informe de la consultora Desarrollo de
Negocios Internacionales, durante la presidencia de Obama, la Argentina
tuvo la mayor cantidad de diferencias comerciales de los últimos años
con Washington y en términos nominales se vio una caída efectiva mayor
de las exportaciones argentinas en el mandato de Obama si se la compara
con los gobiernos de Reagan, George Bush, Clinton y George W. Bush.
Hay otras explicaciones posibles a la indiferencia del
Gobierno por los comicios de hoy. "Hubo malentendidos lamentables, por
ejemplo en temas de seguridad y comercio", admitió a LA NACION el
embajador argentino en Washington durante el gobierno de Néstor Kirchner
José Octavio Bordón.
En el peronismo encuentran otros parámetros para
analizar la actual apatía kirchnerista por los Estados Unidos: "La
famosa frase de Perón podría reformularse por la realidad que indica que
hoy nos encuentra unidos o marginados con Norteamérica", reflexionó el
ex canciller de Carlos Menem Andrés Cisneros, para quien la
administración de Obama tiene una baja apreciación de América del Sur.
En este sentido, Cisneros evaluó que "para cualquier candidato que gane
los comicios la relación con la Argentina será igual".
El académico en relaciones internacionales de la
Universidad Di Tella Juan Gabriel Tokatlian cree que "la relación entre
Buenos Aires y Washington se debe reencauzar para establecer una agenda
de convergencias y diferencias sin recurrir a la diplomacia estridente".
No parece opinar lo mismo la Casa Rosada.
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No importa el ganador, no habrá mejoras en el trato con Argentina
Clarín
La impresión es que en la próxima etapa, con Obama o Romney, la relación se complicará.
“Yo prefiero que gane Obama”, dijo en una ocasión el embajador
argentino ante la Casa Blanca Jorge Argüello frente a un grupo de
amigos. “Uno de los principales contribuyentes de la campaña electoral
del candidato republicano Mitt Romney es Paul Singer, dueño de uno de
los fondos buitre que ha actuado más agresivamente contra Argentina”, explicó.
Singer es el dueño de NML, el fondo que logró que la fragata Libertad
fuera embargada en Ghana y que hizo un lobby feroz en el Congreso de
EE.UU. para poder cobrar los fallos en su favor en la corte del juez
Griesa. NML está detrás del voto que EE.UU. emite en contra de los
créditos para la Argentina en el BID y en el Banco Mundial; de la
expulsión de Argentina del Sistema general de Preferencias; y del pedido
que hizo el senador Richard Lugar para que Argentina sea suspendida del
G20 por sus incumplimientos internacionales.
Pero el lobby de NML sólo tuvo éxito porque Argentina lo favoreció no pagando la deuda con el Club de París, ni los fallos del CIADI,
como tampoco mejorando la calidad de las estadísticas del INDEC. Es
decir NML trabajó de algún modo sobre terreno fértil y lo hizo durante
la administración de Obama.
¿Puede empeorar la situación bajo un
gobierno de Romney?La relacion de Argentina con EE.UU. no dependerá
tanto de quien es el ganador de las eleccione en estadounidenses sino
de cuál será la política del gobierno argentino hacia esos temas y otros
que siguen sobre el tapete. De hecho, las cosas pueden empeorar tanto
en un gobierno de Romney como en uno de Obama.
Mitt Romney ha
dicho en diversas ocasiones que quiere multiplicar las relaciones
comerciales con América Latina. Según el candidato republicano el
comercio es una vía para promover el crecimiento económico y
consecuentemente generar fuentes de trabajo.
Pero Obama inició una
demanda en contra de Argentina ante la Organización Mundial de Comercio
en la que califica a todas las medidas que adoptó el gobierno de
Cristina Kirchner en los últimos meses en materia comercial de
proteccionistas. Y eso no va a cambiar con Romney.
Tampoco
cambiará con Romney la preocupación que tiene actualmente la Casa Blanca
por las conversaciones que Argentina ha iniciado con el régimen de
Irán. “Las relaciones con Irán nunca son benignas”, le dijo a Clarín la subsecretaria de Estado para América Latina, Roberta Jacobson.
Lo que puede cambiar con Romney, sin embargo, es el tono de los
encargados de la política para nuestro país. Jacobson es una diplomática
de carrera. Pero si gana el republicano, Jacobson podría ser
reemplazada por Way Walser, un especialista en la región de la Heritage
Foundation, quien en un editorial atacó la nacionalización de YPF bajo
el título.“Argentina da ganas de llorar”.
“Como su amigo y patrón
Hugo Chávez (y como Evita) la presidenta Fernández de Kirchner cree que
los recursos, ahorros y propiedades de una nación existen para servir a
fines partidistas”, escribió Walser en el comentario.
El texto
está en línea con la posición que adoptó Robert Zoellick, ex
presidente del Banco Mundial y director del equipo de transición para la
seguridad nacional de Romney y uno de los candidatos a ser su
canciller. Cuando le preguntaron sobre la nacionalización de YPF afirmó
sin vueltas: “Es un error, puede tener gran beneficio político a corto
plazo para el gobierno, pero este no es el momento de jugar con fuego, y
en última instancia dejará a Argentina atrás de la economía
internacional y perjudicará al pueblo argentino y eso es lo que me
preocupa”, dijo.
“Las señales que provienen de Argentina son
pésimas … Esa payasada que se mandó Timerman con la detención del avión
(norteamericano) en Ezeiza. Si un país no quiere ser amigo de EE.UU. se
lo ignora. Y eso es lo que pasará si no cambian de actitud ”, dijo a Clarín , el ex jefe de la diplomacia de George Bush para América Latina, Otto Reich.
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