Ahora, Obama puede atender más a la región
Por Michael Shifter
PRESIDENTE DEL INTERAMERICAN DIALOGUE, PROFESOR DE LA GEORGETOWN UNIVERSITY (Clarín)
Casi sin aviso, temas que durante mucho tiempo figuraron en el
orden del día entre Estados Unidos y América Latina reviven, ahora que
Barack Obama encara su segundo mandato. La inmigración, Cuba, y las
drogas siempre tuvieron una dosis excepcionalmente alta de política
interna, y todavía la tienen, pero los resultados de las recientes
elecciones estadounidenses indican que los obstáculos para el avance podrían estar cediendo.
Es
notable el súbito optimismo en relación a la reforma migratoria en el
segundo mandato de Obama. Los observadores no tenían por qué
sorprenderse tanto por lo crucial que fue el “voto latino” en las
elecciones. Si bien tardó en avanzar en materia de inmigración y llevó
adelante una política de deportaciones agresiva, Obama fue preferido a
un Partido Republicano que asustó a los inmigrantes con su retórica
ofensiva.
Obama prometió que, después de ocuparse de su prioridad número uno –evitar una crisis fiscal- propondrá una reforma migratoria.
Los países sudamericanos celebrarían ese cambio, que mejoraría la cooperación con los Estados Unidos en otras cuestiones.
Más
que la inmigración, América Latina recibiría con entusiasmo un cambio
importante en la política estadounidense hacia Cuba. En su primer
mandato, Obama dio algunos pasos hacia la apertura levantando
restricciones a las remesas y a los viajes de cubanos-americanos.
La Casa Blanca los consideró importantes, pero en América Latina dichas medidas fueron consideradas casi insignificantes.
La visión es que la política hacia Cuba ha sido tomada como rehén por
la influyente comunidad cubana-americana de línea dura en Miami. En esta
elección, empero, Obama obtuvo la mitad de los votos de esa comunidad,
un gran salto respecto de 2008.
Los cubanos-americanos más
jóvenes quieren modificar una política fracasada hacia Cuba y no son
votantes por un tema único, como la generación más vieja.
La
Cumbre hemisférica de Cartagena reveló hasta qué punto los líderes
latinoamericanos se sienten frustrados con la política contra la droga
manejada por los Estados Unidos. Reclamaron un debate y la consideración
de enfoques alternativos. A las iniciativas de la región – se destaca la ley de Uruguay sobre legalización de la marihuana
- se han sumado votos a nivel de los estados en Washington y Colorado
para despenalizar el uso recreativo de la marihuana. La administración
Obama no está ansiosa por introducir cambios en la política contra la
droga, pero será difícil ignorar las claras tendencias de la opinión
pública en los Estados Unidos y la creciente presión en América Latina
para repensar un enfoque que no está funcionando.
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