Cómo enfrentar a los buitres
Leandro Morgenfeld* (www.marcha.org.ar)
¿Por qué el tema de la deuda se dirime en un tribunal de New York? ¿Por qué no se audita la deuda externa, a pesar del fallo del juez Ballesteros del año 2000? ¿Por qué el tema no se trata en ámbitos latinoamericanos? Tres interrogantes que no se abordan en los análisis corrientes.
¿Por qué el tema de la deuda se dirime en un tribunal de New York? ¿Por qué no se audita la deuda externa, a pesar del fallo del juez Ballesteros del año 2000? ¿Por qué el tema no se trata en ámbitos latinoamericanos? Tres interrogantes que no se abordan en los análisis corrientes.
El embargo de la Fragata Libertad y el fallo del juez Griesa que
ordenó pagar 1450 millones de dólares a los fondos buitre el 15 de
diciembre actualizó el debate sobre el endeudamiento externo.
La deuda externa argentina tiene una larga historia. Empezó en 1824, con el empréstito de la Baring Brothers,
y desde allí en más hilvanó escandalosos negociados, sucesivas
renegociaciones ante cesaciones de pagos y una constante: los distintos
gobiernos se negaron a discutir junto al resto de los países
latinoamericanos una posición conjunta frente a los acreedores externos.
Durante la última dictadura la deuda se disparó como nunca antes y las
posteriores administraciones se negaron a auditarla para determinar el
carácter fraudulento de al menos una parte de ella. Siguieron pagando,
renegociándola y endeudándose. En el 2001 se declaró el mayor default
de la historia. Luego hubo dos canjes, en 2005 y 2010, en los que se
logró una importante quita. El 93% de los que poseían bonos aceptaron
las condiciones. Buena parte del resto, incluyendo los llamados "fondos
buitre" -que habían comprado bonos a la cuarta parte de su valor
nominal-, vienen hace años batallando en la justicia estadounidense para
cobrar sin quita alguna. La deuda pública que no ingresó al canje
ascendería a unos 6.600 millones de dólares de capital, que llegarían a
11.200 si se les suman los intereses. Algunos de estos fondos
especulativos, como NML, de Paul Singer, impulsaron acciones
contra Argentina como el embargo de la Fragata Libertad en Ghana. Y
ahora lograron un polémico fallo del juez Griesa, que conmina al
gobierno argentino a pagarles unos 1450 millones de dólares el 15 de
diciembre.
Este fallo, apelado por la Argentina el lunes 26 de noviembre, impide
abonar a quienes sí entraron al canje, hasta que no se haga lo propio
con los "buitres". Todo el sistema financiero internacional mira con
atención cómo se resolverá el caso en la justicia estadounidense, en
particular por las reestructuraciones de los países europeos
sobreendeudados. Si se ejecuta el pago según la sentencia de Griesa,
difícilmente los bonistas acepten quitas en futuras reestructuraciones
de las deudas de otros países. Esta circunstancia, sumada a la oferta
argentina de reabrir el canje para incluir a quienes anteriormente no lo
aceptaron, suscitó la expeditiva resolución de la Cámara de Apelaciones
de New York, el miércoles 28, de suspender el fallo de Griesa y
plantear un compás de espera hasta febrero, instando a Argentina a
proponer una solución para los buitres. Así, el gobierno argentino podrá
pagar ahora en diciembre a los bonistas que sí entraron al canje. Se
aleja el temor al inminente default técnico y los acreedores externos respiran aliviados. Pero la cuestión de fondo sigue sin resolverse.
Uno de los temas preocupantes y en general soslayados es el de cesión
de soberanía. Si Argentina debe someterse ahora a las decisiones de un
juez de New York es porque, a contramano de doctrinas argentinas de
derecho internacional planteadas hace más de un siglo (las doctrinas
Calvo y Drago, que enfrentaban la acción imperialista de Estados que
intervenían militarmente en América Latina para defender a sus
capitalistas), se cedió soberanía jurídica. Así, desde que Argentina
ingresó al CIADI (tribunal dependiente del Banco Mundial al que acuden
las trasnacionales cuando no acuerdan con decisiones soberanas de los
Estados en los que radicaron sus capitales) o cuando emitió bonos y
determinó que los eventuales diferendos se saldarían en tribunales
estadounidenses, se resignó soberanía. Las consecuencias están hoy a la
vista: la Fragata Libertad embargada en Ghana, cuentas del Banco Nación
bloqueadas en New York, un fallo que obliga a desembolsar 1450 millones
de dólares y bloquea mientras tanto el pago a los bonistas que sí
ingresaron al canje.
Más allá de los encendidos discursos oficiales en contra de los
buitres, o de las posturas opositoras que reclaman "seguridad jurídica"
(para los capitales trasnacionales), pocas voces se alzan para reclamar
la necesaria salida del CIADI (como ya lo hicieron Venezuela, Ecuador y
Bolivia) o el fin de la renuncia a la soberanía jurídica. La mayor parte
de la clase política local muestra su alivio por la sentencia de la
Cámara, señala que hay que arreglar con los buitres y pagar, en función
de mantener la tan mentada "seguridad jurídica". Otros países, como
Ecuador, optaron en cambio por realizar una auditoría de su deuda
externa y repudiaron parte de ella. En Argentina, a pesar del fallo del
juez federal Ballesteros del año 2000, en la causa Olmos (iniciada en
1982), el Congreso se negó y se niega sistemáticamente a abordar esta
problemática.
Al mismo tiempo, al menos hasta ahora, hay una negativa a plantear
las negociaciones con los acreedores externos en forma conjunta con los
demás países latinoamericanos. Ya en 1933, ante una propuesta mexicana
de discutir una moratoria conjunta de las deudas de los países
latinoamericanos, el canciller argentino Saavedra Lamas (futuro premio
Nobel de la Paz) operó para que fracasara. Para alivio de Estados
Unidos, su actuación fue crucial para hacer fracasar la iniciativa
mexicana, que hubiera sido de mucha ayuda para las asfixiadas finanzas
latinoamericanas y que tanto preocupaba a los acreedores
estadounidenses. En los años '80, también se cedió frente a las
presiones para evitar que el tema de la deuda fuera abordado en forma
conjunta por los países latinoamericanos. Hoy en día, las presiones de
los fondos buitres se multiplican. ¿Podrá América Latina avanzar, por
primera vez, en un repudio conjunto a las presiones del gran capital
trasnacional?
* Docente UBA e ISEN. Investigador del CONICET. Autor de Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas (Ed. Continente, 2011), de Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos (Capital Intelectual, diciembre 2012) y del blog www.vecinosenconflicto.blogspot.com
a ver si entiendo, Auditar una deuda implica la posibilidad de desligarse de la deuda., de parte de la deuda, dejar sentada la legitimidad o ilegitimidad de la misma,? digo, Hoy, como enfrentar a los buitres?
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