“Argentina cedió más de lo que ganó en los últimos años en la relación con Estados Unidos”
El investigador del
Conicet y analista Leandro Morgenfeld dice que la reelección de Barack
Obama es sólo un alivio pero no garantiza una mejora en el vínculo
bilateral.
Por Paula Bistagnino
El gobierno nacional, y la presidenta Cristina Fernández en primer lugar, salió a celebrar el triunfo de Barack Obama en las elecciones del martes pasado. Sin embargo, el balance de la relación entre ambos países no fue positivo para la Argentina en los últimos cuatro años: los fondos buitres siguen teniendo poder de presión, el déficit de la balanza comercial bilateral creció y Estados Unidos votó en contra del país en los organismos internacionales de crédito. “Y no hay muchas expectativas de que en esta gestión mejore”, sentencia Leandro Morgenfeld, docente de la UBA y del ISEN (Instituto del Servicio Exterior de la Nación), investigador del Conicet y autor de los libros "Vecinos en conflicto" y "Relaciones peligrosas".
Si no hay expectativas, ¿por qué se celebró tanto el triunfo de Obama?
La campaña de (Mitt) Romney, entre muchas otras corporaciones, fue financiada por los llamados “fondos buitres”, que son los que están ejerciendo presión contra la Argentina y lograron medidas como el embargo de la fragata Libertad y de varias cuentas del Estado. También que ahora quieran secuestrar otro buque de guerra, el Espora, que está averiado en las costas de Sudáfrica. Entonces lo que hay es cierto alivio, porque, aunque seguirán presionando desde el Congreso, al menos no van a tener llegada a la Casa Blanca, lo cual hubiera complicado mucho más las cosas. La realidad es que las expectativas que había generado el triunfo de Obama en 2008 se vieron frustradas y su gestión tuvo más continuidades que rupturas con la de (George) Bush, tanto respecto de toda región como de Argentina.
¿Cuánto y por qué le interesa a Estados Unidos la relación con Argentina?
Hay varios motivos por los que a Estados Unidos le interesa reencausar la relación con Argentina, que desde fines de 2010 y durante todo 2011 fue bastante tensa: motivos políticos, económicos y estratégicos. Quiere reposicionarse en la región para limitar el poder del Eje Bolivariano (Venezuela, Ecuador y Bolivia) y la profundización de la Unasur y la CELAC; ampliar las bases militares de nuevo tipo en su estrategia por rodear a la Amazonía y presionar por intereses económicos como los de los fondos buitres, las empresas que litigan en el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) y las multinacionales que operan en el país.
¿Y cuáles son las expectativas de la Argentina?
También hay varios temas en los cuales el Gobierno buscó apoyo de la administración Obama. Primero, para neutralizar la presión de los fondos buitres que impulsan distintos tipos de sanciones en el Congreso contra la Argentina, como por ejemplo la expulsión del país del G-20, que es donde se están discutiendo los principales cambios en la política internacional. Segundo, la presión de empresas norteamericanas que daban servicios públicos antes de que se produjera el default y la devaluación en 2002, y que iniciaron juicios contra el país en el CIADI -dos de ellas los ganaron y quieren cobrar 300 millones de dólares que Argentina no quiere pagar hasta que no termine el proceso en los tribunales locales-. Tercero, revertir el voto en contra que recibió el año pasado de parte de Estados Unidos tanto en el BID como en el Banco Mundial en contra de que se otorguen créditos a la Argentina. Y como cuarto punto, vital, es el creciente déficit comercial que tiene con Estados Unidos, que el año pasado fue de más de 4 mil millones de dólares y que este, hasta agosto, se incrementó y se espera que supere los 6 mil.
¿Cuáles son los motivos de este déficit?
El principal fue la importación de hidrocarburos, sumada a la dificultad de colocar allá nuestras exportaciones agropecuarias tradicionales. Argentina viene tratando de equilibrar esto a través de la gestión de su embajador, Jorge Argüello. Históricamente, el Congreso de Estados Unidos y el propio gobierno protegieron su producción, con distintos artilugios, sea arancelarios o fitosanitarios. Y eso empeoró en un año electoral, porque Obama no iba a poner en riesgo Florida -que de hecho ganó por muy poco-, abriendo la importación de productos de América Latina que podían competir con la producción local. Lo mismo con California o con los estados del medioeste que producen carnes.
En el balance, parecería que Argentina cedió mucho en busca de futuras ventajas que nunca llegaron. ¿Es así?
Efectivamente. Hay también una cosa más: el Gobierno quiso revertir la crítica que desde la oposición se hace de que el país está aislado. De hecho, le costó bastante lograr una reunión bilateral, que se buscó desde que Obama asumió la primera vez y recién se concretó después de la reelección de Cristina. La realidad es que Argentina tuvo reveses en casi todo lo que buscaba y que cedió en cuestiones sensibles como la aprobación de la polémica Ley Antiterrorista, que era una demanda de Estados Unidos a través del GAFI. También, en la misma semana en la que Cristina y Obama se encontraron en la reunión del G-20 en Cannes, acá se presentó en la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso el proyecto para retomar los operativos militares conjuntos denominados Gringo-Gaucho. Y por último creció la presencia militar en la región.
¿Se refiere a la base “humanitaria” en Chaco?
Sí. Si bien es cierto que desde el año pasado se limitó la presencia que tenían en dependencias de las Fuerzas Armadas y la acción de la DEA -lo cual provocó un duro informe contra la Argentina del Departamento de Estados Unidos por el incremento del lavado de dinero-, se constituyó una nueva base militar norteamericana en Resistencia, bajo la dirección y ejecución del Comando Sur. Esto fue denunciado por distintas organizaciones sociales de Chaco y también de otras provincias, y generó un escándalo tal que el gobernador (Jorge) Capitanich firmó un compromiso de que va a ser una base solamente civil. Pero todavía siguen las dudas. Desde 2008, Estados Unidos viene desarrollando una política para instalar bases de “nuevo tipo” en la región. Ya se establecieron, con mucha polémica, en Colombia, otra en Chile y ahora esta de Chaco, supuestamente “humanitaria”... Está en una región estratégica, muy cerca de la Triple Frontera. Todos estos puntos indican que hubo una cesión de Argentina que, por lo menos desde un punto de vista económico, no redundaron en mejoras para el país.
¿Cuál cree que debería ser la postura de Argentina frente a esta nueva gestión de Obama?
A lo largo de la historia la estrategia de ir cediendo bilateralmente frente a Estados Unidos a cambio de conseguir concesiones en materia comercial demostró ser errónea. En mi opinión, todas las discusiones que hoy debe dar el país en relación con su economía y su política exterior van a poder ser planteadas en mejores condiciones si lo hace en forma conjunta, desde las instancias regionales como la Unasur y el Mercosur. Bilateralmente, las relaciones van a seguir teniendo cortocircuitos, porque las economías de Argentina y Estados Unidos son competitivas e históricamente hubo conflicto. Creo que hay que apostar a una integración latinoamericana en el sentido de una lucha por una mayor autonomía y en el de una lucha por el control los recursos naturales. Justamente lo que está planteando el Eje bolivariano. Sólo eso puede ser beneficioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario