Los posibles escenarios del 7-O
MarchaPor Gerardo Szalkowicz y Fernando Vicente Prieto. ¿Por cuánto ganará Chávez las elecciones del domingo? La brecha será clave: el mayor o menor margen en la victoria bolivariana será, seguramente, el factor que va a determinar si la derecha apuesta o no a embarrar la cancha y aplicar su plan de desestabilización.
A días de la batalla electoral en Venezuela, la principal incógnita
pasa por la diferencia de votos con que gane la revolución bolivariana.
Si bien los pronósticos más creíbles marcan una brecha de no menos de 10
puntos, sobrevuelan los rumores y temores de que, ante un triunfo
ajustado, sectores de la derecha vernácula desconozcan un nuevo triunfo
de Hugo Chávez y jueguen su Plan B: generar caos y provocar un clima de
violencia.
Según afirman diversas fuentes, la estrategia tiene como primer paso
instalar la posibilidad de triunfo de Henrique Capriles Radonsky, el
candidato unificado de los partidos de derecha. En paralelo,
desacreditar al Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo que tiene a
cargo el proceso de elección.
Desde hace meses, los principales medios privados venezolanos -El
Nacional, El Universal, Última hora, Globovisión- insisten con
propaganda triunfalista centrada en que se termina el gobierno de Hugo
Chávez, al que califican de tirano. Y mantienen a través de sus
columnistas la sospecha por la posibilidad de fraude, restando
importancia al hecho de que el sistema electoral venezolano se encuentra
entre los más modernos y seguros del mundo, tanto en relación a su
teconología -de boleta única y totalmente electrónica- como a los
mecanismos de control cruzados, por medio de un documento de respaldo en
papel que sirve para auditar el sistema. La confiabilidad fue probada
masivamente en dos simulacros electorales nacionales. En el último,
realizado el 2 de septiembre, participó voluntariamente más del 10% del
padrón y el funcionamiento no tuvo fallas, según coincidieron todos los
observadores.
La derecha extrema y el aliento de los halcones
El descrédito al CNE, sumado a la expectativa de triunfo de un sector
activo de los votantes de Capriles es sólo el escenario en el que puede
desarrollarse un plan arriesgado: desconocer los resultados de las
elecciones, a través de golpes de impacto mediáticos, que habiliten una
gran conmoción social.
Algunos comunicadores de la derecha ya están hablando de guerra
civil, como profundización de la matriz de opinión construida
previamente. “Los efectos políticos de la elección del 7 de octubre no
estarán determinados por el hecho, hoy conocido, de que Henrique ganará
esta contienda”, señaló Jon Goycoechea en una nota publicada en El
Universal hace pocos días. “Lo que habrá esa noche será una decisión
militar que, de ser equivocada, generará una masacre. La oposición
saldrá a la calle si la atropellan, pero ese no será el fin sino el
comienzo de la jornada. Si el CNE comete fraude, lo que vendrá será
horrendo”. Goicoechea es un joven de28 años célebre por haber obenido el
premio Milton Friedman, financiado por los Estados Unidos,
explícitamente por su activismo contra Chávez en la Universidad y a
quien se le adjudican vínculos con la organización de derecha serbia
OTPOR y con los racistas de la Unión de Jóvenes Cruceños, de Bolivia.
Hace dos semanas, el abogado y asesor opositor, Ricardo Koesling, el
mismo que aparece en las imágenes violentas del asedio a la embajada de
Cuba en Venezuela en abril de 2002, lanzó en un programa radial
vespertino llamado "Plomo parejo" y transmitido por una radio privada,
la siguiente amenaza: “A los chavistas los vamos a sacar a plomo, a
patadas, a votos, como sea. Ellos no se quedan el próximo 7 de octubre
en este país".
En medio de este clima, el sábado, mientras Chávez se encontraba
dando su discurso ante una multitud en Guarenas, estado Miranda, dos
simpatizantes opositores fueron asesinados en Barinas, el estado natal
del presidente, en un confuso episodio. Inmediatamente, desde la
oposición señalaron a militantes oficialistas como los responsables y
las autoridades anunciaron que investigarían, sea quien sea. A las 24
horas estaba arrestado el sospechoso de ser el autor material. En el
acto del día siguiente, en el estado Zulia, Chávez llamó al pueblo a “no
caer en provocaciones”, manifestando dolor por la pérdida de vidas y
advirtiendo sobre los beneficiarios de un escenario de caos.
En los últimos días circuló la versión acerca de un plan que incluía a
uno de los miembros del Consejo Electoral. El esquema que se conoció
señalaba que, desde la mañana, se generaría la sensación de que hay
irregularidades, por ejemplo volcando coordinadamente electores a votar
para provocar demoras y tratando de organizar y magnificar incidentes.
El plan continuaba con la renuncia de Vicente Díaz, uno de los rectores
del CNE, abiertamente identificado con la oposición, quien se iría
denunciando fraude en las elecciones. Esto a su vez seguido de una
convocatoria a salir a la calle a defender el triunfo de Capriles, para
lograr el enfrentamiento con las miles de personas que bajarán al centro
de Caracas a festejar el triunfo de Chávez. Este escenario hace
recordar al montado para el golpe del 11 de abril de 2002, que incluyó
asesinatos de simpatizantes chavistas y de oposición por parte de
francotiradores. Los hechos fueron utilizados para legitimar el
posterior golpe de Estado, acusando al gobierno. Pero fueron organizado
por sectores desestabilizadores de la oposición, como muestra la
película “Puente Llaguno. Claves de una masacre”.
La derecha que no se siente muy representada por Capriles
Un escenario golpista, con todo, necesitaría contar para su éxito el
apoyo de un sector importante del ejército, que esté dispuesto a
asesinar a miles de compatriotas que saldrían a defender la democracia.
Además de un fuerte acuerdo político al interior de la llamada Mesa de
Unidad Democrática (MUD). Ninguna de las dos cuestiones parece posible.
Aunque nadie descarta la intentona violenta -está fresco, a diez años,
el recuerdo de la última-, hay muchos dirigentes en el MUD que tienen el
ojo puesto más en diciembre -cuando se eligen gobernaciones- o en marzo
-alcaldías- que en el 7 de octubre, donde dan por descontado el triunfo
de Chávez. De todos modos, nadie en las filas de la revolución se
encuentra confiado y todos se preparan para expresar activamente el
respaldo a su líder.
En los últimos días, en su campaña por los estados, Chávez viene
diciéndole “a la gran burguesía, a la derecha radical, extrema” que no
prosperará ningún intento de desconocer el resultado electoral. Ayer en
Zulia reforzó la convocatoria al pueblo para que sea protagonista, en un
momento que será trascendental para Venezuela y toda la región. “Todo
el mundo a votar temprano y a quedarse en la calle a defender la
victoria bolivariana, que va a ser una gigantesca victoria, no tengo la
menor duda”, expresó en la ciudad de Cabimas. Miles de personas estarán
dispuestas a defender su voto.
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