Los barras del sistema financiero
La condena a la Argentina en un tribunal de segunda
instancia de Nueva York recalentó el enfrentamiento con los fondos que
compraron bonos de la deuda argentina y ahora quieren cobrar y castigar.
La situación externa y la influencia de Brasil.
Martín Granovsky (Página/12)
La
Argentina está bajo ataque de los fondos buitre. Lo confirma la
sentencia de segunda instancia de un tribunal de Nueva York, el viernes,
dando por válida una condena del juez Thomas Griesa que obliga al
Gobierno a pagar 1400 millones de dólares al fondo NML, de Elliot
Management. ¿Quiénes son? Decir “el sistema” suena fuerte, pero no
arroja ninguna precisión. Puede ser el sistema capitalista, el sistema
financiero, el sistema de poder mundial, el sistema en que descansa la
hegemonía de los Estados Unidos... Todo y nada al mismo tiempo.
Vaguedades que se terminan bajando a tierra.
En Carancho, la película de Pablo Trapero con Ricardo Darín, un
estudio de abogados protegido por un comisario y asociado a él busca
víctimas de accidentes de tránsito, las seduce, las engaña, se aprovecha
de su falta de recursos económicos y de sus necesidades, abre pleitos
con argumentos verdaderos o falsos, presenta pruebas o las planta. ¿Son
marginales? En realidad se mueven en los márgenes, pero del lado de
adentro. Sus víctimas son los más débiles, que entonces se convierten en
víctimas dobles, del accidente y del grupo mafioso, y al mismo tiempo
no están fuera de estructuras centrales de la sociedad: los hospitales,
la Justicia, la policía, la desigualdad y el clasismo ejercido de arriba
abajo.
Los barras son otro ejemplo. Javier Cantero, el presidente de
Independiente, suele hablar de “un general y veinte coroneles” para
distinguir la conducción de las barras bravas –que a menudo son formas
organizadas del crimen– respecto de los chicos engañados por el llamado
aguante o sometidos a servidumbre. Como los abogados que caranchean en
los márgenes, los jefes de las barras bravas a veces tienen relación con
negociados chicos, como la reventa de entradas, o con negociados
grandes, como los desarmaderos, el narcotráfico y el lavado de dinero en
la compra y venta de jugadores entre la Argentina y Europa. Como toda
forma de delito con estructura, no existiría fuera del Estado, de las
instituciones deportivas y de oficiales de organismos de seguridad.
Las empresas con sede en las Caimán que compraron bonos de la deuda
argentina a bancos, tal vez a precio muy bajo, para buscar pleitos y
cobrar algún día, son como los barras del sistema financiero. Barras con
influencia: pueden sensibilizar a miembros de la Cámara baja de los
Estados Unidos. Barras con argumentos: en un sistema basado,
supuestamente, en la obligación de pagar las deudas, dicen que la
Argentina debería ser obligada a que los bonistas que no aceptaron el
canje de deuda reciban su dinero ahora igual que los demás. Y barras con
ayuda indirecta: aunque la Argentina ya había perdido juicios en Nueva
York, si el ministro de Defensa argentino no hubiera enviado la Fragata
Libertad a Ghana los abogados de los fondos buitre serían menos
visibles.
En un artículo publicado en la web de la influyente revista
norteamericana Foreign Policy, el columnista James Glassman dice que la
Argentina es un mal ejemplo de comportamiento internacional. Detalla
inconvenientes, desde la inflación a las estadísticas, pero se detiene
en el pecado original: “El problema real, sin embargo, es el contagio.
La Argentina ignoró sus obligaciones en materia de deuda”. Para Glassman
hay una sola manera de evitar el contagio: “Expulsar a la Argentina del
Fondo Monetario Internacional y el G-20 y cortarle los créditos de los
organismos internacionales”.
Hasta el cierre de esta edición el Gobierno argentino aún no había
redondeado su estrategia ante el último éxito de los fondos buitre más
allá de que recurrirá a la Corte Suprema de los Estados Unidos. Pero
tanto la requisa de la Fragata Libertad como el fallo de segunda
instancia en Nueva York pusieron el tema en un nivel más alto dentro del
escenario diplomático. Hasta ahora la Argentina sólo admitía una cuenta
pendiente para salir del default de 2001: la deuda con el Club de
París. Tanto la presidenta Cristina Fernández de Kirchner como el
canciller Héctor Timerman dijeron en la semana que pasó que de ninguna
manera negociarían con los fondos buitre. Negociar, entonces, no. ¿Y
pagar sí? Respuesta abierta para uno de los frentes de tensión que la
Argentina tiene en el mundo. Otro es el diferendo por Malvinas, que
también puede generar castigos, visibles o no. Después de todo, el Reino
Unido será una potencia colonial en decadencia, pero no perdió todo su
poder ni sus habilidades. Y está el diálogo abierto con Irán para apoyar
el reclamo de la Justicia argentina, que será menos conflictivo si
Barack Obama es electo presidente el 6 de noviembre y confirma que
entablará negociaciones cabeza a cabeza con Teherán sobre el programa
nuclear iraní.
En este cuadro son cada vez más decisivos para la Argentina el peso
de Brasil y la relación con China. Por eso la obligación de atender qué
pasa en cada uno de esos países con la misma curiosidad y, si fuera
posible, con más que cuando oficialistas y opositores ponen el foco
sobre los alcances metafísicos de, por ejemplo, una foto de Hugo Moyano y
Mauricio Macri.
Para China habrá oportunidad de hacer un seguimiento en unos días
más. El 8 de noviembre comienza el XVIII del Partido Comunista, que
definirá políticas hacia la década siguiente y elegirá al secretario
general del PCCh, que en marzo de 2013 se convertirá también en
presidente de la República Popular. Hu Jintao dejará su lugar al
vicepresidente Xi Jinping y el viceprimer ministro Li Keqiang sucederá a
Wen Jiabao, actual primer ministro.
Brasil puede darle hoy una buena noticia a la Argentina. A pesar de
que no están en juego ni la popularidad del 65 por ciento ni la
estabilidad del gobierno de Dilma Rousseff, la apuesta del Partido de
los Trabajadores es ganar la intendencia de San Pablo en la segunda
vuelta de las municipales. Fernando Haddad, ex ministro de Educación de
Lula y Dilma, sigue al frente en los últimos sondeos por sobre José
Serra, el candidato del Partido Socialdemócrata Brasileño que fue la
base de cuadros del ex presidente Fernando Henrique Cardoso cuando
impuso su programa económico fundamentado en la permanencia en la
miseria de millones de brasileños y la adicción de capitales externos
como forma de vinculación financiera con el mundo.
Serra ya fue derrotado dos veces a presidente, en 2002 y 2010. Como
los opositores a Lula y al PT concentraron tanto sus esperanzas en él y
en San Pablo, agigantaron la pelea de hoy. Si ganan, no será una buena
noticia para el PT, pero tampoco un drama político letal. Si Serra
pierde, en cambio, el efecto de la derrota de los elitistas brasileños
de cuño esclavócrata será mayor.
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