Revista Memorias, Universidad del Norte, Colombia,
Año 9, Número 17, julio-diciembre 2012
Rapoport, Mario
y Madrid, Eduardo: Argentina-Brasil. De rivales a aliados.
Política, economía y relaciones bilaterales, Bs. As., Capital
Intelectual, octubre 2011. 356 páginas.
Leandro Morgenfeld
Toda América
Latina mira hacia Brasil. El país que más tardíamente se convirtió en república
y abolió la esclavitud. El extenso territorio de lengua extraña para los
hispano-parlantes. El prodigio del fútbol y la exquisita música. La nación de
la histórica pobreza extrema, el analfabetismo y la exclusión. Hoy, incluso con
muchas características estructurales perviviendo, la imagen es otra. Brasil es
una potencia, o aspira a serlo. Será el anfitrión de la próxima Copa del Mundo
y, por primera vez, de los Juegos Olímpicos. Conformó con China, la India,
Rusia y Sudáfrica el grupo BRICS. Aspira a lograr un asiento permanente en el
Consejo de Seguridad de la ONU. Los intelectuales argentinos no escapan a la
fascinación regional (y mundial) que ejerce el coloso del sur. El fenómeno de
Brasil, y los caminos divergentes con Argentina, son materia de análisis de
esta obra. Recurrir a la historia es fundamental para comprender a las dos
naciones que marcaron la historia del Cono Sur. En este libro, Mario Rapoport y
Eduardo Madrid se abocan a esa tarea. Trazar una genealogía de ambos países,
comparar sus derroteros, analizar las relaciones bilaterales, cómo pasaron de
ser rivales a aliados. ¿Cómo explicar que Argentina relegó su supremacía en el
Cono Sur? ¿Por qué Brasil se transformó en una potencia regional, que exporta
capitales hacia el resto de la región? ¿Qué tensiones existen en el Mercosur,
la UNASUR y las otras instancias de integración regional? ¿Por qué Brasilia
precisa a Buenos Aires para reafirmar sus pretensiones globales?
Rapoport y Madrid abordaron, entre
otros, estos interrogantes. Ambos vienen hace años investigando y
problematizando sobre la relación Argentina-Brasil, ya sea en el marco de la
Asociación Latinoamericana de Historia de las Relaciones Internacionales o en
encuentros académicos bilaterales. No es casual que el prólogo del libro lo
haya escrito Amado Luiz Cervo ya que ambos autores tienen una larga y estrecha
relación con éste y otros académicos brasileros, como Luiz Alberto Moniz
Bandeira y Samuel Pinheiro Guimarães. Madrid publicó Argentina-Brasil: La suma del sur y Rapoport Argentina y Brasil en el Mercosur, entre muchísimas otras obras
dedicadas a los dos grandes del Cono Sur.
Este libro presenta una estructura interesante.
En el primer capítulo se analizan y comparan la formación de los Estados
nacionales en ambos países, el derrotero de sus políticas exteriores y el
vínculo específico que establecieron con Estados Unidos. Luego se analiza la
relación Buenos Aires-Brasilia, hasta llegar al período más reciente de las
presidencias de Lula Da Silva y Néstor Kirchner.
El segundo capítulo presenta un
estudio comparativo de la historia de las políticas económicas nacionales. Analiza
también las relaciones triangulares establecidas con Londres y Washington. Y,
finalmente, aborda los distintos procesos de industrialización y la
problemática del endeudamiento externo, vinculado a los cambios políticos y la
heterodoxia económica.
El tercer y último capítulo se
centra en la historia de los procesos de integración. Desde las lejanas
tensiones entre regionalismo y panamericanismo hasta el proceso de gestación y
desarrollo del Mercosur. Por último, se analiza el fenómeno de la proyección de
las empresas brasileras (las trans-latinas) y la integración reciente en torno
a la Unasur.
En las conclusiones, se plantea la
necesidad de reconducir la alianza estratégica entre Argentina y Brasil. El
libro destaca cómo se estrecharon las relaciones bilaterales en las últimas dos
décadas, luego de un siglo en el que primaron las rivalidades y recelos con
fugaces acercamientos de escasa duración. El Mercosur es considerado por los
autores como un hito fundamental en la integración del Cono Sur, que transformó
a estos países en socios, y en potenciales conductores de un esquema más
ambicioso, en torno a la Unasur, que reúne a doce países de la región. En esa
línea, ambos países "...necesitan construir, de manera activa, una visión
común del escenario internacional, una percepción razonable de sus
posibilidades de acción y un sistema que promueva cierto equilibrio de costos y
beneficios entre ambos" (p. 335). La idea de una alianza estrategia
debería contemplar, según Rapoport y Madrid, tres cuestiones: los
desequilibrios de poder (diferente dimensión de las economías), el empeño de
los gobiernos y sus líderes para superar las desconfianzas y la situación
actual del Mercosur, afectado por la disparidad marcada entre los miembros y la
escasa institucionalización. Recuperan la noción de la integración productiva.
Señalan que es preciso adoptar una política industrial común, para morigerar la
asimetría actualmente existente y para saldar los desequilibrios comerciales y
las diferencias en las políticas macroeconómicas de los últimos años.
Rapoport y Madrid destacan las
ventajas que tendría la alianza estratégica argentino-brasilera: la suma de sus
poblaciones (232 millones de habitantes) es similar a la de los países del euro
(330 millones) o la de Estados Unidos (308 millones); ambos PBI sumados
equivalen a la sexta parte del de la zona euro y la novena parte del
estadounidense. Esta alianza permitiría, a través del impulso de la Unasur, el
establecimiento de la región como un interlocutor internacional de peso. Más
que una elección, argumentan, la confluencia regional es una necesidad.
Lo más interesante del libro es que
invita a seguir indagando tanto en la relación bilateral, como en los estudios
comparativos, que pueden echar más luz sobre algunas nociones que se discuten
en el Cono Sur: la creciente brecha entre las economías de Brasil y Argentina
(a pesar de haber desplegado en los últimos años una política económica más
liberal y ortodoxa que la argentina, se afianzó su clase dominante); la
incidencia de las diferencias estructurales en estas trayectorias disímiles
(población cinco veces mayor, recursos naturales más diversos y cuantiosos,
territorio cuatro veces más extenso); la debilidad de la industrialización
argentina por el peso del lobby
agropecuario (que habría inhibido una profundización de la misma); la debilidad
de la burguesía industrial argentina por la mayor conflictividad social,
derivada del peso histórico del movimiento obrero (a diferencia de Brasil, que
no registra grandes rebeliones); la mayor estabilidad de la clase dominante en
Brasil, que permitió un desarrollo más continuo; la herencia cultural
rentística de la burguesía criolla; o el carácter ineficaz de la burocracia
estatal argentina. Estas hipótesis, indagadas por diversos analistas en los
últimos años, podrían combinarse e investigarse para ahondar en un estudio
comparativo de ambos países.
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